Articulo publicado en el blog odio de clase
HACIA UNA HISTORIA DE LA DISIDENCIA MAOÍSTA EN LA UNIÓN SOVIÉTICA. PARTE 1
Dicho documento nos fue remitido en inglés por los camaradas de Euskal Herria Sozialista
Traducido por SADE para ODC
Alexei Volynets
Este trabajo es la traducción de un artículo en ruso escrito por Alexei Volynets y aparecido en [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] bajo el título: La Guardia Roja Soviética: la Unión Soviética necesita a Mao Tse Tung. Se publicó el 10 de julio.
Cuando se escribe sobre la historia de movimiento disidente en la Unión Soviética, el sector prooccidental y “democrático” de dicho movimiento acapara la mayor parte de la atención por razones obvias. Mucha menos atención reciben los nacionalistas del “Partido Ruso” y los distintos disidentes de izquierdas. Pero los grupos más desafortunados de disidentes, con mucho, son los seguidores del Presidente Mao, los “Guardias Rojos” soviéticos. Las “voces occidentales” de aquellos años los apartaron de la historia y la memoria histórica contemporánea del resto de grupos los ha ignorado. Y aun así, quienes intentaron reproducir las lecciones de la “Gran Revolución Cultural” en la Unión Soviética no eran menos que quienes predicaban los modelos de democracia al estilo occidental en la Unión Soviética.
Tras la muerte de Stalin y especialmente tras el XX Congreso del PCUS, para muchos ciudadanos de la URSS que creían sinceramente en el bolchevismo, Mao Tse Tung se convirtió, por supuesto, en el gran dirigente del “Movimiento Comunista Internacional”. El camarada Mao, un antiguo partisano de probada honradez que dirigía bajo la bandera roja el país más poblado de la Tierra, parecía disponer de la sabiduría necesaria para desempeñar con mucha más eficacia el papel de dirigente mundial que Nikita Sergeevich Kruschev, un apparatchik profesional del partido con una biografía bastante confusa.
El Pueblo soviético por el Socialismo Leninista
Y el dirigente soviético ciertamente se sentía molesto por este hecho. Como, por ejemplo, en marzo de 1962, cuando un obrero de 40 años llamado Kulakov, miembro del Partido Comunista soviético que trabajaba en la construcción de la planta hidroeléctrica de Bratsk, en la región de Irkutsk, envió una carta a Kruschev. En la carta, el proletariado no se anduvo con chiquitas con el Primer Secretario del Comité Central: “La gran masa de los pueblos soviéticos cree que Usted es un enemigo del Partido de Lenin y Stalin. En una palabra, que no ha dejado Usted de ser un auténtico trotskista... V. I. Lenin soñó con hacer de China un amigo del pueblo soviético y este sueño lo hizo realidad el camarada Stalin; pero Usted ha destruido esta amistad. Mao se opone a la deshonra que Usted ha infligido al Partido de Lenin y Stalin. Lenin y Stalin lucharon audazmente contra los enemigos de la revolución y vencieron en guerra abierta sin temor a caer presos. Es Usted un cobarde y un agente provocador. Cuando el camarada Stalin vivía Usted le besaba el culo; ahora le pone a caer de un burro...”
Por esta carta el obrero Kulakov fue condenado a un año de prisión, acusado de “propaganda antisoviética”. No faltaron declaraciones similares, algunas de ellas públicas. En Kiev, el 18 de marzo del mismo año (1962), durante las elecciones al Soviet Supremo de la URSS, un presidente de koljós de 45 años llamado Boris Loskutov y un miembro del Partido Comunista soviético distribuyeron panfletos con el texto: “¡Viva el Partido Leninista sin el charlatán y traidor Kruschev! La política de este loco nos ha llevado a la pérdida de China, Albania y de millones de nuestros antiguos amigos. El país está en un callejón sin salida. ¡Cerremos filas! ¡Salvemos el país!”
El presidente de koljós fue arrestado y más tarde condenado a cuatro años de prisión.
En la noche del 18 de junio de 1963 en la ciudad de Mena, en la región de Chernigovskaya en Ucrania, un artista de 27 años del teatro de la ciudad, Ivan Panasetsky, colgó una serie de carteles hechos por él mismo con las consignas “¡La anarquía kruschevista mató la verdad durante el mandato de Stalin para aferrarse al poder!” [¿?] “¡Abajo la anarquía kruschevista! ¡Viva el Partido Comunista chino!” “¡Viva Mao Tse Tung, líder de los trabajadores del mundo entero!”
En la noche del 3 al 4 de agosto de 1963 en la ciudad de Batumi en Georgia, donde el joven Stalin dio inicio a sus primeras actividades prácticas como revolucionario, tres ciudadanos de la Unión Soviética –G. Svanidze, de 28 años, su esposa de 24 L. Kizilova y su camarada de 23 V. Miminoshvili (todos ellos miembros del Komsomol)- pegaron hojas sueltas en que se llamaba a derrocar a Kruschev y a defender la memoria de Stalin. En el texto los jóvenes miembros del Komsomol escribieron “¡Nuestro líder es Mao Tse Tung!” y “¡La URSS necesita a Mao Tse Tung!”.
El 1 de junio de 1964, en la ciudad de Donetsk, un minero de 37 años, Vasili Poluban, pegó hojas sueltas en la ciudad con el siguiente llamamiento: “¡Apoyemos los lazos con la Democracia Popular China que lucha por la paz y la democracia mundiales! ¡Lenin! ¡Stalin! ¡Kruschev, lárgate de aquí!”; “¡Lenin y Stalin vivirán por siempre! ¡Abajo con la dictadura de Kruschev que contamina las mentes de la clase obrera!”; “¡El partido de Lenin y Stalin nos conducirá a la victoria, a la unidad comunista! ¡Abajo con N. S. Kruschev! ¡Vivan nuestros amigos chinos!”
Éstos fueron sólo algunos ejemplos de la disidencia roja de esos años, cuando al dirigente formal de la Unión Soviética, Kruschev, se oponía el líder informal del “movimiento comunista mundial”, Mao. Este malestar social pretendía también, entre otras cosas, la exclusión de Nikita Sergeevich Kruschev del poder. Pero es digno de reseñar que incluso tras la dimisión de Kruschev aquellos ciudadanos de la URSS que apoyaban las ideas del camarada Mao no instaron, sin embargo, a poner fin a sus actividades. Además, fue en este momento cuando la “Revolución Cultural” en China estaba en su apogeo y muchos ciudadanos soviéticos no estaban en contra de aplicar todos los métodos de la Guardia Roja a sus propios burócratas...
De enero a marzo de 1967 un estudiante de 21 años de la escuela de aviación A. Makovsky distribuyó panfletos en Moscú en numerosas ocasiones. Panfletos en los que, según los investigadores de la Oficina del Fiscal General de la Unión Soviética, “se propagaban las ideas de Mao Tse Tung”. Parte de los panfletos fueron lanzados en la Plaza Roja, cerca del Kremlin. Cabe señalar que esta acción ante el Kremlin acaeció un año antes de la publicitada hasta la saciedad “manifestación de los siete”, de agosto de 1968, que los medios occidentales propagaron a los cuatro vientos.
El 13 de febrero de 1967, en la ciudad de Komsomolsk, a orillas del Amur, a 6.000 kilómetros de Moscú, un miembro del Komsomol de 20 años, ingeniero del club de vela de la ciudad, V. Ermokhin, un miembro del Komsomol de 21 años y estudiante del Instituto Médico, M. Chirkov, y un comunista de 30, buzo profesional, P. Korogodsky, pegaron hojas sueltas en las que se decía: “¡Mao Tse Tung es un sol rojo en nuestros corazones! ¡Proletarios comunistas, luchad contra esta banda de revisionistas modernos, sucesores de Kruschev!”
Casi al mismo tiempo, el 16 de febrero de 1967, en el otro extremo de la URSS, en la ucraniana Donetsk, un minero de 35 años, P. Melnikov, colgó en una cartelera algunos panfletos escritos de su propia mano alabando a Mao Tse Tung y llamando al derrocamiento de Brezhnev.
Éstos son sólo una serie de ejemplos de este tipo de acciones que se han conservado para nosotros en las Oficinas de la Fiscalía y del KGB soviético. Pero además de las acciones individuales en la Unión Soviética de los aquellos años, también surgieron y se formaron círculos de un “movimiento comunista clandestino”, inspirados en las ideas y consignas revolucionarias de Mao.
Los hermanos Romanenko, maoístas soviéticos que adquirieron fama en China
Uno de los primeros grupos de este tipo surgió en 1964 en Ucrania, en la región industrial de Kharkov, donde la “tradición proletaria” no era por entonces aún un simple cliché propagandístico de la época soviética tardía. Allí, en la ciudad de Balakleya, no lejos de Kharkov, se formó un grupo marxista bajo el nombre de “Partido Comunista Revolucionario de los Obreros y Campesinos”. Sus fundadores fueron los hermanos Adolf y Vladimir Romanenko. Vladimir Romanenko, de 35 años, trabajaba como electricista en Kharkov y más tarde estudió en la Facultad de Periodismo de la Universidad de Leningrado. Su hermano Adolf, de 33, trabajaba para un periódico llamado “La Hoz y el Martillo” en el distrito industrial de la ciudad.
En Leningrado, Vladimir Romanenko conoció a estudiantes de China de quienes recibió literatura maoísta. Ya en septiembre de 1963, los hermanos escribieron una declaración al Comité Central del Partido Comunista chino con críticas al nuevo programa del PCUS adoptado en el XXII Congreso de 1961. Al ciudadano chino Tchzan Dadi, estudiante del Instituto de Leningrado, le fue entregada una copia de esta declaración para que la enviara a China, al Comité Central del Partido Comunista chino.
Como escribiría más tarde el Fiscal de la región de Kharkov en su informe al Kremlin, los hermanos Romanenko “bajo la influencia de la propaganda china, decidieron crear una organización izquierdista radical ilegal tras haber llegado a la conclusión de que el PCUS había dejado de representar los intereses de los trabajadores y que de ser un partido revolucionario se había transformado en un partido representante de intereses pequeño burgueses hasta terminar siendo finalmente una fuerza reaccionaria”.
En septiembre de 1964, Romanenko había terminado de elaborar el programa de su proyecto de “Partido Comunista Revolucionario de los Obreros y Campesinos”. El programa incluía la siguiente declaración:
La brecha salarial entre el obrero medio y los especialistas de mayor categoría o los burócratas arribistas de la pluma sigue creciendo día a día... e incluso ahora los burócratas y hasta los órganos de control del llamado partido-estado roban la producción excedentaria a las clases productivas...
La afirmación de que la dictadura del proletariado se ha quedado obsoleta no beneficia ni a la clase obrera ni a las clases campesinas, sino a aquellos a quienes la sola la mención de la expresión “dictadura de la clase obrera” produce dolor de muelas, a aquellos a los que resulta más fácil saquear la producción excedentaria en el marco de un estado “nacional” semiburgués. Y cuando el partido que gobierna no lucha contra esta situación sino que ayuda a legalizarla, entonces este partido es un partido pequeño burgués...
El PCUS se ha desarrollado como un partido político capaz de dirigir a las masas por el camino señalado por el gran Lenin... Por lo tanto no hay tiempo que perder. Es preciso, cuanto antes, armar a la clase obrera y a los campesinos de las granjas colectivas con la auténtica teoría revolucionaria marxista... Para ello, es necesario crear organizaciones en cada fábrica, en cada planta, en todas las granjas colectivas (koljoses) y en todas las granjas estatales (sovjoses), en todos los centros educativos y en las unidades militares, con el fin de explicar la naturaleza revisionista del programa del PCUS.
A finales del otoño de 1964, los hermanos Romanenko fueron detenidos por el KGB. Durante la investigación penal, Adolf Romanenko no dejó de exponer su pensamiento, totalmente influido por el espíritu de la “Revolución Cultural” del Presidente Mao:
“Es más, creo que, a día de hoy, se dan en nuestro país todas las condiciones para que prosperen los elementos pequeño burgueses. En mi opinión, mientras los dirigentes del PCUS, tanto centrales como de las provincias periféricas, los dirigentes del gobierno soviético y de los soviets locales, los dirigentes de los aparatos administrativos tengan todos los privilegios imaginables; mientras la riqueza material se distribuya, en mi opinión, incorrectamente, mientras eso siga así, digo, creo que en nuestro país florecerá una ideología pequeño burguesa. Y los aparatos de los soviets, del partido y administrativos tratarán de dar carta de legalidad a sus privilegios y desigualdad en la distribución de la riqueza material.
Todo ello me lleva a la conclusión de que la fraternidad y la igualdad son imposibles en la actual situación y creo que el PCUS no puede ser expresión de la voluntad popular... Creo que los intereses del pueblo trabajador y de la dirigencia son diametralmente opuestos y por ello creo que no existe unidad de ningún tipo entre el Partido y el Pueblo”.
Los hermanos Romanenko se salvaron de una larga condena prácticamente gracias a la intercesión de Mao Tse Tung. Los hermanos fueron detenidos un día antes del Pleno extraordinario del Comité Central del PCUS en que Kruschev fue derrocado. Los nuevos dirigentes del PCUS Brezhnev y Shelepin, organizadores de la eliminación de Kruschev, esperaban en aquel momento superar de una forma u otra el cisma con la China comunista, sin cambiar las políticas nacional e internacional de la URSS. De este modo, en una reunión en el Kremlin en que fueron convocados los responsables de la Fiscalía y del KGB de la región de Kharkov, se tomó la decisión de no llevar ante los tribunales a estos maoístas soviéticos, que eran bien conocidos en China. Los hermanos Romanenko quedaron en libertad unos meses después pero, desde ese momento, estuvieron bajo la estrecha vigilancia del KGB que les impidió la posibilidad de continuar su actividad política.
HACIA UNA HISTORIA DE LA DISIDENCIA MAOÍSTA EN LA UNIÓN SOVIÉTICA. PARTE 1
Dicho documento nos fue remitido en inglés por los camaradas de Euskal Herria Sozialista
Traducido por SADE para ODC
Alexei Volynets
Este trabajo es la traducción de un artículo en ruso escrito por Alexei Volynets y aparecido en [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] bajo el título: La Guardia Roja Soviética: la Unión Soviética necesita a Mao Tse Tung. Se publicó el 10 de julio.
Cuando se escribe sobre la historia de movimiento disidente en la Unión Soviética, el sector prooccidental y “democrático” de dicho movimiento acapara la mayor parte de la atención por razones obvias. Mucha menos atención reciben los nacionalistas del “Partido Ruso” y los distintos disidentes de izquierdas. Pero los grupos más desafortunados de disidentes, con mucho, son los seguidores del Presidente Mao, los “Guardias Rojos” soviéticos. Las “voces occidentales” de aquellos años los apartaron de la historia y la memoria histórica contemporánea del resto de grupos los ha ignorado. Y aun así, quienes intentaron reproducir las lecciones de la “Gran Revolución Cultural” en la Unión Soviética no eran menos que quienes predicaban los modelos de democracia al estilo occidental en la Unión Soviética.
Tras la muerte de Stalin y especialmente tras el XX Congreso del PCUS, para muchos ciudadanos de la URSS que creían sinceramente en el bolchevismo, Mao Tse Tung se convirtió, por supuesto, en el gran dirigente del “Movimiento Comunista Internacional”. El camarada Mao, un antiguo partisano de probada honradez que dirigía bajo la bandera roja el país más poblado de la Tierra, parecía disponer de la sabiduría necesaria para desempeñar con mucha más eficacia el papel de dirigente mundial que Nikita Sergeevich Kruschev, un apparatchik profesional del partido con una biografía bastante confusa.
El Pueblo soviético por el Socialismo Leninista
Y el dirigente soviético ciertamente se sentía molesto por este hecho. Como, por ejemplo, en marzo de 1962, cuando un obrero de 40 años llamado Kulakov, miembro del Partido Comunista soviético que trabajaba en la construcción de la planta hidroeléctrica de Bratsk, en la región de Irkutsk, envió una carta a Kruschev. En la carta, el proletariado no se anduvo con chiquitas con el Primer Secretario del Comité Central: “La gran masa de los pueblos soviéticos cree que Usted es un enemigo del Partido de Lenin y Stalin. En una palabra, que no ha dejado Usted de ser un auténtico trotskista... V. I. Lenin soñó con hacer de China un amigo del pueblo soviético y este sueño lo hizo realidad el camarada Stalin; pero Usted ha destruido esta amistad. Mao se opone a la deshonra que Usted ha infligido al Partido de Lenin y Stalin. Lenin y Stalin lucharon audazmente contra los enemigos de la revolución y vencieron en guerra abierta sin temor a caer presos. Es Usted un cobarde y un agente provocador. Cuando el camarada Stalin vivía Usted le besaba el culo; ahora le pone a caer de un burro...”
Por esta carta el obrero Kulakov fue condenado a un año de prisión, acusado de “propaganda antisoviética”. No faltaron declaraciones similares, algunas de ellas públicas. En Kiev, el 18 de marzo del mismo año (1962), durante las elecciones al Soviet Supremo de la URSS, un presidente de koljós de 45 años llamado Boris Loskutov y un miembro del Partido Comunista soviético distribuyeron panfletos con el texto: “¡Viva el Partido Leninista sin el charlatán y traidor Kruschev! La política de este loco nos ha llevado a la pérdida de China, Albania y de millones de nuestros antiguos amigos. El país está en un callejón sin salida. ¡Cerremos filas! ¡Salvemos el país!”
El presidente de koljós fue arrestado y más tarde condenado a cuatro años de prisión.
En la noche del 18 de junio de 1963 en la ciudad de Mena, en la región de Chernigovskaya en Ucrania, un artista de 27 años del teatro de la ciudad, Ivan Panasetsky, colgó una serie de carteles hechos por él mismo con las consignas “¡La anarquía kruschevista mató la verdad durante el mandato de Stalin para aferrarse al poder!” [¿?] “¡Abajo la anarquía kruschevista! ¡Viva el Partido Comunista chino!” “¡Viva Mao Tse Tung, líder de los trabajadores del mundo entero!”
En la noche del 3 al 4 de agosto de 1963 en la ciudad de Batumi en Georgia, donde el joven Stalin dio inicio a sus primeras actividades prácticas como revolucionario, tres ciudadanos de la Unión Soviética –G. Svanidze, de 28 años, su esposa de 24 L. Kizilova y su camarada de 23 V. Miminoshvili (todos ellos miembros del Komsomol)- pegaron hojas sueltas en que se llamaba a derrocar a Kruschev y a defender la memoria de Stalin. En el texto los jóvenes miembros del Komsomol escribieron “¡Nuestro líder es Mao Tse Tung!” y “¡La URSS necesita a Mao Tse Tung!”.
El 1 de junio de 1964, en la ciudad de Donetsk, un minero de 37 años, Vasili Poluban, pegó hojas sueltas en la ciudad con el siguiente llamamiento: “¡Apoyemos los lazos con la Democracia Popular China que lucha por la paz y la democracia mundiales! ¡Lenin! ¡Stalin! ¡Kruschev, lárgate de aquí!”; “¡Lenin y Stalin vivirán por siempre! ¡Abajo con la dictadura de Kruschev que contamina las mentes de la clase obrera!”; “¡El partido de Lenin y Stalin nos conducirá a la victoria, a la unidad comunista! ¡Abajo con N. S. Kruschev! ¡Vivan nuestros amigos chinos!”
Éstos fueron sólo algunos ejemplos de la disidencia roja de esos años, cuando al dirigente formal de la Unión Soviética, Kruschev, se oponía el líder informal del “movimiento comunista mundial”, Mao. Este malestar social pretendía también, entre otras cosas, la exclusión de Nikita Sergeevich Kruschev del poder. Pero es digno de reseñar que incluso tras la dimisión de Kruschev aquellos ciudadanos de la URSS que apoyaban las ideas del camarada Mao no instaron, sin embargo, a poner fin a sus actividades. Además, fue en este momento cuando la “Revolución Cultural” en China estaba en su apogeo y muchos ciudadanos soviéticos no estaban en contra de aplicar todos los métodos de la Guardia Roja a sus propios burócratas...
De enero a marzo de 1967 un estudiante de 21 años de la escuela de aviación A. Makovsky distribuyó panfletos en Moscú en numerosas ocasiones. Panfletos en los que, según los investigadores de la Oficina del Fiscal General de la Unión Soviética, “se propagaban las ideas de Mao Tse Tung”. Parte de los panfletos fueron lanzados en la Plaza Roja, cerca del Kremlin. Cabe señalar que esta acción ante el Kremlin acaeció un año antes de la publicitada hasta la saciedad “manifestación de los siete”, de agosto de 1968, que los medios occidentales propagaron a los cuatro vientos.
El 13 de febrero de 1967, en la ciudad de Komsomolsk, a orillas del Amur, a 6.000 kilómetros de Moscú, un miembro del Komsomol de 20 años, ingeniero del club de vela de la ciudad, V. Ermokhin, un miembro del Komsomol de 21 años y estudiante del Instituto Médico, M. Chirkov, y un comunista de 30, buzo profesional, P. Korogodsky, pegaron hojas sueltas en las que se decía: “¡Mao Tse Tung es un sol rojo en nuestros corazones! ¡Proletarios comunistas, luchad contra esta banda de revisionistas modernos, sucesores de Kruschev!”
Casi al mismo tiempo, el 16 de febrero de 1967, en el otro extremo de la URSS, en la ucraniana Donetsk, un minero de 35 años, P. Melnikov, colgó en una cartelera algunos panfletos escritos de su propia mano alabando a Mao Tse Tung y llamando al derrocamiento de Brezhnev.
Éstos son sólo una serie de ejemplos de este tipo de acciones que se han conservado para nosotros en las Oficinas de la Fiscalía y del KGB soviético. Pero además de las acciones individuales en la Unión Soviética de los aquellos años, también surgieron y se formaron círculos de un “movimiento comunista clandestino”, inspirados en las ideas y consignas revolucionarias de Mao.
Los hermanos Romanenko, maoístas soviéticos que adquirieron fama en China
Uno de los primeros grupos de este tipo surgió en 1964 en Ucrania, en la región industrial de Kharkov, donde la “tradición proletaria” no era por entonces aún un simple cliché propagandístico de la época soviética tardía. Allí, en la ciudad de Balakleya, no lejos de Kharkov, se formó un grupo marxista bajo el nombre de “Partido Comunista Revolucionario de los Obreros y Campesinos”. Sus fundadores fueron los hermanos Adolf y Vladimir Romanenko. Vladimir Romanenko, de 35 años, trabajaba como electricista en Kharkov y más tarde estudió en la Facultad de Periodismo de la Universidad de Leningrado. Su hermano Adolf, de 33, trabajaba para un periódico llamado “La Hoz y el Martillo” en el distrito industrial de la ciudad.
En Leningrado, Vladimir Romanenko conoció a estudiantes de China de quienes recibió literatura maoísta. Ya en septiembre de 1963, los hermanos escribieron una declaración al Comité Central del Partido Comunista chino con críticas al nuevo programa del PCUS adoptado en el XXII Congreso de 1961. Al ciudadano chino Tchzan Dadi, estudiante del Instituto de Leningrado, le fue entregada una copia de esta declaración para que la enviara a China, al Comité Central del Partido Comunista chino.
Como escribiría más tarde el Fiscal de la región de Kharkov en su informe al Kremlin, los hermanos Romanenko “bajo la influencia de la propaganda china, decidieron crear una organización izquierdista radical ilegal tras haber llegado a la conclusión de que el PCUS había dejado de representar los intereses de los trabajadores y que de ser un partido revolucionario se había transformado en un partido representante de intereses pequeño burgueses hasta terminar siendo finalmente una fuerza reaccionaria”.
En septiembre de 1964, Romanenko había terminado de elaborar el programa de su proyecto de “Partido Comunista Revolucionario de los Obreros y Campesinos”. El programa incluía la siguiente declaración:
La brecha salarial entre el obrero medio y los especialistas de mayor categoría o los burócratas arribistas de la pluma sigue creciendo día a día... e incluso ahora los burócratas y hasta los órganos de control del llamado partido-estado roban la producción excedentaria a las clases productivas...
La afirmación de que la dictadura del proletariado se ha quedado obsoleta no beneficia ni a la clase obrera ni a las clases campesinas, sino a aquellos a quienes la sola la mención de la expresión “dictadura de la clase obrera” produce dolor de muelas, a aquellos a los que resulta más fácil saquear la producción excedentaria en el marco de un estado “nacional” semiburgués. Y cuando el partido que gobierna no lucha contra esta situación sino que ayuda a legalizarla, entonces este partido es un partido pequeño burgués...
El PCUS se ha desarrollado como un partido político capaz de dirigir a las masas por el camino señalado por el gran Lenin... Por lo tanto no hay tiempo que perder. Es preciso, cuanto antes, armar a la clase obrera y a los campesinos de las granjas colectivas con la auténtica teoría revolucionaria marxista... Para ello, es necesario crear organizaciones en cada fábrica, en cada planta, en todas las granjas colectivas (koljoses) y en todas las granjas estatales (sovjoses), en todos los centros educativos y en las unidades militares, con el fin de explicar la naturaleza revisionista del programa del PCUS.
A finales del otoño de 1964, los hermanos Romanenko fueron detenidos por el KGB. Durante la investigación penal, Adolf Romanenko no dejó de exponer su pensamiento, totalmente influido por el espíritu de la “Revolución Cultural” del Presidente Mao:
“Es más, creo que, a día de hoy, se dan en nuestro país todas las condiciones para que prosperen los elementos pequeño burgueses. En mi opinión, mientras los dirigentes del PCUS, tanto centrales como de las provincias periféricas, los dirigentes del gobierno soviético y de los soviets locales, los dirigentes de los aparatos administrativos tengan todos los privilegios imaginables; mientras la riqueza material se distribuya, en mi opinión, incorrectamente, mientras eso siga así, digo, creo que en nuestro país florecerá una ideología pequeño burguesa. Y los aparatos de los soviets, del partido y administrativos tratarán de dar carta de legalidad a sus privilegios y desigualdad en la distribución de la riqueza material.
Todo ello me lleva a la conclusión de que la fraternidad y la igualdad son imposibles en la actual situación y creo que el PCUS no puede ser expresión de la voluntad popular... Creo que los intereses del pueblo trabajador y de la dirigencia son diametralmente opuestos y por ello creo que no existe unidad de ningún tipo entre el Partido y el Pueblo”.
Los hermanos Romanenko se salvaron de una larga condena prácticamente gracias a la intercesión de Mao Tse Tung. Los hermanos fueron detenidos un día antes del Pleno extraordinario del Comité Central del PCUS en que Kruschev fue derrocado. Los nuevos dirigentes del PCUS Brezhnev y Shelepin, organizadores de la eliminación de Kruschev, esperaban en aquel momento superar de una forma u otra el cisma con la China comunista, sin cambiar las políticas nacional e internacional de la URSS. De este modo, en una reunión en el Kremlin en que fueron convocados los responsables de la Fiscalía y del KGB de la región de Kharkov, se tomó la decisión de no llevar ante los tribunales a estos maoístas soviéticos, que eran bien conocidos en China. Los hermanos Romanenko quedaron en libertad unos meses después pero, desde ese momento, estuvieron bajo la estrecha vigilancia del KGB que les impidió la posibilidad de continuar su actividad política.