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Dicen los comerciantes y vecinos de esta zona de El Sardinero que forman una «pequeña banda». Que sus integrantes superan la media docena. Que tienen entre 15 y 18 años; y denuncian que en sus ratos libres se dedican a robar y a insultar a los propietarios de los establecimientos, especialmente al de la tienda de alimentación, frutería y bazar ‘Sardinero’, situada en los bajos del Gran Casino. El sábado, uno estos jóvenes fue más allá y terminó propinando una paliza a Mengxian Li, dueño del establecimiento, porque se negó a cambiarle un zumo que se encontraba, supuestamente, abierto. Le rompió la nariz y le dejó la cara deformada por los moratones. Tres días después de la agresión aún continúa recuperándose.
Según ha podido saber este periódico, el pasado sábado, pasadas las nueve de la noche, llegaron a la tienda tres de estos chicos. Mientras la mujer del propietario de la tienda cobraba a los amigos, uno de ellos «pasaba de una mano a otra» un pequeño tetrabrik de ‘bifrutas’, según explicaron varios testigos presenciales. Tras pagar, todos salieron de la tienda. Sin embargo, no habían pasado ni cinco minutos «cuando el del zumo regresó diciendo que se le había vendido un envase que estaba abierto, algo imposible, porque de haber sido así, cuando se lo pasaba de mano, el liquido se hubiera desparramado por el mostrador», dijeron las personas que vieron el incidente. Pero al joven, residente de la zona, según los testigos, no le sirvió tal explicación «y se fue directo a la nevera a por otro zumo. Fue entonces cuando el propietario de la tienda le intentó parar. Como respuesta, recibió un fuerte empujón, seguido de unos buenos puñetazos».
Todo lo sucedido figura grabado por las cámaras de seguridad de la tienda. En las imágenes se ve como Xu, la esposa del propietario, sale de detrás del mostrador para socorrer a su marido. «Les separé y a mi también me cayeron unos cuantos empujones. Sólo quería que se fuera, así que le grité todo lo alto que pude que se largara», explica la mujer.
La Policía Nacional, que llegó a la zona minutos después, buscó sin éxito al autor de la agresión.
Para los hosteleros de la zona, lo sucedido no es algo tan sorprendente. Se veía venir, explican. «Desde que abrieron, hace un año y medio, les insultan y les roban en cuanto pueden. Siempre son los mismos. Incluso les han llegado a dibujar una cruz esvástica en la persiana de la entrada». Por ello, animan al matrimonio a que presente denuncia cuanto antes. De momento, no lo han hecho.
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Dicen los comerciantes y vecinos de esta zona de El Sardinero que forman una «pequeña banda». Que sus integrantes superan la media docena. Que tienen entre 15 y 18 años; y denuncian que en sus ratos libres se dedican a robar y a insultar a los propietarios de los establecimientos, especialmente al de la tienda de alimentación, frutería y bazar ‘Sardinero’, situada en los bajos del Gran Casino. El sábado, uno estos jóvenes fue más allá y terminó propinando una paliza a Mengxian Li, dueño del establecimiento, porque se negó a cambiarle un zumo que se encontraba, supuestamente, abierto. Le rompió la nariz y le dejó la cara deformada por los moratones. Tres días después de la agresión aún continúa recuperándose.
Según ha podido saber este periódico, el pasado sábado, pasadas las nueve de la noche, llegaron a la tienda tres de estos chicos. Mientras la mujer del propietario de la tienda cobraba a los amigos, uno de ellos «pasaba de una mano a otra» un pequeño tetrabrik de ‘bifrutas’, según explicaron varios testigos presenciales. Tras pagar, todos salieron de la tienda. Sin embargo, no habían pasado ni cinco minutos «cuando el del zumo regresó diciendo que se le había vendido un envase que estaba abierto, algo imposible, porque de haber sido así, cuando se lo pasaba de mano, el liquido se hubiera desparramado por el mostrador», dijeron las personas que vieron el incidente. Pero al joven, residente de la zona, según los testigos, no le sirvió tal explicación «y se fue directo a la nevera a por otro zumo. Fue entonces cuando el propietario de la tienda le intentó parar. Como respuesta, recibió un fuerte empujón, seguido de unos buenos puñetazos».
Todo lo sucedido figura grabado por las cámaras de seguridad de la tienda. En las imágenes se ve como Xu, la esposa del propietario, sale de detrás del mostrador para socorrer a su marido. «Les separé y a mi también me cayeron unos cuantos empujones. Sólo quería que se fuera, así que le grité todo lo alto que pude que se largara», explica la mujer.
La Policía Nacional, que llegó a la zona minutos después, buscó sin éxito al autor de la agresión.
Para los hosteleros de la zona, lo sucedido no es algo tan sorprendente. Se veía venir, explican. «Desde que abrieron, hace un año y medio, les insultan y les roban en cuanto pueden. Siempre son los mismos. Incluso les han llegado a dibujar una cruz esvástica en la persiana de la entrada». Por ello, animan al matrimonio a que presente denuncia cuanto antes. De momento, no lo han hecho.