Sobre el izquierdismo en la solidaridad naxalita.
La guerra popular en India comenzó en 1967. Mientras que en Europa existía un capitalismo muy desarrollado, en India se vivía bajo un régimen semifeudal. La mayoría de la población era campesina, trabajaban para los terratenientes, los señores feudales, prácticamente por comida y cama, bajo un nivel de explotación brutal y en unas condiciones de vida miserables. Mientras, el movimiento comunista en India iba tomando el camino del revisionismo liderado por el PCUS de Jruchev, pretendiendo reformar el capitalismo, optando por la vía parlamentaria, en vez de organizarse y combatir contra él. La cantidad de campesinos era abismal en comparación con la de obreros, lo que podría justificar de algún modo que el marxismo-leninismo no estubiera triunfando entre las masas populares. Mientras tanto en China, liderada por el PCCh de Mao Tse Tung, se desarrollaba la revolución maoísta, que serviría de inspiración a ciertos sectores del movimiento comunista en India para iniciar la revolución, y que además presentaba unas condiciones muy parecidas a las que se daban en India.
La revolución naxalita es un movimiento maoísta que reclama la liberación de la clase obrera y campesina, de los desposeídos y de los pobres, la gran mayoría, del sistema que explota y oprime violentamente a estos sectores. Es un movimiento organizado por el PCI (maoísta) y que sitúa el eje de la revolución en la lucha armada, basada en la teoría de Mao de la Guerra Popular Prolongada (“Sobre la guerra prolongada”, Mao), que se divide en tres etapas: defensiva estratégica, equilibrio estratégico y ofensiva estratégica, y que básicamente se apoya en la guerra de guerrillas, mayoritariamente, y en ocasiones en la guerra de movimiento para desgastar y aniquilar al enemigo, normalmente desde el campo a la ciudad, rodeándola y tomándola, para retirarse al campo y fijar otro objetivo.
Pero es este movimiento maoísta una revolución que presenta actualmente lados oscuros, procesos muy turbios, que empiezan a recordar a lo ocurrido en Nepal o incluso en Camboya. Los naxalitas llevaron a cabo asesinatos, tiroteos, secuestros, amenazas, incendios de casas de militantes y sedes del Partido de militantes del PCI durante los años 2000, si, un partido oportunista, revisionista, argumentando la defensa de la revolución, la lucha de clases y la Nueva Democracia. Ante estos hechos yo me pregunto: ¿es legítimo asesinar a comunistas, civiles, aunque sean revisionistas? Es esta una práctica que desenmascara la práctica autoritaria del PCI (maoísta), ocultándose tras el discurso marxista-leninista, para aniquilar cualquier reacción que se oponga al movimiento naxalita, sin aliados tácticos, y sin dar cuentas a nadie. Es decir, pretende aniquilar al revisionismo con el fusil en vez de mediante la práctica, el análisis marxista-leninista y la formación de los campesinos. Bien, ¿qué pensarían ustedes si un grupo guerrillero maoísta en España, bajo la premisa de la defensa de la Nueva Democracia, de la eliminación de las clases, y de la lucha contra el oportunismo, exterminara a militantes del PCE, de IU? Estas prácticas de asesinar a cualquier movimiento y partido que se oponga a lo que expresamente quiere la revolución naxalita y el PCI (maoísta) no es más que fascismo enmascarado de revolución, acciones provocadas por la ceguera izquierdista del maoísmo, un movimiento sectario que hace análisis erróneos de la realidad.
Por ello quiero hacer una crítica y una condena a aquellos supuestos comunistas que justifican estas matanzas, que bajo la autoproclamación de ser los más marxistas-leninistas, esos revolucionarios de boquilla y teclado, que no han cogido una piedra en su vida, apoyan estos hechos sin hacer ni siquiera una mínima crítica. Es este un comportamiento izquierdista, infantilista, que no hace sino dejarse llevar por el “culto al fusil”, por el “romanticismo guerrillero”, sin hacer un análisis de las acciones.
Es el izquierdismo una desviación estratégica y táctica de las posiciones marxistas-leninistas, provocada por la proletarización de la pequeña burguesía, que fetichiza la violencia y la radicalidad vacía, que sobrestima el individualismo, el espontaneísmo y la desorganización. Además se caracteriza por llevar una estrategia poco definida, confusa, provocada por la impaciencia revolucionaria.
La solidaridad con los movimientos obreros se debe hacer desde el análisis marxista-leninista, primero estudiando en qué consiste el movimiento, tomando unas conclusiones y practicar la solidaridad internacionalista si cabe. Pero jamás será propio de un bolchevique la “solidaridad” previa al análisis. Apliquemos el materialismo dialéctico a todas las prácticas que llevemos a cabo. Lenin afirmaba que el oportunismo se vencía con la práctica, no a balazos, y es así como debe de ser: “La socialdemocracia debe transformarse, de partido de la revolución social, en un partido democrático de reformas sociales. Bernstein ha apoyado esta reivindicación política con toda una batería de “nuevos” argumentos y consideraciones bastante armoniosamente concordados. Ha sido negada la posibilidad de fundamentar científicamente el socialismo y de demostrar, desde el punto de vista de la concepción materialista de la historia, su necesidad e inevitabilidad; ha sido negado el hecho de la miseria creciente, de la proletarización y de la exacerbación de las contradicciones capitalistas; ha sido declarado inconsciente el concepto mismo del “objetivo final” y rechazada en absoluto la idea de la dictadura del proletariado; ha sido negada la oposición de principios entre liberalismo y el socialismo; ha sido negada la teoría de la lucha de clases, pretendiendo que no es aplicable a una sociedad estrictamente democrática, gobernada conforme a la voluntad de la mayoría, etc.” V.I. Lenin, ¿Qué hacer?
Aprovecho para pedir solidaridad con Cuba y la República Popular Democrática de Corea. Con la revolución bolivariana en Venezuela, con los procesos antimperialistas de Bolivia. Con los movimientos de liberación nacional de Colombia, de Palestina, de Siria, de Libia, de Mali. Con la lucha del KKE en Grecia, del TKP en Turquía, y por supuesto con la del PCPE aquí en España. ¡Viva el internacionalismo proletario!
Teve, 27 de marzo de 2013.
Fuente: http://infoproletaria.wordpress.com/2013/03/27/sobre-el-izquierdismo-en-la-solidaridad-naxalita/
La guerra popular en India comenzó en 1967. Mientras que en Europa existía un capitalismo muy desarrollado, en India se vivía bajo un régimen semifeudal. La mayoría de la población era campesina, trabajaban para los terratenientes, los señores feudales, prácticamente por comida y cama, bajo un nivel de explotación brutal y en unas condiciones de vida miserables. Mientras, el movimiento comunista en India iba tomando el camino del revisionismo liderado por el PCUS de Jruchev, pretendiendo reformar el capitalismo, optando por la vía parlamentaria, en vez de organizarse y combatir contra él. La cantidad de campesinos era abismal en comparación con la de obreros, lo que podría justificar de algún modo que el marxismo-leninismo no estubiera triunfando entre las masas populares. Mientras tanto en China, liderada por el PCCh de Mao Tse Tung, se desarrollaba la revolución maoísta, que serviría de inspiración a ciertos sectores del movimiento comunista en India para iniciar la revolución, y que además presentaba unas condiciones muy parecidas a las que se daban en India.
La revolución naxalita es un movimiento maoísta que reclama la liberación de la clase obrera y campesina, de los desposeídos y de los pobres, la gran mayoría, del sistema que explota y oprime violentamente a estos sectores. Es un movimiento organizado por el PCI (maoísta) y que sitúa el eje de la revolución en la lucha armada, basada en la teoría de Mao de la Guerra Popular Prolongada (“Sobre la guerra prolongada”, Mao), que se divide en tres etapas: defensiva estratégica, equilibrio estratégico y ofensiva estratégica, y que básicamente se apoya en la guerra de guerrillas, mayoritariamente, y en ocasiones en la guerra de movimiento para desgastar y aniquilar al enemigo, normalmente desde el campo a la ciudad, rodeándola y tomándola, para retirarse al campo y fijar otro objetivo.
Pero es este movimiento maoísta una revolución que presenta actualmente lados oscuros, procesos muy turbios, que empiezan a recordar a lo ocurrido en Nepal o incluso en Camboya. Los naxalitas llevaron a cabo asesinatos, tiroteos, secuestros, amenazas, incendios de casas de militantes y sedes del Partido de militantes del PCI durante los años 2000, si, un partido oportunista, revisionista, argumentando la defensa de la revolución, la lucha de clases y la Nueva Democracia. Ante estos hechos yo me pregunto: ¿es legítimo asesinar a comunistas, civiles, aunque sean revisionistas? Es esta una práctica que desenmascara la práctica autoritaria del PCI (maoísta), ocultándose tras el discurso marxista-leninista, para aniquilar cualquier reacción que se oponga al movimiento naxalita, sin aliados tácticos, y sin dar cuentas a nadie. Es decir, pretende aniquilar al revisionismo con el fusil en vez de mediante la práctica, el análisis marxista-leninista y la formación de los campesinos. Bien, ¿qué pensarían ustedes si un grupo guerrillero maoísta en España, bajo la premisa de la defensa de la Nueva Democracia, de la eliminación de las clases, y de la lucha contra el oportunismo, exterminara a militantes del PCE, de IU? Estas prácticas de asesinar a cualquier movimiento y partido que se oponga a lo que expresamente quiere la revolución naxalita y el PCI (maoísta) no es más que fascismo enmascarado de revolución, acciones provocadas por la ceguera izquierdista del maoísmo, un movimiento sectario que hace análisis erróneos de la realidad.
Por ello quiero hacer una crítica y una condena a aquellos supuestos comunistas que justifican estas matanzas, que bajo la autoproclamación de ser los más marxistas-leninistas, esos revolucionarios de boquilla y teclado, que no han cogido una piedra en su vida, apoyan estos hechos sin hacer ni siquiera una mínima crítica. Es este un comportamiento izquierdista, infantilista, que no hace sino dejarse llevar por el “culto al fusil”, por el “romanticismo guerrillero”, sin hacer un análisis de las acciones.
Es el izquierdismo una desviación estratégica y táctica de las posiciones marxistas-leninistas, provocada por la proletarización de la pequeña burguesía, que fetichiza la violencia y la radicalidad vacía, que sobrestima el individualismo, el espontaneísmo y la desorganización. Además se caracteriza por llevar una estrategia poco definida, confusa, provocada por la impaciencia revolucionaria.
La solidaridad con los movimientos obreros se debe hacer desde el análisis marxista-leninista, primero estudiando en qué consiste el movimiento, tomando unas conclusiones y practicar la solidaridad internacionalista si cabe. Pero jamás será propio de un bolchevique la “solidaridad” previa al análisis. Apliquemos el materialismo dialéctico a todas las prácticas que llevemos a cabo. Lenin afirmaba que el oportunismo se vencía con la práctica, no a balazos, y es así como debe de ser: “La socialdemocracia debe transformarse, de partido de la revolución social, en un partido democrático de reformas sociales. Bernstein ha apoyado esta reivindicación política con toda una batería de “nuevos” argumentos y consideraciones bastante armoniosamente concordados. Ha sido negada la posibilidad de fundamentar científicamente el socialismo y de demostrar, desde el punto de vista de la concepción materialista de la historia, su necesidad e inevitabilidad; ha sido negado el hecho de la miseria creciente, de la proletarización y de la exacerbación de las contradicciones capitalistas; ha sido declarado inconsciente el concepto mismo del “objetivo final” y rechazada en absoluto la idea de la dictadura del proletariado; ha sido negada la oposición de principios entre liberalismo y el socialismo; ha sido negada la teoría de la lucha de clases, pretendiendo que no es aplicable a una sociedad estrictamente democrática, gobernada conforme a la voluntad de la mayoría, etc.” V.I. Lenin, ¿Qué hacer?
Aprovecho para pedir solidaridad con Cuba y la República Popular Democrática de Corea. Con la revolución bolivariana en Venezuela, con los procesos antimperialistas de Bolivia. Con los movimientos de liberación nacional de Colombia, de Palestina, de Siria, de Libia, de Mali. Con la lucha del KKE en Grecia, del TKP en Turquía, y por supuesto con la del PCPE aquí en España. ¡Viva el internacionalismo proletario!
Teve, 27 de marzo de 2013.
Fuente: http://infoproletaria.wordpress.com/2013/03/27/sobre-el-izquierdismo-en-la-solidaridad-naxalita/