La otra cara de la Gran Vía
por Wilfo, militante de Iniciativa Comunista
Domingo 11 de abril de 2010
A lo largo de este año 2010 y más especialmente a lo largo de los meses de marzo y abril, la propaganda política del ayuntamiento y la comunidad de Madrid no ha dejado de bombardearnos diariamente acerca de las bondades y de los lujos de la más famosa y elegante avenida madrileña. Nuestros políticos no han perdido la oportunidad a la hora de vender esta calle de cara al exterior a turistas, inversores y empresarios de toda índole, mostrándola como el gran ejemplo de la modernidad, de la innovación, de la vanguardia y del progreso que fue, sin duda alguna, el papel para la que fue creada.
Una imagen de prosperidad, lujo y vanguardia, además, que nos han vendido especialmente en los últimos meses con el objetivo de intentar vendernos la idea de que la urbanidad burguesa del siglo XX ha traído únicamente beneficios positivos, para la ciudad, para el pueblo y obviamente para ellos. Sin embargo, esta realidad lujosa y vanguardista se destruye de una forma que no se puede calificar de otra forma que vergonzosa cuando rascamos un poco la dura y la cruda realidad.
Hace apenas unos días leí en un periódico una carta de un lector donde denuncia la hipocresía de los grandes políticos madrileños que nos venden los lujos, comodidades y bondades de la Gran Vía madrileña, cuando apenas a escasos metros, en las bocacalles que desembocan en la lujosa avenida y calles y zonas aledañas como Valverde, Fuencarral, Barco, Jiménez de Quesada, Concepción Arenal, Luna, Ballesta, Desengaño, los duros problemas de suciedad, falta de higiene, precariedad de los edificios y miseria, pobreza y exclusión social se agolpan en su seno.
No hay mas que dar un paseo por la zona, comprobar la situación tan lamentable en que viven muchas personas de estas zonas aledañas a la lujosa vía y verlos con los propios ojos, ver como en apenas espacio de segundos el lujo mas elegante de la Gran Vía convive para su vergüenza con los problemas cotidianos de cientos de personas en esta zona de Madrid.
Pero esta situación, lógicamente no la han enseñado los estudios de prensa, radio y televisión que estas ultimas semanas han invadido la zona para vendernos el snobismo madrileño. Sus cámaras no han perdido ni un solo instante a la hora de fotografiar los escaparates de sus tiendas, de sus modelos, de sus lujos, de sus mansiones y de su cara decoración, pero parece que esos mismos objetivos se perdieron a la hora de fotografiar la degradación social y urbanística en los mismos aledaños de la Gran Vía. Es obvio que eso no interesa, no agrada, no gusta y no reconforta.
Es duro para la burguesía comprobar como 100 años después, la misma miseria que tenia Madrid antes, durante y después de la construcción de esta zona se mantiene aun hoy todavía, únicamente hace falta tener el interés y la preocupación de verlos, cosa que obviamente le falta a los políticos y representantes burgueses de nuestra ciudad. Sin embargo, esta situación no es lógicamente, excepcional de esta zona, ni de esta ciudad, ni siquiera de este estado. Es una consecuencia lógica de este sistema social y económico capitalista y burgués, a lo largo y ancho del mundo, y a través de la historia.
Y es que esta calle, como tantas otras del centro histórico de Madrid, fue remodelada adrede por los políticos burgueses con el objetivo de mostrar un espejo de modernidad al mundo entero mientras la gente se moría de hambre, mientas luchaban por sobrevivir diariamente en medio de la degradación higiénica y social. Una zona que era humilde antes de la Gran Vía y que lo siguió siendo después de ella, aunque los políticos se hayan afanado en poner un fino velo de engaño sobre los ojos de la gente, aunque muchas casas de gente humilde fueran derribadas y estos excluidos del centro para eliminarlos de la vista publica hacia zonas periféricas donde no pudieran ofender y molestar a la burguesía con su precaria situación y condiciones de vida.
Ya hace muchos años que el ideólogo socialista Federico Engels, nos alertaba a grandes voces de las hipócritas costumbres de la burguesía de su tiempo que se repiten en nuestra famosa avenida cuando decía, en su informe sobre el proletariado ingles que;
“En las calles principales, se encuentran una serie de negocios pertenecientes a la burguesía, que mantienen con un aspecto decente y limpio, especialmente en el barrio comercial y los aledaños de los barrios burgueses, pero resultan eficaces para esconder a los ojos de los ricos señores y ricas señoras, de los estómagos fuertes y de los nervios débiles la miseria y la inmundicia que constituyen el por qué de su riqueza y de su lujo. Nunca se ha visto una exclusión tan sistemática de la clase obrera de las calles principales, un velo sobre todo aquello que pueda ofender la vista y los nervios de la burguesía”
Sin duda alguna, unas palabras que escribió de lo que el mismo observo en las capitales industriales inglesas y que sabía que era exactamente similar en las demás capitales industriales de Europa y de los principales países industrializados del mundo.
A nuestros representantes políticos, indistintamente del color que lleve la burguesía local madrileña, pues por ella han pasado tanto el PP como el PSOE y la situación no ha cambiado nada, afanándose en endulzarnos y engalanarnos aun mas la vista con las lujosas tiendas y edificios de la Gran Vía mientras abandonaba a su suerte las zonas aledañas.
La burguesía, especialmente en Madrid, siempre ha mantenido un especial esfuerzo por tratar de ocultar de la vista de los lugares centrales y turísticos esta situación social, a pesar de que nunca ha tenido el menor reparo en vivir casi codo con codo en sus lujosas mansiones y palacios con la miseria mas absoluta de las clases trabajadoras madrileñas, aunque lo suficientemente ocultos para, como decía Engels, no ofender a su vista con la miseria de los demás. Zonas como Gran Vía, Chamberi, Chueca, o Atocha han sido históricamente buenos ejemplos de ello. Y ello cuando directamente no se han derribado las casas de la clase obrera para desplazarlos a zonas menos vistosas para la mayoría de la gente, como ya ocurrió en su momento cuando se construyo el proyecto por excelencia de la burguesía madrileña; la Gran Vía.
Contrasta también el enorme interés de los capitalistas madrileños, perfectamente representados por el tándem del PP madrileño en Comunidad y Ayuntamiento, en redecorar constantemente y durante 100 años su espejo urbano promocional de cara al exterior mientras que otras muchas zonas madrileñas han seguido viviendo en la precariedad mas absoluta y por los que nadie se ha preocupado en 100 años; ellos no vendían, no eran política y económicamente rentables.
En este sentido, llama poderosamente la atención de nuestra memoria histórica, como en la época en la que la burguesía madrileña de Alfonso XIII y del régimen franquista derribaba viviendas para construir las lujosas mansiones y palacios de la Gran Vía, en calles como el Paseo de la Dirección, y otras zonas de Tetuán se agolpaban chavolas construidas en materiales precarios y en condiciones de vida, sanidad e higiene miserables, que aun hoy en día, en este centenario de nuestra lujosa calle se mantienen y perviven, aunque llevan años prometiendo una solución, pero debe ser que el dinero a invertir en esta zona urgía mas en la remodelación de los 100 años de la Gran Vía, y por los que nunca se han dado tanta prisa en remodelar y atender los respectivos regidores de nuestra ciudad, a diferencia de los grandes y lujosos edificios residenciales de la zona centro de la ciudad.
Y es que, en resumen, la burguesía sabe bien como venderse de cara al exterior, como autojustificarse y autolegitimarse, como seguir enriqueciéndose año tras año a costa de las clases trabajadores y el método a seguir para tranquilizar sus conciencias; basta con quitar de la vista la pobreza y la precariedad social y apartarla unos metros, lo justo para que no la veamos en nuestros negocios diarios, lo suficiente para que desde las ventanas de nuestros despachos y oficinas, mientas amasamos fortunas, no veamos la desagradable realidad social, y como diría Engels, el por qué por el cual son cada día mas ricos. Y es que ya lo dice el refranero; ojos que no ven, corazón que no sienten.
Esta es, sin duda, la otra cara de la Gran Vía, la que no interesa, la que no es rentable, de la que no se habla y la que nadie quiere ver, pero que, a pesar de todo, sigue y seguirá estando ahí no por la buena o mala gestión de los concejales y alcaldes de turno si no por una verdad que ellos saben perfectamente aunque la traten de ocultar con arquitectura; la desigualdad social y de clases es inerte al sistema capitalista y seguirá existiendo, quizá en otras zonas, quizá desplazada, quizá disimulada, mientras exista el sistema económico y social capitalista y burgués.
http://www.iniciativacomunista.org/venceremos/spip.php?article720
por Wilfo, militante de Iniciativa Comunista
Domingo 11 de abril de 2010
A lo largo de este año 2010 y más especialmente a lo largo de los meses de marzo y abril, la propaganda política del ayuntamiento y la comunidad de Madrid no ha dejado de bombardearnos diariamente acerca de las bondades y de los lujos de la más famosa y elegante avenida madrileña. Nuestros políticos no han perdido la oportunidad a la hora de vender esta calle de cara al exterior a turistas, inversores y empresarios de toda índole, mostrándola como el gran ejemplo de la modernidad, de la innovación, de la vanguardia y del progreso que fue, sin duda alguna, el papel para la que fue creada.
Una imagen de prosperidad, lujo y vanguardia, además, que nos han vendido especialmente en los últimos meses con el objetivo de intentar vendernos la idea de que la urbanidad burguesa del siglo XX ha traído únicamente beneficios positivos, para la ciudad, para el pueblo y obviamente para ellos. Sin embargo, esta realidad lujosa y vanguardista se destruye de una forma que no se puede calificar de otra forma que vergonzosa cuando rascamos un poco la dura y la cruda realidad.
Hace apenas unos días leí en un periódico una carta de un lector donde denuncia la hipocresía de los grandes políticos madrileños que nos venden los lujos, comodidades y bondades de la Gran Vía madrileña, cuando apenas a escasos metros, en las bocacalles que desembocan en la lujosa avenida y calles y zonas aledañas como Valverde, Fuencarral, Barco, Jiménez de Quesada, Concepción Arenal, Luna, Ballesta, Desengaño, los duros problemas de suciedad, falta de higiene, precariedad de los edificios y miseria, pobreza y exclusión social se agolpan en su seno.
No hay mas que dar un paseo por la zona, comprobar la situación tan lamentable en que viven muchas personas de estas zonas aledañas a la lujosa vía y verlos con los propios ojos, ver como en apenas espacio de segundos el lujo mas elegante de la Gran Vía convive para su vergüenza con los problemas cotidianos de cientos de personas en esta zona de Madrid.
Pero esta situación, lógicamente no la han enseñado los estudios de prensa, radio y televisión que estas ultimas semanas han invadido la zona para vendernos el snobismo madrileño. Sus cámaras no han perdido ni un solo instante a la hora de fotografiar los escaparates de sus tiendas, de sus modelos, de sus lujos, de sus mansiones y de su cara decoración, pero parece que esos mismos objetivos se perdieron a la hora de fotografiar la degradación social y urbanística en los mismos aledaños de la Gran Vía. Es obvio que eso no interesa, no agrada, no gusta y no reconforta.
Es duro para la burguesía comprobar como 100 años después, la misma miseria que tenia Madrid antes, durante y después de la construcción de esta zona se mantiene aun hoy todavía, únicamente hace falta tener el interés y la preocupación de verlos, cosa que obviamente le falta a los políticos y representantes burgueses de nuestra ciudad. Sin embargo, esta situación no es lógicamente, excepcional de esta zona, ni de esta ciudad, ni siquiera de este estado. Es una consecuencia lógica de este sistema social y económico capitalista y burgués, a lo largo y ancho del mundo, y a través de la historia.
Y es que esta calle, como tantas otras del centro histórico de Madrid, fue remodelada adrede por los políticos burgueses con el objetivo de mostrar un espejo de modernidad al mundo entero mientras la gente se moría de hambre, mientas luchaban por sobrevivir diariamente en medio de la degradación higiénica y social. Una zona que era humilde antes de la Gran Vía y que lo siguió siendo después de ella, aunque los políticos se hayan afanado en poner un fino velo de engaño sobre los ojos de la gente, aunque muchas casas de gente humilde fueran derribadas y estos excluidos del centro para eliminarlos de la vista publica hacia zonas periféricas donde no pudieran ofender y molestar a la burguesía con su precaria situación y condiciones de vida.
Ya hace muchos años que el ideólogo socialista Federico Engels, nos alertaba a grandes voces de las hipócritas costumbres de la burguesía de su tiempo que se repiten en nuestra famosa avenida cuando decía, en su informe sobre el proletariado ingles que;
“En las calles principales, se encuentran una serie de negocios pertenecientes a la burguesía, que mantienen con un aspecto decente y limpio, especialmente en el barrio comercial y los aledaños de los barrios burgueses, pero resultan eficaces para esconder a los ojos de los ricos señores y ricas señoras, de los estómagos fuertes y de los nervios débiles la miseria y la inmundicia que constituyen el por qué de su riqueza y de su lujo. Nunca se ha visto una exclusión tan sistemática de la clase obrera de las calles principales, un velo sobre todo aquello que pueda ofender la vista y los nervios de la burguesía”
Sin duda alguna, unas palabras que escribió de lo que el mismo observo en las capitales industriales inglesas y que sabía que era exactamente similar en las demás capitales industriales de Europa y de los principales países industrializados del mundo.
A nuestros representantes políticos, indistintamente del color que lleve la burguesía local madrileña, pues por ella han pasado tanto el PP como el PSOE y la situación no ha cambiado nada, afanándose en endulzarnos y engalanarnos aun mas la vista con las lujosas tiendas y edificios de la Gran Vía mientras abandonaba a su suerte las zonas aledañas.
La burguesía, especialmente en Madrid, siempre ha mantenido un especial esfuerzo por tratar de ocultar de la vista de los lugares centrales y turísticos esta situación social, a pesar de que nunca ha tenido el menor reparo en vivir casi codo con codo en sus lujosas mansiones y palacios con la miseria mas absoluta de las clases trabajadoras madrileñas, aunque lo suficientemente ocultos para, como decía Engels, no ofender a su vista con la miseria de los demás. Zonas como Gran Vía, Chamberi, Chueca, o Atocha han sido históricamente buenos ejemplos de ello. Y ello cuando directamente no se han derribado las casas de la clase obrera para desplazarlos a zonas menos vistosas para la mayoría de la gente, como ya ocurrió en su momento cuando se construyo el proyecto por excelencia de la burguesía madrileña; la Gran Vía.
Contrasta también el enorme interés de los capitalistas madrileños, perfectamente representados por el tándem del PP madrileño en Comunidad y Ayuntamiento, en redecorar constantemente y durante 100 años su espejo urbano promocional de cara al exterior mientras que otras muchas zonas madrileñas han seguido viviendo en la precariedad mas absoluta y por los que nadie se ha preocupado en 100 años; ellos no vendían, no eran política y económicamente rentables.
En este sentido, llama poderosamente la atención de nuestra memoria histórica, como en la época en la que la burguesía madrileña de Alfonso XIII y del régimen franquista derribaba viviendas para construir las lujosas mansiones y palacios de la Gran Vía, en calles como el Paseo de la Dirección, y otras zonas de Tetuán se agolpaban chavolas construidas en materiales precarios y en condiciones de vida, sanidad e higiene miserables, que aun hoy en día, en este centenario de nuestra lujosa calle se mantienen y perviven, aunque llevan años prometiendo una solución, pero debe ser que el dinero a invertir en esta zona urgía mas en la remodelación de los 100 años de la Gran Vía, y por los que nunca se han dado tanta prisa en remodelar y atender los respectivos regidores de nuestra ciudad, a diferencia de los grandes y lujosos edificios residenciales de la zona centro de la ciudad.
Y es que, en resumen, la burguesía sabe bien como venderse de cara al exterior, como autojustificarse y autolegitimarse, como seguir enriqueciéndose año tras año a costa de las clases trabajadores y el método a seguir para tranquilizar sus conciencias; basta con quitar de la vista la pobreza y la precariedad social y apartarla unos metros, lo justo para que no la veamos en nuestros negocios diarios, lo suficiente para que desde las ventanas de nuestros despachos y oficinas, mientas amasamos fortunas, no veamos la desagradable realidad social, y como diría Engels, el por qué por el cual son cada día mas ricos. Y es que ya lo dice el refranero; ojos que no ven, corazón que no sienten.
Esta es, sin duda, la otra cara de la Gran Vía, la que no interesa, la que no es rentable, de la que no se habla y la que nadie quiere ver, pero que, a pesar de todo, sigue y seguirá estando ahí no por la buena o mala gestión de los concejales y alcaldes de turno si no por una verdad que ellos saben perfectamente aunque la traten de ocultar con arquitectura; la desigualdad social y de clases es inerte al sistema capitalista y seguirá existiendo, quizá en otras zonas, quizá desplazada, quizá disimulada, mientras exista el sistema económico y social capitalista y burgués.
http://www.iniciativacomunista.org/venceremos/spip.php?article720