He traducido un interesante texto de este intelectual y político marxista-leninista húngaro sobre las causas del fracaso de la Revolución Alemana. Por lo demás me parece bastante actual.
La excusa es la ejecución del político comunista alemán Eugen Leviné, uno de los líderes de la República Soviética de Baviera, que apenas duró unos días. Leviné fue uno de sus dirigentes, y de hecho fue su presidente durante la mayor parte del tiempo. Fue ejecutado el 5 de julio de 1919 por la justicia burguesa.
Nota:
(1): Skoropadski - se refiere a Pavel Petrovich Skoropadski, líder militar y político de la Ucrania independiente burguesa, surgida (y fenecida) en 1918.
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Naturalmente el texto está escrito cuando la Comuna Húngara esta todavía en pie.
La excusa es la ejecución del político comunista alemán Eugen Leviné, uno de los líderes de la República Soviética de Baviera, que apenas duró unos días. Leviné fue uno de sus dirigentes, y de hecho fue su presidente durante la mayor parte del tiempo. Fue ejecutado el 5 de julio de 1919 por la justicia burguesa.
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Révai József: Leviné
Según las noticias que nos llegan de Múnich, uno de los comisarios del pueblo de la dictadura proletaria de Múnich, Leviné, ha sido ejecutado en el cárcel, de acuerdo a la condena del Tribunal Sumario. Leviné -dicen las noticias- pertenecía al sector moderado de los comunistas. Se preocupaba mucho menos de cuestiones políticas que de asuntos culturales y de enseñanza. Leviné intervino destacadamente en la defensa de la libertad de prensa - libertad burguesa de prensa-. Y también en otras cuestiones fue bastante complaciente respecto a la burguesía.
Podemos decir que Leviné personaliza la propia dictadura proletaria de Baviera.
Las ondas de la revolución proletaria mundial se encaminan en una dirección opuesta al desarrollo del capitalismo. Cuanto más desarrollado sea un país, en su sentido capitalista, tanto mejor habrá podido soportar la guerra imperialista de cinco años. No fue en la Inglaterra (o en el otro bando, la Alemania) avanzada industrialmente, donde se inició la revolución proletaria, sino al contrario, en la Rusia casi completamente feudal; dentro de Austria-Hungría, en la Hungría semi-feudal; y dentro de Alemania, en la clerical y casi completamente agraria Baviera. Ya el propio Marx reconocía en una de sus cartas que Rusia podía ser la llama que prendiera el fuego en Europa, y el desarrollo del imperialismo ha corroborado esta predicción.
Porque hay que mirar al capitalismo en todas sus relaciones internacionales. El capitalismo imperialista es un todo interdependiente que dominaba al bárbaro estado ruso de igual manera que al aparato de estado democrático de Inglaterra, un estado industrial más desarrollado. Y ha sido todo el capitalismo el que ha entrado en quiebra y se está tambaleando. La revolución que partió de Rusia, la "enfermedad" de todo el capitalismo internacional, es consecuencia del imperialismo capitalista internacional global. Y, teniendo en cuenta el principio de la menor oposición, es natural que una enfermedad estalle en los puntos más débiles del cuerpo.
Así, la revolución proletaria avanzó desde Rusia hacia Hungría, para alcanzar después la débil -desde el punto de vista capitalista- Baviera. Pero mientras que la revolución del proletariado de Rusia y de Hungría se encargaba con toda intensidad de las tareas principales de la revolución, teniendo en cuenta la fuerza revolucionaria del proletariado ruso y húngaro, y con la proclamación de la dictadura del proletariado se puso de inmediato a asegurar institucionalmente dicha dictadura; mientras el proletariado de ambos países convertía en propiedad común las fábricas y empresas, las minas y las casas, nacionalizaba la gran propiedad, reprimía a la burguesía y tomaba otras medidas que respondían al interés del proletariado industrial y campesino, plantando profundamente las raices de la dictadura del proletariado en el terreno de los intereses de clase; así pues, mientras el proletariado ruso y húngaro manejaba la dictadura del proletariado en la única dirección posible: destruir el estado burgués y transformar la producción capitalista en socialista, mientras tanto, el proletariado alemán se asustó de estas medidas e instituciones, las únicas que podían asegurar el espíritu de la dictadura del proletariado.
El proletariado bávaro se sintió débil, no se atrevió a barrer ni a la burguesía ni a la gran propiedad, sus dirigentes fluctuaban entre las falsas proclamas de la democracia burguesa y las verdades de clase consecuentes con el espíritu de clase de la dictadura proletaria. Bajo la apariencia de dictadura proletaria seguían una política semidemócrata, que recordaba la confusa políticapequeño-burguesa. Y así, por un lado debilitaban al propio proletariado, porque lo apartaba del camino de la defensa consecuente de la lucha de clases, y por otro fortalecía la oposición burguesa y les permitía ganar tiempo para poder acabar con la dictadura del proletariado.
De igual manera a como al principio de la revolución el proletariado finés y ucraniano no encontró en sí mismo el espíritu revolucionario, con el cual el proletariado ruso y húngaro se apresuró a defender la dictadura proletaria en los días de peligro, el proletariado bávaro observó pasivamente como los mercenarios del gobierno burgués derrotaban la dictadura proletaria, que se sostenía en débiles pilares y estaba debilitada por sus propias medidas. Y en ambos aspectos la inconsecuencia de sus líderes, el desconocimento del marxismo y el sentimentalismo democrático, contribuyó a la caída de la dictadura del proletariado.
Y en todos los lugares donde el proletariado y sus dirigentes dejaron de lado las enseñanzas del marxismo, en todos los lugares donde creyeron que la dictadura del proletariado y la democracia burguesa son conciliables, en todos los lugares donde querían tratar a la burguesía con guantes de seda, en todos los lugares donde, en definitiva, se asustaron del único principio fundamental de la lucha de clases: de la aplicación despiadada de los puntos de vista de clase, en todos esos lugares, no solo triunfó la contrarrevolución burguesa, el terror blanco – sino que en todos ellos trataron con toda crueldad a los líderes de la dictadura proletaria, independientemente de lo amistosos que hubieran sido con respecto a la burguesía, independientemente de cuán inconsecuentes hubieran sido en la aplicación de la dictadura del proletariado, independientemente de cuánto hubieran debilitado la fuerza del proletariado con su sentimentalismo inconsecuente. En Siberia, Kolchak masacró a los socialrevolucionarios que, considerando despiadada la dictadura del proletariado, huyeron a sus territorios, la burguesía finesa asesinó por montones, indistintamente, a mencheviques y bolcheviques, Skoropadski(1) y las tropas alemanas, colgaron indistintamente a cualquier proletario, defendiera la dictadura proletaria o no, fuera partidario de la dictadura proletaria o no.
El desgraciado Leviné, con su amistad hacia los burgueses, con su cultura democrática, es la personificación de la semi dictadura del proletariado de Baviera. La burguesía le estuvo agradecida, no lo ejecutaron en un lugar público, sino en la cárcel. No lo masacraron como a Liebknecht y a Rosa Luxemburgo, sino que lo ejecutaron tras una decisión judicial. La justicia burguesa cae sobre todos los que se atraven a atacarla, pero este ataque contra ella, lo usará como excusa para vengarse del proletariado por el sencillo hecho de ser proletario. Ese es el agradecimiento burgués. Eso puede esperar de la burguesía cualquiera que se asuste de aplicar consecuentemente la dictadura del proletariado, con ese comportamiento inconsecuente lleva a las filas del proletariado el desconcierto, debilita la lucha del proletariado y contribuye al fracaso de la dictadura del proletariado.
Tales hombres entregan el proletariado a la ira burguesa. Y el agradecimiento de la burguesía no se hace esperar: los cuelgan con los demás.
Vörös Újság (Periódico Rojo) – 7 de junio de 1919.
Nota:
(1): Skoropadski - se refiere a Pavel Petrovich Skoropadski, líder militar y político de la Ucrania independiente burguesa, surgida (y fenecida) en 1918.
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Naturalmente el texto está escrito cuando la Comuna Húngara esta todavía en pie.