Cambio de estado de ánimo de la sociedad húngara entre 1981 y 1988
Fuente original: Nagy Lajos Géza: A kettészakadt társadalom. Jel-Kép, 1984/4. 55.
Fuente consultada: Romsics Ignác: Magyarország története a XX. században. Osiris, 2001, 523.
Bueno, soy de los que piensan que las estadísticas son relativas y hay que tener cuidado con ellas, pero me parece interesante.
Según el historiador Ignác Romsics (que no es comunista, sino conservador y cercano al gobierno actual húngaro), las estadísticas muestran que todavía en 1981, a pesar de que ya había crisis, la gente era todavía optimista en relación con el régimen. Para 1986 esa opinión ha cambiado, pero aún así sigue habiendo una imagen relativamente positiva de Hungría respecto a Occidente. Sin embargo, entre 1986 y 1988 se produjo un cambio radical y para 1988 el único aspecto de los consultados en los que la opinión de los húngaros es favorable hacia su país es en cuanto al derecho al trabajo.
En el mismo libro (el de Ignác Romsics, que es que he consultado), aparece otra encuesta, esta vez realizada entre los estudiantes de la Universidad Técnica de Budapest (Budapesti Műszaki Egyetem), según la cual en 1983 el 61% de los estudiantes estaba convencido de que los comunistas conseguirían la mayoría en unas elecciones libres y el 70% veían de manera optimista el futuro de la Hungría socialista. Sin embargo en 1988 ese porcentaje había bajado al 25% (triunfo comunista en las elecciones) y al 37% (en cuanto al futuro optimista).
Estas estadísticas corroboran que a comienzos de los años ochenta el régimen tenía todavía bastante legitimidad entre la población (algo que los propios disidentes reconocen amárgamente), pero que para mediados de los ochenta la confianza en el régimen había bajado y para finales de los ochenta estaba en crisis.
Mejor en Hungría que en Occidente (% de encuestados) | |||
1981 | 1986 | 1988 | |
Posibilidad de enseñanza y educación para los niños | 98 | 87 | 42 |
Derecho al trabajo | 96 | 93 | 80 |
Defensa de los derechos de los trabajadores | 93 | 86 | 46 |
Calidad de la Sanidad | 90 | 66 | 47 |
Calidad moral de la sociedad | 88 | 81 | 50 |
Estabilidad familiar | 86 | 73 | 36 |
Calidad de las relaciones humanas | 82 | 78 | 44 |
Igualdad de oportunidades | 78 | 69 | 38 |
Libertad de expresión | 74 | 67 | 43 |
Mantenimiento del valor del dinero | 66 | 41 | 6 |
Acceso a vivienda | 63 | 39 | 16 |
Posibilidades de ocio y descanso | 59 | 44 | 27 |
Cantidad de tiempo libre | 58 | 46 | 27 |
Bienestar material | 46 | 29 | 10 |
Variedad de productos | 44 | 34 | 18 |
Vestimenta | 42 | 33 | 28 |
Amueblado de viviendas | 38 | 31 | 18 |
Posibilidades para viajar al extranjero | 29 | 27 | 33 |
Mecanización del trabajo doméstico | 22 | 16 | 13 |
Fuente consultada: Romsics Ignác: Magyarország története a XX. században. Osiris, 2001, 523.
Bueno, soy de los que piensan que las estadísticas son relativas y hay que tener cuidado con ellas, pero me parece interesante.
Según el historiador Ignác Romsics (que no es comunista, sino conservador y cercano al gobierno actual húngaro), las estadísticas muestran que todavía en 1981, a pesar de que ya había crisis, la gente era todavía optimista en relación con el régimen. Para 1986 esa opinión ha cambiado, pero aún así sigue habiendo una imagen relativamente positiva de Hungría respecto a Occidente. Sin embargo, entre 1986 y 1988 se produjo un cambio radical y para 1988 el único aspecto de los consultados en los que la opinión de los húngaros es favorable hacia su país es en cuanto al derecho al trabajo.
En el mismo libro (el de Ignác Romsics, que es que he consultado), aparece otra encuesta, esta vez realizada entre los estudiantes de la Universidad Técnica de Budapest (Budapesti Műszaki Egyetem), según la cual en 1983 el 61% de los estudiantes estaba convencido de que los comunistas conseguirían la mayoría en unas elecciones libres y el 70% veían de manera optimista el futuro de la Hungría socialista. Sin embargo en 1988 ese porcentaje había bajado al 25% (triunfo comunista en las elecciones) y al 37% (en cuanto al futuro optimista).
Estas estadísticas corroboran que a comienzos de los años ochenta el régimen tenía todavía bastante legitimidad entre la población (algo que los propios disidentes reconocen amárgamente), pero que para mediados de los ochenta la confianza en el régimen había bajado y para finales de los ochenta estaba en crisis.