EL ESTUDIO DE LENIN Y DEL LENINISMO EN LA ESCUELA
tomado del blog Gran marcha hacia el comunismo en noviembre de 2013
El artículo “El estudio de Lenin y del leninismo en la escuela” de Nadesha Krupskaya –la que fuera compañera de V.I. Lenin hasta su muerte- fue publicado en “Pravda” el 21 de marzo de 1925. Ha sido extraído de “Nadesha Kruspkaya. La Educación Comunista. Lenin y la juventud”, Editorial Nuestra Cultura, Madrid 1978, págs. 161, 162. La transcripción es de Gran Marcha Hacia el Comunismo. Madrid, noviembre 2013.
¿Hay que estudiar a Lenin en la escuela? Sí. Lenin está tan íntima e indisolublemente enlazado con nuestro “ayer”, “hoy” y “mañana”, tan unido con nuestra lucha por un futuro luminoso, con la lucha de las masas y con toda nuestra vida que sería extraño e imperdonable, si los niños no estudiasen en la escuela lo que Lenin pensaba y lo que Lenin hizo.
Más, ¿se debe estudiar a Lenin como se suele estudiar en la escuela? No.
Algunos dicen en serio que hasta los párvulos deben estudiar el leninismo. Como eso está en contradicción con el sentido común, se adapta a Lenin a los niños, pintándolo como un abuelito bondadoso que acaricia la cabecita de los pequeños y les dice que sean niños modelo. Se pinta a Lenin rodeado de niños y niñas ofreciéndole ramos de flores, y los niños se lo imaginan como si fuera un pequeño burgués bondadoso… Ponen su retrato en marcos hechos por los niños, adornados de florecillas. Lenin se convierte en la encarnación de una moral mesocrática: “Has roto los pantalones, mira qué limpito está Lenin en el retrato. ¿No quieres ser tú igual que Lenin?”, y así por el estilo.
Es mejor no pronunciar una palabra acerca de Lenin que decir todas esas tonterías. Sé que se hace sin mala intención, pero eso dificultará terriblemente que se comprenda más tarde cómo era Lenin en realidad.
Para los alumnos de las escuelas primarias se adapta a Lenin poco más o menos lo mismo, añadiendo solamente: Lenin tenía siempre buenas notas, Lenin ha aconsejado a los niños que estudien, estudien y estudien. Se cree que a los niños no les interesa más que la infancia de Lenin y suelen darle un tono muy “pedagógico”…
A los niños un poco mayores se les infunde que deben “estudiar el leninismo”, que deben “realizar los legados de Lenin”. Pero los muchachos no saben qué es el leninismo y por qué han de estudiarlo. El leninismo se convierte para ellos en una palabra sonora y hueca. Los muchachos no tienen una idea muy clara de qué son los legados de Lenin. Se los imaginan como reglas de buena conducta.
En los grados superiores se estudia el leninismo según todas las reglas del arte, según un plan, los muchachos leen trabajos sobre el materialismo combativo de Lenin, sobre las tareas inmediatas de la lucha contra el imperialismo, etc.
Se organizan “rincones leninistas”, en lo que desempeña un papel importante el “trabajo manual”. Se pinta, borda y cepilla. Los materiales sobre Lenin, a juicio de los dirigentes, “deben saltar en seguida a la vista, llamar la atención desde lejos”. Se discute si el rincón de Lenin debe ser biblioteca, colección de fotografías, museo…
Es muy raro que las escuelas den a conocer a los alumnos al verdadero Lenin, al hombre que se consagró por entero a la lucha por la causa de los trabajadores, al hombre que sentía de cerca el dolor y las necesidades de cada obrero, de cada campesino, de cada obrera y de cada campesina, de todo hombre ignorante y oprimido. Los niños conocen poco al Lenin que no dejó ni un instante de pensar en la emancipación de los trabajadores, que buscaba tenaz y apasionadamente el modo de organizar a las masas y de conducirlas a la lucha. No conocen al Lenin pensador, al Lenin organizador y al Lenin dirigente.
Las biografías de Lenin para los niños carecen de vida.
Es preciso presentar a los niños el Lenin vivo, trabajador incansable, luchador irreconciliable, jefe del proletariado mundial y de todos los trabajadores.
Creo que sólo pueden hablar a los niños de lo que es más necesario e importante en Lenin los que comprenden la vida de las masas y sienten sus penas y alegrías, los que trabajan para despertarlas y organizarlas.
Gente de ésa se puede encontrar.
Se debe tender a que la escuela contribuya a que los niños conozcan a Lenin en vez de ser un obstáculo para ello
.tomado del blog Gran marcha hacia el comunismo en noviembre de 2013
El artículo “El estudio de Lenin y del leninismo en la escuela” de Nadesha Krupskaya –la que fuera compañera de V.I. Lenin hasta su muerte- fue publicado en “Pravda” el 21 de marzo de 1925. Ha sido extraído de “Nadesha Kruspkaya. La Educación Comunista. Lenin y la juventud”, Editorial Nuestra Cultura, Madrid 1978, págs. 161, 162. La transcripción es de Gran Marcha Hacia el Comunismo. Madrid, noviembre 2013.
¿Hay que estudiar a Lenin en la escuela? Sí. Lenin está tan íntima e indisolublemente enlazado con nuestro “ayer”, “hoy” y “mañana”, tan unido con nuestra lucha por un futuro luminoso, con la lucha de las masas y con toda nuestra vida que sería extraño e imperdonable, si los niños no estudiasen en la escuela lo que Lenin pensaba y lo que Lenin hizo.
Más, ¿se debe estudiar a Lenin como se suele estudiar en la escuela? No.
Algunos dicen en serio que hasta los párvulos deben estudiar el leninismo. Como eso está en contradicción con el sentido común, se adapta a Lenin a los niños, pintándolo como un abuelito bondadoso que acaricia la cabecita de los pequeños y les dice que sean niños modelo. Se pinta a Lenin rodeado de niños y niñas ofreciéndole ramos de flores, y los niños se lo imaginan como si fuera un pequeño burgués bondadoso… Ponen su retrato en marcos hechos por los niños, adornados de florecillas. Lenin se convierte en la encarnación de una moral mesocrática: “Has roto los pantalones, mira qué limpito está Lenin en el retrato. ¿No quieres ser tú igual que Lenin?”, y así por el estilo.
Es mejor no pronunciar una palabra acerca de Lenin que decir todas esas tonterías. Sé que se hace sin mala intención, pero eso dificultará terriblemente que se comprenda más tarde cómo era Lenin en realidad.
Para los alumnos de las escuelas primarias se adapta a Lenin poco más o menos lo mismo, añadiendo solamente: Lenin tenía siempre buenas notas, Lenin ha aconsejado a los niños que estudien, estudien y estudien. Se cree que a los niños no les interesa más que la infancia de Lenin y suelen darle un tono muy “pedagógico”…
A los niños un poco mayores se les infunde que deben “estudiar el leninismo”, que deben “realizar los legados de Lenin”. Pero los muchachos no saben qué es el leninismo y por qué han de estudiarlo. El leninismo se convierte para ellos en una palabra sonora y hueca. Los muchachos no tienen una idea muy clara de qué son los legados de Lenin. Se los imaginan como reglas de buena conducta.
En los grados superiores se estudia el leninismo según todas las reglas del arte, según un plan, los muchachos leen trabajos sobre el materialismo combativo de Lenin, sobre las tareas inmediatas de la lucha contra el imperialismo, etc.
Se organizan “rincones leninistas”, en lo que desempeña un papel importante el “trabajo manual”. Se pinta, borda y cepilla. Los materiales sobre Lenin, a juicio de los dirigentes, “deben saltar en seguida a la vista, llamar la atención desde lejos”. Se discute si el rincón de Lenin debe ser biblioteca, colección de fotografías, museo…
Es muy raro que las escuelas den a conocer a los alumnos al verdadero Lenin, al hombre que se consagró por entero a la lucha por la causa de los trabajadores, al hombre que sentía de cerca el dolor y las necesidades de cada obrero, de cada campesino, de cada obrera y de cada campesina, de todo hombre ignorante y oprimido. Los niños conocen poco al Lenin que no dejó ni un instante de pensar en la emancipación de los trabajadores, que buscaba tenaz y apasionadamente el modo de organizar a las masas y de conducirlas a la lucha. No conocen al Lenin pensador, al Lenin organizador y al Lenin dirigente.
Las biografías de Lenin para los niños carecen de vida.
Es preciso presentar a los niños el Lenin vivo, trabajador incansable, luchador irreconciliable, jefe del proletariado mundial y de todos los trabajadores.
Creo que sólo pueden hablar a los niños de lo que es más necesario e importante en Lenin los que comprenden la vida de las masas y sienten sus penas y alegrías, los que trabajan para despertarlas y organizarlas.
Gente de ésa se puede encontrar.
Se debe tender a que la escuela contribuya a que los niños conozcan a Lenin en vez de ser un obstáculo para ello