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    [PTD] Respuesta del PTD al documento “Reconstitución y movimiento juvenil. Aporte al combate ideológico.”, de las JJCC de Almería y Zamora

    Red_Saymoc
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    Mensaje por Red_Saymoc Dom Dic 08, 2013 10:48 pm

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    Esta carta es una respuesta que realizamos desde el Partido del Trabajo Democrático (compuesto en parte por ex-militantes de UJC-Madrid y de CJC) con relación al texto elaborado hace unos meses por la Juventud Comunista de Almería y la Juventud Comunista de Zamora, titulado “Reconstitución y movimiento juvenil. Aporte al combate ideológico”. Éste se enmarca a su vez en período de los procesos congresuales de las organizaciones mayoritarias del movimiento juvenil comunista español, UJCE y CJC. De esta forma contribuimos al debate en torno a los elementos de que consta el mencionado texto, no solo en lo que se refiere a nosotros. Ello es debido a la disensión con respecto a ciertas teorizaciones presentes, de modo que hemos visto necesario entrar a debate con una perspectiva crítica y autocrítica.

    A pesar de ello, es necesario aclarar que compartimos muchas de las conclusiones que se alcanzan en el texto, como lo relativo a la centralidad del Nuevo Poder en la estrategia revolucionaria y la importancia de la teoría en el Partido de la Revolución; aunque hay otras conclusiones que no terminamos de compartir, como el esquema del proceso de lucha por la creación del Partido Comunista en el Estado español, tal y como se verá en el desarrollo de esta carta. Además, tampoco terminamos de compartir algunas premisas de las que los camaradas han partido para alcanzar algunas de las conclusiones que consideramos certeras de su documento. De esta forma queremos plantear abiertamente a los camaradas nuestras impresiones y discrepancias acerca de su aportación, que trataremos de desarrollar a lo largo de la presente carta de respuesta.

    También desde el PTD queremos presentar nuestras disculpas por la tardanza en la respuesta, pendiente desde que nos comprometimos a ella hace varios meses, dado que en los últimos meses hemos vivido circunstancias especiales como consecuencia de la ruptura del proceso de unidad con CJC y de la subsiguiente y necesaria constitución del nuevo destacamento.



    Autocrítica, algunas matizaciones sobre el Nuevo Poder e incorrección de algunas críticas.

    Quisiéramos responder, en primer término, a las partes de su carta en las que los camaradas almerienses y zamoranos mencionan expresamente a la UJC-Madrid, dado que, pese que ésta ya está extinta, el PTD recoge la herencia de la misma. Concretamente la crítica que se plantea gira en torno a las posiciones que la UJC-M elaboró en su día de cara a afrontar el proceso de unidad con los CJC. Consideramos en parte correcta esta crítica, pero también incorrecta en cierto sentido, puesto que pensamos que no se entendió del todo aquella posición que la UJC-M planteó. Por ello, en este apartado plantearemos la autocrítica que consideramos necesaria, además de matizar las cuestiones relativas a los posicionamientos sostenidos en su día por la UJC-M.

    - El PCPE como núcleo para el Partido de la Revolución.

    En primer lugar, queremos comenzar por lo que consideramos una afirmación incorrecta dirigida como crítica hacia nuestras conclusiones sobre el PCPE y el proceso de unidad que emprendimos hace ya un año. Es necesario clarificar que en ningún momento consideramos al PCPE como el núcleo definitivo desde el cual reconstituir el Partido de la Revolución. Es muy diferente de la tesis que plasmamos en nuestros documentos congresuales y en los diferentes comunicados emitidos públicamente con relación al proceso de unidad.

    Así, afirmábamos que “La estructura PCPE-CJC se presentaba, según nuestro análisis, como aquella en la que convergía y se hacía más posible la unidad de los destacamentos leninistas dispersos. Tal afirmación no venía de una fe ciega o de una idea preconcebida, sino del rastreo de diferentes hechos que mostraban y siguen mostrando esa tendencia.”[1]. Una tendencia que posteriormente se ha visto revertida por la ruptura de todos los procesos de unidad o la desaparición de los militantes que compusieron los demás procesos que no se han roto formalmente. Por tanto, las tendencias de desarrollo de las cosas pueden variar en relación a un momento u otro, no dejando en entredicho la afirmación realizada por nosotros en su momento. Tendencia que durante nuestro proceso de unidad siguió desarrollándose en la dirección al PCPE con otros procesos de unidad abiertos y/o concluidos y que iba “transformando las bases para que la unidad de los leninistas se articule alrededor del PCPE-CJC, apostar por reforzar su proyecto acelera las condiciones para poder establecer los fundamentos de una estructura que permita hacer efectiva la fusión entre la teoría del Socialismo Científico y el movimiento obrero, enarbolándose como su Estado mayor”[2]. Por ello, la Carta al Movimiento Comunista Español concluía que “confirman nuestro análisis en el que confirmábamos que el eje de gravedad de los leninistas se desplazaba hacia este proyecto”[3], en tanto en cuanto en ese momento proseguía esa tendencia.

    Lo que sí queda en entredicho es la valoración del viraje de cambio en la línea política que había emprendido el PCPE en su IX Congreso. Este hecho había establecido otro elemento fundamental por el que determinábamos que “posibilita que esta estructura pueda convertirse en una referencia para los destacamentos leninistas en sus aspiraciones por reconstituir el Partido de la Revolución.”[4]. Lo que evidencia que seguíamos sin considerar al PCPE como el núcleo ya conformado desde el que desarrollar el Partido de la Revolución sino que era posible que se conformara como tal en función de su evolución, en la lucha de líneas que ya existía y en función de nuestra aportación a esta estructura. En lo particular del proceso de unidad, evidentemente no hubo una adecuada constatación de esas rectificaciones de la línea política del PCPE. De cuánto había todavía de viejo en lo aparentemente nuevo. La constatación emanada de la práctica conjunta durante el proceso de unidad y, especialmente, durante la experiencia de militancia común en su estructura juvenil, CJC, hizo salir a la luz las importantes diferencias en elementos ideológicos y políticos que presumíamos coincidentes. En este sentido es necesaria nuestra autocrítica sobre las graves carencias que teníamos sobre la comprensión completa de sus documentos -no hicimos el estudio profundo que requería tal acontecimiento- y las limitaciones ideológicas y políticas, como veremos después, que presentábamos para poder afrontar el proceso de unidad, restando importancia a graves disensiones que sí la tenían, tal y como afirmamos en nuestro comunicado de ruptura.

    - El Nuevo Poder, autocrítica y matización.

    Tal y como indicamos en el anterior sub-apartado y en el comunicado de ruptura, ciertamente reconocemos que afrontamos el proceso de unidad con limitaciones en el conocimiento. El caso del Nuevo Poder es el otro ejemplo más claro de esas limitaciones, junto con el relativo a la importancia de la cultura militante donde no éramos conscientes de que la propia práctica nos estaba avisando de la inviabilidad de proseguir el proceso de unidad.

    El Nuevo Poder es un concepto necesario que no teníamos desarrollado y que solo lo teníamos contemplado de forma intuitiva y superficialmente. Solo había una simple mención general en nuestra carta al Movimiento Comunista:

    “…El reformismo intoxica a las masas con consignas que prometen soluciones dentro del marco del capitalismo, las cuales inciden directamente como obstáculos en el nivel de conciencia, obstruyendo la cimentación de órganos de poder obrero y popular.”[5]

    Inevitablemente nos vemos en la obligación de ejercer la autocrítica pública para la rectificación de la presente limitación, imprescindible para situar con claridad la concreción de la estrategia cuyo objetivo es la Revolución Socialista. Situar en la centralidad de las organizaciones de masas de la clase obrera y de las capas populares a la estructura revolucionaria de las mismas, el Nuevo Poder, a cuya cabeza se ha de situar el proletariado.

    Dado que la única clase que tiene un carácter revolucionario como consecuencia de su posición con respecto a las relaciones de producción es la clase proletaria, inevitablemente será la clase dirigente de la revolución y arrastrará a las demás capas sociales tras de sí, debido a que presentan contradicciones secundarias con la gran burguesía. Por tanto, es el proletariado quien se sitúa en esa centralidad. Y la única estructura de la clase obrera que presenta un carácter revolucionario es el Nuevo Poder que surge en el seno de la vieja sociedad y confronta con el poder burgués. Por tanto, no pueden ser las estructuras de lucha por las reformas que integran el FOPS la centralidad del mismo ni, en particular, la integrada únicamente por la clase obrera, el sindicato, las que conforme esa posición central en la estrategia revolucionaria. Además, es preciso recordar que la organización económico-sindical sitúa a la clase obrera fuera de la relación con las demás clases sociales en su confrontación política y económica contra la gran burguesía. Encerrarse en dicho tipo de organización significa limitar la capacidad de concienciación política de la clase obrera, no digamos ya su revolucionarización.

    Pero consideramos también que la incorporación de las masas al Nuevo Poder sólo puede impulsarlas la vanguardia revolucionaria interviniendo, introduciendo el elemento consciente desde lo existente y desde las luchas parciales y espontáneas por reformas, por la mejora de sus condiciones de vida a pesar de ser dentro del marco del capitalismo. Se trata de la introducción del elemento consciente empleando como catalizador a esas luchas por reformas que se dan en los diferentes frentes (estudiantil, obrero, anti-imperialista, feminista, democrático, republicano, antifascista…). De la conexión con las inquietudes espontáneas y estrechas de las masas, obreras y populares, y de la elevación de su nivel de conciencia; se las encaminará hacia la conformación de las partes que compongan el Nuevo Poder. En este sentido, el trabajo de fusión del socialismo científico con el movimiento obrero para conformarlas tiene mucho camino que recorrer, adecuándose la táctica en cada momento en virtud a las posibilidades de desarrollo de ese Nuevo Poder. A día de hoy, está pendiente la vinculación con las masas en los frentes por las reformas y el trabajo dentro de los mismos con el objetivo descrito. Sin vinculación con las masas no hay elevación de su nivel de conciencia; sin elevación del nivel de conciencia no hay desarrollo del Nuevo Poder; sin desarrollo del Nuevo Poder no hay contradicción entre el viejo poder y el nuevo, no hay estallido revolucionario para imponer el nuevo poder sobre los escombros del viejo poder burgués.

    Nuestra limitación de conocimientos conllevó caer en la conceptualización del FOPS que realiza el PCPE. Una formulación de cuyos errores no éramos conscientes. Una formulación que debe ser criticada más allá de la relativa a los errores en su puesta en práctica en virtud a que “el papel lo aguanta todo”, traduciéndose el idealismo en su cobertura “formalista” y “mecanicista”[6], que situamos en nuestro comunicado de ruptura.

    No obstante, todavía estamos lejos de haber cerrado el estudio acerca del Nuevo Poder y esperamos que este debate pueda también servir de cara a la clarificación de la cuestión. Por ello, quisiéramos pedir a los camaradas de las JC de Almería y Zamora que expusieran su concepción del Nuevo Poder, o lo que hayan avanzado en el estudio de la misma, de cara a favorecer dicha clarificación.

    - La crítica transversal al PCPE.

    Es cierto que la crítica realizada en su día es limitada, dado que todavía no hemos analizado con suficiente profundidad lo incorrecto de la línea estratégica del PCPE-CJC, pues nuestra declaración de nulidad de la unidad no sitúa líneas confrontadas con respecto a la concepción del FOPS. Pero también es cierto que la crítica se realiza en un apartado muy importante donde se muestra el idealismo en la aplicación táctica de esa línea estratégica del PCPE-CJC, lo que llevaba a cuestionarnos la forma con que se alcanzó esa línea estratégica:

    “Decíamos que era interesante cómo partidos internacionales de peso como el KKE parecían estar influyendo para bien en el seno del PCPE-CJC, pero lo cierto es que lo que ha ocurrido es que ha habido una aplicación mecánica de la línea política del KKE a nuestro estado sin que esta se interiorice, lo que ahonda mucho más en la incapacidad de este para llevarla a cabo puesto que es, simplemente, un cascarón teórico vacío y sin las herramientas para poder aplicarlo puesto que viene dado y no es fruto de una corrección interna del destacamento.”[7]

    Aunque no hayamos logrado todavía analizar en profundidad la totalidad de la línea política del PCPE, incluida la forma que adquiere en la práctica, nuestra crítica al idealismo como base de los errores del PCPE está presente en cada parte estudiada, experimentada y criticada. Porque, en nuestra opinión, la práctica revolucionaria no depende únicamente de adoptar una línea estratégica correcta, basada en el análisis científico, sino que también es fundamental que su aplicación sea igualmente científica, materialista. Lo uno sin lo otro lleva a la misma conclusión que lo otro sin lo uno. Al final, la práctica constata hasta qué punto son ciertas las conclusiones a las que se han llegado mediante un determinado método y que se plasman en la línea política; si esconde unas determinadas desviaciones que no se plasman ahí; o bien hay una intencionalidad opuesta a la línea política y que se oculta tras una apariencia correcta.



    Teoría, conciencia y Partido Comunista.

    En este segundo apartado queremos referirnos a las tesis más generales del documento al que respondemos. No vamos a entrar a discutir el diagnóstico que los camaradas realizan acerca de la UJCE y los CJC, pues lo compartimos en gran medida. Sin embargo, consideramos necesario apuntar ciertas cuestiones con las que discrepamos acerca de la propuesta de trabajo de cara a la reconstitución partidaria del comunismo que los camaradas de las JJCC de Almería y Zamora plantean en su documento.

    - El papel de la teoría revolucionaria.

    Los camaradas de Almería y Zamora realizan una crítica profunda a la prosternación ante el movimiento espontáneo de la clase. Critican con agudeza la desviación “practicista” que caracteriza tanto a las organizaciones revisionistas como a amplios sectores del movimiento comunista. Sin embargo, frente a quiénes erróneamente plantean la supeditación de la teoría a la práctica, los camaradas responden con la fórmula inversa: la supeditación de la práctica a la teoría. Esta tesis es planteada a lo largo del documento, pero alcanza su expresión más elocuente en afirmaciones como ésta:

    “Pero resulta que la contradicción sobre la que camina la reconstitución del único organismo social que puede desarrollar “praxis revolucionaria” es hoy sobre la teoría revolucionaria y no sobre la forma en que se organizan las luchas económicas de las masas.”[8]

    En nuestra opinión, esta fórmula sería también errónea, pues supondría combatir el “practicismo” con el “teoricismo”. La teoría revolucionaria es la experiencia sintetizada de la práctica revolucionaria del proletariado internacional. Esta experiencia debe ser estudiada, pues como los camaradas bien apuntan, no basta con tener en cuenta nuestra experiencia personalque siempre será inevitablemente unilateral y tremendamente limitada para comprender la realidad y, por supuesto, transformarla. Sin embargo, también cabe preguntarse si es prioritario ahora mismo estudiar todos y cada uno de los elementos de la experiencia revolucionaria internacional.

    En la última conversación directa, en persona, que pudimos tener con los camaradas de Almería y Zamora uno de nuestros militantes planteó que el debate actual que debían afrontar las y los comunistas de cara a sus tareas inmediatas no era acerca de la conveniencia o no de la NEP en la URSS de los años 20. Esto fue respondido por un camarada de la JC de Zamora con la afirmación contraria, diciendo que sí era necesario, pero con la argumentación científica correspondiente. Sin embargo, tal vez porque nuestro militante no se explicó demasiado bien, consideramos que no se entendió lo que quisimos plantear. Desde el PTD también consideramos imprescindible que el movimiento comunista aborde el trabajo ideológico a través del estudio y el debate, organizando la lucha de dos líneas. Sin embargo, consideramos que esta lucha de clases en el frente ideológico debe estar, como dicen los camaradas almerienses y zamoranos, a la altura de las circunstancias. Y esto significa que debe responder a las cuestiones prácticas candentes e inmediatas del movimiento comunista en el Estado español. Como decía Mao:

    “Para el marxismo, la teoría es importante, y su importancia está plenamente expresada en la siguiente frase de Lenin: “Sin teoría revolucionaria, no puede haber tampoco movimiento revolucionario.” Pero el marxismo subraya la importancia de la teoría precisa y únicamente porque ella puede servir de guía para la acción. Si tenemos una teoría justa, pero nos contentamos con hacer de ella un tema de conversación y la dejamos archivada en lugar de ponerla en práctica, semejante teoría, por buena que sea, carecerá de significación.”[9]

    En este sentido debe destacarse que la clase obrera del Estado español no se encuentra en el poder ni está construyendo el socialismo. Por tanto, el estudio y debate acerca de la construcción del socialismo no responde a las tareas inmediatas de la clase obrera del Estado español. Éstas giran en torno a la creación de su partido revolucionario de cara a la lucha por el poder político. El estudio y el debate acerca de la experiencia histórica de la construcción del socialismo es indudablemente necesario para clarificar la posición del movimiento comunista ante teorías “novedosas” como el “socialismo del siglo XXI” o ante las reformas que están teniendo lugar en los Estados que se reclaman del socialismo y el papel de estos en la lucha de clases a escala internacional.[10] Pero esta discusión aporta poca luz de cara a guiarnos en las tareas específicas que tiene el proletariado consciente en el Estado español de creación de su Partido revolucionario. Lo que sí creemos necesario e imprescindible para abordar esta tarea de creación del Partido Comunista es el estudio y el debate en torno a la experiencia histórica de conformación y desarrollo de los partidos obreros revolucionarios (como el PCUS o el PCCh), además de la trayectoria histórica del movimiento comunista en el Estado español.

    De modo que el punto de partida no se sitúa ni en la teoría revolucionaria ni en las luchas espontáneas de la clase, sino en las tareas prácticas revolucionarias del proletariado consciente en cada momento histórico. Solo un trabajo teórico que sirva para poder guiarnos en estas tareas revolucionarias prácticas puede ser calificado como prioritario. También debe tenerse en cuenta, acerca de las luchas espontáneas de la clase, que, si bien no son el punto de partida ni la prioridad a la que deban supeditarse el resto de tareas, de ningún modo debemos despreciar su importancia. No solamente una parte sustancial de quienes componemos a día de hoy el movimiento comunista procedemos aquellas luchas, sino que estas permiten a la vanguardia mantener el contacto lo más directo posible con la clase y conocer sobre el terreno su situación, cosa imprescindible también para elaborar una estrategia y una táctica revolucionaria justas.

    Como apuntaba también Mao en Sobre la práctica: “quien quiera conocer una cosa, no podrá conseguirlo sin entrar en contacto con ella, es decir, sin vivir (practicar) en el mismo medio de esa cosa”. Es transformando el movimiento de masas como podremos conocer sus particularidades. No debemos limitar nuestra relación con la clase obrera y sus luchas de resistencia a la mera observación desde fuera, sino estudiar nuestra intervención en su seno al mismo tiempo que estudiamos la experiencia histórica del proletariado. Solo realizando estos dos estudios simultáneamente podremos asimilar verdaderamente la teoría revolucionaria de cara a nuestra práctica revolucionaria, ejercitando la fusión de lo universal con lo particular. Solo mediante ejercicios semejantes podemos corregir los errores que normalmente se producen a la hora de una asimilación puramente intelectual y abstracta de la teoría revolucionaria. Solo mediante intentos de transformar el movimiento espontáneo de la clase obrera en movimiento revolucionario puede la vanguardia proletaria constatar los errores de su línea política de cara a su corrección. Como bien afirmaba Lenin en Materialismo y empiriocriticismo: “Para el materialista, el “éxito” de la práctica humana demuestra la correspondencia de nuestras representaciones a la naturaleza objetiva de las cosas que percibimos.”

    Además, este contacto con las luchas espontáneas y de resistencia de la clase obrera permite a su vez nutrir a la vanguardia de nuevos efectivos, que permitirán a su vez incrementar los esfuerzos de la vanguardia para las tareas políticas e ideológicas a realizar. No debe olvidarse que, al fin y al cabo, la vanguardia proletaria no es algo ajeno a la masa de la clase, sino su parte más avanzada en cuanto a nivel de conciencia e implicación en la lucha de clases. Solo a la vez que transforma el movimiento de masas puede la vanguardia transformarse a sí misma, elevarse a un nivel político e ideológico superior.

    - Acerca de la conciencia revolucionaria.

    Enlazando con lo anterior también cabe reflexionar acerca de la naturaleza de la conciencia revolucionaria, acerca de ese elemento consciente que la vanguardia debe “inocular” al movimiento espontáneo de la clase obrera. Sin embargo, desde nuestra reflexión cabe preguntarse si acaso la conciencia revolucionaria y la teoría revolucionaria son sinónimos. No cabe duda de que no puede haber conciencia revolucionaria que merezca tal nombre sin el conocimiento teórico del socialismo científico, al menos en sus aspectos fundamentales. Y tampoco cabe duda de que este conocimiento teórico es imposible sin los necesarios procesos de estudio, de debate entre comunistas y de confrontación con las posiciones oportunistas e incluso con las abiertamente reaccionarias. Sin embargo, creemos que el solo conocimiento teórico del socialismo científico es insuficiente para la adquisición de la conciencia de clase proletaria. Por sí solo, este conocimiento aporta una conciencia intelectual de las tareas del proletariado, pero no una auténtica conciencia revolucionaria proletaria. Para ello no basta con pensar en clave revolucionaria, sino también sentir en clave proletaria.[11] Para la conciencia de clase proletaria es necesario también adquirir el instinto de clase y fusionarlo con el conocimiento teórico del socialismo científico. No debe olvidarse que tanto Marx, como Engels, como Lenin desde que asumieron el papel histórico-revolucionario del proletariado no escatimaron en sus esfuerzos por tomar el contacto más estrecho posible con las luchas obreras, de cara a aprender de las mismas, incluso antes de que se hubieran ya constituido las organizaciones revolucionarias y obreras en las que participaron activamente, alcanzando incluso posiciones dirigentes. El instinto de clase, por tanto, es imposible adquirirlo si no se pisa el terreno de las luchas espontáneas de resistencia de la clase, pues tal instinto sólo se adquiere a través de la práctica sobre el terreno en las mencionadas luchas. La clave está en realizar esto de modo planificado y no supeditando el desarrollo del movimiento comunista al desarrollo espontáneo del movimiento obrero.

    - Sobre la lucha por la creación del Partido Comunista.

    Desde el PTD, y también anteriormente desde la UJC-M, hemos asumido siempre que no hay Partido Comunista hoy en día en el Estado español. La vanguardia proletaria se encuentra dispersa. Ello no solamente merma su capacidad de fusión con las masas proletarias. La dispersión es práctica, pero también teórica. A la dispersión de las capacidades de intervención se une la dispersión en las capacidades de análisis. Los distintos destacamentos comunistas existentes tienen una visión determinada por su más que estrecha realidad cotidiana, lo que los conduce inevitablemente a incurrir en grandes errores de unilateralidad en sus análisis de la realidad material, en la toma de conciencia de su situación y de cómo transformarla. Y esto inevitablemente ocurre en todo destacamento comunista del Estado español a día de hoy.

    Llegados a este punto vemos necesario abordar el papel que ocupa la labor ideológica en la lucha por la creación del Partido Comunista en el Estado español. Aceptamos que el proceso de creación de este partido no se caracteriza por la unidad formal y la convergencia en la práctica de las luchas de resistencia de la clase, sino que esto último debe ir acompañado del estudio y el debate de la experiencia del movimiento comunista, así como de la organización de la lucha de dos líneas.[12] Pero consideramos estos dos elementos, el práctico y el teórico, igual de importantes, precisamente porque la teoría es práctica acumulada y sintetizada. No podemos estar de acuerdo con que “la resolución de la cuestión ideológica no es más que la primera parte del Plan político”. La resolución de las cuestiones ideológicas no es algo que se circunscriba a una etapa concreta del desarrollo del movimiento comunista y del movimiento obrero, sino que está presente en todo su desarrollo, unida a las cuestiones prácticas candentes en cada momento. Si observamos la historia del marxismo desde su nacimiento “oficial” con la publicación del Manifiesto del Partido Comunista podemos observar que las cuestiones ideológicas que se han ventilado siempre han sido las que han correspondido a las tareas prácticas de cada momento. Los clásicos del socialismo científico nunca esperaron a resolver todas las cuestiones ideológicas pendientes antes de ponerse manos a la obra para ganar al proletariado para la causa de la revolución proletaria.

    “Nuestra intención no era, ni mucho menos, comunicar exclusivamente al mundo «erudito», en gordos volúmenes, los resultados científicos descubiertos por nosotros. Nada de eso. Los dos estábamos ya metidos de lleno en el movimiento político, teníamos algunos partidarios entre el mundo culto, sobre todo en el occidente de Alemania, y grandes contactos con el proletariado organizado. Estábamos obligados a razonar científicamente nuestros puntos de vista, pero considerábamos igualmente importante para nosotros el ganar al proletariado europeo, empezando por el alemán, para nuestra doctrina. Apenas llegamos a conclusiones claras para nosotros mismos, pusimos manos a la obra.”[13]

    Como bien comenta Engels en el extracto anterior, ni él ni Marx esperaron a tener todos los aspectos ideológicos completamente cimentados antes de trabajar intensamente para estrechar lazos con el movimiento obrero. De hecho, antes de romper definitivamente con los hegelianos de izquierda[14], ambos ya habían participado activamente en el movimiento democrático-revolucionario alemán, organizando denuncias políticas a través de la prensa contra el régimen de los junkers prusianos. Es interesante destacar que, cuando Marx y Engels ingresan en la Liga de los Comunistas, aun no tenían desarrollado un aspecto tan fundamental de su doctrina como el estudio en profundidad del modo de producción capitalista, que Marx dejará plasmado en su obra cumbre El Capital.[15] Para ellos el trabajo teórico, en el terreno de la lucha ideológica, y el trabajo práctico, en el terreno de las luchas económicas y políticas de la clase obrera, tenían un mismo nivel de prioridad para el movimiento revolucionario. Desde el principio trataron de fusionar el socialismo científico con el movimiento obrero. Nunca esperaron a tener completado el socialismo científico en todos sus aspectos para lanzarse a realizar esta tarea.

    También podríamos comentar la experiencia bolchevique. El propio Lenin provenía del movimiento que podríamos considerar espontáneo antes de convertirse en un organizador y un teórico de referencia en el marxismo ruso.

    “Vladimir Ilich Lenin, fundador del bolshevismo, nació en la ciudad de Simbirsk (hoy Ulianovsk) en el año 1870. En 1887, ingresó en la Universidad de Kazán, pero a poco de esto fue detenido y expulsado de la Universidad por tomar parte en el movimiento revolucionario estudiantil. En Kazán, Lenin ingresó en el círculo marxista organizado por Fedoseiev. Al trasladarse Lenin a Samara, se formó en seguida en torno a él el primer círculo marxista de esta ciudad. Ya entonces Lenin asombraba a cuantos le conocían por su conocimiento del marxismo.”[16]

    Es cierto que después de su intensa labor en el movimiento estudiantil Lenin pasó a un periodo de mayor dedicación al estudio del marxismo junto con los obreros avanzados. No obstante, este proceso no duró demasiado, pues bien pronto Lenin comenzó a plantear la necesidad de que los círculos marxistas se lanzasen a la agitación en las luchas económicas del proletariado ruso. Fue el ejemplo de la Unión de lucha por la emancipación de la clase obrera de San Petersburgo, que ya combinaba las labores de propaganda (estudio y difusión del marxismo) y de agitación (fusión del socialismo científico con el movimiento obrero) lo que permitió catalizar el desarrollo del marxismo en Rusia con la creación de varias “uniones de lucha” a lo largo y ancho del imperio zarista.[17] Fue después, y no antes de desplegar esta labor de agitación, cuando Lenin entró en la polémica con los “economistas” del movimiento revolucionario ruso de aquella época. De hecho, el Partido bolchevique fue constituido como Partido de nuevo tipo antes de que Lenin hubiese realizado el balance de la experiencia revolucionaria acumulada por el proletariado internacional de aquel entonces en su folleto El Estado y la revolución. Y precisamente este balance se realizó no solamente como aporte ideológico al movimiento revolucionario, sino también y principalmente en conexión directa con las tareas de la revolución rusa y ante la inmediatez del asalto revolucionario al poder político por parte del proletariado ruso.

    Y ésta es también la dinámica con la que se han desarrollado partidos comunistas actuales, como el PTB. Los camaradas de Almería y Zamora en su carta cometen un error de unilateralidad al únicamente tener en cuenta una parte del texto de Ludo Martens El Partido de la Revolución. En su documento tratan de achacar al difunto camarada belga una desviación “practicista” o “espontaneísta”, cuando en el mismo texto que citan más adelante Martens plantea precisamente su posición real al respecto:

    “Para la religión, al principio hubo verbo; para el comunismo en principio hubo acción. Antes de ser comunistas, los camaradas que crearon el partido dirigieron luchas estudiantiles muy importantes y duras entre 1966-1969. Acumulando principalmente una rica experiencia organizativa, agitatoria y de lucha. Antes de conocer quién era Lenin, hemos tenido que hablar en mítines, organizar manifestaciones y huelgas, redactar análisis y dirigir comités de acción. La voluntad de sostener el movimiento de masas y de dirigirlo con una orientación anticapitalista fue la principal conquista de esos años.

    Ahora bien, incluso en ese primer periodo, la teoría desempeñó un papel crucial. Queriendo luchar contra el capitalismo, la cuestión de la orientación ideológica se presentó ya desde el inicio.

    No nos sentíamos atraídos por la socialdemocracia ni por el partido revisionista. Revolucionarios de América Latina nos pusieron en guardia contra el trotskismo y nos orientamos hacia el marxismo-leninismo. Fue principalmente el estudio de ¿Qué hacer?, de El Estado y la revolución y los textos de la Revolución Cultural los que nos orientaron ideológicamente.”[18]

    Como vemos, la experiencia que describe Ludo Martens no se diferencia demasiado de la que vivieron los clásicos del marxismo-leninismo.

    ***

    En nuestra opinión, el movimiento comunista del Estado español se encuentra en una circunstancia similar a la de Rusia en 1895, cuando existían en varios rincones del país “uniones de lucha” que, a la vez que el estudio y la difusión del marxismo, desempeñaban tareas prácticas de agitación en las luchas económicas y políticas de la clase obrera. La tarea de las y los comunistas, por tanto, en las actuales circunstancias giran en torno a la unificación de su movimiento disperso en círculos. Sin embargo, entendemos la crítica que realizan los camaradas de Almería y Zamora en lo relativo a la insuficiencia de converger en las tareas prácticas de agitación en los movimientos espontáneos de resistencia de la clase obrera. Esta convergencia (que no creemos suficiente, pero sí necesaria) debe complementarse con el debate y la lucha ideológica en el seno del movimiento comunista en torno a los principios. Obviamente, de este razonamiento se desprende que la lucha por la creación del Partido Comunista no estará únicamente marcada por la unificación de destacamentos. La lucha de principios permitirá unir entorno a ellos, pero también clarificará quiénes están en el campo de la revolución y quiénes en el de la reforma, con lo que, a la vez que unificador, el proceso será, en cierto modo, “segregador”. ¿Pero en torno a qué giran, a su vez, esos principios en el momento actual? ¿A través de qué debate pueden plasmarse de manera concreta esa lucha de principios? Desdenuestra concepción, esta lucha deberá concretarse en la discusión en torno al programa político. La discusión ideológica deberá abarcar el estudio crítico y autocrítico de la experiencia del proletariado internacional, pero con el fin de iluminar la discusión acerca de los distintos ejes del programa revolucionario en torno al cual las y los comunistas aspiran a organizar a la clase obrera y las masas populares. Son muchos los ejes que este programa deberá integrar. El análisis social y de las clases en el Estado español, la caracterización de su actual forma de Estado, su papel y su situación en la cadena imperialista y en la lucha de clases internacional, la cuestión nacional y otros más son algunos ejemplos de los ejes de discusión que entendemos que el movimiento comunista debe desarrollar de manera inmediata. Pero no con el fin de debatir en abstracto, sino con el de aportar luz a las tareas prácticas revolucionarias inmediatas de la clase obrera en el Estado español.



    Palabras finales.

    Es evidente que con lo expuesto se abre un importante, y creemos que necesario, debate entre destacamentos. Por nuestra parte, estamos dispuestos a continuarlo en el tiempo paraprofundizarlo y, por supuesto, hacerlo público. Nunca nos hemos escondido ante los errores que seguramente hayamos podido cometer. Además, a día de hoy, dada la dispersión del movimiento comunista, todos y cada uno de los destacamentos estamos predispuestos a tener una visión unilateral de la realidad que aspiramos a transformar en sentido revolucionario. Es por ello que vemos fundamental afrontar el estudio y el debate entre camaradas, de cara a dar un impulso al proceso de aprendizaje de la vanguardia. Entendemos este proceso de debate entre camaradas en términos de crítica y autocrítica, de cara a fortalecer la justeza de nuestra línea política y su capacidad de servir como guía para la acción revolucionaria. En este sentido, consideramos que la mejor manera de encauzar el debate es mediante el formato de cartas públicas. Este formato no solo nos permitirá abordar de manera abierta y sincera el debate entre nuestros destacamentos, sino también acompasar el ritmo del debate con el ritmo interno de desarrollo de cada destacamento. Además, el carácter público de las cartas puede permitir también que nuestras discusiones sirvan de aporte no solamente para nuestros destacamentos, sino también para el conjunto del movimiento comunista.

    Partido del Trabajo Democrático

    Diciembre 2013


    [1] Comunicado de la UJC-Madrid sobre la ruptura con el PCE:

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    [2] Carta de la UJC-Madrid al Movimiento Comunista de España:

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    [3] Ibídem

    [4] Comunicado de la UJC-Madrid sobre la ruptura con el PCE

    [5] Carta de la UJC-Madrid al Movimiento Comunista de España

    [6] Comunicado de ex-militantes de la UJC-Madrid y los CJC ante la nulidad del proceso de unidad con el PCPE-CJC:

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    [7] Ibídem



    [8] Reconstitución y movimiento juvenil. Aporte al combate ideológico:

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    [9] Sobre la práctica:

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    [10] Y no cabe duda tampoco de que el movimiento comunista está cada vez más obligado a pronunciarse acerca de estas cuestiones. Como tampoco cabe duda de que en los procesos de acercamiento entre destacamentos tendrá que abordarse el debate y la lucha de principios al respecto. Pero, en cualquier caso, esto ya no sería debatir en abstracto acerca de la experiencia histórica del movimiento comunista, sino acerca de tareas prácticas más o menos inmediatas del proletariado revolucionario consciente.

    [11] Entiéndase “sentir” no como una actitud únicamente sentimental ni como una confusión a la hora de identificar la realidad con los deseos. “Sentir en clave proletaria” supone entender el punto de vista del proletariado como clase. Supone, desde la perspectiva de la teoría del conocimiento, no entablar una relación unilateral desde una perspectiva meramente intelectual en la que se estudia a la clase obrera como “objeto”, sino integrar en ese análisis el punto de vista, la percepción y la visión de la realidad que la clase obrera – en sus diferentes particularidades – puede llegar a experimentar. La importancia de este hecho viene directamente asociado al interés de construir una visión multilateral de los hechos.

    [12] Sobre esta cuestión debemos hacer autocrítica nuevamente, pues es evidente que nos hemos dejado llevar por los cantos de sirena de la unidad formal, en base a los principios proclamados y no en base a los principios constatados. Únicamente hemos podido aprender esta dura lección a partir de nuestra experiencia práctica de convergencia frustrada con los CJC, dado que adolecíamos de ciertas limitaciones teóricas (de estudio, pero sobre todo de experiencia práctica) que, como expusimos anteriormente, nos impedían constatar la existencia de desviaciones y errores graves, teóricos y prácticos, en las elaboraciones del IX Congreso del PCPE.

    [13] Engels, Contribución a la historia de la Liga de los Comunistas:

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    Las negritas y los subrayados son nuestros.

    [14] Un documento clave de esta ruptura son las Tesis sobre Feuerbach, en donde Marx plantea que “los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”. Ello nos muestra cómo el socialismo científico nació como doctrina precisamente en lucha contra, entre otras corrientes, el materialismo contemplativo, aislado de la práctica transformadora.

    [15] Precisamente sería en el periodo de reflujo tras la revolución de 1848 cuando Marx pasaría a profundizar sus estudios de economía política de cara a la elaboración de su obra cumbre. Y, sin embargo, el no tener terminada esta obra cumbre no impidió que Marx y Engels participasen activamente en la creación de la Primera Internacional como dirigentes de primera fila.

    [16] Historia del Partido Comunista (bolchevique) de la URSS, capítulo I:

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    [17] Ibídem

    [18] Ludo Martens, El Partido de la Revolución, capítulo I, apartado 4º, página 29

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    Mensaje por Red_Saymoc Lun Dic 09, 2013 2:13 pm

    Añado el documento original de la JCZ y la JCA para que se pueda seguir mejor el debate:

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    Mensaje por ndk Lun Dic 09, 2013 6:15 pm

    De acuerdo con estos extractos del texto:  

    (...)

    el solo conocimiento teórico del socialismo científico es insuficiente para la adquisición de la conciencia de clase proletaria.


    (...)

    Para la conciencia de clase proletaria es necesario también adquirir el instinto de clase y fusionarlo con el conocimiento teórico del socialismo científico. No debe olvidarse que tanto Marx, como Engels, como Lenin desde que asumieron el papel histórico-revolucionario del proletariado no escatimaron en sus esfuerzos por tomar el contacto más estrecho posible con las luchas obreras, de cara a aprender de las mismas, incluso antes de que se hubieran ya constituido las organizaciones revolucionarias y obreras en las que participaron activamente


    (...)

    La clave está en realizar esto de modo planificado y no supeditando el desarrollo del movimiento comunista al desarrollo espontáneo del movimiento obrero.


    Si observamos la historia del marxismo desde su nacimiento “oficial” con la publicación del Manifiesto del Partido Comunista podemos observar que las cuestiones ideológicas que se han ventilado siempre han sido las que han correspondido a las tareas prácticas de cada momento. Los clásicos del socialismo científico nunca esperaron a resolver todas las cuestiones ideológicas pendientes antes de ponerse manos a la obra para ganar al proletariado para la causa de la revolución proletaria.

    “Nuestra intención no era, ni mucho menos, comunicar exclusivamente al mundo «erudito», en gordos volúmenes, los resultados científicos descubiertos por nosotros. Nada de eso. Los dos estábamos ya metidos de lleno en el movimiento político, teníamos algunos partidarios entre el mundo culto, sobre todo en el occidente de Alemania, y grandes contactos con el proletariado organizado. Estábamos obligados a razonar científicamente nuestros puntos de vista, pero considerábamos igualmente importante para nosotros el ganar al proletariado europeo, empezando por el alemán, para nuestra doctrina. Apenas llegamos a conclusiones claras para nosotros mismos, pusimos manos a la obra.”[13]

    Como bien comenta Engels en el extracto anterior, ni él ni Marx esperaron a tener todos los aspectos ideológicos completamente cimentados antes de trabajar intensamente para estrechar lazos con el movimiento obrero. De hecho, antes de romper definitivamente con los hegelianos de izquierda[14], ambos ya habían participado activamente en el movimiento democrático-revolucionario alemán, organizando denuncias políticas a través de la prensa contra el régimen de los junkers prusianos. Es interesante destacar que, cuando Marx y Engels ingresan en la Liga de los Comunistas, aun no tenían desarrollado un aspecto tan fundamental de su doctrina como el estudio en profundidad del modo de producción capitalista, que Marx dejará plasmado en su obra cumbre El Capital.[15] Para ellos el trabajo teórico, en el terreno de la lucha ideológica, y el trabajo práctico, en el terreno de las luchas económicas y políticas de la clase obrera, tenían un mismo nivel de prioridad para el movimiento revolucionario. Desde el principio trataron de fusionar el socialismo científico con el movimiento obrero. Nunca esperaron a tener completado el socialismo científico en todos sus aspectos para lanzarse a realizar esta tarea.

    También podríamos comentar la experiencia bolchevique. El propio Lenin provenía del movimiento que podríamos considerar espontáneo antes de convertirse en un organizador y un teórico de referencia en el marxismo ruso.

    “Vladimir Ilich Lenin, fundador del bolshevismo, nació en la ciudad de Simbirsk (hoy Ulianovsk) en el año 1870. En 1887, ingresó en la Universidad de Kazán, pero a poco de esto fue detenido y expulsado de la Universidad por tomar parte en el movimiento revolucionario estudiantil. En Kazán, Lenin ingresó en el círculo marxista organizado por Fedoseiev. Al trasladarse Lenin a Samara, se formó en seguida en torno a él el primer círculo marxista de esta ciudad. Ya entonces Lenin asombraba a cuantos le conocían por su conocimiento del marxismo.”[16]

    Es cierto que después de su intensa labor en el movimiento estudiantil Lenin pasó a un periodo de mayor dedicación al estudio del marxismo junto con los obreros avanzados. No obstante, este proceso no duró demasiado, pues bien pronto Lenin comenzó a plantear la necesidad de que los círculos marxistas se lanzasen a la agitación en las luchas económicas del proletariado ruso. Fue el ejemplo de la Unión de lucha por la emancipación de la clase obrera de San Petersburgo, que ya combinaba las labores de propaganda (estudio y difusión del marxismo) y de agitación (fusión del socialismo científico con el movimiento obrero) lo que permitió catalizar el desarrollo del marxismo en Rusia con la creación de varias “uniones de lucha” a lo largo y ancho del imperio zarista.[17] Fue después, y no antes de desplegar esta labor de agitación, cuando Lenin entró en la polémica con los “economistas” del movimiento revolucionario ruso de aquella época. De hecho, el Partido bolchevique fue constituido como Partido de nuevo tipo antes de que Lenin hubiese realizado el balance de la experiencia revolucionaria acumulada por el proletariado internacional de aquel entonces en su folleto El Estado y la revolución. Y precisamente este balance se realizó no solamente como aporte ideológico al movimiento revolucionario, sino también y principalmente en conexión directa con las tareas de la revolución rusa y ante la inmediatez del asalto revolucionario al poder político por parte del proletariado ruso.


    La pregunta es ¿como pretende PTD llevar a cabo un debate sobre la construcción de el nuevo poder con JJCC Almeria y Zamora si su experiencia práctica es nula en dicho asunto y además se niegan por completo a llevar nada a la práctica?  Me parece que en este tema cae en una contradicción el PTD, sería un debate viciado.
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    Mensaje por Shenin Mar Dic 10, 2013 4:32 pm

    Obviamente, sólo la práctica será el criterio de la verdad y en base al cual comprobemos la justeza sobre nuestras concepciones acerca del nuevo poder. Mientras nuestra experiencia al respecto siga siendo tan limitada, igual de limitadas serán las conclusiones del debate. Pero el caso es que el PTD tiene ya unos vínculos con los camaradas de Almería y Zamora que se forjaron en su día cuando existía la UJC-M. Es por ello que el PTD vio la necesidad de responder a su carta, no solamente a las alusiones que se hacen en ella a la antigua UJC-M, sino también para plantear sus reflexiones acerca de la posición que los camaradas plantean en dicho documento. Ésa es la razón por la que el PTD ve la necesidad de tal debate, que abarca más aspectos que el nuevo poder, como se puede comprobar en la carta de respuesta. Es decir, el criterio es práctico y no meramente "teoricista".

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