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Pienso que la "ejemplar transición española" fue semejante a una labor de costura chapucera, en la que se vistió a la bestia con un disfraz de oveja comprado en una tienda "Todo a 100". Desde el primer momento se veía que aquellos rizos no eran de lana, sino de nylon barato; que las ovejas no tienen esas jorobas, bultos y durezas; que dan leche y no acíbar. Pero se negoció con los sables sobre la mesa, o lo tomas o lo dejas, ésto o el paredón, y la mayoría tragó. Luego vino el 23-F: más sables y cañones y la guerra de nuevo pintada en el horizonte. Y la gente volvió a tragar.
Ha pasado el tiempo y las costuras de ese disfraz barato se van abriendo: el hedor ya no se puede disimular. Las vísceras podridas del monstruo aparecen entre las junturas deshilachadas: hoy el GAL, mañana la tortura, pasado nos merendamos a uno de los nuestros que se ha desviado.
Y siempre la misma excusa, la misma cortina de humo: los violentos vascos, que no aceptan las "reglas de juego". ¿Qué "reglas de juego"? Las que se pactaron con el chantaje de las armas?
(Imagino que David, en su lucha con Goliat, también tendría a su alrededor gente reprochándole la violencia que suponía lanzar un cantazo al gigante...)
¿Quiénes son los violentos? Periodistas que disienten con la fuerza de la palabra, abogados que protestan con la fuerza de la ley y la justicia, políticos que hacen oposición con la fuerza de las ideas, esperando que sus propuestas sean aceptadas por los ciudadanos... Y son los que les vienen a detener los que portan las armas, y los que les secuestran en zulos oscuros e ignotos, y los que se niegan a comunicar a familiares y amigos dónde los tienen escondidos, hasta que algunos aparecen en un hospital cualquiera o una morgue cualquiera...
Me indigna, pero no me sorprende, que los "demócratas" fascistas reciclados jueguen a este juego.
Me asquea que demócratas cobardes sigan el juego para no perder sus miserables privilegios.
Me apena sobremanera que demócratas de buena voluntad se lo traguen.
Ha pasado el tiempo y las costuras de ese disfraz barato se van abriendo: el hedor ya no se puede disimular. Las vísceras podridas del monstruo aparecen entre las junturas deshilachadas: hoy el GAL, mañana la tortura, pasado nos merendamos a uno de los nuestros que se ha desviado.
Y siempre la misma excusa, la misma cortina de humo: los violentos vascos, que no aceptan las "reglas de juego". ¿Qué "reglas de juego"? Las que se pactaron con el chantaje de las armas?
(Imagino que David, en su lucha con Goliat, también tendría a su alrededor gente reprochándole la violencia que suponía lanzar un cantazo al gigante...)
¿Quiénes son los violentos? Periodistas que disienten con la fuerza de la palabra, abogados que protestan con la fuerza de la ley y la justicia, políticos que hacen oposición con la fuerza de las ideas, esperando que sus propuestas sean aceptadas por los ciudadanos... Y son los que les vienen a detener los que portan las armas, y los que les secuestran en zulos oscuros e ignotos, y los que se niegan a comunicar a familiares y amigos dónde los tienen escondidos, hasta que algunos aparecen en un hospital cualquiera o una morgue cualquiera...
Me indigna, pero no me sorprende, que los "demócratas" fascistas reciclados jueguen a este juego.
Me asquea que demócratas cobardes sigan el juego para no perder sus miserables privilegios.
Me apena sobremanera que demócratas de buena voluntad se lo traguen.
