DICTADORES – libro de Richard Overy

Hay una pista que casi siempre nos da la pauta del contenido de un libro sobre Stalin o la Segunda guerra mundial (fundamentalmente, Stalingrado o la batalla de Moscú): si aparecen comparados o igualados Hitler y Stalin (y normalmente eso se hace ya desde la presentación que figura en la contraportada o en la solapa del libro), el libro puede tirarse a la basura sin mayores dudas y sin ningún dolor de corazón. Tampoco está de más investigar un poco sobre el autor del libro en internet; la cantidad de escritores de libros que ni son historiadores, ni militares ni tan siquiera periodistas que escriben sobre estos temas. Los títulos también se pueden tener en cuenta: si un libro se titula Dictadores y aparecen Hitler y Stalin, coño, tampoco hay que ser tan ingenuo.

No hay que perder el tiempo con tanta basura con la cantidad de libros que se pueden leer. Además, con Stalin no hay que volverse loco ni hacer un campeonato de lectura de libros a ver si damos con el que nos gusta. Una vez que asumes que Stalin forma parte del acervo comunista, para lo bueno y para lo malo, que de todo hay con el padrecito, y estás convencido de tu ideología, ¿te vas a seguir comiendo el tarro de mala manera?. Salvo que le quieras poner en una hornacina y rezarle antes de dormir, claro.