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    Revolucion Democratica o la pequebu encolerizada

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    Mensaje por Xenocracia Sáb Ene 18, 2014 3:41 pm

    Revolucion Democratica o la pequebu encolerizada 799px-RD-logo

    Que opinan de esta gracia de giorgio jackson? yo sinceramente pienso que es la condensacion de todo el revisionismo posmoderno de la peor calaña hecha movimiento politico y ya apoyaron a bachelet , el tal manuel crispi (su ex-coordinador nacional) es un maquinero politico profesional (viene del PS , eso lo dice todo) y ahora tienen a pablo paredes un niño discolo ex-PC  

    Escuchen a miguel crispi y su mierda posmoderna en el minuto 2:30



    Su ideologia es el ciudadanismo (que es la forma mas contemporanea de romanticismo politico) y haciendo un analisis de clase representan como mucho a la burguesia y pequeña burguesia shuper de providencia que ahora quiere ser revolucionaria , en resumen hipsters pasandose por revolucionarios

    que opinan de estos hijos bastardos de la socialdemocracia?
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    Mensaje por bivort Dom Jul 19, 2015 4:59 am

    Creo que no son un partido revolucionario pero que los comunistas debiésemos apostar a un acercamiento con ellos en el actual contexto, porque son un actor que puede equilibrar la balanza a nuestro favor entendiendo que el actual gobierno y el curso de las reformas se encuentra en disputa.
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    Mensaje por militiano Lun Jul 20, 2015 12:02 am

    jajajajaja, cada dia mas risa , ahora el partido comunista de chile se cree revolucionario y se atreve a llamar a otro partido de poco revolucionario,,,
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    Mensaje por militiano Lun Jul 20, 2015 12:13 am

    EL REVISIONISMO
    Peligro principal para la victoria
    de la Revolución Democratica Chilena
    El revisionismo, expresado hoy en Chile por diversos
    grupos y dirigentes políticos, tiene en la
    camarilla de los Teillier-Carmona a uno de sus
    máximos exponentes. El revisionismo es un peligro
    en el interior mismo del movimiento obrero
    y popular. Son falsos marxistas, que distorsionan
    los principios fundamentales planteados
    por Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao. Son una
    avanzada de la burguesía en el seno del movimiento
    obrero y constituyen por ello una verdadera
    amenaza para el desarrollo de la lucha
    revolucionaria de nuestro pueblo.
    Estos individuos, que representan una fracción
    de la burguesía burocrática chilena, aspiran a
    utilizar al Estado burgués-terrateniente chileno
    como palanca económica para promoverse
    como clase. Para lograr imponer sus objetivos,
    los revisionistas, utilizan la organización, la
    movilización y la lucha de las masas. Alentando,
    conteniendo o desviando la justa protesta
    popular según sea el caso, hoy están empeñados
    en negociar y maniobrar políticamente en
    busca de un cupo electoral. Estos objetivos no
    tienen nada que ver con los intereses de la clase
    y el pueblo. El sistema electoral constituye uno
    de los principales mecanismos de dominación
    y legitimación del orden actual, las elecciones
    representan, en este sentido, un objetivo contra
    el cual se debe dirigir la lucha de las masas
    revolucionarias, no hacerlo implicaría hipotecar
    el futuro de la revolución de nueva democracia
    en nuestro país.
    El nefasto papel del revisionismo
    en Chile
    El XX Congreso del Partido Comunista
    de la Unión Soviética (PCUS)
    en 1956 significó un paso importante
    para avanzar hacia la usurpación
    definitiva del poder del
    Estado soviético por la burguesía,
    encabezada en ese momento por
    la camarilla jrushovista. Esta última,
    la componían una serie de
    elementos desclasados, cuya base
    social –conformada por una capa
    diferenciada del proletariado–,
    le permitió a este sector derechista-oportunista
    dar un golpe
    para arrebatar el poder político
    al proletariado y pueblo soviético
    e imponer una serie de reformas
    políticas y económicas destinadas
    a restaurar el capitalismo en la
    URSS.
    Hacia fines de la década de los
    ’50 y principios de los ’60, los
    revisionistas jruchovistas (o revisionistas
    contemporáneos como
    les decían los revolucionarios),
    triunfantes, establecían un régimen
    fascista para defenderse de
    y oprimir a las masas.
    En Chile, se hicieron eco de este
    Congreso una parte importante
    de la dirección del viejo Partido
    Comunista de Chile (tal como se
    le conocía y se le conoce hoy en
    día). Esto se vio facilitado por la
    acción inveterada de una línea
    oportunista de derecha que predominó
    en el viejo Partido. Además
    de esto, habría que añadir
    dos cuestiones:
    Primero, Luis Emilio Recabarren,
    obrero tipógrafo, fundador
    del Partido Obrero Socialista en
    1912, nunca logró desembarazarse
    de una serie de lastres ideológicos
    heredados de su antigua
    militancia en el extinto Partido
    Democrático. A pesar de su actividad
    como organizador de la clase
    obrera chilena, su pensamiento
    permanecía y permaneció hasta
    su muerte preñado de influencias
    ajenas a la ideología científica de
    la clase; ideología que no llegó a
    conocer en profundidad y, por lo
    mismo, no podía aplicar del todo
    en la práctica. Sus concepciones
    se aproximaban más al socialismo
    utópico que al socialismo científico.
    Cuestiones éstas que no logró
    corregir aun habiendo visitado la
    república de los soviets. Su ilusión
    en el camino electoral, sus
    planteamientos acerca del agotamiento
    de la necesidad de utilizar
    la violencia como medio de transformación
    revolucionaria de la
    sociedad empañan sus esfuerzos
    por propagandizar entre la clase
    obrera y trabajadora las virtudes
    del socialismo y la necesidad de
    la conquista del poder por esta
    clase.
    Segundo, tras la muerte de Recabarren
    las cosas no cambiaron.
    Incluso un representante del Komintern
    les señalaba en 1929, la
    “completa incomprensión de los
    principios bolcheviques de organización”
    y les advertía que por
    ese camino se dirigían derecho
    hacia la liquidación del partido
    como organización proletaria comunista.

    El nuevo ascenso de las luchas de
    masas desplegadas a comienzos
    de la década de los treinta mostró
    la disposición combativa de las
    masas populares y de los militantes
    comunistas de base. Algunas
    manifestaciones radicalizadas de
    lucha de las masas se expresaron
    2 Julio 2007 El Revisionismo: Peligro principal...
    en intentos de resistencia armada
    contra el abuso y la explotación,
    tales como la sublevación de la
    escuadra en septiembre de 1931,
    la “pascua trágica” en Copiapó y
    Vallenar en diciembre de 1931 y
    el levantamiento campesino en
    Alto Biobío, Ranquil y Lonquimay
    en abril de 1934. Sin embargo,
    esto no se tradujo en una política
    revolucionaria tendiente a preparar
    e iniciar la lucha armada por la
    conquista del poder por y para la
    clase y el pueblo.
    A partir del VII Congreso de la
    III Internacional en 1935 y el
    impulso de la política de frentes
    populares para la lucha contra el
    atropellador avance del fascismo
    a nivel mundial pudo haberse
    adoptado y aplicado en Chile una
    decidida línea de unidad de todas
    las fuerzas anti-fascistas, pero a
    condición de asegurar la dirección
    proletaria de dicho frente sobre la
    base de una firme alianza obrerocampesina.
    La dirigencia del PC, sin embargo,
    optó por una interpretación
    oportunista, ajena a los principios
    marxista-leninistas (que consisten
    en hacer preparativos serios
    para la revolución), que le llevó a
    actuar y a poner al proletariado a
    la cola de la burguesía. Esta situación
    desembocó en un embotante
    cretinismo parlamentario y
    en la renuncia a desatar y dirigir
    con el proletariado revolucionario
    a la cabeza el levantamiento armado
    de las masas campesinas y
    mapuche. Al contrario, refrenando
    la lucha del campesinado pobre,
    negoció el derecho a la sindicalización
    campesina para lograr
    convencer al partido Radical de
    formar parte del Frente Popular y
    una vez logrado esto presionar la
    integración del Partido Socialista
    (socialfascista).
    En abril de 1936 se firmó el acta
    de constitución del Frente Popular
    con los históricos opresores
    de las masas rurales –El Partido
    Radical–, sellando con ello un
    acto de conciliación y renuncia a
    la lucha de clases. Los radicales
    eran un partido compuesto por
    sectores de la burguesía, pequeña
    burguesía urbana y terratenientes
    del valle central.
    El paso táctico constituyó una renuncia
    estratégica a impulsar la
    alianza obrero-campesina, base
    de un frente y de un futuro estado
    de dictadura democrático popular
    –forma específica de la dictadura
    proletaria en los países como los
    nuestros–. Por el contrario, seguir
    en los hechos esta estrategia reformista
    tuvo como consecuencia
    un alto costo para las masas.
    Esta interpretación errónea y
    oportunista de la política de los
    frentes populares postergaron
    las tareas agrarias de la revolución
    democrático-popular chilena.
    Mientras, una correcta interpretación
    y aplicación de la política de
    frente establecida por la III Internacional,
    permitió en China no
    sólo una aplastante victoria sobre
    el imperialismo japonés en 1945,
    sino que sentó las bases para el
    posterior triunfo del Partido Comunista
    de China en 1949, a la
    cabeza de las masas populares, en
    la guerra revolucionaria contra el
    Kuomintang (partido nacionalista
    chino financiado por el imperialismo
    yanqui), los grandes terratenientes
    y la burguesía monopó-
    lica, los principales enemigos del
    pueblo chino.
    A partir de 1938 el Partido Comunista
    de Chile apoya y colabora
    con los gobiernos radicales (proyanquis)
    hasta 1947. En ese año
    el presidente radical Gabriel González
    Videla, obedeciendo a las
    políticas anti-soviéticas del imperialismo
    yanqui, dicta una ley de
    “defensa” de la democracia (burguesa
    por supuesto) e proscribe
    al partido. Frente a esto, lejos de
    entrar en una fase de lucha más
    decidida, la camarilla revisionista
    del PC prosigue una política de
    contención de la lucha de clases
    en pos de recobrar su legalidad, la
    que finalmente recuperan a fines
    de la década del ’50 como premio
    a su “buena conducta”.
    Cuando la dirección revisionista
    de Corvalán y Teitelboim asumen
    la política del renegado Jruschov,
    hacia 1956, lo hacen a tambor batiente.
    La vía pacífica al socialismo
    se transforma en su máxima, e
    incansables reproducen ‘a la chilena’
    la línea revisionista jrushovista;
    pero como anticipáramos, lo
    hacen sobre una ‘rica’ experiencia
    acumulada en décadas de oportunismo
    derechista.
    Esta ‘intachable’ actuación política
    de estos revisionistas, que
    enorgullecía a la gran burguesía
    criolla, y hacía suspirar a todos los
    oportunistas de América Latina y
    más allá, hacía políticamente de
    Chile la “Suiza” de esta parte del
    mundo, y pavoneándose se jactaban
    a coro sobre la supuesta e intachable
    ‘tradición democrática’
    de Chile.
    Sin embargo, un puñado de comunistas
    les salieron al paso,
    aguando en parte, la redondez
    de esta orgía demo-liberal y social-fascista.
    Los antirevisionistas
    chilenos se entregaron a la
    difusión de los documentos con
    los cuales el presidente Mao –a
    la cabeza del Partido Comunista
    Chino– cañoneaba las posiciones
    políticas e ideológicas de los revisionistas
    rusos y sus comparsas
    en los falsos partidos comunistas
    que habían enarbolado las posiciones
    de la dirección revisionista
    del PCUS, al igual que CorvalanTeitelboim.
    La defensa del marxismo-leninismo
    contra el revisionismo
    contemporáneo en Chile
    Fue un puñado de revolucionarios
    comunistas, dirigidos por el
    interfecto David Benquis (camarada
    Velásquez), los encargados
    de propagandizar y defender la
    propuesta china del 14 de junio
    de 1963 acerca de la línea general
    para el movimiento comunista
    internacional apenas ésta fue conocida
    por ellos.
    Intentando desenvolver la lucha
    de líneas al interior del PC de Chile,
    fundaron Espartaco Editores
    para publicar gran parte de los
    documentos de la Gran Polémica
    (a esas alturas la carta china
    o “carta de los 25 puntos” y sus
    nueve comentarios estaban prácHacia
    fines de la década de los ’50 y principios de los ’60, los revisionistas
    jruchovistas (o revisionistas contemporáneos como les decían los revolucionarios),
    triunfantes, establecían en la Unión Soviética un régimen fascista para defenderse
    de y oprimir a las masas.
    Nikita Jrushov. Se apoderó de la conducción del Partido Comunista de la Unión Soviética tras la muerte de Stalin para terminar con
    la construcción socialista e iniciar el camino de restauración al capitalismo.
    Julio 2007 El Revisionismo: Peligro principal... 3
    ticamente prohibidos para los
    militantes del partido). Inmediatamente
    después de haber sido
    expulsados por la camarilla revisionista,
    tras negarse a abandonar
    la justa tarea de propaganda
    que habían iniciado, el camarada
    Velásquez y un puñado más, formaron
    el Grupo Espartaco.
    Posteriormente, junto a otros comunistas
    y nuevos militantes que
    se fueron incorporando en el curso
    de más de dos años de un restablecido
    trabajo revolucionario
    entre las masas, adoptaron la determinación
    de impulsar en 1966
    la fundación del Partido Comunista
    Revolucionario (PCR). Fueron
    ellos los encargados de defender
    y reivindicar el marxismo-leninismo
    (hoy decimos marxismo-leninismo-maoísmo)
    en pleno auge
    del revisionismo contemporáneo
    y del cretinismo parlamentario de
    los acólitos chilenos.
    Justamente durante los años de
    gobierno de la Unidad Popular el
    PCR y Benquis tuvieron el valor
    de atacar decididamente la tan
    cacareada vía pacífica, al mismo
    tiempo que advertir las funestas
    consecuencias que ésta acarrearía
    para la clase y el pueblo, junto
    con señalar el carácter de clase
    del gobierno de la Unidad Popular
    y su proyecto de capitalismo burocrático
    monopolista estatal que
    intentaba aplicar a nuestro país.
    Proyecto, por lo demás, subordinado
    al régimen establecido por
    el social-imperialismo soviético
    en la URSS.
    Pero, lamentablemente esta intensa
    y necesaria labor teóricopráctica
    de denuncia y desenmascaramiento
    que desempeñaron
    ante las masas populares se vio
    interrumpida a principios de la
    década de los 80 con la liquidación
    del PCR. Además de otras razones
    que no es dable tratar aquí
    contribuyó notablemente a esta
    inexcusable capitulación, la prematura
    muerte en 1978 de quién
    era el alma de dicho partido: el
    camarada Velásquez.
    El golpe fascista de septiembre
    de 1973, fulminó en pocas horas
    la vía pacífica y la práctica electoralista
    desarrolladas por décadas
    por el oportunismo. Las masas
    populares tuvieron que enfrentar
    en carne viva los devastadores
    resultados de la prédica de
    la vía pacífica al socialismo. Las
    ilusiones legalistas, electoralistas
    y pacifistas se desecharon; las
    esperanzas no. Éstas palpitan en
    cada una de las luchas que el proletariado
    y el pueblo han desarrollado
    hasta hoy.
    El revisionismo chileno después
    del golpe fascista de 1973
    La situación generada por el golpe
    militar no sólo –muy al pesar
    de los revisionistas– imposibilitó
    la utilización de la vía parlamentaria;
    sino que también, resolvió
    drásticamente la disputa interimperialista
    por el dominio y control
    del país. El ensayo de estrategia
    de vía pacífica del social-imperialismo
    soviético para penetrar en
    los países que pertenecían o se
    encontraban bajo la dominación e
    influencia directa del imperialismo
    yanqui tenía como necesario
    complemento la vía violenta para
    sojuzgar a quienes se atrevían a
    alterar el orden impuesto por ellos
    en la Europa del este, tal como
    aconteció con Checoslovaquia en
    1968. Como se puede constatar,
    el revisionismo también actuaba
    armadamente si las condiciones
    así lo exigían. La violencia no le
    era ajena.
    Por ello no es de extrañarse que
    los revisionistas chilenos, que
    buscaron desde la década de
    los ’60 una alianza política con
    el Partido Demócrata Cristiano
    (partido pro-yanqui, colaboracionista
    de la Junta Militar Fascista
    hasta 1977), una vez agotada
    toda posibilidad real de alcanzar
    la unidad con ellos y desechada la
    ilusión del rápido restablecimiento
    de las instituciones representativas
    de carácter demoburgués,
    comenzaran las discusiones y preparativos
    para utilizar la violencia
    política aguda.
    David Benquis (Camarada Velasquez) - Consecuente comunista que condujo la lucha
    contra el revisionismo chileno desde el Partido Comunista Revolucionario (PCR) hasta
    su muerte en 1978.
    El golpe fascista de septiembre de 1973, fulminó en
    pocas horas la vía pacífica y la práctica electoralis- ta desarrolladas por décadas por el oportunismo. Las
    masas populares tuvieron que enfrentar en carne viva
    los devastadores resultados de la prédica de la vía pacífica
    al socialismo.
    Fue el Partido Comunista Revolucionario (PCR) el encargado de defender y rei- vindicar el marxismo-leninismo (hoy decimos marxismo-leninismo-maoísmo) en
    pleno auge del revisionismo contemporáneo y del cretinismo parlamentario de los
    acólitos chilenos.
    4 Julio 2007 El Revisionismo: Peligro principal...
    Corresponderá a un estudio más
    profundo, sobre la base de la teoría
    militar del proletariado –la guerra
    popular– determinar si hubo, en su
    sentido estratégico, lucha armada
    en los ‘80. La utilización de armas,
    la instalación de artefactos explosivos,
    la organización de destacamentos
    armados, e incluso la creación de
    milicias, no equivale necesariamente
    a desarrollar lucha armada revolucionaria.
    Fue el mismo Luis Corvalán quien,
    en 1977, al evaluar las causas del
    golpe y la falta de preparación para
    defender al gobierno de la UP, formuló
    en un informe al CC el problema
    del “vacío histórico” en la política
    del partido en relación a “la falta de
    una política militar”. Pero fue sólo en
    septiembre de 1980 cuando Corvalán
    llamó a la utilización de “todas las
    formas de lucha”. No cabe la menor
    duda que esta decisión contaba con
    el beneplácito del gobierno socialimperialista
    soviético.
    Se ha tejido una suerte de leyenda
    en torno a la preparación y posterior
    inicio de la violencia política aguda
    utilizada por el revisionismo chileno.
    Confusas versiones sobre quiénes
    participaron, el apoyo internacional
    que recibieron (intermediado por el
    socialimperialismo soviético y sus
    países dependientes) o las características
    de los errores que se cometieron.
    Lo importante es indagar
    en primer lugar en torno a las raíces
    ideológicas del revisionismo chileno,
    y por qué el aura revolucionaria
    que tiene la utilización de la violencia
    política armada, puede encerrar
    peligros nuevos para la lucha revolucionaria
    del proletariado y pueblo
    chileno.
    Algunas características del revisionismo
    (armado)
    La ideología científica del proletariado
    (la ciencia de la revolución
    proletaria) es la síntesis teórica de
    la experiencia acumulada en la lucha
    de clase contra la burguesía y recoge
    también los aportes fundamentales
    de la lucha revolucionaria de las masas
    y pueblos oprimidos del mundo.
    La concepción proletaria, la ideología
    marxista-leninista-maoísta es
    distinta y opuesta a la ideología de
    la burguesía. Son dos concepciones
    ideológicas excluyentes e inconciliables.
    La ideología burguesa es la
    concepción del mundo de los opresores,
    y con esta concepción el proletariado
    no puede tener ninguna
    Respecto al problema de las formas de lucha,
    Lenin exige que sea enfocado históricamente.
    Él consideraba que era fundamental examinar
    en detalle “la situación concreta del movimiento
    dado, la fase dada de su desarrollo”, no hacerlo
    así equivalía a abandonar el marxismo.
    Esto era lo que señalaba Lenin en septiembre
    de 1906. En 1914, profundizando en torno a la
    cuestión, explicaba: “La táctica marxista consiste
    en combinar las distintas formas de lucha,
    en pasar con habilidad de una a otra, en elevar
    constantemente la conciencia de las masas y en
    ampliar el área de sus acciones colectivas, cada
    una de las cuales, tomadas en forma separada,
    puede ser ofensiva o defensiva, y todas ellas,
    tomadas en conjunto, conducen a un conflicto
    más intenso y decisivo.” Lenin tenía el cuidado
    de señalar las diferencias existentes entre Rusia
    y el resto de Europa, sobre todo porque en esta
    última las libertades políticas permitían, en ese
    momento, un desarrollo sistemático de la lucha
    sindical. Además, se precave de no generalizar
    las condiciones en que se desenvuelve la lucha
    revolucionaria a las potencias capitalistas.
    Sin embargo, el desarrollo de la gran guerra a
    lo largo y ancho del viejo continente (1914-
    1919), tiende a homogenizar las condiciones
    para la lucha revolucionaria y, por lo tanto, se
    generalizan los métodos bolcheviques; éstos,
    van adquiriendo cierto matiz universal. La agudización
    de la lucha de clases, en el seno mismo
    de los países imperialistas en guerra, comprueba
    la validez de las tesis leninistas sobre la revolución
    proletaria y el establecimiento de la
    dictadura del proletariado.
    Los soviet como una de las expresiones del poder
    obrero, una aportación original de la lucha
    de clases rusa se transforma en una experiencia
    reconocida y validada. En los distintos intentos
    revolucionarios como en Alemania, Hungría y
    Austria, se forman soviets, se impulsa el enfrentamiento
    decisivo, armando al pueblo y
    preparando la insurrección contra los poderes
    agonizantes de los viejos estados imperialistas.

    Gracias a la intervención del revisionismo en
    gobiernos anti-proletarios se logró vencer la
    oleada revolucionaria. Pero, a pesar de la derrota
    de la revolución proletaria en esos países,
    la aplicación de los soviets constituyó un gran
    acierto y de lo único que se podría criticar a los
    revolucionarios es no haber puesto la energía
    suficiente para su defensa y ampliación.
    La carencia de un partido bolchevique, con la
    experiencia y el acumulado teórico que éste
    supone, permitió la recuperación de la reacción
    de los golpes propinados inicialmente por el
    proletariado revolucionario europeo. El partido
    proletario; una de las condiciones subjetivas de
    la revolución; centro para sistematizar y generalizar
    la formas de lucha; adquiría una importancia
    significativa como estado mayor de la
    revolución; cuestión acreditada por el derrotero
    seguido por los bolcheviques y demostrada en
    las jornadas de lucha de febrero y octubre de
    1917 en Rusia. Su ausencia o escaso desarrollo
    en los otros países fue una de las causas de la
    derrota.
    Como es posible constatar, el problema de las
    formas de lucha lo concibe Lenin desde el punto
    de vista de las condiciones históricas, no desechando
    de antemano ninguna forma de lucha
    que el proletariado adopte. Pero considera un
    crimen, en períodos de ascenso de la lucha de
    masas y cuando la conquista del poder se pone
    a la orden del día, llegar a componendas o desbarrancar
    el empuje de las masas con ilusiones
    constitucionales o parlamentarias.
    La situación revolucionaria en las naciones
    oprimidas por el imperialismo es constante,
    explicaba el presidente Mao. Ésta puede pasar
    por períodos de desarrollo o de estancamiento,
    pero no deja de ser situación revolucionaria. Es
    por esto que la lucha por la conquista del poder
    en países coloniales y semicoloniales, con base
    semi-feudal y donde el desarrollo del capitalismo
    está interrelacionado en diversos grados
    con esa base, la experiencia histórica ha determinado
    las formas de lucha a desarrollar en el
    proceso de liberación del pueblo de las garras
    de los distintos imperialismos. Esta cuestión, a
    pesar del desarrollo del capitalismo burocrático
    en nuestro país, se ha visto comprobada en
    cada nuevo auge en la lucha de masas a pesar
    de la ausencia de un auténtico partido comunista
    marxista-leninista-maoísta.
    La situación objetiva para la revolución, los
    flujos y reflujos en la lucha de las masas, han
    puesto de relieve y han hecho sentir aún más la
    ausencia de algunos de los factores subjetivos
    (partido, ejército popular y frente). Este problema,
    en las naciones oprimidas como las nuestras
    ha evidenciado el nefasto papel que cumple
    el revisionismo toda vez que tanto en las
    alzas como en las bajas del movimiento popular
    desempeña un papel principal para contener el
    desarrollo de la situación revolucionaria.
    En síntesis, las formas de lucha están estrechamente
    relacionadas con las condiciones objetivas.
    En las naciones oprimidas la situación
    revolucionaria es permanente, por lo tanto, la
    predisposición de las masas hacia formas más
    altas de lucha, como la armada, es favorable.
    Efectivamente, las masas claman por la rebelión,
    y todo el ascenso de la lucha y la creciente
    protesta popular en la década de los ‘80 en Chile,
    llevaba inevitablemente a una más amplia
    aceptación de la lucha armada revolucionaria.
    Es por esto que la tarea contrarrevolucionaria
    del revisionismo consistía precisamente en ponerse
    a la cabeza de las masas para después
    desviarlas o contener su ímpetu, negociando su
    inclusión política y legalización (recuérdese la
    campaña: “Chile necesita un PC legal”).
    Lenin y Mao sobre las formas de lucha
    Julio 2007 El Revisionismo: Peligro principal... 5
    contemplación.
    Desde este punto de vista, el revisionismo
    es la expresión más engañosa
    y sutil de la ideología burguesa.
    Parecen marxistas, por su
    fraseología; apelan formalmente
    a las masas e incluso en determinadas
    circunstancias políticas están
    dispuestos no sólo a tomar las
    armas, sino que también iniciar la
    lucha armada (aunque jamás para
    conquistar el poder para la clase y
    el pueblo y establecer la dictadura
    omnímoda del proletariado).
    Los revisionistas pueden organizar
    a las masas, dirigir sus luchas,
    preparar su resistencia frente a
    algún enemigo común. Sin embargo,
    el revisionismo antepone
    siempre sus propios intereses por
    sobre los de las masas. Teme a las
    masas, teme a la politización revolucionaria
    de éstas, teme a que
    ellas eleven su nivel ideológico
    porque sabe que al ocurrir esto
    corren el riesgo de que su oportunismo
    quede en evidencia.
    Lo paradójico es que el revisionismo
    necesita de las masas, el
    mismo partido revisionista está
    compuesto por masas, pero las
    necesita para cabalgar sobre
    ellas. Las utiliza para maniobrar y
    arrancar algunas conquistas polí-
    ticas, como algún cupo senatorial
    o en la administración del Estado
    burgués. Una vez alcanzada su
    meta tiene que tirar las riendas,
    frenar el movimiento de masas, o
    en su defecto, desviarlo si ya no
    puede contenerlo.
    No importa si los revisionistas
    se llamen marxistas o marxistas-leninistas
    e incluso marxistas-leninistas-maoístas,
    es en su
    práctica política (con armas o sin
    ellas) donde quedan en evidencia
    su ideología burguesa y sus verdaderos
    intereses de clase.
    Cambian la filosofía marxista por
    filosofía burguesa, la dialéctica
    revolucionaria por el evolucionismo
    vulgar. Cambian la economía
    marxista por la economía burguesa,
    el socialismo científico por
    socialismo burgués, la dictadura
    proletaria por dictadura burguesa,
    el partido proletario por un
    partido obrero burgués; la guerra
    popular por la línea militar burguesa.
    Adulteran el marxismo, lo
    convierten en una doctrina aceptable
    para el sistema de dominación
    y viven eternamente señalando
    que la revolución y la dictadura
    del proletariado se alcanzarán en
    un futuro que nunca determinan;
    embaucan diciendo que una vez
    que las contradicciones de clases
    se agudicen, surjan en respuesta
    regímenes fascistas, y las masas
    no toleren esto, se desencadenará
    como un relámpago la insurrección
    y se conquistara el poder.
    Mientras tanto “cuidémonos de no
    provocar a la burguesía, conquistemos
    las mayorías parlamentarias,
    ganemos para el pueblo al
    ejército y las fuerzas del orden,
    así alcanzaremos una correlación
    de fuerzas favorables en el Estado
    y se impondrán los términos
    políticos que se quieran a la
    burguesía”; la democracia derrotará
    al neoliberalismo. Esto es el
    máximo posible, es la doctrina del
    mal menor, es “táctica, táctica”.
    No caracterizan ni explican que
    significa para ellos “democracia”
    más que la conquista de un conjunto
    de libertades públicas, que
    pueden ser concedidas mientras
    no alteren en lo fundamental el
    orden de clase.
    Cómo se planteaba más arriba,
    entre 1980 y 1986 el revisionismo
    aplica la táctica de todas las
    formas de lucha. Si consideramos
    la política que persiguió la camarilla
    Corvalán-Teitelboim desde
    antes del golpe de 1973, hasta
    aquella que adopta en relación al
    curso de los acontecimientos políticos
    ocurridos con posterioridad
    al “año decisivo” de 1986 (plebiscito
    de 1988 y la elecciones de
    1989), podremos constatar que
    la táctica de “todas las formas de
    lucha” (que incluía la utilización
    de la violencia a través del aparaFue
    el mismo Luis Corvalán quien, en 1977, al evaluar las causas del golpe y la
    falta de preparación para defender al gobierno de la UP, formuló en un informe al
    CC el problema del “vacío histórico” en la política del partido en relación a “la falta
    de una política militar”.
    Luis Corvalán y Salvador Allende - Conductores en Chile de la política revisionista de la Vía Pacífica al Socialismo.
    6 Julio 2007 El Revisionismo: Peligro principal...
    to armado del partido) no es más
    que un interregno dentro de una
    continuidad política e ideológica
    de carácter revisionista y electoral-oportunista.
    La utilización de la lucha armada
    (en su acepción más estrecha) o
    “violencia aguda” –tal como se
    define en los documentos del revisionismo–
    como forma de lucha
    no altera la naturaleza históricamente
    revisionista de su política,
    esto es: revisionismo armado.
    “Todo es ilusión, excepto el poder”
    decía Lenin en 1905. Lo central
    en una revolución es el poder,
    y éste se obtiene mediante la
    violencia y se defiende mediante
    la dictadura revolucionaria. Marx
    planteaba que no se debía jugar
    a la insurrección, que éste era un
    asunto serio, un verdadero arte.
    Por su parte el presidente Mao
    Tse-tung señala en 1938 que
    la “tarea central y la forma más
    alta de toda revolución es la toma
    del poder por medio de la lucha
    armada, es decir, la solución del
    problema por medio de la guerra.
    Este revolucionario principio marxista-leninista
    –agrega– tiene
    validez universal”. Para el proletariado
    y el pueblo chileno éstas
    son cuestiones de principio, fundamentales
    e irrenunciables, son
    leyes históricas ineluctables. Si el
    proletariado y el pueblo renuncian
    a estos principios se condenan a
    llevar cadenas y por tanto perpetuar
    la dominación imperialista,
    de la gran burguesía y de los
    terratenientes: sus principales
    enemigos. El revisionismo nunca
    ha querido comprender este abc
    de la línea militar del marxismoleninismo-maoísmo.
    El fracaso del atentado a Pinochet
    en septiembre de 1986, sumado
    a las directivas del Departamento
    de Estado yanqui entregadas
    a la junta militar fascista para
    “transitar a la democracia” –que
    incluían la exigencia al PDC de un
    rechazo público y decisivo de la
    violencia política y por lo tanto la
    exclusión de cualquier alianza con
    quienes la ejercieran– llevaron
    al revisionismo chileno, frente al
    aislamiento político que comenzaban
    a sufrir respecto a los otros
    partidos, a ‘reinterpretar’ la polí-
    tica de rebelión popular y ‘suavizar’
    el llamado a usar “todas las
    formas de lucha”.
    Esta reinterpretación los lleva a
    cambiar las armas por las urnas,
    es decir: a desistir de la “violencia
    aguda”, persistir en la búsqueda
    de la alianza política con el bloque
    DC-PS (base de la Concertación) y
    formar parte de un futuro gobierno
    de transición como resultado
    de elecciones abiertas. El plan
    político del imperialismo yanqui
    para Chile y América Latina ganaba
    en toda la línea.
    Sin embargo, el escenario político
    nacional marcado por las jornadas
    de protesta popular y el ascenso
    notable del movimiento popular
    mostraban objetivamente el desarrollo
    de la situación revolucionaria
    y justificaban plenamente
    la rebelión armada de las masas.
    Al respecto el 9 de septiembre
    de 1986 el diario español El País
    afirmaba: “A pesar de que las
    fuerzas moderadas de la oposición,
    en particular la Democracia
    Cristiana, condenan toda utilización
    de métodos violentos, no se
    puede cerrar los ojos ante el hecho
    de que la influencia del Partido
    Comunista de Chile, que apoya
    al Frente [FPMR], está creciendo
    sensiblemente, sobre todo en los
    sectores más jóvenes y radicales
    del país, en las universidades y en
    las poblaciones que rodean a la
    capital, en las que se concentran
    las capas más expoliadas y desesperadas.
    Ello se ha traducido en
    éxitos comunistas en recientes
    elecciones universitarias y sindicales.”
    Lo que no dice el diario
    español es que faltaban –y faltan
    todavía– las condiciones subjetivas:
    partido marxista-leninistamaoísta,
    ejército popular y frente,
    los tres instrumentos básicos de
    la revolución democrática. Este
    conjunto de cosas era el riesgo
    que el imperialismo yanqui intentaba
    por todos los medios evitar.
    No se aceptaba la nicaragüización
    del país y menos que se repitiera
    una guerra popular como la dirigida
    por el Partido Comunista del
    Perú.
    ¿Estaba el revisionismo dispuesto
    a impulsar una verdadera revolución
    en Chile? No. Había llegado
    la hora de hacer conducta y vender
    bonos de estabilidad política
    y social a cambio de mullidos sillones
    parlamentarios.
    Fin de la “sublevación nacional”.
    Como buen agente pro-soviético
    (no obstante sus propias y originales
    aportaciones a la iniciativa),
    la camarilla revisionista chilena
    comenzaba a seguir los pasos
    de Gorbachov y la perestroika. La
    ‘revolución en la revolución’ y el
    No importa si los revisionistas se llamen marxistas o marxistas-leninistas e in- cluso marxistas-leninistas-maoístas, es en su práctica política (con armas o sin
    ellas) donde quedan en evidencia su ideología burguesa y sus verdaderos intereses
    de clase.
    Julio 2007 El Revisionismo: Peligro principal...

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