Hoy queríamos resaltar otro de los puntos interesantes del revisionismo; las alianzas pragmáticas típicas de la política exterior burguesa, y el entendimiento con otras ramas del revisionismo moderno.
Analizando en pleno 1971 la deriva claudicadora del revisionismo chino, Enver Hoxha señalaba que pese a las peroratas de Pekín sobre; «no somos un gran Estado», «nosotros no nos convertiremos en una superpotencia», lo cierto era que China intentaba por todos los medios que los partidos a los que de una u otra forma influenciaba aceptaran su política exterior la cual sin duda iba por ese camino que se negaba. El caso más famoso fue la negación del Partido del Trabajo de Albania a aceptar la «teoría de los tres mundos»; teoría por la cual China se puso de lado de la superpotencia de los Estados Unidos para «contrarrestar» a la otra superpotencia de entonces; la Unión Soviética revisionista. En este proceso ya de por sí antimarxista, China llego a apoyar la creación de la actual Unión Europea como «bastión contra la Unión Soviética», y en igual intención, estableció lazos más fuertes con los partidos revisionistas o gobiernos antisoviéticos que mantenían divergencias con los soviéticos; ya fuera sus representantes: Ceaușescu en Rumanía, Carrillo en el PCE, Tito en Yugoslavia, Marcos en Filipinas, Suharto en Indonesia, o el Sha en Persia. He por ello que el albanés estaba en lo justo cuando afirmaba que: «su «antirevisionismo» hacia los jruschovistas no ese basa en la ideología marxista-leninista», sino en una alianza de cara con todo lo antisoviético a cualquier precio.
En dicho camino, era normal que los chinos se fijaran en la política desarrollada por el revisionismo yugoslavo, ya que la «teoría de los tres mundos» era de similar corte a la «teoría de los mundos alineados», de ahí era normal que salieran a flote los piropos de la parte china a la parte yugoslava:
«El presidente Mao dio la mano al presidente Bzemal Bijedic, su muerte y otros distinguidos invitados yugoslavos se conocieron en una cálida bienvenida por su visita a China. El presidente Mao luego tuvo una amigable conversación en un ambiente cordial. Remmin Ribao les recibió con una bienvenido similar: «Existe una profunda amistad entre los pueblos de China y Yugoslavia. Los dos países de apoyaron en la guerra antifascista y se comprometieron después en la lucha contra el imperialismo y hegemonismo presente. La corriente visita del presidente Dzemal Bijedic servirá de ayuda para reforzar la amistad y unidad entre China y Yugoslavia, así como sus pueblos. Las amistosas relaciones y la cooperación entre los dos países será desarrollada aún más. (...) Después de la liberación, Yugoslavia y su pueblo hicieron un esfuerzo significativo en construir su economía y su defensa nacional. La industria y la agricultura se ha desarrollado regularmente y ha hecho que este país sea autosuficiente en cuanto a grano. En cuanto a las relaciones exteriores, los yugoslavos persiguen una política de no alineamiento, reforzando la unidad y cooperación con los países del tercer mundo y dando energías y apoyo en la lucha de diversos pueblos en sus movimientos de liberación nacional: esto firmemente ha sostenido todos los países grande o pequeños sean iguales internacionalmente en sus relaciones exteriores, que deben estar basadas en los principios de igualdad, independencia, respeto, y soberanía territorial íntegra: y en oposición al imperialismo y sus ansias de poderes hegemónicos. Esta política exterior de los yugoslavos juega un rol positivo en la causa de la unidad contra el hegemonismo, en la causa mantenida por los pueblos del mundo». (Pekín Informa, 10 de octubre de 1975)
De igual modo, el soporte a Nicolae Ceaușescu y al revisionismo rumano era algo habitual. El Comité Central del Partido Comunista de China, solía recitar las siguientes alabanzas:
«Desde el Xº Congreso del Partido Comunista Rumano, el pueblo rumano dirigido por el Partido Comunista Rumano encabezado por el camarada Ceaușescu, ha logrado nuevos e importantes éxitos en la causa de la construcción socialista sosteniendo la independencia y autodecisión y trabajando duro. El Partido Comunista Rumano ha conducido al pueblo rumano a librar una persistente y heroica lucha en defensa de la independencia nacional y la soberanía estatal. El Partido Comunista Rumano ha hecho positivas contribuciones a la causa revolucionaria de los pueblos del mundo luchando contra el imperialismo y el hegemonismo, combatiendo el colonialismo y neocolonialismo y apoyando la justa lucha de las naciones y pueblos oprimidos». (Pekín Informa, 4 de diciembre de 1974)
Es curioso los halagos de China a la política interior y exterior de dos países que se caracterizaron por su teorizaciones y prácticas revisionistas en el plano interior. En el plano exterior de estos dos países podíamos encontrar una sumisión a los Estados Unidos y a toda su política exterior; inclusive un apoyo explícito de guerrillas, partidos y gobiernos anticomunistas pro estadounidenses por todo el globo. Y pese a las teorizaciones antisoviéticas, también una participación en las estructuras económico-militares estratégicas de la Unión Soviética –el caso rumano y su estancia en el pacto de Varsovia y el COMECOM–, y sobre todo un endeudamiento salido del bolsillo del capital del Fondo Monetario Internacional y similares instituciones capitalistas que producirían la autodestrucción de estos dos regímenes –entre otros factores–. Sin duda, China tenía mucho de que beneficiarse de la relación con estos dos revisionismos a la hora de moverse entre las aguas del oportunismo, más concretamente a la hora de acercarse a los Estados Unidos y sus aliados, los cuales proveían a Rumanía y Yugoslavia de un apoyo total.
El documento:
De izquierda a derecha: Elena Ceauşescu, Lin Biao, Nicolae Ceauşescu y Mao Zedong durante la visita del dirigente rumano a la República Popular China de junio de 1971. Fuente: Fototeca online a comunismului românesc. Cota: 73/1971
En esencia, los chinos están enfrentándose a los revisionistas soviéticos pronunciando puntos de vista característicos de un espíritu gran chovinista de Estado, aunque los chinos intentan disfrazar tales actos. Ellos continúan enfatizando que, «no somos un gran Estado», «nosotros no nos convertiremos en una superpotencia», «nosotros combatimos el espíritu gran Estado con los cuadros y el pueblo», pero la realidad está demostrando que no siempre realizan esto que dicen, y cuando se presenta la opción de apoyar sus palabras para lo cual es necesario al menos buscar la opinión de otros, «quienes son más pequeños», porque su opinión es indispensable, simplemente no se hace, y se comienzan a enfadar cuando esta «negligencia» es delatada. Los camaradas chinos piensan que los otros deberían aprobar todo lo que ellos digan o hagan, ellos piensan que cada palabra y acción suyas deberían ser consideradas como un tesoro del marxismo-leninismo y ser aplicadas por todas partes. Típico de este pensamiento es la cuestión de la revolución cultural la cual se está desarrollando hoy en China, y a la cual sin el menor pudor, ellos describen como obligatoria para todos, sin considerar si ésta es aceptada o no por el mundo comunista.
En la práctica, los camaradas chinos se toman con desdén la creación de nuevos partidos marxista-leninistas. Ellos no apoyan y no ayudan a estos partidos, sino que mantienen contacto con todos los grupos, especialmente con aquellos que alaben a Mao Zedong a y la revolución cultural, independientemente de la tendencia que estos grupos tengan.
Por lo tanto, su «antirevisionismo» hacia los jruschovistas no ese basa en la ideología marxista-leninista. Ellos no luchan frente al revisionismo soviético sobre estos principios. Al contrario, para los chinos, todo lo que se declare antisoviético es bueno, y se puede marchar con él, independientemente de que estos elementos antisoviéticos sean; los revisionistas titoistas, traidores al marxismo-leninismo, agentes de los estadounidenses, los revisionistas rumanos, que posean lazos con el imperialismo estadounidense, la reacción europea u otra reacción burguesa. Para ganarte la simpatía de los chinos, sólo necesitas ser antisoviético.
Este camino antimaxista está llevando a China a un callejón sin salida, a un curso donde sino rectifican, les lleva a la traición.
El imperialismo y los revisionistas modernos son conscientes de estos puntos de vista antimarxistas de China y la política que persigue contra la Unión Soviética, por ello ambos están ahora mismo en acción para explotarlos al máximo.
Junto con los revisionistas soviéticos, los revisionistas yugoslavos y los revisionistas rumanos existen contradicciones naturales ocasionales, pero los tres coinciden en trabajar juntos para socavar las bases del socialismo en China.
Estos tres conspiradores revisionistas están rumoreando amenazas, recurriendo a la tentanción y ejerciendo presiones contra otros de manera magistral con el fin de crear la impresión en la China cegada por el antisovietismo, que hay una lucha a muerte entre Yugoslavia y Rumanía, por un lado, y la Unión Soviética, en el otro, y que China «debe defender a los más débiles», porque de esta manera «se defiende a los pueblos».
La propia China se alinea con Yugoslavia y Rumanía –sin mirar lo que estos dos Estados son–, con el fin de incitar sus contradicciones con la Unión Soviética.
A esto Rumanía y Yugoslavia responden a esta incitación de los chinos agudizando sus contradicciones con los revisionistas soviéticos, de hecho tensándolas más de lo que es necesario, con el fin de atraer a China completamente en la trampa.
De hecho, nada separa China y Rumanía. Están completamente en consonancia entre sí en la política y en la ideología, y declaran que sus respectivos partidos son hermanos.
Esto significa que para China, partido revisionista de los rumanos y el grupo revisionista de Nicolae Ceaușescu son marxista-leninistas. La especulación acerca de esto ha finalizado, ya se ha hecho. Lo demuestra el apoyo de China a Rumanía en sus medidas políticas, en la ayuda económica y militar que le otorgan.
Es tremendamente escandaloso y antimarxista que los comunistas chinos se declaren como hermanos y camaradas de los revisionistas rumanos, quienes están totalmente comprometidos con el Tratado de Varsovia y el COMECON, quienes reciben la ayuda de éstos, de los estadounidenses, de los revanchistas de Bonn, etc. Para rizar el rizo, a los revisionistas rumanos se les colman de elogios por su «valentía». Sin duda deben haber perdido el juicio para orientarse hacia este abismo. Estas salidas, estas acciones sólo tienen una lógica antimarxista.
Los vínculos de China con la Yugoslavia titoista también están edificados bajo fundamentos antimarxistas. Los chinos nunca han reconocido que Tito es un renegado del marxismo-leninismo. El Partido Comunista de China se vio involucrado con nosotros en la lucha contra el titoismo por razones de conveniencia, ya que no podía hacer otra cosa, sólo que a día de hoy, también por conveniencia, es capaz de declararse en solidaridad con la Liga de los «comunistas» de Yugoslavia.
Sería realmente peligroso y crearía confusión que se declararse desde China que en Yugoslavia se esta construyendo el socialismo, y que la Liga de los «comunistas» de Yugoslavia es un partido marxista-leninista. Por el momento no se ha hecho. Pero esto podría suceder mañana. «Por el momento,» piensan los chinos, «estamos desarrollando e intensificando nuestras relaciones estatales, económicas y culturales, y estamos contentos de que el hermano Partido Comunista de Rumanía sea también hermano de la Liga de los Comunistas de Yugoslavia». Por lo tanto, el hermano de mi hermano es también mi hermano.
Aparte de su objetivo antisoviético común, las relaciones de China con Tito tienen un objetivo adicional. Los chinos tienen una especial, aunque no admitida, admiración por la política universal de Tito en el «tercer mundo», por el «prestigio» de este político financiado por los estadounidense, por su «dominio» en ardientemente servilismo a los estadounidenses, y por otra parte, abusando de ellos para disfrazarse. Los chinos quieren beneficiarse al máximo de todos estos aspectos «positivos» de Tito, y si es posible, lo más rápido que sea, porque han perdido una gran cantidad de tiempo. Y precisamente para recuperar el tiempo perdido, se enfoca una política de tolerancia hacia la política de Tito, Ceaușescu, Nixon y Brezhnev, y toda la reacción mundial, consiguiendo China anotar un gran éxito en este todo este propósito.
La política antimarxista de «visión de futuro» de China ha alineado a la República Popular de China con la República Federativa de Yugoslavia y la República Popular de Rumanía. Nixon va a visitar Pekín después de que él haya visitado Bucarest y Belgrado. Tres países «socialistas» llevan a cabo grandes recibimientos para dar la bienvenida con flores al verdugo de las naciones. Desde Bucarest y Belgrado al menos, había habido relaciones diplomáticas desde hace mucho tiempo que iban en pro del imperialismo estadounidense, pero a China «qu'allait elle dans cette faire galère?»
[*], como una vez dijo Molière. Por supuesto, todo lo que he explicado anteriormente, ya sin sorpresa, establece a China sobre este curso.
Toda la política exterior de la República Popular de China no está definida, es caótica, una política pragmática vacilante, a veces aislada y errada a veces abierta, como lo es ahora, pero todavía igual de errada. Chou En-lai, con sus puntos de vista sesgados por el oportunismo de derecha, hace la política exterior de China. No consulta a nadie, decide él mismo, a veces consigue la aprobación general en principio de Mao Zedong.
Para China, Europa ya no tiene valor en la revolución. Las poderosas huelgas y manifestaciones de la clase obrera europea no tienen ningún valor a los ojos de Chou En-lai. Para él sólo unas pocas manifestaciones en Washington son de valor. Del mismo modo, los partidos marxistas-leninistas que recién se han creado, tampoco tienen ningún valor para Chou.
En Europa Rumanía efectúa la política de China. Rumanía y Yugoslavia están de acuerdo con la «Conferencia de seguridad Europea», China también informó que se está de acuerdo. China aprueba y alaba la política titoista en Lusaka sobre el «tercer mundo» con la esperanza de que esto le sirva para rapiñar algo en su favor. Concluir que se esta de acuerdo con Rumanía y Yugoslavia en la política europea significa realmente dar el visto bueno a la política estadounidense.
Chou En-lai dice un gran número de cosas absurdas a la hora de darnos información sobre la visita de Richard Nixon a China. Él pretende que Francia, también permite entrar a Gran Bretaña en el Mercado Común Europeo con el fin de «fortalecer» la posición antiestadounidense de estos países. Sinceramente, pensar de esta forma es demostrar que no se ha entendido nada de política. Georges Pompidou no es Charles De Gaulle. Para la burguesía francesa, los tradicionales aliados han sido y son aún los países anglosajones: los Estados Unidos y Gran Bretaña. Alemania ha sido enemigo tradicional de Francia y del mismo modo de Gran Bretaña. En cualquier situación, Gran Bretaña buscará el apoyo de los Estados Unidos. No sin intención y mientras tanto, Chou En-lai ha ordenado a «Renmin Ribao» escribir sobre la vieja guerra civil estadounidense, para endulzar así la hermosa noticia de que Richard Nixon va a Pekín a verse con el pueblo chino. A pesar de las contradicciones que tienen con los Estados Unidos, la entrada británica en el Mercado Común Europea estará a favor de la política estadounidense en Europa. La aceptación por parte de Francia de tal entrada de Gran Bretaña en esta organización no es tanto como para decir que regula en beneficio de oponerse a los Estados Unidos, como para balancear a la Alemania de Bonn y el miedo a una eventual alianza Bonn-Moscú.
El tiempo como siempre verificará todas estas cosas, pero durante este periodo, China está cometiendo graves errores en principio por los cuales ella y todo el mundo, pagará un alto precio. Debemos intentar, si tenemos la posibilidad, detener este curso aventurero de China. La carta que estamos preparando para mandar al Comité Central del Partido Comunista de que China es uno de esos intentos. Esta carta nos puede costar caro, pero no debemos hacer concesiones sobre nuestros principios. Nosotros defendemos los principios marxista-leninistas de nuestro partido hasta el fin.
Notas de Bitácora de un Nicaragüense:
[*] La conocida expresión: «¿quién le mandó meterse en ese berenjenal?», es sacada de la comedia del humorista Jean-Baptiste Poquelin –más conocido como Molière–, llamada: «Los enredos de Scapin», de 1761.
Lectura online original AQUÍ:
http://bitacoradeunnicaraguense.blogspot.com.es/2014/01/bajo-una-linea-antimarxista.html
Analizando en pleno 1971 la deriva claudicadora del revisionismo chino, Enver Hoxha señalaba que pese a las peroratas de Pekín sobre; «no somos un gran Estado», «nosotros no nos convertiremos en una superpotencia», lo cierto era que China intentaba por todos los medios que los partidos a los que de una u otra forma influenciaba aceptaran su política exterior la cual sin duda iba por ese camino que se negaba. El caso más famoso fue la negación del Partido del Trabajo de Albania a aceptar la «teoría de los tres mundos»; teoría por la cual China se puso de lado de la superpotencia de los Estados Unidos para «contrarrestar» a la otra superpotencia de entonces; la Unión Soviética revisionista. En este proceso ya de por sí antimarxista, China llego a apoyar la creación de la actual Unión Europea como «bastión contra la Unión Soviética», y en igual intención, estableció lazos más fuertes con los partidos revisionistas o gobiernos antisoviéticos que mantenían divergencias con los soviéticos; ya fuera sus representantes: Ceaușescu en Rumanía, Carrillo en el PCE, Tito en Yugoslavia, Marcos en Filipinas, Suharto en Indonesia, o el Sha en Persia. He por ello que el albanés estaba en lo justo cuando afirmaba que: «su «antirevisionismo» hacia los jruschovistas no ese basa en la ideología marxista-leninista», sino en una alianza de cara con todo lo antisoviético a cualquier precio.
En dicho camino, era normal que los chinos se fijaran en la política desarrollada por el revisionismo yugoslavo, ya que la «teoría de los tres mundos» era de similar corte a la «teoría de los mundos alineados», de ahí era normal que salieran a flote los piropos de la parte china a la parte yugoslava:
«El presidente Mao dio la mano al presidente Bzemal Bijedic, su muerte y otros distinguidos invitados yugoslavos se conocieron en una cálida bienvenida por su visita a China. El presidente Mao luego tuvo una amigable conversación en un ambiente cordial. Remmin Ribao les recibió con una bienvenido similar: «Existe una profunda amistad entre los pueblos de China y Yugoslavia. Los dos países de apoyaron en la guerra antifascista y se comprometieron después en la lucha contra el imperialismo y hegemonismo presente. La corriente visita del presidente Dzemal Bijedic servirá de ayuda para reforzar la amistad y unidad entre China y Yugoslavia, así como sus pueblos. Las amistosas relaciones y la cooperación entre los dos países será desarrollada aún más. (...) Después de la liberación, Yugoslavia y su pueblo hicieron un esfuerzo significativo en construir su economía y su defensa nacional. La industria y la agricultura se ha desarrollado regularmente y ha hecho que este país sea autosuficiente en cuanto a grano. En cuanto a las relaciones exteriores, los yugoslavos persiguen una política de no alineamiento, reforzando la unidad y cooperación con los países del tercer mundo y dando energías y apoyo en la lucha de diversos pueblos en sus movimientos de liberación nacional: esto firmemente ha sostenido todos los países grande o pequeños sean iguales internacionalmente en sus relaciones exteriores, que deben estar basadas en los principios de igualdad, independencia, respeto, y soberanía territorial íntegra: y en oposición al imperialismo y sus ansias de poderes hegemónicos. Esta política exterior de los yugoslavos juega un rol positivo en la causa de la unidad contra el hegemonismo, en la causa mantenida por los pueblos del mundo». (Pekín Informa, 10 de octubre de 1975)
De igual modo, el soporte a Nicolae Ceaușescu y al revisionismo rumano era algo habitual. El Comité Central del Partido Comunista de China, solía recitar las siguientes alabanzas:
«Desde el Xº Congreso del Partido Comunista Rumano, el pueblo rumano dirigido por el Partido Comunista Rumano encabezado por el camarada Ceaușescu, ha logrado nuevos e importantes éxitos en la causa de la construcción socialista sosteniendo la independencia y autodecisión y trabajando duro. El Partido Comunista Rumano ha conducido al pueblo rumano a librar una persistente y heroica lucha en defensa de la independencia nacional y la soberanía estatal. El Partido Comunista Rumano ha hecho positivas contribuciones a la causa revolucionaria de los pueblos del mundo luchando contra el imperialismo y el hegemonismo, combatiendo el colonialismo y neocolonialismo y apoyando la justa lucha de las naciones y pueblos oprimidos». (Pekín Informa, 4 de diciembre de 1974)
Es curioso los halagos de China a la política interior y exterior de dos países que se caracterizaron por su teorizaciones y prácticas revisionistas en el plano interior. En el plano exterior de estos dos países podíamos encontrar una sumisión a los Estados Unidos y a toda su política exterior; inclusive un apoyo explícito de guerrillas, partidos y gobiernos anticomunistas pro estadounidenses por todo el globo. Y pese a las teorizaciones antisoviéticas, también una participación en las estructuras económico-militares estratégicas de la Unión Soviética –el caso rumano y su estancia en el pacto de Varsovia y el COMECOM–, y sobre todo un endeudamiento salido del bolsillo del capital del Fondo Monetario Internacional y similares instituciones capitalistas que producirían la autodestrucción de estos dos regímenes –entre otros factores–. Sin duda, China tenía mucho de que beneficiarse de la relación con estos dos revisionismos a la hora de moverse entre las aguas del oportunismo, más concretamente a la hora de acercarse a los Estados Unidos y sus aliados, los cuales proveían a Rumanía y Yugoslavia de un apoyo total.
El documento:
De izquierda a derecha: Elena Ceauşescu, Lin Biao, Nicolae Ceauşescu y Mao Zedong durante la visita del dirigente rumano a la República Popular China de junio de 1971. Fuente: Fototeca online a comunismului românesc. Cota: 73/1971
Bajo una línea antimarxista: Reflexiones sobre China; Enver Hoxha; 27 de julio de 1971
En esencia, los chinos están enfrentándose a los revisionistas soviéticos pronunciando puntos de vista característicos de un espíritu gran chovinista de Estado, aunque los chinos intentan disfrazar tales actos. Ellos continúan enfatizando que, «no somos un gran Estado», «nosotros no nos convertiremos en una superpotencia», «nosotros combatimos el espíritu gran Estado con los cuadros y el pueblo», pero la realidad está demostrando que no siempre realizan esto que dicen, y cuando se presenta la opción de apoyar sus palabras para lo cual es necesario al menos buscar la opinión de otros, «quienes son más pequeños», porque su opinión es indispensable, simplemente no se hace, y se comienzan a enfadar cuando esta «negligencia» es delatada. Los camaradas chinos piensan que los otros deberían aprobar todo lo que ellos digan o hagan, ellos piensan que cada palabra y acción suyas deberían ser consideradas como un tesoro del marxismo-leninismo y ser aplicadas por todas partes. Típico de este pensamiento es la cuestión de la revolución cultural la cual se está desarrollando hoy en China, y a la cual sin el menor pudor, ellos describen como obligatoria para todos, sin considerar si ésta es aceptada o no por el mundo comunista.
En la práctica, los camaradas chinos se toman con desdén la creación de nuevos partidos marxista-leninistas. Ellos no apoyan y no ayudan a estos partidos, sino que mantienen contacto con todos los grupos, especialmente con aquellos que alaben a Mao Zedong a y la revolución cultural, independientemente de la tendencia que estos grupos tengan.
Por lo tanto, su «antirevisionismo» hacia los jruschovistas no ese basa en la ideología marxista-leninista. Ellos no luchan frente al revisionismo soviético sobre estos principios. Al contrario, para los chinos, todo lo que se declare antisoviético es bueno, y se puede marchar con él, independientemente de que estos elementos antisoviéticos sean; los revisionistas titoistas, traidores al marxismo-leninismo, agentes de los estadounidenses, los revisionistas rumanos, que posean lazos con el imperialismo estadounidense, la reacción europea u otra reacción burguesa. Para ganarte la simpatía de los chinos, sólo necesitas ser antisoviético.
Este camino antimaxista está llevando a China a un callejón sin salida, a un curso donde sino rectifican, les lleva a la traición.
El imperialismo y los revisionistas modernos son conscientes de estos puntos de vista antimarxistas de China y la política que persigue contra la Unión Soviética, por ello ambos están ahora mismo en acción para explotarlos al máximo.
Junto con los revisionistas soviéticos, los revisionistas yugoslavos y los revisionistas rumanos existen contradicciones naturales ocasionales, pero los tres coinciden en trabajar juntos para socavar las bases del socialismo en China.
Estos tres conspiradores revisionistas están rumoreando amenazas, recurriendo a la tentanción y ejerciendo presiones contra otros de manera magistral con el fin de crear la impresión en la China cegada por el antisovietismo, que hay una lucha a muerte entre Yugoslavia y Rumanía, por un lado, y la Unión Soviética, en el otro, y que China «debe defender a los más débiles», porque de esta manera «se defiende a los pueblos».
La propia China se alinea con Yugoslavia y Rumanía –sin mirar lo que estos dos Estados son–, con el fin de incitar sus contradicciones con la Unión Soviética.
A esto Rumanía y Yugoslavia responden a esta incitación de los chinos agudizando sus contradicciones con los revisionistas soviéticos, de hecho tensándolas más de lo que es necesario, con el fin de atraer a China completamente en la trampa.
De hecho, nada separa China y Rumanía. Están completamente en consonancia entre sí en la política y en la ideología, y declaran que sus respectivos partidos son hermanos.
Esto significa que para China, partido revisionista de los rumanos y el grupo revisionista de Nicolae Ceaușescu son marxista-leninistas. La especulación acerca de esto ha finalizado, ya se ha hecho. Lo demuestra el apoyo de China a Rumanía en sus medidas políticas, en la ayuda económica y militar que le otorgan.
Es tremendamente escandaloso y antimarxista que los comunistas chinos se declaren como hermanos y camaradas de los revisionistas rumanos, quienes están totalmente comprometidos con el Tratado de Varsovia y el COMECON, quienes reciben la ayuda de éstos, de los estadounidenses, de los revanchistas de Bonn, etc. Para rizar el rizo, a los revisionistas rumanos se les colman de elogios por su «valentía». Sin duda deben haber perdido el juicio para orientarse hacia este abismo. Estas salidas, estas acciones sólo tienen una lógica antimarxista.
Los vínculos de China con la Yugoslavia titoista también están edificados bajo fundamentos antimarxistas. Los chinos nunca han reconocido que Tito es un renegado del marxismo-leninismo. El Partido Comunista de China se vio involucrado con nosotros en la lucha contra el titoismo por razones de conveniencia, ya que no podía hacer otra cosa, sólo que a día de hoy, también por conveniencia, es capaz de declararse en solidaridad con la Liga de los «comunistas» de Yugoslavia.
Sería realmente peligroso y crearía confusión que se declararse desde China que en Yugoslavia se esta construyendo el socialismo, y que la Liga de los «comunistas» de Yugoslavia es un partido marxista-leninista. Por el momento no se ha hecho. Pero esto podría suceder mañana. «Por el momento,» piensan los chinos, «estamos desarrollando e intensificando nuestras relaciones estatales, económicas y culturales, y estamos contentos de que el hermano Partido Comunista de Rumanía sea también hermano de la Liga de los Comunistas de Yugoslavia». Por lo tanto, el hermano de mi hermano es también mi hermano.
Aparte de su objetivo antisoviético común, las relaciones de China con Tito tienen un objetivo adicional. Los chinos tienen una especial, aunque no admitida, admiración por la política universal de Tito en el «tercer mundo», por el «prestigio» de este político financiado por los estadounidense, por su «dominio» en ardientemente servilismo a los estadounidenses, y por otra parte, abusando de ellos para disfrazarse. Los chinos quieren beneficiarse al máximo de todos estos aspectos «positivos» de Tito, y si es posible, lo más rápido que sea, porque han perdido una gran cantidad de tiempo. Y precisamente para recuperar el tiempo perdido, se enfoca una política de tolerancia hacia la política de Tito, Ceaușescu, Nixon y Brezhnev, y toda la reacción mundial, consiguiendo China anotar un gran éxito en este todo este propósito.
La política antimarxista de «visión de futuro» de China ha alineado a la República Popular de China con la República Federativa de Yugoslavia y la República Popular de Rumanía. Nixon va a visitar Pekín después de que él haya visitado Bucarest y Belgrado. Tres países «socialistas» llevan a cabo grandes recibimientos para dar la bienvenida con flores al verdugo de las naciones. Desde Bucarest y Belgrado al menos, había habido relaciones diplomáticas desde hace mucho tiempo que iban en pro del imperialismo estadounidense, pero a China «qu'allait elle dans cette faire galère?»
[*], como una vez dijo Molière. Por supuesto, todo lo que he explicado anteriormente, ya sin sorpresa, establece a China sobre este curso.
Toda la política exterior de la República Popular de China no está definida, es caótica, una política pragmática vacilante, a veces aislada y errada a veces abierta, como lo es ahora, pero todavía igual de errada. Chou En-lai, con sus puntos de vista sesgados por el oportunismo de derecha, hace la política exterior de China. No consulta a nadie, decide él mismo, a veces consigue la aprobación general en principio de Mao Zedong.
Para China, Europa ya no tiene valor en la revolución. Las poderosas huelgas y manifestaciones de la clase obrera europea no tienen ningún valor a los ojos de Chou En-lai. Para él sólo unas pocas manifestaciones en Washington son de valor. Del mismo modo, los partidos marxistas-leninistas que recién se han creado, tampoco tienen ningún valor para Chou.
En Europa Rumanía efectúa la política de China. Rumanía y Yugoslavia están de acuerdo con la «Conferencia de seguridad Europea», China también informó que se está de acuerdo. China aprueba y alaba la política titoista en Lusaka sobre el «tercer mundo» con la esperanza de que esto le sirva para rapiñar algo en su favor. Concluir que se esta de acuerdo con Rumanía y Yugoslavia en la política europea significa realmente dar el visto bueno a la política estadounidense.
Chou En-lai dice un gran número de cosas absurdas a la hora de darnos información sobre la visita de Richard Nixon a China. Él pretende que Francia, también permite entrar a Gran Bretaña en el Mercado Común Europeo con el fin de «fortalecer» la posición antiestadounidense de estos países. Sinceramente, pensar de esta forma es demostrar que no se ha entendido nada de política. Georges Pompidou no es Charles De Gaulle. Para la burguesía francesa, los tradicionales aliados han sido y son aún los países anglosajones: los Estados Unidos y Gran Bretaña. Alemania ha sido enemigo tradicional de Francia y del mismo modo de Gran Bretaña. En cualquier situación, Gran Bretaña buscará el apoyo de los Estados Unidos. No sin intención y mientras tanto, Chou En-lai ha ordenado a «Renmin Ribao» escribir sobre la vieja guerra civil estadounidense, para endulzar así la hermosa noticia de que Richard Nixon va a Pekín a verse con el pueblo chino. A pesar de las contradicciones que tienen con los Estados Unidos, la entrada británica en el Mercado Común Europea estará a favor de la política estadounidense en Europa. La aceptación por parte de Francia de tal entrada de Gran Bretaña en esta organización no es tanto como para decir que regula en beneficio de oponerse a los Estados Unidos, como para balancear a la Alemania de Bonn y el miedo a una eventual alianza Bonn-Moscú.
El tiempo como siempre verificará todas estas cosas, pero durante este periodo, China está cometiendo graves errores en principio por los cuales ella y todo el mundo, pagará un alto precio. Debemos intentar, si tenemos la posibilidad, detener este curso aventurero de China. La carta que estamos preparando para mandar al Comité Central del Partido Comunista de que China es uno de esos intentos. Esta carta nos puede costar caro, pero no debemos hacer concesiones sobre nuestros principios. Nosotros defendemos los principios marxista-leninistas de nuestro partido hasta el fin.
Notas de Bitácora de un Nicaragüense:
[*] La conocida expresión: «¿quién le mandó meterse en ese berenjenal?», es sacada de la comedia del humorista Jean-Baptiste Poquelin –más conocido como Molière–, llamada: «Los enredos de Scapin», de 1761.
Enver Hoxha,
Bajo una línea antimarxista: Reflexiones sobre China, volumen II; 27 de julio de 1971
Bajo una línea antimarxista: Reflexiones sobre China, volumen II; 27 de julio de 1971
Lectura online original AQUÍ:
http://bitacoradeunnicaraguense.blogspot.com.es/2014/01/bajo-una-linea-antimarxista.html