Antes de nada, soy consciente de que hay un par de hilos hablando sobre el anarcocapitalismo. En principio había respondido sobre el de Vargas Llosa, pero he visto que realmente no comento nada de ese artículo de forma directa. Por eso he decidido abrir un hilo nuevo. Si se considera que está mal puesto así, ruego que me avisen y, por supuesto, pido disculpas. Que se mande donde se crea conveniente.
Aviso que se avecina un tocho... no sé resumir... El caso es que tengo un compañero de trabajo que es anarcocapitalista -más bien él se define como liberal, para él el sistema actual que tenemos no es liberal- con el que tengo muchísimas discusiones por esta cuestión. Y en parte lo "agradezco", porque me ha permitido retomar la teoría y reafirmar posiciones.
Pensándolo bien me parece una ideología peligrosa. Por su cuerpo teórico pero, sobre todo, por la situación económica y social en que vivimos que, creo, puede hacer que las personas sean susceptibles a apoyar estas ideas. En síntesis, lo que defienden es lo siguiente. Después iré comentando los peligros que veo en relación a la situación actual para cada punto:
- La desaparición total del Estado y, consecuentemente de la clase política
- La abolición de todos los impuestos (es, para ellos, un robo)
- La eliminación de los monopolios, apostando por la libre concurrencia, especialmente de pequeñas empresas
- La libertad individual en cuestiones "éticas" o "morales" (aborto, legalización de las drogas, etc.)
- La concepción de que toda acción humana es fruto de contratos voluntarios (desde los contratos de trabajo hasta la solidaridad)
Bien, ahora la situación actual y mis "miedos" respecto a esta ideología y de cómo puede calar en determinados sectores de la población. Me centraré en España:
- Primera situación: elevada corrupción de la clase política. Esto no es nada nuevo, pero en una situación de grave crisis económica, que está empujando a la miseria y pobreza a buena parte de la sociedad, este hecho se observa más críticamente que en otros momentos. No nos engañemos: la sociedad española ha hecho, tradicionalmente, la vista gorda ante la corrupción de los políticos. Se asumía como "normal" que hubiese algún tipo de chanchullo en las altas esferas y si esos chanchullos tenían que ver con la evasión de impuestos, era algo hasta justificado (luego hablaré sobre esto) Lo que ocurre ahora es que nos asaltan noticias de políticos con fortunas en el extranjero, mientras estamos viendo que nuestro vecino, ese que antes tenía un trabajo y algo de dinero, no puede dar de comer a sus críos. El peligro de esta ideología en este sentido: al no entender ni compartir la visión del Estado como instrumento de dominación de una clase a otra, entienden que cualquier forma de Estado lleva consigo la corrupción; por tanto, un Estado socialista será igualmente corrupto que un Estado burgués; es más, según ellos, el Estado socialista lo sería aún más porque se trata de un Estado centralizado que gestiona la economía plenamente. Ante esto, puede ser fácil que sus ideas anti-estatales calen en una población que, con toda la lógica del mundo, desconfían de las instituciones políticas actuales.
- Segunda situación: privatización de servicios públicos, transferencia de dinero público a la banca, falta de liquidez para el consumo... y a pesar de todo, con aumentos de la carga impositiva (IRPF, IVA...) al ciudadano. La evasión de impuestos también ha sido algo prácticamente inherente al español: desde las grandes fortunas, hasta el ciudadano de a pie que pide que no le cobren el IVA en sus facturas. Si además se ve como ese dinero recaudado no se ve reflejado en servicios públicos, o que hay una transferencia hacia la banca, razón de más para que los ciudadanos se posicionen ferozmente en contra de los impuestos. Nuevo peligro de esta ideología.
- Tercera situación: un tejido económico, el español, sustentado en gran medida por PYMES o autónomos. Las cuotas a estos últimos crecen y crecen, haciendo que sus beneficios finales netos mermen. En otra situación se podía ver compensado por el mayor consumo; hoy en día, la falta de ese consumo hace que, efectivamente, muchas pequeñas empresas y autónomos lo tengan difícil para acabar con buenos números y, encima, tienen que pagar trimestralmente el IVA, más la cuota de autónomos. Buen caldo de cultivo para que las ideas anarcocapitalistas sobre la importancia del pequeño empresario triunfen.
- Cuarta situación: nueva ley del aborto, negación del derecho a la muerte digna, prohibición de las drogas... Desde un discurso demagógico es muy fácil adherir a determinadas personas a estas causas. Creo que no requiere mucha más explicación.
- Quinta situación: auge de sistemas de "ayuda" y solidaridad como el banco de alimentos, programas como "Entre todos", de TVE, dejadez del sector público en la ayuda social... Todo esto alimenta la idea de que somos los ciudadanos, movidos por un sentimiento de solidaridad puntual -cuando vemos que la gente está pasando hambre, o conocemos su historia personal, es cuando activamos dicha solidaridad-, los que tenemos que hacernos cargo, "privadamente", de ayudar al que está a nuestro lado, porque el Estado, en lugar de hacer lo propio, aplica recortes públicos tendentes a la igualdad. Nuevamente, una situación que puede dar lugar a que el anarcocapitalismo entre en nuestras vidas.
Ante todo esto, y desde una perspectiva marxista, creo que debemos hacer pedagogía entre los ciudadanos y evitar que estos discursos triunfen porque, como digo, pienso que ciertamente son, en la actualidad, muy asimilables, especialmente por clases medias y pequeña burguesía:
- Un Estado socialista se organiza de un modo muy distinto al Estado burgués. La democracia que propugnamos es una democracia "radical": popular, en cierta medida "directa" y el Estado, de por sí, no significa corrupción si se aplican buenos y efectivos controles de los representantes (y haberlos, haylos). La centralidad del Estado significa que los interés colectivos priman sobre los individuales. El Estado socialista es, pues, un instrumento y nunca un fin, como lo es el Estado burgués.
- Los impuestos es la vía que tenemos de garantizar servicios públicos de calidad que, en el mercado privado, serían más deficientes o, en su caso, mucho más costosos. Las cargas impositivas no son malas de por sí, lo es la forma en que se redistribuyen los ingresos que provienen de ahí. Y, por supuesto, hay muchas maneras de aplicar impuestos. Los actuales, los que se hacen con óptica clasista, provocan que sean las clases medias las que deben sustentar todo el sistema público. Los impuestos progresivos, sin embargo, hacen que sea la sociedad en su conjunto la que sostenga los servicios públicos y, a su vez, son un mecanismo de igualdad social. No se trata de ningún robo, se trata de que los ciudadanos puedan tener servicios públicos no sujetos al beneficio privado (y, por lo tanto, sujetos también a la arbitrariedad de si un empresario privado quiere o no ofrecer esos servicios) No es un robo, repito, porque hay un retorno.
- El mercado totalmente libre, con la proliferación de pequeñas empresas que hagan aumentar la oferta de servicios, en contraposición a los monopolios (para ellos, el Estado socialista es la máxima expresión del monopolio) no implica mejores servicios ni, muchos menos, que estos sean más baratos para el consumidor. Implica, por ejemplo, una ganancia mucho menor, de hecho, para el pequeño empresario: tendrían que reducir precios ante la aparición de competencia por todos los sitios. Por lo tanto, tendrían que reducir costes hasta el máximo, posibilitando la elaboración de productos de menor calidad y, por supuesto, aumentando la explotación hacia el trabajador -en caso de que tengan- o hacia sí mismo -"autoexplotación", algo de lo que los comerciantes chinos saben mucho...-
- Las libertades individuales tales como el aborto, la muerte digna, el uso de drogas, etc. requieren un análisis mucho más profundo del que se hace desde el anarcocapitalismo: para ellos, todo individuo tiene derecho a lo que quiera mientras eso no violente a los demás. Bien, bajo esa premisa, podríamos, sin duda, ilegalizar el aborto: puede ser un acto que violente al médico que debe practicarlo. Podríamos llegar a una situación hipotética en que ningún médico desease llevar a cabo abortos ¿qué hacemos en ese caso? ¿violentamos al médico obligándole a practicarlos? ¿violentamos a la mujer denegándole que aborte?
- Tratar de "voluntario" el trabajo es realmente una aberración. En caso de que firmar un contrato fuese completamente voluntario por las dos partes, no se explica porqué es el empresario quien tiene mayor poder de negociación. Sí, el trabajador puede tener cierto margen pero siempre es el empresario quien fija las condiciones... Por lo tanto, deja de haber voluntariedad en cuanto una parte tiene poder sobre la otra. Por otro lado, dejar a la solidaridad "voluntaria y privada" el sustento de personas que, por una u otra razón, requieran ayuda implica concender al azar el sustento de estas personas lo que, éticamente, es completamente reprobable. Pero tiene otras implicaciones: ayudas de primera y de segunda, posibles condiciones a la "solidaridad", sensacionalismo (pienso en el programa este de marras de TVE)... En definitiva, dejar suspendidas en el aire miles de vidas.
Como digo, esto no es más que una síntesis. Defienden otras muchas cosas que también deben ser sometidas a crítica. Por ejemplo, la crítica a la existencia de la plusvalía (que si acaso en otro post podemos hablar de ello, que ya me he enrollado bastante)
Os animo a que vayáis añadiendo otras posibles críticas a esta corriente ideológica, creo que puede ser interesante. Y, por supuesto, que rectifiquéis todo aquello que consideréis de mis opiniones. Y si hay un anarcocapitalista, encantado de que se manifieste.