El pasado día 9, el vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores de la RPD de Corea respondió a las preguntas de un reportero de la Agencia Telegráfica Central de Corea sobre la “revisión de la postura nuclear”, publicada por EE.UU.
He aquí su extracto:
Del contenido de la “revisión de la postura nuclear”, publicada por Norteamérica el pasado día 6, se puede deducir que su actual Administración sigue considerando los artefactos nucleares como el principal medio para realizar su estrategia de dominar al mundo.
El presidente Obama dijo que Estados Unidos no utilizará armas nucleares contra países no nucleares que acatan el Tratado de No Proliferación Nuclear, pero que Norcorea e Irán son casos excepcionales. Tal pronunciamiento demuestra que sigue siendo vigente la política hostil de los primeros tiempos de la Administración Bush que incluyó a nuestra República entre los objetivos de la anticipada nuclear y se dedicó al chantaje nuclear contra ella.
Mediante la publicación de la “revisión”, EE.UU. contrarió totalmente su voluntad de no atacar o invadirnos con armas nucleares o convencionales, puesta de manifiesto en la declaración conjunta del 19 de septiembre de las conversaciones a seis bandas, y volvió a enfriar el proceso de las conversaciones, reiniciado con gran sacrificio.
En cuanto al Tratado de No Proliferación Nuclear, medida provisional para la desnuclearización a escala planetaria, de ninguna manera puede ser un acuerdo perdurable.
Teníamos suficientes razones para retirarnos de tal convenio, no sin antes pasar por trámites legales, pues supimos que Norteamérica lo aprovechaba para aislar y asfixiar a nuestra República. Y procedimos a fabricar armas nucleares, no porque teníamos alguna ambición nuclear, sino porque la superpotencia nos incluía entre los objetivos de la anticipada nuclear y ejercía sobre nosotros una amenaza nuclear real.
Hasta hoy en día nuestro país ha venido acatando con lealtad las obligaciones que asume como poseedor de artefactos nucleares ante la comunidad internacional.
La desnuclearización de la Península Coreana es nuestro invariable objetivo. Para lograrla tanto en ella como en otras partes del mundo, urge que EE.UU. abandone los actos hostiles con que pisotea la soberanía y el derecho a la existencia de otras naciones, con ayuda de su política de fuerza basada en la supremacía nuclear, así como retire la política hostil contra nuestro país, no con palabras sino con hechos reales, y establezca un ambiente de confianza.
Mientras continúe su chantaje nuclear, nosotros seguiremos produciendo y modernizando la cantidad necesaria de diversos artefactos nucleares como fuerza de disuasión.
Tenemos suficiente capacidad para ello. Es más: Estados Unidos nos da razones y justificaciones.
Norteamérica debe estar consciente de que aquel tiempo en que éramos la indefensa víctima de su chantaje nuclear ya es cosa del pasado.
He aquí su extracto:
Del contenido de la “revisión de la postura nuclear”, publicada por Norteamérica el pasado día 6, se puede deducir que su actual Administración sigue considerando los artefactos nucleares como el principal medio para realizar su estrategia de dominar al mundo.
El presidente Obama dijo que Estados Unidos no utilizará armas nucleares contra países no nucleares que acatan el Tratado de No Proliferación Nuclear, pero que Norcorea e Irán son casos excepcionales. Tal pronunciamiento demuestra que sigue siendo vigente la política hostil de los primeros tiempos de la Administración Bush que incluyó a nuestra República entre los objetivos de la anticipada nuclear y se dedicó al chantaje nuclear contra ella.
Mediante la publicación de la “revisión”, EE.UU. contrarió totalmente su voluntad de no atacar o invadirnos con armas nucleares o convencionales, puesta de manifiesto en la declaración conjunta del 19 de septiembre de las conversaciones a seis bandas, y volvió a enfriar el proceso de las conversaciones, reiniciado con gran sacrificio.
En cuanto al Tratado de No Proliferación Nuclear, medida provisional para la desnuclearización a escala planetaria, de ninguna manera puede ser un acuerdo perdurable.
Teníamos suficientes razones para retirarnos de tal convenio, no sin antes pasar por trámites legales, pues supimos que Norteamérica lo aprovechaba para aislar y asfixiar a nuestra República. Y procedimos a fabricar armas nucleares, no porque teníamos alguna ambición nuclear, sino porque la superpotencia nos incluía entre los objetivos de la anticipada nuclear y ejercía sobre nosotros una amenaza nuclear real.
Hasta hoy en día nuestro país ha venido acatando con lealtad las obligaciones que asume como poseedor de artefactos nucleares ante la comunidad internacional.
La desnuclearización de la Península Coreana es nuestro invariable objetivo. Para lograrla tanto en ella como en otras partes del mundo, urge que EE.UU. abandone los actos hostiles con que pisotea la soberanía y el derecho a la existencia de otras naciones, con ayuda de su política de fuerza basada en la supremacía nuclear, así como retire la política hostil contra nuestro país, no con palabras sino con hechos reales, y establezca un ambiente de confianza.
Mientras continúe su chantaje nuclear, nosotros seguiremos produciendo y modernizando la cantidad necesaria de diversos artefactos nucleares como fuerza de disuasión.
Tenemos suficiente capacidad para ello. Es más: Estados Unidos nos da razones y justificaciones.
Norteamérica debe estar consciente de que aquel tiempo en que éramos la indefensa víctima de su chantaje nuclear ya es cosa del pasado.