JOSÉ RAMÓN escribió:Un saludo camaradas me gustaría que le echárais un vistazo a esta página:
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] En concreto el apartado en letras grandes y rojas:ECONOMÍA,TRABAJO,LUCHAS DE CLASES punto 10 dónde la falange queda claro su repudia del comunismo como sistema político.
Esto más que nada va para los novatos que están un tanto desorientados.Para que sepan que es la falange,quien la fundó y lo que piensan de nosotros los comunistas.La discriminación y represión que estamos sufriendo en esta falsa democracia demuestra muy a las claras el poder que sigue teniendo la falange en España.
Séneca solía decir que a veces es necesario pasarse a territorio enemigo no como desertores sino más bien como espías jeje
Para los que no quieran leer dicho punto dice:
10 Repudiamos el sistema capitalista, que se desentiende de las necesidades populares, deshumaniza la propiedad privada y aglomera a los trabajadores en masas informes, propicias a la miseria y a la desesperación. Nuestro sentido espiritual y nacional repudia también el marxismo. Orientaremos el ímpetu de las clases laboriosas, hoy descarriadas por el marxismo, en el sentido de exigir su participación directa en la gran tarea del Estado nacional.
De entrada un saludo para todos los camaradas, desde diferentes ideologías, contrarios a la globalización basada en un nuevo orden mundial, al servicio exclusivo de los intereses del capital financiero, grandes empresas y multinacionales que concentra el poder político y económico cada vez en menos manos , tesis marxista compartida por José Antonio en cuanto que el capitalismo en su devenir acaba en oligopolios sin freno que esclavizan a la sociedad en todos los órdenes.
No estoy de acuerdo con tu apreciación del poder de la Falange , en tiempos de la dictadura fue ínfimo, pues era solamente la envoltura externa en la primera mitad de lo que duró , y según quien fuera ministro de la vivienda José Luis Arrese , los falangistas colaboradores con el régimen no alcanzaron mas del 4% de los cargos. Si antes tenían poca influencia y poder , ahora es nulo.
Aquí dejo una parte del artículo publicado en la revista CATOBLEPAS de la "fundación Gustavo Bueno"
Carlos Marx en José Antonio
Adriano Gómez Molina
El influjo directo de Carlos Marx en José Antonio
ha quedado largo tiempo en la penumbra
1. Marx, José Antonio y el profesor Sacristán
Lecturas de filosofía moderna y contemporánea (Trotta, 2007) es uno de los textos de Manuel Sacristán publicados después de su muerte en 1985. El libro recoge una gavilla de artículos diversos, en su mayoría inéditos. Manuel Sacristán ocupa un lugar sobresaliente en el pensamiento español como experto y doctrinario marxista. Nacido en 1925, se licenció en Filosofía y Derecho, estudió Lógica y Filosofía de la Ciencia en Alemania, impartió sus saberes en la Universidad de Barcelona y elaboró una muy dilatada obra. En su primera juventud Sacristán militó destacadamente en la organización juvenil falangista y conoció a fondo los textos de José Antonio. Sobre 1946 rompió con esa militancia y se fue decantando hacia el marxismo, doctrina que sería la raíz de una sobresaliente producción intelectual. Como miembro del clandestino partido comunista ostentó un papel de primer rango.
Sacristán es una muestra de la unión del intelectual y la política. Un eslabón en la cadena de la politización de los intelectuales, muy pujante desde los años de entreguerras, que ha llegado hasta nuestros días. El perfil del profesor Sacristán –su condición de intelectual y de político– es el idóneo para el análisis de la presencia de Carlos Marx en José Antonio. Éste fue un político con curiosidad intelectual que, en la España de la II República, tenía que dar cuenta y razón del marxismo.
En estas Lecturas se recogen artículos sobre Kant, Husserl, Leibniz, Marx y Sartre. Curiosamente, el cuarto trabajo está dedicado al Pensamiento político de José Antonio Primo de Rivera. Según el editor, este inédito pertenece a los primeros años cincuenta y está redactado para una nonata Enciclopedia Política Argos. Para esa misma enciclopedia se recogen en el libro otras voces del autor como Libertad, Simone Weil y Personalismo. Es muy probable que la voz José Antonio le fuera encargada a Sacristán por sus antecedentes falangistas.
El texto es una típica entrada de un diccionario enciclopédico; ocupa nueve páginas en las que resume el ideario de José Antonio a quien define «no como un filósofo político» sino como «un político con ideología propia». Por la relevancia doctrinal de Sacristán y su adscripción marxista es natural que de todos los capítulos nos llame la atención el dedicado a José Antonio, quien aparece acompañando a pensadores de prominente rango intelectual.
Lo verdaderamente interesante del trabajo es el dictamen de Sacristán al analizar la crítica de José Antonio al marxismo. Escribe que «el juicio sobre el marxismo se abre con una asimilación de sus aciertos». Y sigue diciendo que ese reconocimiento «se hace, primero, desde el punto de vista científico», conforme con lo expresado en la conferencia de José Antonio en el Círculo Mercantil de Madrid el 7 de abril de 1935 y de la que reproduce el correpondiente párrafo.
Con apoyatura en citas literales Sacristán sostiene que José Antonio «acepta sin vacilaciones el núcleo del marxismo científico, en particular, la ley de aglomeración del capital» la que afirma que se está cumpliendo. Y sigue: «Acepta también, explícitamente, las predicciones de Marx acerca del fenómeno de la proletarización, acerca del desocupamiento forzoso y, lo que es más importante, acepta la teoría marxista de la crisis» (subrayados de Sacristán).
Continúa examinando otro texto del mismo año –una conferencia de José Antonio en Valladolid el 3 de marzo de 1935– y dice: «Pero no es sólo la crítica científica marxista lo aceptable para el fundador del falangismo, sino que también suscribe el punto de partida político del marxismo militante.» Se funda en la aseveración joseantoniana de que la «propiedad, tal como la concebíamos hasta ahora, toca a su fin; van a acabar con ella, por las buenas o por las malas, unas masas que en gran parte tienen razón y que, además, tienen la fuerza. […] Tal es nuestra nueva tarea ante el comunismo ruso, que es nuestra amenazadora invasión bárbara. En el comunismo hay algo que puede ser recogido, su abnegación, su sentido de solidaridad».
Pero justamente aquí Sacristán hace una advertencia: «Ahora bien, en esta última frase se apunta una clara enemistad con el marxismo. En efecto: luego de aceptar el valor científico de la mayoría de las tesis marxistas, J. A. P. de R. se revuelve contra sus consecuencias espirituales que juzga improcedentes.» Y apoya su juicio con la cita del discurso de la Comedia en el que José Antonio, después de justificar y legitimar el nacimiento del socialismo «contra aquella esclavitud liberal», señala que «vino a descarriarse, porque dio, primero, en la interpretación materialista de la vida y de la historia; segundo, en un sentido de represalia; tercero, en una proclamación del dogma de la lucha de clases».
Refuerza la enemistad con una segunda cita:
«Si la revolución socialista no fuera otra cosa que la implantación de un nuevo orden en lo económico, no nos asustaríamos. Lo que pasa es que la revolución socialista es algo mucho más profundo. Es el triunfo de un sentido materialista de la vida y de la historia; es la sustitución violenta de la religión por la irreligiosidad; la sustitución de la patria por la clase cerrada y rencorosa; la agrupación de los hombres por clases y no la agrupación de los hombres de todas las clases dentro de la Patria común a todos ellos; es la sustitución de la libertad individual por la sujeción férrea de un Estado [...] Es la venida tempestuosa de un orden destructor de la civilización occidental y cristiana.»
Sacristán apostilla el párrafo diciendo que en él «se aprecia con total claridad que las razones del antimarxismo joseantoniano no son político-económicas, sino histórico-morales». La cita de José Antono pertenece a un discurso en el Cine Europa, el 2 de febrero del 36 (en el texto de Sacristán están equivocados la fecha y el lugar).
Ésta es en esencia su opinión acerca de José Antonio y el marxismo. En el resto del artículo, repasa sumariamente y de modo descriptivo los conceptos del hombre, de la libertad, de la economía sindical, de la patria y del nuevo estilo manifestados por el fundador de Falange. De esa parte tiene interés el que, en muy pocas líneas, subraya la oposición de José Antonio al totalitarismo, «pese a que los giros estilísticos totalitarios son frecuentísimos en sus escritos». El artículo destaca por la novedad del enfoque, la finura crítica y la calidad de síntesis.
2. Adiciones a Sacristán
Es evidente que Sacristán conocía a fondo los textos de José Antonio. Asimismo, por su dominio del marxismo pudo radiografiarlos, confrontarlos y redactar este sustancioso y desacostumbrado análisis, inédito medio siglo.
Como cualquier entrada de diccionario, lo probable es que al redactar la nota, contó con la servidumbre de la extensión. Nuestro caso es distinto; podemos demorarnos en algún punto y utilizar la lupa de la curiosidad. Lo hacemos fijándonos en dos de los conceptos marxianos aceptados por el fundador de la Falange de especial importancia. Son la agonía del capitalismo y la teoría de la plusvalía.
La agonía del capitalismo
El vaticinio del final del capitalismo tiene tal peso en José Antonio que obliga a subrayarlo. Para él es como un axioma. Lo acepta de plano: «Las previsiones de Marx se vienen cumpliendo más o menos de prisa, pero implacablemente», dice el 19 de mayo del 35. Hasta el punto que en la misma ocasión responde a los que sostienen que Marx se equivocó en sus previsiones argumentando que «los que se equivocan son los que le achacan ese error». Y también pocos meses después: «Os decía que el fenómeno del mundo es la agonía del capitalismo. Pues bien: de la agonía del capitalismo no se sale sino por la invasión de los bárbaros o por una urgente desarticulación del propio capitalismo. ¿Qué vamos a elegir sino esta salida?» (17 nov 35). (Resaltemos que esta rotunda opción por la urgente desarticulación del propio capitalismo la pronuncia José Antonio en la clausura del II Consejo Nacional de Falange.)
El aserto lo reitera un mes más tarde, el 16 de enero de 1936: «He aquí una grande y bella tarea para quienes de veras considerasen a la patria como un quehacer: aligerar su vida económica de la ventosa capitalista, llamada irremediablemente a estallar en comunismo.» Y horas más tarde: «La gran tarea de nuestra generación consiste en desmontar el sistema capitalista, cuyas últimas consecuencias fatales son la acumulación del capital en grandes empresas y la proletarización de las masas» (19 enero 1936).
Otra muestra; el 2 de febrero del mismo año afirma: «El capitalismo liberal desemboca, necesariamente, en el comunismo. No hay más que una manera, profunda y sincera, de evitar que el comunismo llegue: tener el valor de desmontar el capitalismo...». Y el 5 de febrero al fenómeno general de la crisis lo califica como estertor del capitalismo. Y certifica la desaparición de la propiedad privada por causa del propio capitalismo: «Así que el capitalismo no sólo no es la propiedad privada, sino todo lo contrario. Cuanto más adelanta el capitalismo, menos propietarios hay, porque ahoga a los pequeños.» En las vísperas de su condena, el 16 de noviembre de 1936, afirmó: «Falange Española ha creido desde un principio en que el sistema capitalista está en sus últimas manifestaciones.»
La plusvalía
Es muy curioso que este concepto no esté recogido en el artículo de Sacristán. Lo probable es que la ausencia se derive de las fuentes por él manejadas. La edición de las Obras de José Antonio que circulaban en los primeros años 50 –que fueron las utilizadas por el profesor catalán– eran en realidad obras incompletas. Pero, como avezado conocedor de Marx, Sacristán sabía de sobra la importancia de la plusvalía en la Crítica de la Economía Política y es seguro que si hubiera conocido su mención por José Antonio la hubiera registrado en el artículo.
La plusvalía en José Antonio comporta un salto cualitativo en su programa. De los enunciados marxianos que influyen en él ninguno tiene la entidad de la plusvalía. El hecho abre interrogantes cuya respuesta –con los datos disponibles– no conocemos. Tenemos por un lado la pregunta de cuál sería su dominio del complicado concepto y, por otro, al proyectarlo en el terreno de su aplicación real, cuáles serían las fórmulas para su articulación en el sistema productivo y su encaje con los restantes factores del mismo. De ello no dejó noticia alguna.
De modo sumario puede esbozarse la noción de la plusvalía aun aceptando el sentir común de su alto nivel de abstracción y dificultad. La teoría de la plusvalía es inherente a la ley del valor que dice que el valor de cada mercancía está determinado por el cuanto de trabajo materializado en su valor útil, determinado por el tiempo de trabajo socialmente necesario para su producción. Para Marx los puntos esenciales de su descubrimiento son: por un lado, el doble carácter del trabajo según se expresa en valor de uso o en valor en cambio; por el otro, el análisis de la plusvalía. Para él, en el sistema de producción capitalista, el valor de la mercancía deriva del valor de uso de la fuerza de trabajo, del tiempo socialmente necesario para producirla. El capitalista compra la mercancía fuerza de trabajo que es la que produce nuevas mercancias cuyo valor de intercambio es superior a la mercancía primera. En el valor de cambio esa mercancía tiene un valor adicional, una plusvalía, que es trabajo no pagado por el capital. La ganancia es una apropiación del tiempo de trabajo no retribuido. La plusvalía es la fuente de acumulación del capital. Su existencia es consustancial con el modo capitalista de producción, sin ella éste no puede existir y no puede abolirse más que con la abolición del capitalismo. El productor de la plusvalía es el capital variable.
3. José Antonio y las menciones de la «plusvalía»
En su corta andanza política la utilización de la plusvalía por José Antonio es tardía. Es una novedad que en su léxico aparece a finales de 1935 y que la reitera en 1936. En total, siete veces; pero a la parvedad de la cifra hay que sumarle que solamente en tres ocasiones la expuso ante auditorios abiertos. La innegable importancia teórica del concepto no se refleja proporcionalmente en el discurso joseantoniano, ni por el número de veces ni por su intensidad retórica.
José Antonio repite su propuesta con frases muy semejantes y con igual significado: la plusvalía se asignará no al capital, no al Estado, sino al trabajo; pero al trabajo constituido en sindicatos verticales. El mensaje se queda en pura enunciación sin desarrollo. Vayamos cronológicamente al detalle.
En el Arriba del 21 de noviembre de 1935, en su última página, aparece un manifiesto, Obreros españoles, sin firma, redactado por José Antonio. Dentro hay un párrafo sosteniendo que el Movimiento Nacionalsindicalista ha encontrado «una salida justa, ni capitalista ni comunista» y en la que «sobre todo, asignará la plusvalía, no al capitalista, no al Estado, sino al productor encuadrado en sus Sindicatos». Tipográficamente, el texto no muestra ningún realce.
La siguiente manifestación la localizamos en una entrevista que le hizo Montero Alonso el 12 de diciembre de 1935 y que no llegó a publicarse. Pero su contenido tiene el valor añadido de que fue el propio José Antonio quien redactó unas cuartillas para apoyo del periodista. En ellas, bajo la entradilla Paro obrero José Antonio vincula este problema y su solución a la desarticulación del capitalismo ya que éste es su causante. Y seguidamente leemos: «La Falange, contra el criterio capitalista que asigna la plusvalía al capital, propugna el criterio sindicalista: la plusvalía para la comunidad orgánica de productores.»
Después, volvemos a encontrarla en un discurso electoral, en el Frontón Cinema de Zaragoza del 26 de enero de 1936: «En el orden sindical, nosotros aspiramos a que la plus valía, como dijo Marx, sea para los productores, para los directores y para los obreros.» Y al día siguiente, en un discurso en el Teatro Pereda de Santander, repite su propuesta. Según la versión de El Sol no aparece verbatim el término pero sí su significado: «Expone que la Falange quiere desarticular el régimen capitalista para que sus beneficios queden a favor de los productores, con objeto de que éstos, además, no tengan que acudir al banquero, sino que ellos mismos, en virtud de la organización nacionalsindicalista, puedan suministrarse gratuitamente los signos de crédito.»
Vuelve a utilizar la noción el 30 de abril de 1936. En la vista del juicio contra la Falange, celebrado en la Cárcel Modelo, José Antonio, según recogió La Gaceta del Norte, dijo en su informe: «Creemos que la plus valía de la producción debe atribuirse no al capital sino al Sindicato Nacional productor, y en este sentido pensamos como millares de europeos.»
Por último, durante su encarcelamiento en Alicante –de junio a noviembre de 1936– hallamos otras dos menciones. Una, sin fecha, en uno de los Papeles póstumos, el titulado Cuaderno de notas de un estudiante europeo, en el que al hablar del fascismo –al que califica como «fundamentalmente falso»– certifica su naturaleza capitalista la cual implica, dice, el «esquema bilateral de la relación de trabajo y, atenuada o no, la mecánica capitalista de la plusvalía». El texto permaneció inédito hasta mucho después de su muerte.
La otra referencia comprende las fechas del 16 y el 17 de noviembre ante el Tribunal Popular que lo condenó a muerte. Es su último testimonio sobre la plusvalía. El día 16, a la pregunta del fiscal «¿qué propugnaba usted en su ideario político?» le responde con una explicación llena de interés para lo que aquí venimos analizando. Esta fue su respuesta:
«Las personas que suponen que el régimen capitalista está en quiebra, en sus últimas manifestaciones, entienden que este régimen capitalista tiene que dar paso a una de estas soluciones: o bien a la solución socialista o bien a la solución sindicalista. Poco más o menos, los socialistas entregan la plus-valía, es decir, el incremento del valor del trabajo humano, a la colectividad organizada en Estado. En cambio, el sistema sindicalista adjudica esta plus-valía a la unidad orgánica del mismo trabajador. Se diferencian los dos del sistema capitalista actual en que éste la adjudica al empresario, al que contrata el trabajo. Pues bién, como la Falange Española ha creido desde un principio en que el sistema capitalista está en sus últimas manifestaciones […] que precisamente ésta es la crisis de nuestra época, al decidirse por uno de esos dos sistemas optó por el sindicalista, porque creo que conserva en cierto modo el estímulo y da una cierta alegría de trabajo a la unidad orgánica del trabajador.»
El día 17, en sus conclusiones definitivas ante el Tribunal reitera sus objetivos. Precisa:
«los dos postulados del programa de Falange Española, el nacional y el sindicalista […] Por el segundo postulado, o sea el sindicalista, se tiende a sustituir la ordenanción económica capitalista que asigna la plusvalía a los empresarios y tiulares de los signos de crédito, por una organización sindicalista, que entregue la propia plusvalía a la grupación orgánica de los productores, constituidos en sindicatos verticales.»