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    ¿como alcanzar la revolución en España?

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    Mensaje por rahimaga Jue Jun 12, 2014 10:34 pm

    Hola compañeros este es mi segundo post y quería sacar el tema de la revolución en España, de como podría darse esta, que compartan sus opiniones y que opinen también sobre las opiniones del resto, sin otro objetivo que el de conocer otras opiniones para aprender Wink

    Yo personalmente creo que esta en estos momentos de crisis se podría dar mediante la recaída de los bancos, estos han sido rescatados pero si vuelven a caer que pasaría con ellos? y con toda la población que depende de estos? pero esto me lleva a pensar que la revolución solo puede darse llevando a la población a unas condiciones peores a las que ya se ve expuesta, atacar a nuestra propia clase para que caiga mas y se de cuenta de que este sistema es erróneo.
    Esto es lo que me ha llevado a abrir el post, ¿Tenemos que atacarnos a nosotros mismos para conseguirlo? por eso quiero que aporten ideas, porque esta solución de atacar al proletariado hipotecado, endeudado, etc. no me convence...

    Un saludo Rahimaga!
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    Mensaje por O-Arran Vie Jun 13, 2014 9:31 am

    Debido a que no existe un partido comunista que tenga grandes vínculos con la classe obrera (aunque haya varios que lo estén trabajando) los reformistas jamás potenciaran una revolución, así que como mucho podremos ver la espontaneidad violenta de las masas, pero no la organización y la revolución.

    Al ir tan atrasados veo posible, que si se forma una partido con representación parlamentaria, la creación de un frente popular que nos haría avanzar al socialismo. Pero los comunistas estamos haciendolo muy mal en el estado español. Queda mucho camino y debate. Es deber de los jóvenes mejorar esto.
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    Mensaje por namregpxp Vie Jun 13, 2014 3:35 pm

    Yo lo vería de la siguiente manera, dentro de 20 años hay otra crisis aun mas fuerte, para ese entonces ya tenemos organizado un partido comunista eficaz con una vanguardia que realice análisis prácticos y que tenga contacto con las masas, se declara una huelga general para las masas que ya han sido educadas por el partido y estas mismas dirigidas por los elementos mas avanzados asaltan el poder y establecen un gobierno popular, rápidamente se detiene a todos los cargos militares que puedan ser contrarrevolucionarios y el ejercito se convierte en un caos incapaz de atacar ante la falta de sus dirigentes, entonces se sustituyen esos dirigentes por miembros del ejercito popular creado anteriormente y se evita la guerra civil, entonces deberíamos centrar todas nuestras fuerzas en defendernos de la Otan que sin duda nos atacara, pero si el pueblo esta unido pasara como en Vietnam y la contrarrevolucionario fallara, ya solo nos queda crear acuerdos comerciales con países simpatizantes o interesados en el comercio con "totalitarismos ultra-hiper-mega radicales"
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    Mensaje por marxismo_futuro Vie Jun 13, 2014 7:40 pm

    Las condiciones objetivas de la opresión socio-económica del proletariado son inherentes al capitalismo; el propio capitalismo produce las amplias masas proletarias detrás de la burguesía. Dichas condiciones se agudizan en la fase imperialista actual y en coyunturas de «crisis».

    Así pues, «atacar» al proletariado es tarea propia del capitalismo; nuestro deber y nuestra táctica se basan, en última instancia, en la lucha político-social de masas por el comunismo. ¡No trabajaremos para una organización proletaria para atacar al propio proletariado! Muchas veces se han dado ya condiciones nefastas por el proletariado sin que se diese la revolución social proletaria; no basta con traer dichas condiciones, ni es nuestro deber llevarlas. Pueden sucederse épocas de paupérrimas condiciones para el proletariado, mediante la regeneración del capitalismo con la destrucción de fuerzas productivas, la conquista de nuevos mercados y la ampliación de los existentes y las guerras imperialistas ―como señalaron ya Friedrich Engels y Karl Marx en el Manifiesto Comunista, 1848―, sin que el proletariado derroque el capitalismo. En definitiva, no debe caerse en el absurdo mecanicista de la caída espontánea, natural, del capitalismo; esto una consigna propia del reformismo-electoralismo y del eurocomunismo. El concepto de la inevitabilidad de la caída del capitalismo se refiere al carácter históricamente transitorio, temporal, finito, de tal sistema socio-económico, pero no se refiere al simple desmoronamiento del propio capitalismo, en un acontecimiento ajeno a la lucha de clases. En otras palabras, el capitalismo tiene codificado, como sistema histórico de clases sociales, su propio fin: el proletariado revolucionario, el cual debe actuar como clase social revolucionaria, como sujeto histórico.

    Así pues, pueden darse condiciones objetivas, como vienen dándose des del propio sangrante surgimiento y desarrollo del capitalismo, pero el proletariado debe asumir sus tareas, debe conocer su situación y enarbolar la bandera comunista de sus objetivos de clase oprimida; deben desarrollarse condiciones subjetivas. Por consiguiente, debe decirse que el pilar esencial sobre el que gira el trabajo revolucionario debe ser el liderazgo de vanguardia de clase del Partido Comunista. Sin una organización revolucionaria de clase, regida por el marxismo-leninismo, el proletariado seguirá sometido al poder burgués-capitalista. Con tal organización, el proletariado puede vencer en las condiciones más favorables y levantarse en los momentos más adversos. Sin Partido Comunista, el proletariado está condenado a la derrota de clase en cualquier escenario. Por lo tanto, la importancia del momento actual estriba en la formación, en la construcción, del Partido Comunista de clase del proletariado. Todas las concepciones según las cuales se puede omitir parcial o completamente o deformar el papel del Partido son ajenas al trabajo revolucionario; desde el aventurismo izquierdista hasta el eurocomunismo, pasando por todas las variantes del revisionismo.

    Sin organización de clase para realizar la unidad ideológica y de acción del proletariado contra la burguesía, sin presentar una lucha política de masas de clase contra clase; en definitiva, sin Partido regido por marxismo-leninismo y trabajo revolucionario, no hay revolución social proletaria. Así pues, en España y en la gran mayoría de países, la revolución comunista no es inmediata, aunque las condiciones objetivas empeoren aún más, y requiere de la formación de los partidos comunistas, con la consiguiente concienciación del proletariado, etc., proceso por el cual debe lucharse por la aplicación correcta del marxismo-leninismo y contra la vertiente jrushchovista que domina las organizaciones «comunistas» más significativas, así como contra el izquierdismo y el maoísmo que surgen como «nuevas» tácticas en este momento histórico de derrota, de desorientación.

    Saludos.
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    Mensaje por SlavaLenin Dom Jun 15, 2014 12:05 pm

    Primero la unificación en un bloque integrado por comunistas y anarquistas (como en el frente popular) vamos aumentando el frente hasta conseguir la revolución, luego se separan los comunistas de los anarquistas y los que consigamos de los dos el poder decidirán si se lucha por el anarquismo, por el comunismo o por el anarcomunismo.
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    Mensaje por Galin Dom Jun 15, 2014 12:31 pm

    SlavaLenin escribió:Primero la unificación en un bloque integrado por comunistas y anarquistas (como en el frente popular) vamos aumentando el frente hasta conseguir la revolución, luego se separan los comunistas de los anarquistas y los que consigamos de los dos el poder decidirán si se lucha por el anarquismo, por el comunismo o por el anarcomunismo.

    Los anarquistas ni participan en la vida política ni mucho menos consentirán que los comunistas tomemos el poder. Hay ejemplo muy claro: la Guerra civil. Estás diciendo algo que suena mucho a jugar al azar, a ver quién consigue el poder. Eso no es así. Nosotros debemos dar ejemplo, refutar las otras teorías y tomar el poder con el apoyo y el respaldo del pueblo. No vale hacer un frente popular y a ver qué sale, eso nunca saldrá bien camarada.
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    Mensaje por rahimaga Lun Jun 16, 2014 4:32 pm

    Y las cuestiones ahora serían:
    ¿Como hacerle entender al proletariado la necesidad de la revolución? Las cosas ya estan mal pero la clase baja continua con la idea de que el sistema se puede mantener recurriendo a la democracia.
    ¿Y como crear un partido de ideologia M-L que mueva a las masas?, que se vea apoyado por todo el proletariado, con la mayoria de población trabajadora
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    Mensaje por marxismo_futuro Dom Jul 20, 2014 4:34 pm

    SlavaLenin escribió:Primero la unificación en un bloque integrado por comunistas y anarquistas (como en el frente popular) vamos aumentando el frente hasta conseguir la revolución, luego se separan los comunistas de los anarquistas y los que consigamos de los dos el poder decidirán si se lucha por el anarquismo, por el comunismo o por el anarcomunismo.

    La revolución social proletaria debe ser obra del proletariado revolucionario. La acción de este debe estar dirigida por el Partido Comunista, y las organizaciones sociales correspondientes, y basada en el marxismo-leninismo. Dicha revolución presenta el objetivo de destruir el orden socio-económico capitalista y construir el orden socio-económico socialista, como primera etapa del comunismo. Ésto se realiza mediante la constitución amplia y la lucha en todos los frentes de los genuinos órganos de poder proletario —los sóviets de trabajadores y campesinos— contra el poder de la burguesía, finalizando la dualidad de poderes con el derrocamiento de éste último y la instauración del socialismo. El socialismo, como primera etapa del comunismo, se basa en la concentración de la propiedad de los medios de producción en manos del Estado proletario y campesino, expropiándo en todos los frentes a la burguesía.

    Ésta es, resumidamente, la idea general de la revolución comunista. Tanto los principios —marxismo-leninismo—, la táctica —Partido Comunista— y formas —Poder Soviético y Estado proletario— difieren completamente de las aspiraciones izquierdistas e idealistas del anarquismo.

    ¿Qué tipo de revolución puede darse con una acción compartida con anarquistas? ¿Qué forma reviste ésta revolución?

    Una revolución social es un proceso histórico completo, complejo, profundo; es la destrucción de un orden social por la instauración de otro, mediante el choque violento entre clases sociales, con sus tácticas, formas, etc. No es un acto concreto el resultado final del cuál es abierto y puede «escogerse», sino que se basa en las condiciones materiales dadas y en la dinámica histórica de la lucha de clases.

    Saludos.
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    Mensaje por Trabant Dom Jul 20, 2014 6:46 pm

    La Revolución en el Estado Español pasa por distintos aspectos que para mí son fundamentales camaradas.

    El primero es la necesidad de un Partido Comunista Único, genuinamente marxista leninista, libre de dogmatismos y de liberalismos, capaz de hacer un juicio crítico de las experiencias socialistas en el siglo 20 ( condena sin reparos al social imperialismo soviético y la degeneración maoísta ). Una vez conquistado ese partido, formado con los mejores cuadros de entre toda la sopla de siglas que existe en el MCE, entrará a formar parte de un Frente Único anti imperialista y anti oligárquico capaz de derrocar al Fascismo ya instalado en las Instituciones, y así, ir adquiriendo influencia sobre las masas.

    El segundo es la necesidad de vincular a la lucha por el Socialismo la lucha por todas esas medidas democráticas que el pueblo demanda. Por ello algunos planteamos la necesidad de la implantación de una República Federativa y Popular que erradique de un plumazo a esta Monarquía parasitaria, que para nada tienen en cuenta las necesidades de los trabajadores y demás capas populares. Sería cuestión de meses, incluso de días, que bajo esas condiciones se erradicasen los medios de producción a grandes capitalistas y oligarcas para que estos pasen a manos del Estado Popular, y finalmente, a la clase obrera.

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    Mensaje por Evta Dom Jul 20, 2014 9:09 pm

    Su pregunta pasa directamente por una cuestión muy importante y que, incluso, nos remite a la propia obra de Lenin, ¿qué hacer? Así se formula la pregunta que todo revolucionario ha de plantearse en virtud del momento actual.

    Pero sí queremos empezar a dar respuestas a esta cuestión, para nada desdeñable, tenemos que ponernos en tesitura y plantar sobre la mesa la situación del presente inmediato en el que nos encontramos.

    Coincidiendo con alguna de las intervenciones, hemos de ser conscientes que el Partido Comunista no existe y que, por tanto, es una tarea necesaria reconstituirlo. Pero, hay algo más, ¡ni siquiera la ideología comunista está en posición de ser utilizada!, explicaremos esto a continuación.

    La afirmación anterior reza así puesto que el Movimiento Comunista —denominación que deberíamos entrecomillar— está hegemonizado por el revisionismo; y por si fuera poco, el proletariado se encuentra lejos de contemplar un horizonte verdaderamente revolucionario —dando paso a posturas que para nada comulgan con el marxismo—. Dada esta situación ante la que no solo el MCE sino también el MCI, se encuentran subyugados al revisionismo, se convierte en una imperiosa tarea devolver al proletariado aquel horizonte que alumbre con un halo verdaderamente revolucionario y que, a su vez, permita dar lugar a la transformación social que le lleve hacia su liberación. Debemos de devolver al Socialismo Científico su posición como teoría de vanguardia.

    Pero, ¿cómo desarrollar esta tarea?

    Sí en un primer momento hemos hablado del agotamiento del marxismo como referente del proletariado ante el avance del revisionismo por el déficit ideológico del primero —debido a sus propias limitaciones—, tendremos que hacer un balance de aquel primer ciclo revolucionario (Ciclo de Octubre, que se extiende desde 1917, con la Revolución de Octubre, hasta 1989, con la caída del Muro de Berlín) para sintetizar teóricamente toda la práctica que en aquel transcurrió, permitiéndonos elevar, de este modo, teoría y práctica. De esta forma, la lucha ideológica permitirá hacer crecer lo nuevo frente a lo viejo —lo revolucionario frente a lo reaccionario—.

    Como es evidente, para llevar esta tarea a buen puerto se contempla como necesaria la formación de los cuadros revolucionarios en los clásicos —véanse Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao, entre otros— que nos permitan aprender y aprehender toda la materia revolucionaria palpable en el pasado ciclo y que, siguiendo al materialismo histórico y dialéctico, abran la puerta a la reconstitución ideológica que anunciábamos en las primeras líneas de este escrito.

    Con todo esto podemos afirmar que, formando el insoslayable lazo de unión entre teoría y práctica, las tareas actuales que dan respuesta a la realidad inminente son más teóricas que prácticas, más ideológicas que políticas. La línea de reconstitución —que es lo que venimos defendiendo desde el comienzo de esta respuesta— no acaba en lo ideológico sino que, una vez reconstituida la ideología, aquella que decíamos perdida entre las marañas del revisionismo, se presenta como necesaria la reconstitución del Partido, es decir, llevar a cabo la reconstitución política, aunque esta se desarrolle en conjunción dialéctica con la anterior primando en ciertos momentos una respecto a la otra  —lo mismo que pasa con la teoría y la práctica—. Dentro de la reconstitución política, estableceríamos la fusión de la vanguardia teórica con la vanguardia práctica, dando lugar al Partido Comunista de Nuevo Tipo y desarrollando la Guerra Popular hasta el Comunismo —siendo la Guerra Popular el proceso por el cuál se destaca el poder de las masas armadas, formadas y dirigidas conscientemente—.

    Respondiendo a una pregunta particular que usted planteaba, camarada Rahimaga, ¿cómo hacer al proletariado entender la necesidad de revolución? Esto es algo que, de nuevo, pasa por la línea que planteábamos, sí el momento actual se caracteriza por estar desposeído de las herramientas necesarias para que el proletariado alcance sus logros, habremos primero de recuperarlas y, al presentarse en primer lugar como necesaria la reconstitución ideológica, tendremos que formar la vanguardia que lleva a término esta tarea. Esto es algo que Lenin ya trató, es la cuestión de la línea de masas. Dada la situación presente hemos de dirigirnos a aquellos elementos más avanzados que puedan pasar a constituir esta vanguardia, cuando las condiciones cambien y las hondas masas sean nuestro objetivo, actuaremos en consecuencia con las mismas —siguiendo el patrón de táctica-plan, planteado también en los albores de tal acontecimiento, pues toda táctica-plan contempla la resolución de problemas futuros como puede ser el contacto con tales (futuras) masas—; que no será otra que mediante la táctica verdaderamente revolucionaria —no estando en la retaguardia de una manifestación con banderas y discursos que de nada sirven a unas masas que pueden conseguir por sí solas conquistas parciales; por eso en nuestra mano está brindarles las herramientas que labren el verdadero camino hacia el fin de toda opresión— . Si bien, puede preguntar, ¿¡vale, entonces como captamos a los elementos que constituyan la vanguardia!? Ante esto planteamos la construcción de círculos revolucionarios, espacios que, sin el peso de un destacamento, sindicato o, en definitiva, cualquier peso dogmático, permitan la captación consciente de tales elementos mediante un proceso de confrontación ideológica (lucha de dos líneas) para procurar su elevación a verdaderos cuadros revolucionarios. Ya tendremos tiempos, si se tercia, de hablar donde encontrar esos elementos.

    De esta forma, y por no extendernos más, respondemos a cuáles son las tareas principales respecto al Estado Español para con la revolución. El apartado de la reconstitución política y demás dudas podría debatirlo con usted en otras vías si así lo quisiera, pues sería extendernos demasiado ahora, aunque cualquier duda o disensión pública será bienvenida para fomentar el debate. De todas formas, para fomentar la confrontación y el conocimiento de todos los camaradas, aunque ya existen algunos hilos con debates sobre la línea de reconstitución (LdR), le dejo documentos donde se plantean tales cuestiones.

    PCREE - Nueva Orientación (aquellos que iniciaron el planteamiento de la línea)
    MAI · Movimiento Anti-Imperialista (continúan con el debate sobre la formación del PC)
    MAI · Movimiento Anti-Imperialista (en este documento suyo puedes encontrar una crítica al PCE(r) y el desarrollo de la reconstitución política, Guerra Popular...)

    La fuerza de la línea de reconstitución ha ido creciendo desde hace, aproximadamente, diez años hasta ahora; le dejo a usted mismo que se pregunté por qué. A continuación le dejo enlaces a las páginas de los distintos destacamentos reconstitucionistas que han surgido en los últimos años en diferentes puntos del Estado Español y en donde tiene diferentes comunicados que versan sobre la línea, así como balance histórico de las diferentes experiencia revolucionarias, entre otras cosas:

    Revolución o Barbarie
    Juventud Comunista de Almeria (JCA)
    Juventud Comunista de Zamora (JCZ)
    Cèl·Roja
    Nueva Praxis


    Me gustaría, antes de acabar, responder superficialmente a alguno de los interlocutores de este post.

    namregxp escribió:Yo lo vería de la siguiente manera, dentro de 20 años hay otra crisis aun mas fuerte, para ese entonces ya tenemos organizado un partido comunista eficaz con una vanguardia que realice análisis prácticos y que tenga contacto con las masas, se declara una huelga general para las masas que ya han sido educadas por el partido y estas mismas dirigidas por los elementos mas avanzados asaltan el poder y establecen un gobierno popular, rápidamente se detiene a todos los cargos militares que puedan ser contrarrevolucionarios y el ejercito se convierte en un caos incapaz de atacar ante la falta de sus dirigentes, entonces se sustituyen esos dirigentes por miembros del ejercito popular creado anteriormente y se evita la guerra civil, entonces deberíamos centrar todas nuestras fuerzas en defendernos de la Otan que sin duda nos atacara, pero si el pueblo esta unido pasara como en Vietnam y la contrarrevolucionario fallara, ya solo nos queda crear acuerdos comerciales con países simpatizantes o interesados en el comercio con "totalitarismos ultra-hiper-mega radicales"

    Respondiendo al camarada Namregpxp hemos de apuntar que la vanguardia no se construye sola, por lo que ya hemos expuesto pretéritamente, y mucho menos intentando tomar contacto con las masas desde el idealismo sin tener siquiera una ideología firme. Para llevar a cabo la toma de poder que sitúe al proletariado ejerciendo su propia dictadura, no cabe la consigna de reformar o sustituir  las mismas instituciones burguesas sino la de destruirlas, este proceso, en último término, es mucho más complejo que el planteamiento mecanicista de formar a las masas, crear un ejército y obtener el poder. Una vez reconstituido el PC, a la par que la educación de los cuadros y las masas se eleva, se desarrolla la Guerra Popular —lamentablemente el desprecio de la experiencia revolucionaria maoísta vierte mentiras sobre la misma y en cualquier destacamento del MCE se desdeña rápidamente su estudio, le invito a que lo estudie y, para ello, le dejo este extracto del MAI que explica la Guerra Popular—.

    Marxismo_futuro escribió: (...) Sin organización de clase para realizar la unidad ideológica y de acción del proletariado contra la burguesía, sin presentar una lucha política de masas de clase contra clase; en definitiva, sin Partido regido por marxismo-leninismo y trabajo revolucionario, no hay revolución social proletaria. Así pues, en España y en la gran mayoría de países, la revolución comunista no es inmediata, aunque las condiciones objetivas empeoren aún más, y requiere de la formación de los partidos comunistas, con la consiguiente concienciación del proletariado, etc., proceso por el cual debe lucharse por la aplicación correcta del marxismo-leninismo y contra la vertiente jrushchovista que domina las organizaciones «comunistas» más significativas, así como contra el izquierdismo y el maoísmo que surgen como «nuevas» tácticas en este momento histórico de derrota, de desorientación.

    Marxismo_futuro ha planteado de forma adecuada la situación presente, algo que he caracterizado yo en esta respuesta y que, además, contiene respuestas a como labrar ese camino en la reconstitución del partido. Sería interesante conocer su opinión, camarada.

    Sin más, espero sus respuestas.

    ¡Saludos revolucionarios!

    PD: Sería conveniente que algún moderador trasladase este post a tribuna de debate, pues son cuestiones que atañen directamente a la confrontación ideológica en el seno del movimiento comunista.


    Última edición por Evta el Mar Jul 22, 2014 12:48 pm, editado 1 vez
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    Mensaje por ajuan Lun Jul 21, 2014 3:13 am

    Muevo a debate a pedido del autor.
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    Mensaje por marxismo_futuro Jue Jul 24, 2014 8:21 pm

    Saludos Evta;

    Actualmente, en pleno el siglo XXI, nos encontramos en una fase de victoria de la contrarrevolución capitalista, tanto sobre los países socialistas levantados sobre el esfuerzo del proletariado revolucionario como sobre las fuerzas comunistas de los países capitalistas. La derrota del comunismo es palpable e innegable; la multitud de variados métodos empleados por el capitalismo ha hecho efecto. No me centraré ahora en los procesos históricos o en las tácticas capitalistas que han tenido lugar ni en los errores de los movimientos comunistas revolucionarios históricos. Cabe señalar, sin embargo, algunas cosas. El marxismo ha sido derrotado en su expresión práctica en un momento histórico, esto es que el proletariado revolucionario ha sido derrotado por su enemigo de clase, pero el método de estudio marxista no ha sido «derrotado». En otras palabras, el marxismo-leninismo como arma ideológica-revolucionaria del proletariado se mantiene firme, en alto, y lo ha demostrado una y otra vez; sin embargo, su plasmación histórica, en la dinámica dialéctica incansable de la lucha de clases, ha sido derrotada momentánea y transitoriamente. (Derrotista y antimarxista sería creer que por la victoria contrarrevolucionaria del capitalismo en una época concreta, el socialismo, sistema socioeconómico superior, ha sido definitivamente derrotado; la lucha de clases sería claramente omitida y no se comprendería que estamos en la época imperialista del capitalismo y de las revoluciones sociales proletarias, una época que abarca cierto período de la Historia).

    Con todo esto, en lo que también estás de acuerdo creo, quiero señalar, como introducción, que la revolución proletaria en base del marxismo-leninismo debe seguir siendo el objetivo primordial y general de los y las comunistas.

    Por tanto, teniendo esto claro, surge inevitablemente la pregunta de: ¿qué hacer? ¿Cómo?

    La singularidad del momento actual en el que se plantean estas preguntas se caracteriza por la más brutal derrota y más plena desorientación de las fuerzas revolucionarias y del tenue Movimiento Comunista Internacional (MCI). Debemos comprender, entonces, como dijo Lenin, que en cada nuevo paso, en cada nueva etapa histórica, las teorías anti-marxistas adoptan nuevas y trabajadas formas. Por ejemplo, en el contexto posterior a la Revolución de Octubre, el fracaso de varios intentos de levantamientos revolucionarios —Alemania, Hungría, Estonia, etc.— y las dificultades a las que se enfrentaba la clase trabajadora rusa y el Partido Comunista (bolchevique ) después de la Guerra Civil impulsaron la proliferación de varias tácticas o tendencias ajenas al marxismo-leninismo. Entre ellas se encontraba, por ejemplo, la Oposición Obrera, una plataforma sindicalista anti-leninista que tuvo fuerza entre 1919 y 1922, dirigida por Aleksandr Shliapnikov y apoyada, entre otros, por Aleksandra Kollontai. A la vez, en Alemania, en el Partido Comunista de Alemania (KPD), las sangrientas derrotas revolucionarias y la pérdida de dirigentes como Rosa Luxemburgo o Karl Liebknecht estimularon la aparición tanto de tendencias izquierdistas y anarcosindicalistas como de tendencias derechistas y electoralistas. En este contexto de derrota, de imprudencia y de desgaste, Lenin centró muchos esfuerzos en intentar mantener la cohesión revolucionaria en torno a los principios marxista-leninistas. En momentos de dificultades en que las fuerzas revolucionarias deben replegarse es vital seguir manteniendo la actitud revolucionaria fiel a los conocimientos marxista-leninistas, para poder así desarrollar correctamente la fuerza proletaria. Como decía Iósif Stalin:

    Iósif Stalin, «Trotskismo o leninismo?», 19 de noviembre de 1924; pág. 114-115, Obras Escogidas, Tomo VI; Edición Lenguas Extranjeras, Moscú, 1953 escribió:La lucha del proletariado debe pasar también por su proceso y sufrir sus derrotas. Y verdadero revolucionario no es quien da muestras de valor en el período de la insurrección triunfante, sino que, luchando bien cuando la revolución despliega una ofensiva victoriosa, sabe asimismo dar muestras de valor en el período de repliegue de la revolución, en el período de derrota del proletariado; quien no pierde la cabeza y no se amilana ante los reveses de la revolución, ante los éxitos del enemigo; quien no se deja llevar por el pánico ni cae en la desesperación en el período de repliegue de la revolución.

    Con esto quiero hacer hincapié en el hecho de que, en la actual y sin igual período de derrota, de imprudencia, de desorientación y de desgaste, como nuevas «luces» revolucionarias, como nuevas «banderas» proletarias, aparecen multitud de frentes, de organizaciones y de teorías autoproclamadas "marxistas" o seguidoras del marxismo. Aplicar correctamente el marxismo-leninismo es nuestro deber para trabajar por la revolución proletaria, la cual exige, actualmente, la necesaria formación de los partido proletarios de clase. Este, no puede construirse nunca bajo falsas banderas rojas; desde el aventurismo izquierdista hasta el eurocomunismo, pasando por todas las variantes del revisionismo, el proletariado es el perjudicado.

    El pilar esencial sobre el que gira el trabajo revolucionario es el liderazgo de vanguardia de clase del Partido Comunista. Sin una organización política revolucionaria de clase, regida por el marxismo-leninismo, el proletariado seguirá sometido al poder burgués-capitalista. Con tal organización, regida por el centralismo democrático, el proletariado puede vencer en las condiciones más favorables y levantarse en los momentos más adversos. Sin Partido Comunista, el proletariado está condenado a la derrota de clase en cualquier escenario. Por lo tanto, la importancia del momento actual radica en la formación, en la construcción, del Partido Comunista de clase del proletariado. Todas aquellas concepciones según las cuales se puede omitir parcial o completamente el papel del Partido son ajenas al trabajo revolucionario, del momento actual.

    Sin el marxismo-leninismo no podrá formarse el Partido Comunista; en otras palabras, sin lucha contra el revisionismo no podrá formarse el Partido Comunistas. Y, además, en su propio desarrollo, el Partido Comunista deberá seguir sosteniendo una abierta y profunda lucha contra el revisionismo y sus manifestaciones.

    Así pues, efectivamente, debe desarrollarse una lucha ideológica en todos los frentes y en todos los aspectos contra el revisionismo moderno que inunda las organizaciones «comunistas» —en dicho proceso de lucha ideológica para construir el Partido Comunista debemos contar, seguramente, con amplias capas de militantes honestos de dichos partidos revisionistas—. Más en concreto, guiándonos por la táctica leninista de trabajar bajo consignas concretas por objetivos generales, debe señalarse que el principal revisionismo presente en el Movimiento Comunista Internacional es el revisionismo jrushchovista, contra el que se han de lanzar los ataques más resueltos. La mayoría de partidos comunistas históricos cayeron en sus manos y el MCI ha tenido las consecuencias pertinentes. Esto no significa que no se deban tener en cuenta ni luchar contra otras variantes del revisionismo moderno —maoísmo, browderismo, titoísmo, etc.—, sino que la mayor fuerza del revisionismo reside en el jrushchovismo. (Aunque, claro está, todos los tipos de revisionismo comparten características comunes).

    Por todo ello no me acaba de gustar el término «reconstitución», al menos en su actual uso, detrás del cual se esconden actualmente multitud de pseudo-teorías y falsas consignas «marxistas». No se trata de reconstituir el marxismo en su cuerpo ideológico, eso es refundarlo, sino aplicar su método de estudio; no se trata de postular nuevas teorías en base, y sólo en base, de la derrota actual, sino aplicar el marxismo-leninismo en su más nítida expresión, teniendo en cuenta todos sus mecanismos y sus plasmaciones históricas revolucionarias. Dicho de otra forma, el hecho de encontrarnos en un momento singular de derrota no significa que debamos certificar la derrota del marxismo-leninismo en favor de pseudo-teorías que «emergen» de él, como señalaba anteriormente. No hay, pues, una «reconstitución» de la propia ideología, una refundación; sino que se deben rescatar sus fundamentos, hacerla vigente, estudiarla. En otras palabras, no se debe cambiar o tergiversar los fundamentos de marxismo, sino darles fuerza, aplicarlos. En este sentido, obviamente, hay que estudiar y analizar las experiencias históricas revolucionarias para comprender la realidad actual y las tareas de los y las comunistas. Esto no significa, sin embargo, admitir que el marxismo-leninismo ha entrado en una nueva etapa distinta o, lo que es lo mismo, que el marxismo-leninismo como tal ha superado una etapa concreta. Afrontamos una situación histórica concreta posterior a grandes y gloriosas revoluciones proletarias, de las cuales hemos de extraer enseñanzas y conclusiones; en esto, sin embargo, el marxismo-leninismo sigue siendo nuestra bandera y la emancipación de la clase trabajadora nuestro objetivo. Hay que reconstituir los partidos proletarios, es decir, levantar el partido leninista como vanguardia política de la clase obrera superando la degeneración actual de los autoproclamados partidos «comunistas»; pero, precisamente, en estos objetivos tácticos no se discierne una reformulación de la ideología marxista, sino su correcta aplicación según el curso dialéctico de los acontecimientos. El mismo Lenin a menudo hablaba de la reconstitución del Partido Comunista (bolchevique) después de etapas duras o de confluencia con los mencheviques; pero en tal reconstitución no abría la puerta a una amalgama de infortunios antimarxistas, sino que desarrollaba el marxismo según la situación material correspondiente. Su aplicación correcta según el momento histórico, el desarrollo de las condiciones objetivas, el entorno, etc., es la clave del acierto y de la efectividad del trabajo revolucionario en cualquier escenario.

    Se dice mucho últimamente que ha concluido el «Ciclo de Octubre», posterior a la Revolución de Octubre de 1917. En una especie de idealismo histórico se omite el desarrollo histórico de la lucha de clases en el plano de la fase imperialista del capitalismo como eje esencial de estudio marxista, y se centra dicho estudio en sucesiones compartimentadas de jadeos revolucionarios. De alguna forma u otra, tales Ciclos conducen al «buen camino», a la realización «plena» y «correcta» del marxismo. Mientras se ataca al determinismo mecanicista, que caracterizó la II Internacional y define las concepciones eurocomunistas y electoralistas actuales, se sustituye por una «sucesión de ciclos»; el proletariado, pues, de alguna forma u otra, se encuentra en uno de ellos según el momento histórico que se dé. Mientras se llenan la boca de la crítica de concepciones también mecanicistas de la horizontalidad de la Historia, la sustituyen por un idéntico dogmatismo basado en los pomposos "Ciclos". Vieja táctica revisionista es partir de supuestas críticas marxistas para introducir un compacto abanico de concepciones ajenas al marxismo-leninismo. La única utilidad que presentan es la confusión y la ocultación de los términos marxistas y la premisa para desarrollar teorías extrañas bajo el paraguas de este nuevo concepto "marxista" de los Ciclos.

    Es obvio que deben tenerse en cuenta las experiencias históricas revolucionarias; es un punto cardinal del marxismo-leninismo sacar conclusiones de las revoluciones y experiencias prácticas. En la vital lucha actual contra el revisionismo, este componente es esencial. Pero esto no debe significar abandonar las condiciones materiales-objetivas de desarrollo del capitalismo como base del estudio dialéctico de la realidad a favor de Ciclos de experiencias prácticas. La realidad es la fase imperialista del capitalismo; la confrontación entre bloques imperialistas, la división internacional del trabajo, etc. Esto es el punto de partida histórico para el análisis de la actualidad; análisis que debe tener en cuenta las experiencias revolucionarias para la elaboración de la teoría revolucionaria concreta. Por ejemplo, en su análisis de la situación del proletariado ruso y mundial, Lenin y Stalin no se centraron en un supuesto «Ciclo Revolucionario» posterior a la experiencia de la Comuna de París, sino que se centraron, como punto de partida histórico,  en el desarrollo del imperialismo, en su fase concreta de «Paz Armada» (1871 - 1914). Éste es el fondo material-objetivo sobre el que se desarrollaba el marxismo-leninismo como teoría revolucionaria, la cual tenía en cuenta para sus tácticas las experiencias anteriores (1848, 1871, etc.). En una palabra, el análisis histórico debe partir del desarrollo material del capitalismo en sus etapas concretas y la táctica revolucionaria consiguiente debe tener en cuenta todas las experiencias revolucionarias. Estudio de la base material y conclusión táctica de revolución; dónde nos encontramos, y cómo actuar. No se puede mezclar todo bajo un pomposo «Ciclo Revolucionario» como etapa histórica y base de valoración de las experiencias prácticas. Recuperar la fuerza del marxismo significa aplicarlo en las condiciones concretes actuales, que se deben estudiar como premisa esencial. No se debe caer en dogmatismos de pocos autores ni aceptar cualquier teoría como prolongación automática del marxismo en unas condiciones concretas y de derrota.

    Cambiando de tema, habiendo dejado claro la necesidad de la construcción del Partido Comunista y las premisas necesarias para ella, me centro brevemente en la cuestión militar. La cuestión militar es una cuestión de vital importancia para la revolución social proletaria; se le debe dar la importancia adecuada, esto es ni hipertrofiarla ni menospreciarla. El objetivo general de los y las comunistas es derribar el orden socio-económico capitalista y construir el orden socio-económico socialista. Así pues, un objetivo general irrenunciable para el Partido Comunista es impulsar la creación de mecanismos de contrapoder, de Poder Proletario. Estos mecanismos de Poder Proletario son la palanca revolucionaria práctica para derribar al poder viejo, al poder capitalista. Por tanto, el Partido Comunista no debe limitarse a «convencer», sino a «hacer actuar», a «revolucionar» las masas trabajadoras. No se trata de que el proletariado «conozca» el marxismo, sino que, dirigido por el Partido Comunista, lo aplique en la acción revolucionaria de crear Poder Proletario.  La cuestión militar debe estar subordinada, ligada, a la cuestión política, que para los y las comunistas no es otra que el contrapoder proletario, el Poder Soviético. Ésta es la materialización principal para las masas trabajadoras, alrededor de la cual debe trabajarse la cuestión militar. No pueden presentarse éstas cuestiones de forma independiente; no se puede ir abstractamente de lo militar a lo político, o viceversa. En este sentido, en plano de la Guerra Popular que se presenta, debe decirse que recurrir a las armas para atraer a la masas, para fortalecer el Partido, para de alguna forma «crear» de la nada el nuevo poder proletario, es un absurdo izquierdista. En situaciones de opresión militar o de opresión militar nacional —China en la primera mitad del siglo anterior, Palestina, colonias, paises sojuzgados en la Seguna Guerra Mundial, etc.—, la inmediata guerra armada de masas es la única opción. Ante las armas burguesas, armas proletarias. En situaciones de la revolución socialista, la clave es: ante poder capitalista, poder proletario-socialista. Así pues, en este caso, deben formarse los órganos de poder proletario y, de forma consecuente con su fortalecimiento, armarlos y formar milicias de trabajadores, construyendo finalmente el Ejército Proletario, para destruir el poder burgués en favor del poder proletario. No es, pues, el Partido Comunista el que con las armas atraer al proletario y derrotar el poder capitalista, sino el contrapoder proletario armado. Así pues, el Partido Comunista no debe tener la tarea de, una vez formado, lanzarse a las armas para iniciar el derrocamiento del poder capitalista; debe tener la tarea de dirigir el proletariado revolucionario en la construcción de su poder, hecho a partir del cual las armas pueden ser cogidas para proteger lo conquistado y destruir el viejo poder. Sino, se cae en terrorismo absurdo, alejado de las masas. Con la Guerra Popular, extrapolando las experiencias de guerras de liberación nacional, como es el caso de China, se presentan los mecanismos de lucha de liberación nacional como táctica revolucionaria del proletariado en su revolución social. Para vencer a la burguesía, el proletariado debe tener, más o menos desarrollado, el Poder en sus manos, en camino o en forma de dictadura del proletariado, para abrir una guerra implacable en todos los frentes contra la vieja clase y su poder. Esta premisa de Poder debe alzarse a partir del trabajo del Partido Comunista. El PC(b) de Rusia no se lanzó a las armas una vez formado de forma independiente el 1912, sino que fue el proletariado revolucionario el que se lanzó a las armas una vez sembrada la semilla y formado el tronco del contrapoder revolucionario bajo la dirección del Partido.

    En definitiva, no hay que entrar en una batalla conceptual, sino tener bien claros los términos, quien los utiliza, cómo, porque; qué intereses de clase, en el fondo, se esconden, y no el recubrimiento en el que se presentan.

    Saludos.
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    Mensaje por Evta Miér Ago 06, 2014 6:58 pm

    Saludos marxismo_futuro,

    En primer lugar, discúlpeme la demora en contestar, no pude hasta hoy retomar estas vías telemáticas.

    En efecto, estoy de acuerdo con la primera parte de su mensaje en la que expone la bancarrota histórica del marxismo durante el pasado ciclo revolucionario. Obvio es que dicho déficit ideológico·político circunscrito a dicha etapa no significa, por imperativo categórico (como la propaganda pretende hacer creer con la huera pero eficaz afirmación de ´´la derrota del comunismo´´), que el marxismo haya sido derrotado ad eternum; ejemplo de ello es el horizonte revolucionario que, con sus propias armas revolucionarias, se vislumbra en la actualidad por medio de la línea de reconstitución —cuyos objetivos son palpables, pues, desde hace diez años hasta ahora ha conseguido acometer todas las propuestas enmarcadas en su Plan Político; su correcto desarrollo permite el avance revolucionario, ¡algo que olvidó hace mucho el armazón revisionista!—.

    Una vez más, planteado lo anterior, nos remitimos a la cuestión del ¿qué hacer?, ¿cuáles son las tareas revolucionarias en un interregno político en el que el marxismo no es hegemónico? Pues bien, como acertadamente apunta usted, la laguna del marxismo abre paso a que sea sobrevolada por los buitres que picotean aquí y allá intentado salvar las migajas para proclamarse dueños del territorio. Estos buitres, no son sino el revisionismo y el resto de paradigmas que intentan explicar el mundo y, con dicha explicación, ganarse la atención del proletariado —véanse los fundamentalismos religiosos (…) y, en definitiva, todas aquellas corrientes no-marxistas—. Menciona, con gran acierto, el caso de la Oposición Obrera, pues bien, en el Estado Español tenemos nuestras propias particularidades, refiriéndome con esto a que no podemos trasladar contradicciones o fenómenos pasados a nuestra realidad inmediata (no digo que usted lo haga pero nuestros grandes revisionistas suelen llenarse la boca con estas piruetas expositivas). El Estado Español, como decía, tiene su fauna particular, buitres como el anarquismo que desde la Guerra Civil y el posterior transcurrir de la historia han visto reforzadas sus posiciones; añadiendo a este último el firme paso del ya nombrado revisionismo —muy interesante de estudiar, por cierto, para ver su evolución y la manifestación que ha tomado, con diferentes formas que oscilan entre la izquierda y la derecha, entre el total sometimiento, en un primer momento, a las veintiún condiciones de la Komintern, las posteriores directrices de Dimitrov en su VII Congreso Mundial de la Internacional Comunista y la formación de organizaciones maoístas como ORT o PTE—.

    Creo que coincidirá conmigo en lo anterior, cualquier radiografía histórica del Estado Español apunta en este sentido. Si bien, me gustaría recalar en cierto aspecto que menciona y en lo que disiento; creo que, a consideración revolucionaria, es un error hablar de marxismo-leninismo como si de la única piedra angular revolucionaria se tratase, como una ideología incólume. El propio Lenin decía lo siguiente:

    V.I. Lenin - ´´Nuestro Programa´´ escribió:Nosotros no consideramos, en absoluto, la teoría de Marx como algo acabado e intangible; estamos convencidos, por el contrario, de que esta teoría, no ha hecho sino colocar las piedras angulares de la ciencia que los socialistas deben impulsar en todos los sentidos, siempre que no quieran quedar rezagados en la vida.

    Esto demuestra que no podemos tomar el marxismo-leninismo como algo terminado sino que siempre evoluciona dialécticamente. Comprendido esto, creo más correcto hablar de marxismo revolucionario; además del proceso revolucionario soviético, tenemos otras experiencias revolucionarias como China, donde la ideología comunista avanzó cualitativamente constituyendo nuevos y grandes aportes —Guerra Popular,  Revolución Cultural, Lucha de dos líneas (…)— que sirvieron para el progreso revolucionario mundial (aquí nos referimos a la experiencia peruana, por ejemplo; que llegó a lidiar, incluso, con el balance de la experiencia china), por tanto, no solo debemos poner la vista en tal o cuál clásico sino en todos y cada uno de los procesos revolucionarios que hayan aportado algo a la revolución para aprehenderlo, esto es, sintetizar teóricamente toda la práctica pasada para, una vez hecho esto, elevar ambas: teoría y práctica (praxis revolucionaria). Digo esto pues parece que, con su exposición, solo la estructura soviética tuvo un peso histórico revertido en el aparato ideológico·político (sin embargo dice repetidamente que hemos de analizar todas las experiencias revolucionarias pero nunca nombrando los avances del maoísmo).

    Cuando hace alusión a la terminología, valga la redundancia, no considero que de términos se trate, el uso de «refundar» o «reconstituir», en última instancia, adquiere un matiz tautológico, sendos conceptos hacen alusión a algo que no está presente y que ha de volver a edificarse. Precisamente lo que apunta, usted, en aquel párrafo, es algo que ya mencionábamos pretéritamente; extraer lo más elevado del marxismo-leninismo para su aprehensión pero como le decía, ¡no solo Lenin y la experiencia soviética, han contribuido al desarrollo de la ideología revolucionaria! Creer esto de tal modo sería traicionar el materialismo dialéctico, la reconstitución ideológica no pretende ser una nueva formulación teórica disfrazada de marxismo revolucionario —como intentaron, en cierto modo, abanderar los posmodernistas Adorno y Horkheimer— sino la herramienta, ahora sí, revolucionaria que devuelva a la ideología comunista su posición de vanguardia, su hegemonía.

    Efectivamente, estamos en una situación concreta posterior a una sucesión de gloriosas revoluciones proletarias —a la cual se ha llegado por la propia dialéctica— pero esto no dejar de ser un nuevo estadio histórico en el que se desenvuelve la contradicción, usted mismo se contradice a lo largo de su exposición, me explicaré. Como dice, Lenin hablaba de «desarrollar el marxismo según la situación material correspondiente» ¿Acaso nuestra realidad se desenvuelve de igual manera que lo hacía en 1917? ¿Son las condiciones materiales actuales, las mismas que caracterizaron los añejos y diferentes procesos revolucionarios? El propio Lenin dijo que la Revolución rusa es irrepetible, y con gran acierto lo dijo puesto que, como veíamos antes, el Estado Español, así como todos y cada uno de los países, tiene sus propias particularidades. Esto nos remite a otro de los conceptos que parecen chirriarle, hablamos aquí del «ciclo».

    Antes de nada, es menester explicar que dicho concepto no es algo nuevo, los propios historiadores marxistas y clásicos revolucionarios hablan de aquellos «ciclos revolucionarios», más concretamente como la expresión comprendida en el marco de la historia moderna y contemporánea para hacer referencia a la sucesión dialéctica de los diversos procesos revolucionarios. Una vez comprendido esto, vemos que no es una concepción mecanicista donde cada nueva experiencia aparece yuxtapuesta a la anterior sino que, al igual que la materia, la revolución se desarrolla cíclicamente, en espiral, donde cada experiencia sienta las bases para el desarrollo de la siguiente en un estadio superior —esto es así, por ejemplo, con la Revolución Rusa y la posterior Revolución China, donde las condiciones entre el primer y el segundo lugar son distintas, lo que fomenta la creación de nuevos marcos revolucionarios de actuación para cumplimentar los objetivos (siendo la Revolución China la portadora, como ya apuntaba antes, de nuevos y superiores conceptos)—. Todo esto, no es ajeno al marxismo sino que, al contrario de lo que pronuncia, casa a la perfección con la dialéctica, siendo los ciclos aquellos estadios temporales, con un contenido ideológico·político concreto, donde las sociedades evolucionan acorde con el materialismo histórico —particularmente, el «Ciclo de Octubre» es el único ciclo hasta ahora dado y que comprende la totalidad del mundo—.

    Por ello, al contrario de su concepción, camarada, desde la posición que aquí le expongo, somos los primeros en darnos cuenta que de ninguna manera podemos analizar por separado el actual desarrollo del capitalismo en su fase imperialista —así como la actualidad política del Estado Español— y aquellos casos particulares del pasado ciclo, pues la realidad inminente hoy es el resultado de aquellos días. El sarcasmo aparece cuando se tacha a la línea de reconstitución de entender de forma mecanicista o abstracta estas cuestiones, ¡siendo los revisionistas los primeros en intentar trasladar los métodos de actuación en una realidad que para nada se corresponde con aquella donde sí fueron eficaces! ¿Quién traiciona, entonces, el materialismo? Creo que la respuesta es más que evidente.

    Me parece que yerra al considerar que lo que hacemos desde la línea de reconstitución es analizar ciclos de experiencias prácticas ¿Acaso no son estas experiencias prácticas, el resultado de una teoría? De ser así, ¿no deberíamos ver por qué aquellas mostraron limitaciones para poder construir un estadio cualitativo superior que contenga lo revolucionario y suprima lo reaccionario? Precisamente, no somos nosotros sino el revisionismo quien entiende que todo está bajo un mismo techo, como algo eterno cortado por el mismo patrón para, posteriormente, intentar reproducirlo en una realidad inconexa con el verdadero terreno que pisamos. Por tanto, lo excesivamente pomposo y dogmático es todo aquello y no la línea revolucionaria que comprende las tareas actuales; comprendemos que de ningún modo la etapa imperialista del capitalismo ha caducado, aquí reside lo más enjundioso del balance del Ciclo de Octubre. Esto se refiere a que, dado el fin de la sucesión empírica práctica, hemos de poner al marxismo a la altura de las circunstancias históricas, no por un nuevo estadio sino precisamente por aquella sucesión finiquitada, en torno a la que aplicar la lucha de dos líneas. Para continuar dialécticamente con el proceso revolucionario, hemos de comprender que las premisas para lograr la revolución no son un a priori —traer exógenamente una teoría inconexa a la realidad material— sino que se desarrollan de modo parejo a la actuación de proletariado revolucionario. (Le dejo aquí este documento del MAI, sí acude al apartado de Sobre el Balance del Ciclo de Octubre tendrá una visión más amplia de lo que aquí hablamos)

    Pasando a la última cuestión de esta misiva, el tema militar, decir que he de estar de acuerdo con usted. No sé sí su reflexión parte de algo que yo haya dicho pero, si así fuese, estaría equivocado al concluir en aquello. Pues bien, el planteamiento que desde la línea de reconstitución se hace no llama a que deba de atraerse al proletariado con un alzamiento en armas por parte de tal o cual avanzadilla, de lo contrario estaríamos incurriendo en errores como los del GRAPO o el IRA, por ejemplo, y de todo ello somos plenamente conscientes. Ante la imposibilidad de contemplar las mismas condiciones que en la Revolución de Octubre, mediante una insurrección armada —algo que celestialmente espera el revisionismo; que caiga del cielo una insurrección para encabezarla (¡sin ni siquiera Partido Comunista, sin táctica revolucionaria!)— planteamos algo que nos legó la pasada experiencia revolucionaria china, el planteamiento de la Guerra Popular. Un error es pensar que habría de reproducirse igual que en China en su momento pero, ¡ojo!, recordemos que nosotros, los revolucionarios, sabemos que las condiciones son distintas. Estamos lo suficientemente lúcidos como para saber que la Guerra Popular consiste en el poder de las masas armadas, formadas y dirigidas conscientemente. Al mismo tiempo somos conscientes de que una vez reconstituido el Partido Comunista no se pasa inmediatamente a abrir fuego, se reconstituye con el objetivo inmediato de propiciar la Guerra Popular pero antes de abrir fuego hemos de cargar las armas y, esto es, dedicar un tiempo de preparación. La primera etapa de aquella sería la conocida como defensiva estratégica pero por no alargarme más en mi respuesta, que ya de por sí es muy extensa, le dejo un enlace a este documento del MAI que explica la Guerra Popular . De cualquier manera, si clama certeramente el principio de «ante las armas burguesas, armas proletarias» ¿No cree, camarada, que aquí pasaría lo mismo que en los ejemplos que menta? Pongámonos en situación, ¿acaso, ante la creación del poder proletario y su avance, no respondería la burguesía con las FFAA? Considere la respuesta, a mi juicio es evidente. La Guerra Popular da la solución a aquella situación en la que siendo una minoría, estando todavía desprovistos de la mayoría social, la burguesía nos ataca.

    Sin más,

    ¡Reciba un saludo revolucionario!

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    ¿como alcanzar la revolución en España? Empty Re: ¿como alcanzar la revolución en España?

    Mensaje por marxismo_futuro Jue Ago 07, 2014 4:25 pm

    Saludos, de nuevo, Evta.

    Seré breve, incidiendo en algunos puntos, en razón de seguir formándome y trabajando los nuevos conceptos presentados por la línea de reconstitución, en general, y por los artículos-textos que me presenta, en particular.

    1) Marxismo como teoría revolucionaria. Como bien explicas, y como los marxistas debemos comprender, el marxismo es un conjunto de herramientas, de directrices, de pautas, para estudiar y transformar la realidad. Como socialismo científico, ofrece la explicación de leyes generales para el estudio y la acción concretas en distintas situaciones y se enriquece con las experiencias prácticas. Así pues, está siempre sujeto al transcurso dialéctico e incansable de la vida social-práctica, aplicándose siempre a las situaciones concretas y cambiantes.

    V. I. Lenin, «Nuestro programa», octubre de 1899; [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] escribió:Esta teoría [el marxismo] brinda sólo los principios rectores generales que se aplican concretamente en Inglaterra de un modo diferente que en Francia; en Francia de otro modo que en Alemania, y en Alemania, de forma diferente que en Rusia.

    Sin ir más lejos, el leninismo constituye una prolongación científica del marxismo, en tanto levantándose sobre los principios básicos marxistas ofrece la explicación general de la fase imperialista del capitalismo y las líneas principales de la estrategia proletaria para la revolución. En su propio momento histórico y contexto nacional, el marxismo-leninismo encontró su expresión correspondiente. Como decía Iósif Stalin:

    Iósif Stalin, «Los fundamentos del leninismo», 1924; [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] escribió:Lenin decía que la «teoría revolucionaria no es un dogma» y que «sólo se forma definitivamente en estrecha relación con la experiencia práctica de un movimiento verdaderamente de masas y verdaderamente revolucionario», porque la teoría debe servir a la práctica, porque «la teoría debe dar respuesta a las cuestiones planteadas por la práctica», porque debe contrastarse con los hechos de la práctica. [...]. Lo que aporta el método de Lenin se encerraba ya, en lo fundamental, en la doctrina de Marx, que, según la expresión de su autor, es, «por su propia esencia, crítica y revolucionaria». Este espíritu crítico y revolucionario, precisamente, impregna desde el principio hasta el fin el método de Lenin. Pero sería erróneo suponer que el método de Lenin no es más que una simple restauración de lo aportado por Marx. En realidad, el método de Lenin no se limita a restaurar sino que, además, concreta y desarrolla el método crítico y revolucionario de Marx, su dialéctica materialista.

    Comité Central del PCUS, «Historia del Partido Comunista (bolchevique) de la URSS», 1939; pág. 188, [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] escribió:Precisamente porque Lenin y los leninistas impulsaon la teoría marxista, el leninismo es el desarrollo ulterior del marxismo, el marxismo que corresponde a las nuevas condiciones de la lucha de clases del proletariado, el marxismo de la época del imperialismo y de las revoluciones proletarias.

    También es didácticamente reveladora la caracterización de Stalin del marxismo, en tanto teoría científica-revolucionaria, como teoría «creadora», en el VI Congreso del Partido Bolchevique el verano de 1917.

    En esta comprensión del marxismo, tanto por su naturaleza como por su objeto de estudio y aplicación, como algo que se desarolla, que fluye, que no es estático, estamos de acuerdo. En lo que quería poner el acento es que, partiendo de esta dinámica del marxismo, de su capacidad científica y creativa, no se pueden aceptar automáticamente cualquier nueva teoría o conceptos en tanto supuesta prolongación. Y ésto cobra especial importancia en el contexto actual de derrota total y de victoria del revisionismo, cuando las manifestaciones burguesas, pequeño-burguesas y oportunistas encuentran, o pueden encontrar, grietas por doquier en la teoría marxista y en las organizaciones revolucionarias. El desarrollo del marxismo requiere esencialmente del contraste en la práctica, del profundo debate y valoración de los nuevos conceptos. Es en este terreno en que entiendo deben situarse las directrices de la línea de reconstitución.

    2) Momento actual en España. Concuerdo totalmente en el análisis de la situación actual en el seno del Movimiento Comunista Español (MCE); el revisonismo carcome el grueso de las organizaciones «comunistas» o «revolucionarias» y, en tanto enemigo del marxismo, es vital e imprescindible combatirlo y exponer su naturaleza para poder construir el Partido Comunista de la clase trabajadora. No solo debe tenerse en cuenta la lucha teórica o ideológica para conquistar dicha vanguardia proletaria, que debe librarse en el momento actual inmediato, sino que también debe tenerse presente que, una vez constituida ésta, deberá librar una lucha práctica incesante contra las organizaciones y partidos revisionistas. Como señalé en mi anterior mensaje (nº12), del revisionismo general que inunda las organizaciones «comunistas» o «revolucionarias» debe destacarse concretamente la variante jrushchovista —pretensiones pacifistas, sindicalismo, electoralismo (derechismo), etc.—. Del objetivo general de lucha contra el revisonismo debe ponerse atención en la consigna concreta de la lucha contra el revisionismo jrushchovista.

    Por otro lado, como bien dices, el anarquismo es también un movimiento con cierta fuerza o presencia en España.

    3) Ciclos Revolucionarios. Entiendo, y no era mi intención separarla, la unidad dialética entre la teoría y la práctica de los movimientos revolucionarios anteriores. Mi punto se centraba en no presentar los Ciclos Revolucionario como concepto para estudiar las concepciones objetivas-materiales de la actualidad. Si bien los movimientos y experiencias revolucionarias del pasado influyen directamente en la configuración y la dinámica actuales del imperialismo, no pueden presentarse, en su unidad dialéctica de teoría y práctica, como sujeto esencial para el estudio objetivo-material del capitalismo en el momento actual concreto. Ésto sería una distorsión de la relación entre condiciones objetivas y subjetivas; entre el estudio con la teoría del marxismo y la elaboración de la estrategia y táctica proletarias. En todo caso, las estrategias revolucionarias de experiencias anteriores pueden y deben tenerse en cuenta para la elaboración de la estrategia actual, la cual ha de tomar como base las condiciones objetivas del capitalismo e imperialismo. Reitero que el análisis de Lenin y Stalin de la época del imperialismo, en general, y de Rusia, en particular, no lo realizaron a partir de la estrategia y fuerza proletaria de 1848 y 1871 en París. Fue, en la elaboración de la estrategia y táctica bolcheviques que tales experiencias se tuvieron en cuenta (incluso también en la I Internacional). En la actualidad, el estudio de las condiciones objetivas-materiales, las cuales se ven influenciadas efectivamente por las experiencias revolucionarias del pasado, debe basarse en el desarrollo específico del imperialismo, en la dinámica del frente internacional del capital, en la constitución de los bloques imperialistas y las tensiones entre ellos, etc. Para este deber debemos estudiar las obras de muchos autores, tanto del ámbito marxista o revolucionario como del ámbito burgués o pseudo-marxista, que tratan de explicar la dinámica global actual.

    En este sentido, de estudiar la actualidad, y en relación a la naturaleza científica del marxismo, es complicado pero una tarea urgente aplicar las enseñanzas y explicaciones básicas del funcionamiento del capitalismo (Ricardo, Marx, Engels, etc.), en general, y del imperialismo (Lenin, Stalin, etc.), en concreto, a la situación actual y concreta de los países imperialistas, donde predomina el sector terciario como consecuencia de la deslocalización de la producción, donde surge la aristocracia obrera como un importante destacamento de influencia burguesa en el movimiento obrero, etc. Esto, el análisis del desarrollo objetivo, es esencial para traza la línea política general del Partido Comunista y, por consiguiente, para elaborar su estrategia —que debe comprender el análisis crítico de los movimientos revolucionarios anteriores—, etc.

    Como en otras cuestiones, creo que nos encontramos delante de un problema conceptual, de uso y comprensión específica de las palabras o conceptos que se presentan. Es menester, y más en estos momentos, ser concisos.

    4) Cuestión militar. En lo que no hay desacuerdo es en el hecho de la necesidad de las armas para derrocar el viejo Poder, para finalizar con la dualidad de poderes, para proteger los avances realizados en dicho camino, sin caer en tácticas izquierdistas. La importancia de la cuestión, creo, que radica en cuándo y cómo debe desarrollarse la práctica de la cuestión militar proletaria. Para ésto deben tenerse claras las fases de construcción y desarrollo del Partido y de su papel:

    Iósif Stalin, «La estrategia y la táctica políticas de los comunistas rusos», 1921; pág. 30, Obras, Tomo V; Edición Lenguas Extranjeras, Moscú, 1953 escribió:Hay tres períodos en el desarrollo del Partido Comunista: a) el período de formación de la vanguardia del proletariado (es decir, del Partido), período de agrupamiento de los cuadros del Partido (en este período, el Partido es débil; tiene su programa, sus bases tácticas generales, pero como partido de acciones de masas es débil); b) el período de la lucha revolucionaria de masas bajo la dirección del Partido Comunista. En este periodo, el Partido se convierte, de organización de agitación de masas, en organización de acciones de masas; al período de preparación le sucede el periodo de las acciones revolucionarias; c) el período que sigue a tomar el Poder, cuando el Partido Comunista pasa a ser el partido gobernante.

    La teoría de la Guerra Popular Prolongada omite la transición del período «a» al periodo «b»; de hecho, como dice el MAI, se pretende borrar la diferencia, unificar dichos períodos.

    MAI, «La Guerra Popular» escribió:La Guerra Popular, en realidad, no es más que una etapa más del proceso de construcción del Partido Comunista. La Guerra popular y los instrumentos que requiere son la estrategia y el método que adopta la vanguardia para abordar las tareas de una etapa determinada del proceso revolucionario –la etapa de conquista de las masas y de construcción del Nuevo Poder–, una vez cumplidos los requisitos de la reconstitución del Partido Comunista y como condición para la subsiguiente etapa de construcción política: fin del periodo de dualidad de poderes y triunfo e instauración de la Dictadura del Proletariado.

    Con la GPP se pretende conquistar y fusionar el proletariado revolucionario con la vanguardia, construir contrapoder y utilizar las armas en una única táctica. Fruto de las prisas, del desgaste, etc., se pretende quemar etapas, unificar procesos bajo una solución única. Esto tiene que ver, creo, con el hecho de hipertrofiar la cuestión militar proletaria, no tomarla en la medida adecuada en el momento actual. Está claro que es vital y que debe emplearse en la etapa de proteger y desarrollar contrapoder proletario; debe darse con un germen de poder proletario para poder militarizar a las masas trabajadoras organizadas en los Soviets y dirigidas por el Partido, que reúne los cuadros más formados y avanzados del proletariado.

    Comprender la insuficiencia de la simple «insurrección» no nos debe llevar a tomar las armas a la mínima o, mejor dicho, como táctica única y completa en si misma. Algo que debemos tener claro es construir Poder Sovético, Poder Proletario. A partir de ahí, analizar y aplicar la cuestión militar según las condiciones, el país, etc. No se puede postular una táctica general, universal, fija, incluso antes de haber formado la vanguardia. Ya lo decía Lenin, debemos analizar las condiciones concretas, no descartar ni aceptar ninguna táctica concreta de forma general, idealista.

    En definitiva, habiendo intercambiado opiniones, creo que los objetivos generales son en gran medida comunes y bastante claros; hay ciertos deslices en la estrategia y tácticas concretas. En lo que a mi se refiere, profundizaré mi formación sobre la línea de reconstitución, en tanto movimiento para la formación de la vanguardia comunista —deber actual incuestionable—. En este sentido, te agradezco los artículos y textos que adjuntas.

    PD: llevar las tesis de la línea de reconstitución a foros o lugares como éste es también indispensable, como mínimo para ayudar a desarrollar la lucha contra el revisionismo y a hacer una valoración crítica de las concepciones dominantes.

    Sin más,

    ¡Saludos!


    Última edición por marxismo_futuro el Sáb Ago 09, 2014 9:08 pm, editado 1 vez
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    ¿como alcanzar la revolución en España? Empty Re: ¿como alcanzar la revolución en España?

    Mensaje por Defensiva estratégica Vie Ago 08, 2014 3:09 pm

    Hola, camaradas.

    En primer lugar, sólo decir que he venido siguiendo el más que interesante debate que están desarrollando y que procuraré aportar mi particular granito de arena. Al camarada Evta no le digo nada, pues hemos coincidido en otros hilos y ya sabía de su savoir faire en este tipo de discusiones. Aprovecho para apuntar, cómo no, que estoy muy de acuerdo con sus posiciones, como se verá también a lo largo de mi mensaje. Sin embargo, lo cierto es que a usted prácticamente le acabo de descubrir, camarada marxismo_futuro. Y permítame decir que es un auténtico placer dar con camaradas que, estén o no de acuerdo con los planteamientos del otro, resulten tan buenos contrincantes. Este foro está lleno de lodo, por lo que uno no puede dejar de congratularse de encontrar a compañeros que, como digo, expongan tan clara, respetuosa y profundamente sus ideas. Creo que da usted (y el propio Evta) un magnífico ejemplo de cómo deberían tratarse las disensiones entre comunistas: pausadamente y con argumentos. Intentaré estar a la altura del nivel de este debate.

    En segundo lugar, procuraré incidir sólo en aquellos puntos en los que estoy en desacuerdo con usted, camarada marxismo_futuro, para no extenderme demasiado. Me basaré en su último mensaje y quizá, también, en alguno de los anteriores, para poder así desarrollar coherentemente el hilo de la argumentación. Sobre los puntos 1 y 2 de este último estoy fundamentalmente de acuerdo, por lo que no creo necesario, al menos ahora, realizar matización alguna.

    Sobre los Ciclos Revolucionarios. Desde mi punto de vista, usted minusvalora la actividad práctico-crítica del proletariado revolucionario (praxis revolucionaria). Admite que el aspecto subjetivo de la materia actúa en reciprocidad dialéctica respecto al objetivo, pero le da una importancia siempre secundaria. Me gustaría plantearle un interrogante: si el Imperialismo es la era de la revolución proletaria (Lenin dixit) y si, como usted mismo ha dicho en otros mensajes, dicha última, superior y putrefacta etapa del capitalismo no ha caducado, ¿es el factor puramente objetivo de la materia social el determinante respecto a su superación histórica? En otras palabras, ¿la revolución depende hoy, principalmente, del estudio y análisis de las condiciones económicas del imperialismo y de su desarrollo? Antes de plantear mi punto de vista, me gustaría traer a colación algunos puntos de vista de Marx sobre la relación objeto-sujeto. En concreto, la segunda tesis sobre Feuerbach.

    “El problema de si al pensamiento humano se le puede atribuir una verdad objetiva, no es un problema teórico, sino un problema práctico. Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenalidad de su pensamiento. El litigio sobre la realidad o irrealidad de un pensamiento que se aísla de la práctica, es un problema puramente escolástico.”

    Aquí sí me gustaría hacer un pequeño matiz a la intervención del camarada Evta. En un momento dado dice que usted yerra al considerar que lo que hacemos desde la línea de reconstitución es analizar ciclos de experiencias prácticas. Luego lo corrige y argumenta acertadamente que dado el fin de la sucesión empírica práctica, hemos de poner al marxismo a la altura de las circunstancias históricas. En este problema reside el quid del Ciclo Revolucionario y su Balance.

    Realmente usted comprendió bien desde un principio, aunque intuitivamente, la naturaleza de la tesis del Ciclo. Y aquí es donde entra la cita que transcribo de las tesis sobre Feuerbach. Si la gran primera ola de la Revolución Proletaria Mundial ha sufrido una derrota general, por temporal que sea, ¿dónde tenemos que buscar las causas de tal fracaso? En sus mensajes veo el reconocimiento de esta realidad de derrota y repliegue, pero no la búsqueda profunda de sus razones últimas (corríjame si me equivoco). Si, como dice Marx, el problema de la certeza de nuestro pensamiento (en nuestro caso, del marxismo-leninismo como ideología revolucionaria del proletariado) es un problema práctico y no teórico, ¿cuáles son las conclusiones que hemos de sacar del fin del Primer Ciclo Revolucionario? Si el marxismo-leninismo, en su formulación hegemónica el pasado Ciclo, hubiera sido totalmente correcto habríamos demostrado en la práctica, ante todo obstáculo y como plantea Marx, la terrenalidad y el poderío de nuestra ideología. Obviamente, el mismo hecho de que el Ciclo tuviera lugar y diera de sí todo lo que dio implica que, como poco, había buena parte de verdad en los postulados que guiaron la actividad práctica de nuestra clase. Pero, por lo mismo, el modo en que todo se desarrolló y terminó colapsando demuestra también serias deficiencias en el marxismo-leninismo. Antes de que se me acuse de negar el leninismo, haré nuevas aclaraciones. Y es que hemos de distinguir varios niveles en nuestro pensamiento subjetivo, en nuestra conciencia social como última clase de la historia. Lo que sin ninguna duda sigue totalmente en pie, y como usted mismo alega en otros mensajes, es el marxismo-leninismo como cosmovisión más avanzada de la historia, sus herramientas de aprehensión crítica de la realidad (materialismo histórico y dialéctico) y sus principios revolucionarios (el imperativo categórico, si se me permite esta expresión, de la transformación práctica, de la revolución). Ahora bien, ¿esta cosmovisión avanzada tiene un correlato práctico-subjetivo? ¿Tiene una plasmación material concreta? Actualmente, como estaremos de acuerdo, no es así. Las únicas revoluciones en marcha son un par de focos de Guerra Popular maoísta, que tienen serias limitaciones y obstáculos de cara a la toma del poder y al avance de posiciones (por ejemplo, los naxalitas llevan décadas y décadas de defensiva estratégica, sin saber muy bien por donde coger el problema de las ciudades, cosa, por otro lado, bastante común en el maoísmo). ¿Por qué no existe, entonces, una plasmación práctica del marxismo-leninismo si sigue siendo correcto tal y como salió del siglo XX? Pues, precisamente, porque a día de hoy no es lo que Lenin denominaba teoría de vanguardia. En otras palabras (y aunque sus principios revolucionarios se yergan monolíticos y despunten sobre cualquier otra ideología) su formulación actual, las premisas ideológicas de las que parte y los apriorismos que se toman por absolutos no son, hoy, operativos. Esto es lo que nosotros denominamos paradigma de Octubre, y no da respuesta positiva a los problemas esenciales de la revolución en nuestro contexto. La recomposición de las formulaciones de las necesidades y los mecanismos de la revolución, de modo que den efectivamente respuesta a esos interrogantes, es lo que denominamos reconstitución ideológica. Es decir, cuando pongamos nuestra teoría a la altura de las circunstancias y esto se manifieste en la hegemonía revolucionaria del conjunto de la vanguardia ideológica del proletariado, podremos decir que el marxismo-leninismo vuelve a ser la teoría de vanguardia, el referente indiscutido e indiscutible para la transformación social. Mas ¿cómo realizar esta operación? ¿Cómo asegurarnos de que no construimos una teoría alejada del desarrollo material de la sociedad? En este sentido, Mao dijo acertadamente que la teoría es práctica social sintetizada. Intuyo que usted no es un gran admirador del revolucionario chino, por lo que aprovecho para apuntar que esta idea se puede rastrear desde el propio Marx. Primero, en su Dieciocho brumario, hace una excelente exposición de cómo es el desarrollo cíclico de la Revolución Proletaria:

    “Las revoluciones burguesas, como la del siglo XVIII, avanzan arrolladoramente de éxito en éxito, sus efectos dramáticos se atropellan, los hombres y las cosas parecen iluminados por fuegos de artificio, el éxtasis es el espíritu de cada día; pero estas revoluciones son de corta vida, llegan en seguida a su apogeo y una larga depresión se apodera de la sociedad, antes de haber aprendido a asimilarse serenamente los resultados de su período impetuoso y agresivo. En cambio, las revoluciones proletarias como las del siglo XIX, se critican constantemente a sí mismas, se interrumpen continuamente en su propia marcha, vuelven sobre lo que parecía terminado, para comenzarlo de nuevo, se burlan concienzuda y cruelmente de las indecisiones, de los lados flojos y de la mezquindad de sus primeros intentos, parece que sólo derriban a su adversario para que éste saque de la tierra nuevas fuerzas y vuelva a levantarse más gigantesco frente a ellas, retroceden constantemente aterradas ante la vaga enormidad de sus propios fines (…).”

    Este párrafo es realmente ilustrador, y más aún teniendo en cuenta el año en el que fue escrito. Marx deduce genialmente el modo en que se desarrollan las revoluciones proletarias, de forma absolutamente dialéctica, aunque no haya visto aún (pues faltaba más de medio siglo para ello) un Ciclo Revolucionario como tal. En segundo lugar, en una de sus cartas a Kugelmann, con la Comuna todavía en pie, dice otra cosa realmente ilustrativa sobre esto que tratamos de demostrar, es decir, sobre la necesidad del Balance como forma de iniciar un nuevo Ciclo Revolucionario en un nivel cualitativamente superior:

    “Gracias a la Comuna de París, la lucha de la clase obrera contra la clase de los capitalistas y contra el Estado que representa los intereses de ésta ha entrado en una nueva fase. Sea cual fuere el desenlace inmediato esta vez, se ha conquistado un nuevo punto de partida que tiene importancia para la historia de todo el mundo.”

    Como vemos, para Marx, es la praxis subjetiva del proletariado, su actividad práctico-crítica, la que marca un nuevo punto de partida histórico para la lucha de la clase obrera. No es la pura objetividad económica la que marca estos hitos. Por esto mismo, lo fundamental en Lenin, más allá de su imprescindible análisis del Imperialismo, es la formulación teórica y puesta en marcha del Partido proletario de Nuevo Tipo. Se podía haber hecho ese análisis histórico-económico de forma acertada (de hecho Lenin se basa en economistas burgueses y en otros de la II Internacional como Hilferding —y su obra El capital financiero— que, sin haber dado en el clavo, sí tenían análisis bastante avanzados y profusos sobre la naturaleza del Imperialismo —monopolios, fusión del capital industrial y bancario (capital financiero), total trabazón de éste con el Estado, etc.— sin que ello supusiera un nuevo estadio de nuestra ideología. Es ese aspecto práctico-crítico, subjetivo, encarnado fundamentalmente en Partido Comunista, lo que da real sustantividad al leninismo y lo postula como ideología de la revolución del s.XX. De la misma manera, Lenin consigue idéntico hito con el problema de la Dictadura del Proletariado, fundamentalmente en su obra El Estado y la revolución. Pero veamos, ¿cómo logra Lenin estas hazañas (teorización y puesta en práctica de, entre otras cosas, el Partido de nuevo tipo y la Dictadura del Proletariado) que permiten abrir el Primer Ciclo de la RPM? A través, como decía yo mediante Mao, de la síntesis del práctica social pasada. Lenin, comprendiendo profundísimamente los hechos acaecidos en la Comuna (y, también, en la revolución rusa de 1905), sintetiza teóricamente la práctica pretérita del proletariado revolucionario y, así, y como dice Marx, sitúa un nuevo punto de partida para la revolución. En el siglo XX resultaba imposible la toma del Poder por parte del proletariado asiendo exclusivamente la doctrina de Marx tal y como se presentaba. Esto lo dice Stalin en una de las magníficas citas que traes, y muestra cómo es necesario el desarrollo continuo de la teoría que nos llega. Pero, insisto sobre este punto, en Lenin no es lo principal ni se limita al aspecto objetivo de la material social, no se queda en lo económico ni en sus tendencias de desarrollo. Obviamente, esto es también imprescindible para que el Comunismo en tanto que doctrina y movimiento pueda dar respuesta a los problemas de la revolución (y también en nuestra época es totalmente necesario hacer esta clase de análisis), pero lo determinante es que el aspecto subjetivo esté en condiciones de revolucionar el objeto y, sin duda, también a sí mismo. Por lo tanto, esta es la naturaleza del Balance del Ciclo de Octubre y de la reconstitución ideológica. Hemos de hacer lo que Lenin enseñó magistralmente, comprender la nueva base sobre la que ha de desarrollarse la revolución, y esto estudiando críticamente nuestra propia experiencia como clase. ¿Cuál es la diferencia fundamental? Que Lenin tuvo poco material con el que trabajar, pues la revolución proletaria aún había tenido un recorrido extremadamente corto y manifestado en experiencias pasajeras como la Comuna o la revolución rusa del 1905. Por el contrario, nosotros tenemos que extraer las conclusiones teóricas de casi un siglo de revoluciones proletarias y, por supuesto, ponerlas en práctica.

    Todo lo anterior me permitirá enlazar con el segundo problema aquí tratado en el que tengo disensiones con usted: el de la cuestión militar.

    Cuestión militar. A este respecto, creo que usted ha confundido conceptualmente algunos elementos al comparar, en este caso, la cita de Stalin con el extracto del MAI. No dudo que, en su profundización de la Línea de Reconstitución, sabrá despejar este eventual equívoco. El MAI (y el Movimiento por la Reconstitución en general) no quema las etapas enumeradas por Stalin. Creo que su error parte exclusivamente de no haber diferenciado entre la reconstitución del Partido (que sería la etapa a) descrita por Stalin) y su construcción, su desarrollo (la etapa b) en esa cita). La primera es lo que denominamos la fase burguesa de la revolución, donde se cumplen los requisitos políticos (PC en tanto que organismo social) de forma pacífica. La segunda etapa es la de las acciones revolucionarias de masas, es decir, la del desarrollo del Poder Proletario (o Nuevo Poder, da igual la denominación) mediante la Guerra Popular, o sea, a través de la guerra revolucionaria de masas que crea la dualidad de poderes. La etapa c) es, obviamente, la que se abre con la toma total del poder por parte del proletariado, la dictadura proletaria como única forma de Estado. Como ve, estamos fundamentalmente de acuerdo en las etapas, requisitos y fases de la revolución. Sólo intentaré profundizar un poco en la cuestión, pues creo que su leve error forma parte de ese paradigma que mencionaba más arriba y que, como argumentaba, hoy ya no es operativo.

    Durante el Ciclo de Octubre, los Partidos Comunistas se constituyeron mediante un acuerdo programático-estatutario. Usted conoce las veintiuna condiciones de la Komintern que el camarada Evta mencionaba en su anterior mensaje. Esto tenía un efecto inmediato: los Partidos podían nacer de forma extremadamente rápida y, dado la agitación general del proletariado internacional por, sobre todo, la revolución bolchevique, ponerse a la cabeza del movimiento y ser, rápidamente, fuerzas proletarias de masas. Pero es notorio que el primer Partido de nuevo tipo, el ruso, se constituyó como Partido independiente del proletariado revolucionario (como usted dice con todo acierto, a partir de su ruptura con los mencheviques en 1912) de una forma harto diferente. Los revolucionarios rusos pasaron por todo un proceso de deslinde de campos, de lucha ideológica contra todas las corrientes de pensamiento que pugnaban con el marxismo por la dirección del movimiento obrero (en este orden —y si no me falla la memoria—: populismo, marxismo legal, economismo y menchevismo). Esto (y sólo esto) es lo que permitió, por un lado, el desarrollo del propio marxismo (como insiste Lenin y, después otros revolucionarios como Mao, el marxismo revolucionario sólo puede desarrollarse en lucha contra su contrario: el revisionismo) y, por otro, su vinculación objetiva con el proletariado. ¿Siguen acaso el mismo proceso el resto de Partidos Comunistas constituidos al calor de la Komintern? No. Ésta auspiciaba su creación con esas condiciones políticas y alumbraba su acción siendo la linterna ideológica del proletariado internacional. Pero los Partidos (es decir, sus cuadros) no tenían interiorizada profundamente esa ideología (un magnífico ejemplo es el propio PCE) pues, por lo general, habían nacido de su escisión abrupta de los partidos socialdemócratas, de su separación de los partidos obreros de viejo cuño adscritos a la II Internacional. Sin duda, el proceso de formación del bolchevismo como corriente ideológico-política también surge de su escisión por la izquierda con la socialdemocracia. La gran y determinante distinción, insisto, es que en su caso esto es el resultado de largos años de lucha ideológica y política propia, y no de su llana adscripción formal a una entidad situada por encima de ellos.

    Hago este breve resumen histórico para demostrar las razones de fondo por las que, durante el Ciclo de Octubre, hubo una manifiesta contradicción y obvios límites en la estrategia y táctica revolucionarias de los Partidos. Como he dicho, ese paradigma de Octubre es lo que da pie a todas las experiencias posteriores. El problema es que, precisamente, esa práctica social no se sintetizó de forma adecuada, no se comprendió en toda su amplitud, particularidad y, también, universalidad. En este sentido, el gran problema de los Partidos fue el siguiente: una vez constituidos, no sabían cómo iniciar la revolución. ¿Cómo crear, defender y ampliar ese Poder Soviético? ¿En qué momento lanzarse a la lucha armada? En este sentido, se creó una fatal cesura en la estrategia: esa primera etapa de la que hablábamos, la de la constitución del Partido, estaba ya cumplimentada. Ahora bien, ¿cómo pasar de la primera a la tercera, es decir, del Partido constituido a la toma total del Poder? ¿Cuál era la mediación necesaria? Al no haber comprendido en toda su profundidad la experiencia bolchevique (que, insisto, es una experiencia muy particular, por las condiciones concretas del Imperio Ruso y por el lugar histórico de la revolución, donde se entrelazan elementos viejos —del modelo de revolución burguesa— y nuevos —estrictamente proletarios—, se pusieron las esperanzas en ese bastardo modelo insurreccional. Como usted admite, esto es insuficiente, y en otro mensaje habla también, con mucho atino, de las experiencias insurreccionales fracasadas en los años 20 en Europa (y, también, y esto es importante, en China). Como quedó demostrado, no se supo vincular la creación del Poder Proletario con esas acciones revolucionarias de masas hasta la toma del Poder. ¿Por qué? Por la ausencia, precisamente, de una línea militar coherente. El quehacer de los Partidos era dubitativo y daba bandazos entre el vanguardismo izquierdista y, más usualmente, el derechismo sindicalista y electoralista. Se planteaba una eterna acumulación de fuerzas (¡como ahora los revisionistas!) que desembocaría, no se sabe cómo, en esa bíblica insurrección general. La paradoja era obvia: los Partidos revolucionarios no hacían trabajo revolucionario.

    Pero, ¿cuándo y dónde se solucionó este problema? En China, precisamente cuando se abandona la estrategia insurreccional a favor de la Guerra Popular (1927, tras la ofensiva anticomunista del Kuomitang), pues esta podía vincular de forma armónica la ya realizada constitución del Partido con la toma total del Poder, precisamente mediante las acciones revolucionarias de masas de las que habla Stalin y la ampliación del Poder Proletario. Fíjese usted lo acertado de esta estrategia, que la otra gran revolución triunfante del Ciclo, la albanesa, sigue exactamente los mismos parámetros de Guerra Popular, aunque el PTA (por entonces aún Partido Comunista de Albania) la llame, por lo general, insurrección popular.

    Usted pensará, sin duda, que la GP sólo es posible en estos países semifeudales, con una orografía propensa a la lucha guerrillera o, en su defecto, extensas zonas selváticas como en la India. Pero la esencia de la Guerra Popular no está en la fórmula de cercar la ciudad desde el campo (asida dogmáticamente por el conjunto del maoísmo). Ésta fue sólo su manifestación concreta en aquellos países en los que, precisamente por sus condiciones semifeudales, el campesinado había de ser la fuerza motriz (y no dirigente) y, a su vez, por tanto, estaba pendiente la revolución democrático-burguesa. Pero, como han demostrado innumerables veces otras experiencias, es totalmente viable crear vacíos de Poder en las zonas urbanas. Si no, sencillamente, sería imposible la revolución en nuestros países de capitalismo avanzado. Lo han conseguido incluso numerosas experiencias pequeñoburguesas (del IRA a la guerra de Argelia, pasando por la propia ETA o los protofascistas del Maidán y las milicias prorrusas, más recientemente). Si esta gente pudo crear dichos vacíos de Poder, ¿qué le impide a un verdadero Partido Comunista establecer esa dualidad de poderes en países urbanos? Y es que la esencia de la Guerra Popular no es, como digo, la tesis de rodear las ciudades desde el campo sino más bien, y como ha dicho acertadísimamente el camarada Evta, el poder de las masas armadas desarrollando su dictadura de clase. La Guerra Popular no es, por tanto, más que la estrategia militar que, precisamente, permite enlazar coherentemente las fases a) y c) descritas por Stalin; la forma de vincular armónicamente el Poder de tipo Soviético con su defensa, afianzamiento y ampliación hasta la toma del Poder mediante, como dice el georgiano, las acciones revolucionarias de masas. Como verá, no hay otra vía posible para la edificación de nuestra dictadura clasista. El Poder Proletario (como todo Poder) sólo es tal si tiene la capacidad de imponerse por la fuerza. Y no es un rasgo revolucionario ceder la iniciativa al oponente (como parece hacer usted, y córrijame si me equivoco); la guerra civil revolucionaria no puede ser una respuesta pasiva, en clave defensiva, a las agresiones de la burguesía, sino que debe ser desatada por las fuerzas proletarias conscientemente.

    Estoy convencido de que usted entenderá progresivamente esta cuestión, pues sus reflexiones le sitúan totalmente por encima del comunista estándar, que desprecia la teoría y el estudio tanto de aquella como de las experiencias pretéritas. Además, la bibliografía que le ha proporcionado el camarada es realmente ilustrativa. Si me permite, y sin ánimo de sepultarle en lecturas, me gustaría enlazarte otro par de textos sobre la cuestión, en concreto sobre la particularidad de la experiencia insurrecional soviética y, también, sobre cómo ésta es superada en la teoría y en la práctica por la Guerra Popular, aplicada por primera vez en China.

    Octubre: lo viejo y lo nuevo

    China, 1927: de la insurrección a la Guerra Popular


    Por último, ruego me disculpe por lo extenso de mi mensaje. Pero, verdaderamente, estamos tratando los problemas fundamentales que marcarán el devenir de la revolución socialista en el Estado español en particular, y del Segundo Ciclo de la RPM en general. Además, como decía, es un placer poder participar en un debate de esta talla y categoría, tan raros de ver por aquí.

    Un fraternal saludo comunista.
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    ¿como alcanzar la revolución en España? Empty Re: ¿como alcanzar la revolución en España?

    Mensaje por marxismo_futuro Sáb Ago 09, 2014 12:58 am

    Saludos, Defensiva estratégica.

    Un placer conocer nuevos usuarios o, mejor dicho, nuevos camaradas que luchan por la causa revolucionaria en base a un gran esfuerzo y formación. Es también un placer poder establecer un sano y necesario debate sobre las tareas actuales de los y las comunistas.

    Responderé, intentando ser breve, a partir de los dos puntos que ha señalado usted en el último mensaje (nº15); teniendo en cuenta que mi intención es seguir formándome y conociendo la línea de reconstitución.

    1) Sobre los Ciclos Revolucionarios. Expondré mis argumentos en base de dos preguntas que ha planteado usted sobre este mismo tema.

    ¿Es el factor puramente objetivo de la materia social el determinante respecto a su superación histórica?

    ¿La revolución depende hoy, principalmente, del estudio y análisis de las condiciones económicas del imperialismo y de su desarrollo?

    Partiendo de la conocida tesis de Karl Marx de que no debemos limitarnos a interpretar el mundo, sino que debemos transformarlo, es innegable afirmar que no solo es necesario el estudio del mundo y del capitalismo, sino también, y esencialmente, acción revolucionaria. Así pues, no debemos quedarnos en el plano académico-teórico del estudio o interpretación del mundo, pero tampoco debemos trazar una «estrategia abstracta» que no tome en consideración el mundo, es decir, las condiciones objetivas-materiales, donde debe aplicarse.

    Friedrich Engels & Karl Marx, «La ideología alemana», 1846; Obras Escogidas, Tomo I, pág. 9; Edición Progreso, Moscú, 1980 escribió:La organización social y el Estado brotan constantemente del proceso de vida de determinados individuos; pero de estos individuos, no como puedan presentarse ante la imaginación propia y ajena, sino tal y como realmente son: es decir, tal y como desarrollan sus actividades bajo determinados límites, premisas y condiciones materiales independientes de su voluntad.

    La revolución proletaria, como acción revolucionaria de masas dirigida y organizada por el Partido, depende de la coordinación o, mejor dicho, de la aplicación dialéctica adecuada del estudio de las condiciones objetivas-materiales (elemento objetivo) y del planteamiento estratégico-práctico (elemento subjetiva). La estrategia se enmarca en unas condiciones objetivas dadas, que deben ser, pues, conocidas y estudiadas. La teoría marxista-leninista o marxista revolucionaria, en tanto teoría científica que se enriquece y contrasta con las experiencias prácticas y el transcurso de la vida material-social, ofrece los principios rectores generales para ambas tareas, así como la relación dialéctica que se da entre ellas (materialismo dialéctico). Por tanto, no debe enfocarse la cuestión según si o bien el estudio objetivo o bien la estrategia revolucionaria tienen más importancia, más preponderancia, pues son tareas dialéctica y necesariamente enlazadas. En su medida para la acción revolucionaria, el estudio objetivo es importante, sobre todo en el actual contexto de derrota y de reconfiguración del imperialismo —lucha monopolista por esferas de influencia, nuevos bloques imperialistas y tensiones entre ellos, etc.— después de la disolución de la URSS y la caída del bloque imperialista (o social-imperialista) correspondiente. En su medida para la acción revolucionaria, el análisis crítico de la práctica estratégica-revolucionaria es también importante, sobre todo por los errores cometidos en el pasado y por la fuerza y dominancia del revisionismo, con sus concepciones estratégicas-prácticas correspondientes, en las organizaciones «comunistas» o «revolucionarias».

    Tanto en el estudio del elemento objetivo como en el desarrollo del elemento subjetivo es menester tener en cuenta la repercusión y las formas de las experiencias prácticas anteriores, especialmente para elaborar la estrategia general y la táctica concreta. Mi punto es que el estudio de las formas prácticas anteriores no debe eclipsar, como un todo, dicho proceso de estudio general, no debe romper o menospreciar la relación dialéctica entre el elemento objetivo y el elemento subjetivo.

    El hecho de tener en cuenta los errores estratégicos de las experiencias revolucionarias anteriores, así como su influencia en el transcurso objetivo del imperialismo, no debe relegarnos del estudio de dicho transcurso objetivo del imperialismo, en las condiciones generales y concretas del cual se da la revolución proletaria. El análisis práctico-estratégico, crítico por su naturaleza marxista con las experiencias anteriores, no puede sustituir el análisis objetivo, de hecho debe tenerlo en cuenta; para aplicar el análisis crítico práctico-estratégico a la actualidad debemos estudiar el presente, el pasado y el futuro del capitalismo-imperialismo. Por tanto, puede ser correcto y útil para la causa y estrategia revolucionaria identificar «ciclos revolucionarios» en tanto sus diferentes estrategias y superación revolucionaria de los errores; pero ésto no debe persentarse exactamente como tal respecto el elemento objetivo. Dichos «ciclos estratégicos» repercuten en él, pero no son él. Es en ésto en que baso mi crítica principal a la presentación del balance necesario en la actualidad, en tanto contexto de derrota y de constitución del Partido y en tanto necesario para la línea política general, como estudio de los Ciclos Revolucionarios en el plano estratégico-práctico, esencialmente o predominantemente.

    Y precisamente ésto, es decir, la comprensión de la actualidad del frente internacional del capital, de la constitución y tensiones entre bloques imperialistas, etc., se echa en falta en el movimiento de la línea de reconstitución. Para trazar algunas líneas generales sobre las condiciones objetivas-materiales en que actualmente puede desarrollarse la revolución proletaria deben tenerse en cuenta las líneas generales del imperialismo y cómo influencian y repercuten en dicha acción revolucionaria:

    Iósif Stalin, «Los fundamentos del leninismo», 1924; Obras, Tomo V, pág. 33-34; Edición Lenguas extranjeras, Moscú, 1953; [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] escribió:La teoría leninista de la revolución proletaria parte de tres tesis fundamentales:

    1) Primera tesis. La dominación del capital financiero en los países capitalistas adelantados; la emisión de títulos de valor, como una operación importantísima del capital financiero; la exportación de capitales a las fuentes de materias primas, como una de las bases del imperialismo; la omnipotencia de la oligarquía financiera, como resultado de la dominación del capital financiero; todo esto pone al descubierto el burdo carácter parasitario del capitalismo monopolista, hace cien veces más doloroso el yugo de los trusts y de los sindicatos capitalistas, acrecienta la indignación de la clase obrera contra los fundamentos del capitalismo y lleva las masas a la revolución proletaria como única salvación. (v. «El imperialismo», de Lenin).

    De aquí se desprende la primera conclusión: agudización de la crisis revolucionaria en los países capitalistas; acrecentamiento de los elementos de un estallido en el frente interior, en el frente proletario de las «metrópolis».

    2) Segunda tesis. La exportación intensificada de capitales a las colonias y los países dependientes; la extensión de las «esferas de influencia» y de los dominios coloniales, que llegan a abarcar todo el planeta; la transformación del capitalismo en un sistema mundial de esclavización financiera y de opresión colonial de la gigantesca mayoría de la población del Globo por un puñado de países «adelantados»; todo esto, de una parte, ha convertido las distintas economías nacionales y los distintos territorios nacionales en eslabones de una misma cadena, llamada economía mundial; de otra parte, ha dividido a la población del planeta en dos campos: el de un puñado de países capitalistas «adelantados», que explotan y oprimen vastas colonias y vastos países dependientes, y el de la enorme mayoría de colonias y países dependientes, que se ven obligados a luchar por liberarse del yugo imperialista (v. «El imperialismo»).

    De aquí se desprende la segunda conclusión: agudización de la crisis revolucionaria en las colonias; acrecentamiento de la indignación contra el imperialismo en el frente exterior, en el frente colonial.

    3) Tercera tesis. La posesión monopolista de las «esferas de influencia» y de las colonias; el desarrollo desigual de los países capitalistas, que lleva a una lucha furiosa por un nuevo reparto del mundo entre los países que ya se han apoderado de los territorios y los que desean obtener su «parte»; las tierras imperialistas, como único medio de restablecer el «equilibrio» roto; todo esto conduce al fortalecimiento del tercer frente, del frente intercapitalista, que debilita al imperialismo y facilita la unión de los dos primeros frentes -el frente proletario revolucionario y el frente de la liberación nacional contra el imperialismo" (v. «El imperialismo»).

    De ahí se desprende la tercera conclusión: ineluctabilidad de las guerras bajo el imperialismo e inevitabilidad de la coalición de la revolución proletaria de Europa con la revolución colonial del Oriente, formando un solo frente mundial de la revolución contra el frente mundial del imperialismo.

    Lenin suma todas estas conclusiones en una conclusión general: «el imperialismo es la antesala de la revolución socialista» (v. t. XIX, pág. 71).

    En definitiva: hay acuerdo en la necesidad del partido comunista, en la formación de la vanguardia partiendo del plano ideológico para forjar el plano político; hay desacuerdo en cómo desarrollar su planteamiento de la realidad y de la revolución proletaria —léese estudio por Ciclos Revolucionarios o no, etc.—. Como en otras cuestiones, pienso que puede existir cierta confusión conceptual —debido, en gran medida, a mi necesidad de seguir formándome en la línea de reconstitución—.

    2) Cuestión militar. Expondré mis argumentos en base de tu análisis histórico de los errores estratégicos-prácticos de los partidos comunistas del siglo pasado y en base de las etapas del desarrollo del Partido presentadas por Iósif Stalin y citadas en mi anterior mensaje (nº14).

    Como bien señalas, la mayoría de partidos comunistas del siglo pasado erraron en su misión histórica, esto es la dirección y organización del proletariado revolucionario para la revolución proletaria, debido a su incomprensión del significado y contenido de la etapa «b» del desarrollo del Partido. Las dudas, la desorientación, en este punto representaba un obstáculo enorme en tanto no podía llevar el partido ya constituido —etapa «a»— a la posición de partido gobernante o a la dictadura proletaria —etapa «b»—. Dichas dudas o desorientación se basaban en la comprensión de la «insurrección» como una acción aislada y definitiva, no como la proclamación abierta del inicio de la guerra militar-revolucionaria de masas por el Poder proletario ya desarrollado en cierta medida, y dirigida por el Partido Comunista. Así pues, no se entendió adecuadamente la importancia de desarrollar el Poder proletario, el contrapoder, cayendo en los errores de esperar una simple insurrección vacía, pues, de contenido revolucionario. Postergar la creación y el desarrollo de Poder proletario como condición esencial de la acción revolucionaria —etapa «b»— condujo a la concepción de un posible ligazón directo entre la etapa «a» y la etapa «c».

    Por tanto, debe comprenderse que la tarea del Partido Comunista, una vez constituido, es trabajar por la construcción, el desarrollo y la imposición del Poder proletario. Ésta es la tarea en el marco de su actividad revolucionaria —etapa «b»— para conquistar el Poder e instaurar la dictadura proletaria (socialismo). (Actualmente, recordemos, la tarea es constituir el Partido, forjar la vanguardia —etapa «a»—).

    En la etapa «b», en la actividad revolucionaria de masas, la guerra revolucionaria de masas debe desarrollarse en tanto el Poder proletario se encuentre mínimamente desarrollado o, lo que es lo mismo, en tanto el Partido haya conquistado destacamentos avanzados de la clase obrera, fusionándose con ellos; no debe aplicarse para crear dicho poder, pues sino seria un proceso izquierdista aislado de las masas, que no tienen poder, que no tienen una relación ciertamente sólida con el Partido. La guerra militar-revolucionaria no crea ni debe crear por si misma la dualidad de poderes o, mejor dicho, no crea el embrión de la dualidad de poderes, sino que la desarrolla y la finaliza, esto es afianza e impone el Poder Proletario. Por esto digo que en cierto sentido la GPP omite o deforma la transición del «a» al «b», pues la considera esencialmente militar. El Partido debe atraer a las masas —fusión de los destacamentos avanzados y formados del proletariado revolucionario con el Partido—, organizarlas en Poder y, finalmente, acceder a las armas para desarrollar dicho proceso.

    La consigna «¡ir a las masas!» es el punto clave para la transición de la etapa «a» a la etapa «b»; el Partido, ya constituido, debe hacerse ver entre el proletariado más avanzado o industrial-productivo, debe realizar un concreto trabajo de agitación —diario político general, agitadores, propaganda, cursos, etc.—. El resultado positivo de ésto, esto es la atracción y fusión de los destacamentos avanzados del proletariado, estableciendo o pudiendo establecer fuertes relaciones con la clase obrera, debe conducir a la tarea principal de la etapa «b»: organizar y crear Poder proletario, hecho que debe conducir, necesariamente, al enfrentamiento militar mediante la guerra revolucionaria de masas para solucionar la dualidad de poderes —desarrollo ulterior de la etapa «b» y transición a la etapa «c»—. (La consigna «¡ir a las masas!» es obsoleta e inválida si es utilizada por las organizaciones «comunistas» o «revolucionarias» revisionistas en la actualidad, pues se presenta en forma de sindicalismo que ocupa toda la etapa «b», sin presentar la tarea de crear Poder; también es inadecuada para la tarea inmediata de los y las comunistas, pues necesitamos formar, antes que nada, la vanguardia, el Partido (etapa «a»), combatiendo en el plano ideológico-político, para poder pasar, una vez constituido el Partido, a aplicarla para la transición a la etapa «b»).

    En definitiva: no hay desacuerdo en la necesidad de la fuerza de las armas y de la violencia revolucionaria de masas para afianzar e imponer el Poder proletario ante el viejo Poder —desarrollo ulterior de la etapa «b» y paso definitivo hacia la etapa «c»—; hay desacuerdo en el cómo y el cuando de la cuestión militar, en el hecho de, una vez constituido el Partido —etapa «a»—, proponer la cuestión militar como la estrategia y táctica inmediatas y generales para el tránsito a la etapa «b».

    Por último, desligándome de la línea general del debate, me gustaría conocer de primera mano el estado actual de la aplicación ideológica-política de la línea de reconstitución. Conozco la existencia de distintas organizaciones y blogs, quizás con ciertas diferencias entre ellas/ellos, que la desarrollan, pero en un sentido de difusión y formación (MAI, Nueva Praxis, Célula Roja, etc.). ¿Hay alguna expresión política, esto es inicio de vanguardia política —afirmación práctica de la etapa «a»—, o proyecto de ella? ¿Cómo está, en general, este proceso de objetivización política de la línea de reconstitución?

    PD nº1: espero que, con el uso abundante de letras para la distinción de etapas del desarrollo del Partido según la cita de Iósif Stalin, no se complique la comprensión de mis argumentos.

    PD nº2: reitero lo que comenté al/la camarada Evta en el mensaje nº14, es decir, que encuentro importante la difusión de la línea de reconstitución por lugares como este Foro, para desarrollar la crítica y elevar el conocimiento, de las cuestiones planteadas, por muchos comunistas y revolucionarios.

    Sinceros saludos revolucionarios.
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    Mensaje por Defensiva estratégica Sáb Ago 09, 2014 1:45 pm

    Saludos de nuevo, camarada.

    Creo que estamos avanzando positivamente en el debate, ha introducido usted nuevos elementos que, estoy seguro, nos permitirán profundizar en algunos aspectos y aclarar otros. Procuraré ser más breve que en mi mensaje anterior.

    1) Sobre los Ciclos Revolucionarios. Su disensión se puede resumir en que cree que nosotros, desde la Línea de Reconstitución, sustituimos el necesario estudio del desarrollo objetivo, histórico-económico, del Imperialismo por el Balance de la actividad práctica del proletariado. Piensa, por tanto, que absolutizamos lo subjetivo en perjuicio de lo objetivo. Le copiaré una frase de mi anterior mensaje:
    Defensiva estratégica escribió:Pero, insisto sobre este punto, en Lenin no es lo principal ni se limita al aspecto objetivo de la material social, no se queda en lo económico ni en sus tendencias de desarrollo. Obviamente, esto es también imprescindible para que el Comunismo en tanto que doctrina y movimiento pueda dar respuesta a los problemas de la revolución (y también en nuestra época es totalmente necesario hacer esta clase de análisis), pero lo determinante es que el aspecto subjetivo esté en condiciones de revolucionar el objeto y, sin duda, también a sí mismo.
    (Las negritas aparecen ya en el original.)

    Como ve, no niego la necesidad de ese estudio del aspecto objetivo de la realidad material. Es más, lo creo imprescindible. Usted insiste, muy acertadamente, en la indisoluble unidad dialéctica de lo objetivo y lo subjetivo. Estoy, como comprenderá, en absoluto acuerdo con esta tesis. Ahora bien, dice otorgar a ambos aspectos una importancia pareja y no reconoce la preponderancia de uno sobre otro. En este punto no puedo coincidir con usted. Y es que sabemos, como poco desde Lenin, que el desarrollo de la materia no es homogéneo ni equilibrado, sino desigual. Por lo tanto, esto tiene su expresión en todas las contradicciones: es lo que, desde el materialismo dialéctico, se denomina aspecto principal/secundario de la contradicción (y, en otro plano, contradicción principal/secundarias). Es decir, toda contradicción tiene su aspecto principal y su aspecto secundario. En el tema que tratamos, alrededor de las necesidades actuales de la Revolución Proletaria, es el aspecto subjetivo el que reviste cierta preponderancia sobre el objetivo. A veces se nos acusa, a los reconstitucionistas, de querer superar el leninismo por una supuesta negación por nuestra parte de la actual etapa Imperialista. Al contrario, sabiendo que los análisis de Lenin (y otros revolucionarios posteriores) al respecto siguen siendo fundamentalmente válidos y de rabiosa actualidad (como demuestra, también, la cita de Stalin de su anterior mensaje), no creemos que haga falta reelaborar integralmente nuestro conocimiento del Imperialismo, sino sólo ampliarlo en base a sus condiciones actuales. En este mismo sentido, y creo que he aquí el quid de la cuestión, el Balance tiene más implicaciones de fondo que esta simple ampliación y actualización (insisto, imprescindible) de nuestro análisis de la realidad objetiva. ¿A qué me refiero? A que, al contrario de lo que usted postulaba, el Balance no consiste, ni exclusiva ni principalmente, en una depuración de errores en la aplicación del marxismo-leninismo. Por supuesto, usted no tenía por qué saber esto, pues no lo he explicitado en mi anterior mensaje. Trataré de explicar el problema escuetamente. Reducir el Balance a esa tesis depuradora implicaría ver la revolución y el desarrollo de sus leyes de forma metafísica. Es decir, si nos limitamos a recuperar la ideología en su supuesta puridad, tal y como fue formulada en el siglo pasado, estaríamos condenados a repetir nuestro estrepitoso fracaso. Las leyes de la revolución no preexisten a la acción revolucionaria del proletariado, sino que se crean y revelan con ella; no se formulan de una vez por todas, sino que requieren ser reevaluadas y actualizadas; su transformación (la de esas leyes) es consustancial al desarrollo de la lucha de clases, concretamente la lucha de clase del proletariado revolucionario. En este sentido, lo fundamental de comprender respecto al Balance es que no se limita a limpiar eventuales errores, sino que se basa en el reconocimiento de límites y limitaciones históricos de nuestra teoría revolucionaria. Por eso es tan importante reconocer la tesis de que la teoría es práctica social sintetizada. Si nos limitamos a las categorías positivistas de acierto/error, estamos viendo la revolución como idéntica a sí misma en todo momento y a nuestro fracaso como simple falta de conocimiento de esas leyes supuestamente preexistentes. Por el contrario, y en coherencia con el materialismo histórico, nosotros postulamos que el error es parte necesaria y constitutiva del proceso social de conocimiento, y no una simple limitación subjetiva en el conocimiento del objeto. Precisamente, por transformar el sujeto al objeto, hemos de actualizar nuestro conocimiento de ambos, pero principalmente del aspecto subjetivo que es, como digo, el determinante desde el punto de vista de la transformación revolucionaria. Como ejemplo paradigmático, señalaré lo siguiente: el grueso de las organizaciones maoístas, en su dogmatismo (y aun reconocimiento este fin de la primera ola de la RPM), se niegan a cuestionar los apriorismos de los que parten y, por eso, postulan precisamente que lo necesario es un "balance de la aplicación del maoísmo", y no el cuestionamiento de sus premisas ideológicas y limitaciones históricas. Estos elementos los encontrará, sin duda, infinitamente mejor explicados en alguno de los textos que le enlazó el camarada Evta, pues revisten cierta complejidad y no deja de ser complicada su exposición resumida por estos medios. No obstante, como introducción o aperitivo (aun siendo consciente de que quizá haya cometido algún error en mi exposición) creo que mi mensaje le podrá servir.

    2) Cuestión militar. Respecto a esto hemos llegado a donde quería, pues me parece que toca usted el elemento fundamental para la comprensión cabal de la Guerra Popular. Esto es así porque, por extensión, tratamos también el tema de la naturaleza del Partido. Hasta ahora, como habrá visto, no he matizado su concepción del mismo, pues para los temas tratados era una contradicción secundaria. Ahora, para entender en toda su complejidad el proceso revolucionario y su desarrollo coherente, he de hacer ciertas aclaraciones sobre nuestra postura. Desde nuestro punto de vista, y creemos que recuperando la esencia leninista del Partido de nuevo tipo, el PC no es la organización política de la vanguardia. Esta visión del Partido como simple Estado Mayor del proletariado es una idea staliniana, que deforma unilateralmente su esencia leninista. Como puede comprobarse (hay numerosos textos que lo demuestran), para Lenin el Partido es el movimiento político revolucionario del proletariado; es la relación de la vanguardia con las masas; es, en definitiva, un sistema de organizaciones y no un Estado Mayor ni un aparato u organización política de la vanguardia. El texto en el que mejor queda relfejada esta naturaleza del Partido es en la carta de Lenin a Smidovich, fechada el 2 de Agosto de 1902. Ahí realiza algunas explicaciones adicionales respecto a su visión del Partido ante ciertos malentendidos que se habían difundido tras la publicación del ¿Qué hacer? (puedes leerla entera, en castellano, aquí). Del mismo modo, en su Un paso adelante, dos pasos atrás, se puede percibir como, en oposición a los mencheviques, Lenin defiende (en la discusión del punto uno del apartado primero de los estatutos) que militante del Partido debe considerarse a todo aquél que, en resumidas cuentas, pertenezca a una organización del mismo y trabaje bajo su dirección político-ideológica. Por lo tanto, al ser el Partido un sistema de organizaciones , y yendo éstas desde el núcleo clandestino de revolucionarios profesionales hasta las organizaciones de masas abiertas "sin militantes", el Partido no puede ser exclusivamente un Estado Mayor. Ésta es una desviación organicista. Como postulamos nosotros, pues, el Partido Comunista es una relación social objetiva entre la vanguardia y las masas. Por lo mismo, el Partido reconstituido, si es verdaderamente tal, habrá de tener, antes de pasar a la etapa "b" de acciones revolucionarias de masas, influencia y arraigo entre ellas. Así queda resuelta la antinomia que se deriva del modelo organicista: no hay que "ir a las masas" para conquistarlas y, después, entrar en guerra con el Estado burgués, pues el Partido, como digo, si es tal, tendrá ya capacidad para ir a las amplias masas para conquistarlas desde su experiencia en la gestión de su dictadura de clase (guerra revolucionaria de masas, dualidad de poderes). Y, a su vez, esto enlaza genuinamente con la tesis leninista de que, primero, no es posible conquistar a ninguna mayoría bajo el dominio del capitalismo y que, segundo, el proletariado aprende, se eleva y transforma desde su experiencia política (insisto: gestión en primera persona de su dictadura de clase en oposición a la dictadura burguesa).
    Comprendiendo esto, se entiende que la Guerra Popular no supone un salto la vacío izquierdista, sino el desarrollo necesario del proceso revolucionario. En cambio, en su esquema aparece cierta cesura entre la etapa "a" de constitución y la "b". ¿Cómo va el Partido a las masas esquivando las desviaciones sindicalista y electoralista, pero a la vez sin entrar en guerra con la burguesía? ¿Cuál es el contenido concreto de esa indefinida transición? En su propuesta hay cierta indeterminación, una laguna que nace, precisamente, de no comprender el Partido como relación social, como movimiento político de nuevo tipo y sí como simple Estado Mayor. En el mismo sentido, ¿cómo se crea ese Poder Proletario fuera de la guerra de clases? ¿Cómo impone el proletariado su Poder político sin crear antes vacíos de Poder burgués? ¿Puede el proletariado gestionar su dictadura de clase (sus formas locales y embrionarias, claro) sin que la burguesía, previamente, desate su guerra reaccionaria? Creo que estos problemas son lo que su propuesta no puede responder, y donde se encuentra el meollo de la necesidad de la Guerra Popular como método (recordemos: el Partido reconstituido ya debe tener vinculación con las masas) de creación, afianzamiento e imposición total del Nuevo Poder revolucionario.

    ___

    Respecto a las preguntas que plantea como separata, le puedo asegurar que las organizaciones que menciona son, como tal, organizaciones y no sólo blogs. Es decir, el Plan político de formación de esa vanguardia (le puedo enlazar documentos donde se pone en negro sobre blanco dicha táctica-Plan) se va cumplimentando conscientemente respecto a los objetivos planteados de antemano como hoja de ruta. Desde mi punto de vista, sí es la progresiva objetivación política de la conformación de esa vanguardia proletaria. No obstante, comprenderá también que, como militante revolucionario, hay cierta información que no puedo revelarle y menos por esta clase de medios, sólo aptos para la difusión y el debate ideológico. Sin embargo, contactaré en privado con usted, seguro que encontramos maneras de entendernos.

    Por último, sólo decir que si necesita algo de tiempo para, como dice, profundizar en su conocimiento de la línea, no hay problema. Son debates lo suficientemente amplios y relevantes como para que no sea menester que contestemos diariamente al hilo. Es probable que, si lee algunos de los documentos que le hemos enlazado, se le despejen muchas de las dudas respecto a la Línea.

    Saludos revolucionarios.
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    Mensaje por marxismo_futuro Sáb Ago 09, 2014 6:53 pm

    Saludos, de nuevo, Defensiva estratégica.

    En la misma línea de profundizar este fructífero debate y de concretar nuestras posiciones y conceptos, responderé centrándome en los dos puntos que llevamos tratando; en razón de poder seguir formándome en la línea de reconstitución.

    1) Ciclos Revolucionarios. Expresa correctamente mi crítica hacia la presentación de los Ciclos Revolucionarios como forma del balance necesario en la etapa actual del movimiento comunista —movimiento de vanguardia para la etapa «a» del desarrollo del Partido y de la revolución proletaria en general—. También explica correctamente, en respuesta, la necesaria comprensión y estudio de las condiciones objetivas-materiales (elemento objetivo) en los límites de las cuales se desarrolla la estrategia revolucionaria. Mi inciso sobre no absolutizar el elemento subjetivo sobre el elemento objetivo —«estrategia abstracta»—, o a la inversa —«plano académico»—, no pretendía igualar la actividad práctica de cada elemento sobre otro, la relación dialéctica entre ellos de constante lucha y alteración. Des del materialismo marxista se conoce que lo primario es el elemento objetivo —el mundo, la materia—, en contraposición al idealismo, pero que el elemento subjetivo actúa constantemente en la transformación de dicho elemento objetivo dadas las condiciones en que surge y se desarrolla. Y precisamente en nuestro objetivo de actividad revolucionaria para la transformación cualitativa de la organización social del elemento objetivo, debemos desarrollar el elemento subjetivo en todas sus formas. Por tanto, en nuestra tarea revolucionaria general, en la tarea revolucionaria general del proletariado, debemos poner especial atención en el elemento subjetivo como condición indispensable para la transformación del elemento objetivo, partiendo de las condiciones que éste ofrece.

    Por otro lado, agradezco tu explicación sobre el significado del balance necesario en tanto no solo balance de las experiencias prácticas y sus teorías sociales.

    El Balance no consiste, ni exclusiva ni principalmente, en una depuración de errores en la aplicación del marxismo-leninismo.

    Esto es lo que pretendía explicar o señalar en mi crítica; mi necesidad de seguir formándome en la línea de reconstitución y, quizás, la confusión por la terminología utilizada me llevaron a poner en cuestión el significado o la extensión de dicho balance. En concreto, el hecho de no haber podido leer aún ningún análisis determinado sobre las condiciones objetivas-materiales nacionales e internacionales por parte de la línea de reconstitución y el hecho de presentar como forma del balance a los Ciclos Revolucionarios, en ligazón con la táctica de la Guerra Popular Prolongada como superación crítica de las estrategias anteriores, me llevó a cavilar sobre una posible relegación de la debida importancia del elemento objetivo.

    También encuentro oportuno el hecho de señalar que la tarea del balance no es meramente depuradora o destructiva, sino creadora en tanto análisis de la situación actual y de las experiencias anteriores para desarrollar debidamente el marxismo revolucionario.

    2) Cuestión militar. Dividiré mis argumentos en esta «sección» en dos partes: la naturaleza del Partido y la Guerra Popular o la línea militar del Partido.

    2.1) Naturaleza del partido proletario. Efectivamente, el partido proletario (de ahora en adelante: Partido) no es ni debe ser una simple vanguardia política, un núcleo compacto de revolucionarios que, de una forma u otra, estando por encima de las masas trabajadoras y del proletariado pueden domesticarlas y dirigirlas. Esta concepción podría, en cierto sentido, relacionarse con un estancamiento en la etapa de formación del Partido por la agrupación de cuadros. La revolución social proletaria no puede ser obra de unos cuántos revolucionarios distinguidos, de un grupo reducido y realizada mediante un «putsch» o «coup d'état», al más puro estilo de Auguste Blanqui, sino que debe ser obra de la acción revolucionaria de masas en base del Poder proletario. El Partido, en tanto destacamento revolucionario del proletariado, debe tender estrechos puentes con él, debe establecer un fuerte ligazón que, en concreto, se materializa con la progresiva fusión en el Partido de los cuadros avanzados de las masas. (No debe confundirse al Partido con la clase). Sólo si se establece dicha relación, sólo si el Partido toma parte en las masas y aprende de ellas, el Partido podrá organizarlas y coordinar su acción revolucionaria. En otras palabras, como señala, el Partido se objetiviza mediante la unión de la vanguardia de revolucionarios con las masas.

    Iósif Stalin, «Los fundamentos del leninismo», 1924; [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] escribió:El Partido no puede ser tan sólo un destacamento de vanguardia, sino que tiene que ser, al mismo tiempo, un destacamento de la clase, una parte de la clase, íntimamente vinculada a ésta con todas las raíces de su existencia. La diferencia entre el destacamento de vanguardia y el resto de la masa de la clase obrera, entre los afiliados al Partido y los sin-partido, no puede desaparecer mientras no desaparezcan las clases, mientras el proletariado vea engrosar sus filas con elementos procedentes de otras clases, mientras la clase obrera, en su conjunto, no pueda elevarse hasta el nivel del destacamento de vanguardia. Pero el Partido dejaría de ser el Partido si esta diferencia se convirtiera en divorcio, si el Partido se encerrara en sí mismo y se apartase de las masas sin-partido. El Partido no puede dirigir a la clase si no está ligado a las masas sin-partido, si no hay vínculos entre el Partido y las masas sin-partido, si estas masas no aceptan su dirección, si el Partido no goza de crédito moral y político entre las masas.

    V. I. Lenin, citado en «Los fundamentos del leninismo» (Iósif Stalin, 1924); [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] escribió:Nosotros somos el Partido de la clase, y, por ello, casi toda la clase (y en tiempo de guerra, en época de guerra civil, la clase entera) debe actuar bajo la dirección de nuestro Partido, debe tener con nuestro Partido la ligazón más estrecha posible. [...]. Olvidar la diferencia que existe entre el destacamento de vanguardia y toda la masa que gravita hacia él, olvidar el deber constante que tiene el destacamento de vanguardia de elevar a capas cada vez más amplias a su avanzado nivel, sería únicamente engañarse a sí mismo, cerrar los ojos ante la inmensidad de nuestras tareas, restringir nuestras tareas.

    Si mis explicaciones, que no se han centrado en explicar la naturaleza del Partido, han dado pie a interpretaciones diversas sobre alguna concepción blanquista o organicista de él, aquí lo rectifico.

    Habiendo aclarado esta necesidad de la relación con las masas como condición esencial del Partido, sigo con la cuestión de la Guerra Popular y la línea militar.

    2.2) Línea militar. Permíteme señalar, ante todo, que si bien esta relación del Partido con las masas, en forma de unión con los elementos avanzados y de sistema de organizaciones, es esencial, es vital, para su desarrollo como partido proletario, no se da de por si, por ella misma, en condición de su necesidad. Explica que en la formación del Partido, en la etapa «a», debe darse en tanto partido proletario, la relación con las masas.

    El Partido reconstituido, si es verdaderamente tal, habrá de tener, antes de pasar a la etapa "b" de acciones revolucionarias de masas, influencia y arraigo entre ellas. Así queda resuelta la antinomia que se deriva del modelo organicista: no hay que "ir a las masas" para conquistarlas y, después, entrar en guerra con el Estado burgués, pues el Partido, como digo, si es tal, tendrá ya capacidad para ir a las amplias masas para conquistarlas desde su experiencia en la gestión de su dictadura de clase (guerra revolucionaria de masas, dualidad de poderes).

    La cuestión importante aquí es: ¿cómo se consigue dicha relación indispensable entre la vanguardia y las masas para la formación real del Partido como tal? Tiene toda la razón en afirmar, des del punto de vista leninista, que bajo el capitalismo el Partido no podrá formarse bajo la relación con la mayoría o influencia de la clase; pero el Partido debe desarrollar dicha relación en el grado necesario para constituirse como organización para lanzarse a la actividad revolucionaria. Mediante las actividades revolucionarias de masas y la experiencia política por parte del proletariado, el Partido podrá desarrollar y fortalecer innegablemente dicha relación social-dialéctica que lo caracteriza como organización revolucionaria en un sentido más amplio e incluso mayoritario; pero el Partido requiere del inicio, del germen, de dicha relación antes de lanzarse a la acción revolucionaria —etapa «b»—, bajo peligro de caer en tácticas izquierdistas. Afirma que como Partido constituido esta relación debe darse, y que se desarrollará mediante la guerra revolucionaria de masas por la dictadura proletaria y durante ésta. Correcto; pero, ¿como se constituye dicha relación en sus inicios, en la propia etapa «a»?

    En este sentido creo que desplaza el papel de la agitación, de la propaganda, de la formación, etc. La unión dialéctica de la vanguardia revolucionaria con las masas o el proletariado para la constitución del Partido no se da por si misma en tanto se requiere su objetivización. En este plano situo yo la consigna de «¡ir a las masas!», partiendo de la necesidad de la vanguardia revolucionaria de atraer, elevar y fusionarse con las masas en el grado adecuado de la constitución del Partido. La materialización del movimiento de vanguardia en vanguardia debe ir acompañado, para la consecuente constitución del Partido, de la relación social-dialéctica con el proletariado, hecho que requiere de la consigna de «¡ir a las masas!». Con ésto el Partido puede contar con la necesaria influencia y arraigo en las masas para lanzarse a la etapa «b» de acciones revolucionarias, según sus propias palabras. En esta necesidad de la vanguardia revolucionaria de establecer la relación social-dialéctica con las masas para la formación del Partido, se enmarca la necesidad de la publicación de un diario político nacional, del uso de los medios de comunicación más adecuados, de dirigir la agitación a sectores concretos del proletariado, etc.

    V. I. Lenin, «Las tareas de los socialdemócratas rusos», 1897; Obras, Tomo I, pág. 156; Edición Progreso, Moscú, 1973 escribió:Nuestra tarea va dirigida, ante todo y por encima de todo, a los obreros fabriles de la ciudad. La socialdemocracia rusa no debe dispersar sus fuerzas, sino concentrar su actividad entre el proletariado industrial, que es el más sensible a las ideas socialdemócratas, el más desarrollado en los aspectos intel·lectual y político, el más importante por su número y por su grado de concentración en los grandes centros políticos del país. Por ello, la tarea primera y esencial de la socialdemocracia —una tarea de la que sería sumamente irracional abstraerse en los momentos actuales— consiste en crear una férrea organización revolucionaria entre los obreros fabriles de la ciudad. Sin embargo, al reconocer la necesidad de concentrar nuestros esfuerzos en el trabajo entre los obreros fabriles y condenar la dispersión de fuerzas, no queremos decir, de ningún modo, que la socialdemocracia rusa tenga que dar la espalda a los otros sectores del proletariado y de la clase obrera rusa. Nada de esto.

    (Fragmento remarcado por mi).

    Esta actividad entorno la consigna de «¡ir a las masas!» como táctica de agitación-difusión, etc., pues: 1) no puede pretender forjar una relación social-dialéctica con todo o la mayoría del proletariado o las masas trabajadoras, porque como bien señala bajo el capitalismo esto es imposible, sino constituir el Partido como organización, para poder desarrollar la actividad revolucionaria —etapa «b»—; 2) no puede pretender ser una forma de actividad revolucionaria, en tanto es un paso para la formación ulterior del Partido —etapa «a» como condición de la etapa «b»— y la actividad revolucionaria se basa en la creación, desarrollo e imposición definitiva del Poder proletario. El error estratégico-práctico de las organizaciones revisionistas que dominan el espectro político «comunista» se basa en concebir dicha consigna de «¡ir a las masas!» como: 1) herramienta de conquista de toda o la mayoría del proletariado o las masas trabajadoras para la simple y vacía insurrección —la conocida «acumulación de fuerzas» del PCPE—; 2) forma de actividad revolucionaria que culmina con la simple y vacía insurrección, en sustitución de los mecanismos de Poder proletario. Dicha consigna de «¡ir a las masas!» es solo la premisa de la formación íntegra del Partido en tanto unión de la vanguardia de revolucionarios con las masas y debe tener en cuenta que la actividad revolucionaria se erige entorno al Poder proletario y que será el mecanismo principal para atraer a las masas y desarrollar su unión con el Partido. Dicha consigna de «¡ir a las masas!» debe tener presente que el paso a la actividad revolucionaria no debe darse necesariamente con la influencia en la totalidad o la mayoría del proletariado o las masas trabajadoras y que, en definitiva, es la premisa para el desarrollo de la actividad revolucionaria —tránsito de la etapa «a» a la etapa «b»—. La creación y el desarrollo del Poder proletario, del Poder soviético, se da a partir de la naturaleza del Partido de unión de la vanguardia con las masas.
    __________

    No he querido tocar todos los puntos expuestos, a razón de profundizar mi formación en la línea de reconstitución. De nuevo, agradezco los documentos que me habéis proporcionado.

    Un placer sostener este debate. Nos mantenemos en contacto.

    Sinceros y efusivos saludos revolucionarios.
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    Mensaje por Defensiva estratégica Dom Ago 10, 2014 12:47 pm

    Saludos de nuevo, camarada.

    1) Ciclos revolucionarios. Por lo que veo, entonces, estamos ya fundamentalmente de acuerdo. De cualquier manera, como dice, cuando lea algunos documentos fundamentales de la Línea de Reconstitución podrá ir comprendiendo en mayor profundidad aquello que yo he planteado aquí de forma muy resumida. Sólo me gustaría hacer un breve apunte más, referido a su alegato sobre la primacía de lo objetivo sobre lo subjetivo como rasgo fundamental del materialismo. Esto es, obviamente, completamente cierto. Pero el materialismo dialéctico es lo suficientemente elástico o amplio de miras como para comprender, también, que esa relación puede voltearse momentáneamente dadas determinadas circunstancias. Es lo que se conoce como identidad de los contrarios, ese rasgo que permite a un aspecto contradictorio convertirse en su opuesto u ocupar su lugar. Me gustaría traer una cita del Mao, pues fue probablemente el revolucionario chino el que mejor expresó esta relación profundamente dialéctica.

    Es verdad que las fuerzas productivas, la práctica y la base económica desempeñan por regla general el papel principal y decisivo; quien niegue esto no es materialista. Pero hay que admitir también que, bajo ciertas condiciones, las relaciones de producción, la teoría y la superestructura desempeñan, a su vez, el papel principal y decisivo. Cuando el desarrollo de las fuerzas productivas se hace imposible sin un cambio de las relaciones de producción, este cambio desempeña el papel principal y decisivo. La creación y divulgación de una teoría revolucionaria desempeña el papel principal y decisivo en determinados momentos, refiriéndose a los cuales dijo Lenin: "Sin teoría revolucionaria, no puede haber tampoco movimiento revolucionario." Cuando hay una tarea por cumplir (sea la que fuere), pero se carece todavía de orientación; método, plan o política, lo principal y decisivo es determinar una orientación, método, plan o política. Cuando la superestructura (política, cultura, etc.) obstaculiza el desarrollo de la base económica, las transformaciones políticas y culturales pasan a ser lo principal y decisivo. ¿Estamos yendo en contra del materialismo al afirmar esto? No. La razón es que, junto con reconocer que, en el curso general del desarrollo histórico, lo material determina lo espiritual y el ser social determina la conciencia social, también reconocemos y debemos reconocer la reacción que a su vez ejerce lo espiritual sobre lo material, la conciencia social sobre el ser social, y la superestructura sobre la base económica. No vamos así en contra del materialismo, sino que evitamos el materialismo mecanicista y defendemos firmemente el materialismo dialéctico.”


    Sé que usted comprende esto y lo comparte. Lo traigo sólo para eliminar posibles prejuicios de gente que nos estuviera leyendo. De cualquier manera, como digo, parece que a este respecto estamos fundamentalmente de acuerdo. Si pervive alguna disensión que me he dejado en el tintero, le ruego que me la haga saber para que podamos seguir tratándola.

    2) Cuestión militar y Partido Comunista.

    2.1) Partido Comunista. Como vemos, también aquí estamos fundamentalmente de acuerdo. Usted comprende perfectamente que el Partido, sin relación y vínculos con las masas, no puede ser tal. El problema está en el modo de objetivar y materializar esa cuestión: usted (recogiendo la tradición soviética del pasado Ciclo) identifica al Partido con la organización de la vanguardia. Después (y esto es significativo) habla de ir a las masas. Es decir, la relación del Partido con el resto de la clase es, en el esquema ortodoxo que usted hereda, una relación de exterioridad, establecida tras la constitución del PC. A esto me refería con lo de la desviación organicista, que no era una acusación contra usted en particular sino una caracterización de una idea heredada, como digo, de la experiencia del pasado siglo. Los resultados de esta relación externa entre Partido y el resto de la clase, entre la vanguardia y las masas, tiene resultados a largo plazo realmente destructivos. Y es que, en una de las citas que traslada usted de Lenin, se dice algo realmente determinante para la continuidad de la revolución que, en la propia experiencia soviética, no supo llevarse a cabo. Lenin dice, como señalo, que hay que elevar a cada vez más capas de las masas al nivel de la vanguardia. Ésta es una idea profundísima, de la que rara vez se sacan las conclusiones oportunas.

    No obstante, la tradición soviética no supo profundizar y desarrollar estas ideas y, como resultado de una lucha de clases en la que el proletariado revolucionario se iba estancando, el Partido se iba convirtiendo más en ese Estado Mayor dejando de lado progresivamente la idea del PC como sistema de organizaciones. Este problema tampoco queda resuelto en revoluciones posteriores como la china y la albanesa, pues los Partidos siguen siendo aparatos políticos de la vanguardia y no una compleja y objetiva relación social. Por ejemplo en China, la relación vanguardia/masas adquiere un grado de profundidad bastante notorio. Pero tampoco se consigue elevar realmente a las masas a la altura de la vanguardia, sino que se les receta un librito rojo de citas de Mao. Esto, aun siendo un hito en la divulgación masiva del pensamiento revolucionario, es ostensiblemente insuficiente: hay que enseñar a las masas a interiorizar la cosmovisión y no a darles párrafos para aprender de memoria. Insisto en que esta manera de funcionar es el resultado de esa relación de exterioridad entre el Partido en tanto que tal y el resto de la clase, donde las masas sólo tienen que acatar las propuestas de la vanguardia, rechazarlas o matizarlas, cuando lo verdaderamente revolucionario es que creen ellas mismas esas propuestas en diálogo dialéctico (valga la redundancia) con los cuadros proletarios.

    2.2) Línea militar. Aquí toca usted, de lleno, el quid de la cuestión sobre la reconstitución del Partido; creo que usted comprenderá, tras esto, el profundo sentido interno de nuestra propuesta y, por tanto, lo coherente de nuestra visión de la revolución. Como dice, el Partido tendrá que contar con influencia de masas antes de pasar a la Guerra Popular. En esto estamos absolutamente de acuerdo. Pero me pregunta, lógicamente, cómo será la objetivación de esa relación. Usted propone la consigna de ir a las masas (una vez el Partido esté constituido, pero antes del inicio de la guerra revolucionaria) para la conquista de sus sectores más avanzados. Aquí, de nuevo, volvemos al problema de esa relación de exterioridad. Si el Partido ya está constituido con la organización política de la vanguardia y ha de ser él, en tanto que Partido, el que pugne por su arraigo entre las masas, estamos postulando una relación subjetiva (o, más certeramente, intersubjetiva) y no objetiva. Es decir, se relacionan dos aspectos relativamente autónomos, dos entes con sustantividad propia que llegan a una especie de acuerdo. Aquí me parecen significativas las citas que trae de Lenin y, sobre todo, de Stalin. En ellas se habla de que las masas acepten la dirección del Partido y de que éste goce de crédito moral y político ante ellas. Esto está en oposición a la tesis genuinamente leninista según la cual la vanguardia y las masas deben ser un todo único. Si lo fueran, el problema no se reduce a que el resto de la clase acepte la dirección comunista o que estime a la vanguardia. Estos aspectos deben estar incluidos pero la relación con las masas no puede agotarse ahí. Al ser un todo único, la dirección o reputación comunista no se acepta con posterioridad, sino que ha de ser un hecho desde un primer momento; es condición sine qua non para la constitución del Partido y no una conquista posterior.

    En este sentido, ¿cómo resolvemos nosotros el problema? Aplicando en toda su amplitud la tesis leninista del Partido como sistema de organizaciones. La vanguardia ideológica del proletariado, el referente comunista prepartidario (que aún estamos construyendo) ha de ganarse a lo que denominamos como vanguardia práctica. Ésta es, como sabrá, la vanguardia natural del proletariado en sus luchas espontáneas y de resistencia. Ahora bien, el problema no se reduce a integrar a esas personas en el Partido convirtiéndolas en cuadros. Es un aspecto de la cuestión, pero hay más. Tenemos que constituir el movimiento organizado del proletariado revolucionario (PC) incorporando a sectores de las masas que esa vanguardia práctica dirige. Y esto se resuelve con una figura que en el Comunismo del Estado español no se conoce o se ha aplicado de forma oportunista: los organismos generados. Estos deben ser el último eslabón de la cadena de organizaciones, su extremo final por el lado de las masas (el otro extremo, obviamente, es el núcleo clandestino de revolucionarios profesionales). En palabras de Lenin, son las organizaciones abiertas de masas y “sin militantes” registrados. Así nos vinculamos objetivamente a las primeras masas; así queda el Partido constituido como relación social; así tenemos fuerza para, con este PC, iniciar la guerra revolucionaria de masas sin ser un salto izquierdista al vacío; así podemos, también, elevar a cada vez más sectores de la clase a la posición de la vanguardia. Como ve, nuestra propuesta resuelve todos los problemas estratégicos de la revolución. Yo sé que usted defiende también esta clase de organizaciones, pero las ve como dependientes del Partido y no como parte esencial y constitutiva del mismo. Y creo que ahí estriba la leve disensión que le hace rechazar la GP. Pero, como verá, dado este modelo de constitución del PC se puede pasar de forma coherente de la etapa “a” a la “b” sin necesidad de un interregno en el que “ir a las masas”. Esa tarea queda cumplimentada como parte de la etapa “a”, y en la “b” ya sólo nos queda ampliar esa relación mediante, precisamente, el desarrollo e imposición del Poder Proletario.

    Un prejuicio bastante extendido es la idea de que el Partido Comunista no puede ser de masas. Usted mismo remarca la idea de que no hay que confundir al Partido con la clase. Pero, como sabe, esta idea es la extensión de aquella otra de Lenin, según la cual sería un crimen que cualquier huelguista o profesor de liceo afín pudiera ser considerado integrante del Partido. Sin embargo, como sabrá también, el revolucionario ruso decía que debía ser parte del Partido todo aquél que aceptara su dirección y (este “y” es crucial) un mínimo grado de organización. Por lo tanto, los organismos generados aseguran ambos elementos: al ser creados a iniciativa de la vanguardia, siguen la dirección ideológico-política del Comunismo; al ser estructuras determinadas con su jerarquía, funciones y tareas internas, las masas que lo integren (bajo la dirección directa de cuadros, claro está) tendrán ese mínimo grado de organización que pedía Lenin. Y, como digo, así queda la relación vanguardia/masas establecida como relación de interioridad y no de exterioridad; como relación objetiva y no intersubjetiva; en definitiva, queda constituido así ese todo único del que hablaba Lenin con tanta lucidez.

    Como verá, estamos esencialmente de acuerdo. La única diferencia es que, desde el Movimiento por la Reconstitución, y precisamente por incorporar en nuestra Línea los elementos que extraemos del Balance, reconfiguramos algunos conceptos y su contenido para volver a colocarlos en armonía con los principios revolucionarios del marxismo-leninismo. Es el caso de la naturaleza del Partido, que insistimos en ver como relación social vanguardia-masas (lo que asegura que las masas que forman parte del Partido son masas revolucionarias y no reaccionarias, no simples huelguistas o profesores de liceo) y no como simple destacamento avanzado de la clase o Estado Mayor que, después, procura ligarse con la clase. Creo que usted verá lo coherente de nuestra propuesta, tanto en su lógica interna como con el leninismo y la forma material en que se desenvuelve el proletariado y la lucha de clases.

    __

    Como siempre, un auténtico placer el debate. Saludos revolucionarios.

    P.D.: Desconozco el motivo por el que el autor del hilo ha querido moverlo a la Taberna, pero me parece que no es el lugar que le corresponde a esta discusión tan necesaria. No sé cómo funcionan estas cosas, ¿sería posible moverlo a la sección de Tribuna de Debate?

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    Mensaje por marxismo_futuro Dom Ago 10, 2014 4:22 pm

    Saludos, de nuevo, Defensiva estratégica.

    Prosigo el debate, ahora ya con puntos de confluencia, a partir de los puntos presentados.

    1) Ciclos Revolucionarios. Como bien expresa, estamos fundalmente de acuerdo. Las diferencias o dudas que podían quedar, en líneas generales, han sido expuestas y resueltas. El balance necesario en la etapa actual de movimiento de vanguardia para constituir el marxismo como teoría de vanguardia para la formación del Partido requiere sintetizar los aciertos y errores del pasado, sin despreciar el estudio del elemento objetivo.

    Concuerdo, sobra decir, con el concepto que has puntualizado. En mi anterior mensaje (nº18) no era mi intención profundizar sobre la lucha o interacción intrínseca en la relación o unidad dialéctica de los elementos objetivo y subjetivo. Como bien señalas, si bien el elemento objetivo es el primario, el elemento subjetivo repercute activamente en él, en mayor o menor medida según las condicones. Para profundizar en el tema aporto un par de citas en la misma línea:

    Friedrich Engels, «Carta a J. Bloch», 21-22 de septiembre de 1890; [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] escribió:Según la concepción materialista de la historia, el factor que en última instancia determina la historia es la producción y la reproducción de la vida real. Ni Marx ni yo hemos afirmado nunca más que esto. Si alguien lo tergiversa diciendo que el factor económico es el único determinante, convertirá aquella tesis en una frase vacua, abstracta, absurda. La situación económica es la base, pero los diversos factores de la superestructura que sobre ella se levanta —las formas políticas de la lucha de clases y sus resultados, las Constituciones que, después de ganada una batalla, redacta la clase triunfante, etc., las formas jurídicas, e incluso los reflejos de todas estas luchas reales en el cerebro de los participantes, las teorías políticas, jurídicas, filosóficas, las ideas religiosas y el desarrollo ulterior de éstas hasta convertirlas en un sistema de dogmas— ejercen también su influencia sobre el curso de las luchas históricas y determinan, predominantemente en muchos casos, su forma. Es un juego mutuo de acciones y reacciones entre todos estos factores, en el que, a través de toda la muchedumbre infinita de casualidades (es decir, de cosas y acaecimientos cuya trabazón interna es tan remota o tan difícil de probar, que podemos considerarla como inexistente, no hacer caso de ella), acaba siempre imponiéndose como necesidad el movimiento económico. De otro modo, aplicar la teoría a una época histórica cualquiera sería más fácil que resolver una simple ecuación de primer grado.

    Iósif Stalin, «Acerca del marxismo en la lingüística», 1952; [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] escribió: La base es el sistema económico de la sociedad en una etapa dada de su desarrollo. La superestructura la constituyen las concepciones políticas, jurídicas, religiosas, artísticas y filosóficas de la sociedad y las instituciones políticas, jurídicas, etc., etc., que les corresponden. Toda base tiene la superestructura correspondiente. La base del régimen feudal tiene su superestructura, sus concepciones políticas, jurídicas, etc., etc., y las instituciones que les corresponden; la base capitalista tiene su superestructura, y la socialista, la suya. Si se modifica o se destruye la base, se modifica o se destruye a continuación su superestructura; si nace una nueva base, nace a continuación la superestructura correspondiente. [...]. La superestructura es engendrada por la base; pero eso no significa, en modo alguno, que la superestructura se circunscriba a reflejar la base, que sea pasiva, neutral, que se muestre indiferente a la suerte de su base, a la suerte de las clases, al carácter del régimen. Por el contrario, al nacer, la superestructura se convierte en una fuerza activa inmensa, coadyuva activamente a que su base tome cuerpo y se afiance y adopta todas las medidas para ayudar al nuevo régimen a rematar y destruir la vieja base y las viejas clases. Y no puede ser de otra manera. La superestructura es creada por la base precisamente para que la sirva, para que la ayude activamente a tomar cuerpo y a afianzarse, para que luche activamente por la destrucción de la base vieja, caduca, y de su antigua superestructura. Basta que la superestructura renuncie a este su papel auxiliar, basta que pase de la posición de defensa activa de su base a la posición de indiferencia hacia ella, a una posición idéntica ante las distintas clases, para que pierda su calidad y deje de ser superestructura.

    2) Cuestión militar y Partido Comunista. Entiendo perfectamente vuestra crítica; es más, la comparto. La necesidad del vínculo con las masas, en la fusión progresiva de sus miembros avanzados con la vanguardia revolucionaria, no debe concebirse como posterior a la formación del Partido como organización revolucionaria, sino como condición esencial, como premisa incuestionable, para la formación de éste. La etapa «a» del Partido reúne, o debe reunir, dicha relación social-dialéctica con el proletariado; sin ella el Partido no puede lanzarse a la actividad revolucionaria de la etapa «b», que se distingue por la profundización de esta relación social-dialéctica mediante el desarrollo del Poder proletario.

    Si se concibe que la etapa «a» puede ser completada simplemente con la constitución política de la vanguardia, del núcleo de revolucionarios, esto es si se concibe la formación del Partido como simple vanguardia, la etapa «b» de actividad revolucionaria se presentará no como etapa de creación, desarrollo e imposición del Poder proletario, sino como etapa de «acercarse» a las masas, a los movimientos espontáneos para dirigirlos a la «gloriosa insurrección». Ésto se resume perfectamente en este extracto:

    Revolución o Barbarie, «Partido Comunista y movimiento de masas», 27 de octubre de 2012; [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] escribió:Abunda la concepción, heredada tanto de la concepción democrática burguesa de qué son los partidos políticos y su función, como de las concepciones revisionistas de los caminos hacia la revolución en las democracias burguesas, de que el Partido Comunista es la organización de los comunistas, de los marxistas-leninistas, los cuales, auto-erigidos en vanguardia del proletariado y auto-denominados como de masas (por definición, vocación y punto), defienden los intereses del proletariado y le presentan y proponen a este «su» programa que, casi por casualidad, para ser realizado pasa por «organizar la Revolución Socialista».

    Y entonces, el trabajo del auto-denominado «Partido Comunista», auto-proclamado «porque Lenin así lo dijo y enseñó» (lo que es una falacia o mala interpretación garrafal) en «vanguardia revolucionaria del proletariado», es «llegar a las masas para hacerles llegar el programa comunista» y que estas, despertadas por tan sabios y hábiles comunistas, se pongan las pilas para «hacer la Revolución» dejándose guiar por esa tan su particular y sui generis «vanguardia» de sí mismos, que hasta ese momento, no tenían el gusto de conocer, curiosamente. No conocían a la que dice ser su propia vanguardia revolucionaria, tal como si «las masas» padecieran de golpe una especie de trastorno disociativo de personalidad que separa con un muro invisible de la consciencia a «las masas» de «su propia» vanguardia.

    Y luego, claro, semejantes comunistas, se extrañan muchísimo de que «las masas obreras» les miren como a extraños, a veces quizás simpáticos, pero totalmente alucinados y desconectados de su realidad, que hablan cosas muy raras y usan conceptos muy refinados y casi incomprensibles, salvo que seas universitario, cosa que ellos, esas «masas», casi nunca son.

    En este sentido entiendo la inadecuación específica de la cita de Stalin para desarrollar este concepto de relación social-dialéctica de la vanguardia con las masas para formar el Partido en cuerpo único e indisoluble, en palabras de Lenin.

    El quid de la cuestión, como bien señala, es cómo resolver la relación entre la vanguardia y las masas para la constitución del Partido como organización revolucionaria del proletariado. Señala que la vanguardia ideológica o pre-partidista debe ganarse a la vanguardia práctica; la consigna «¡ir a las masas!», en el sentido de la táctica agitación-difusión, iba en este sentido, para fusionar la vanguardia práctica y la vanguardia ideológica-teórica en un todo único e indisoluble (Partido) —etapa «a»—, como objetivización inicial e indispensable de la relación entre la vanguardia y las masas. La vanguardia ideológica no puede lanzarse a las armas para ganarse a la vanguardia práctica, esto es para la objetivización inicial de la relación social-dialéctica en Partido; sino que como fruto de dicha objetivización de la relación entre vanguardia ideológica y vanguardia práctica, de la formación del Partido como todo único a partir de dicha relación, puede transitarse a la etapa «b» para construir el Poder proletario, para elevar el nivel de las masas para estrechar más la relación social-dialéctica con el Partido, para desarrollar la actividad revolucionaria de masas.

    La forma organizativa que toma la objetivización de la relación social-dialéctica entre la vanguardia y las masas es tal y como la describe usted: un sistema de organizaciones disciplinado que permite la dirección de la ideología marxista-leninista y coordinar la acción de masas entorno a ella. No todo el mundo puede ser miembro del Partido, en tanto se debe aceptar dicho grado de organización y disciplina; pero precisamente esta forma leninista de organización permite la vinculación necesaria con las masas del marxismo-leninismo para convertirse en verdadera arma revolucionaria.

    En definitiva: 1) la consigna «¡ir a las masas!», que seguramente debería ser reformulada adecuadamente y más precisamente, la utilizo para la constitución del Partido (etapa «a») en tanto la vanguardia ideológica debe ganarse a la vanguardia práctica para objetivar la relación social-dialéctica entre vanguardia y masas, proceso que no puede realizarse con las armas; 2) el tránsito a la etapa «b» debe realizarse una vez dicha relación social-dialéctica ha sido instaurada mediante el sistema disciplinado de organizaciones, con el arraigo correspondiente entre las masas, y se caracteriza no por la consigna «¡ir a las masas!» en el significado sindicalista, sino por el desarrollo práctico del Poder proletario, proceso durante el cual el Partido irá contando cada vez más con arraigo e influencia entre las masas.

    _______

    Este debate realmente me está ayudando para mi formación y conocimiento de la línea de reconstitución, que en los momentos actuales es imprescindible.

    PD: comparto tu petición de mover este hilo a la sección «Tribuna de Debate», ayudaría mucho.

    Sinceros saludos revolucionarios.
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    Mensaje por Defensiva estratégica Lun Ago 11, 2014 7:31 pm

    Hola, camarada.

    Como se ha visto, hemos llegado a una identidad fundamental de posiciones. Sólo me gustaría realizar un nimio matiz a su última intervención. Y es que, como hemos estado de acuerdo más arriba, el Balance no se limita a sintetizar los aciertos y errores, sino que consiste sobre todo a aprehender los límites históricos del pasado Ciclo, es decir, el punto hasta el que la revolución pudo llegar teniendo en cuenta desde donde partía. Por eso, el Balance ha de sintetizar la práctica social pasada para ir más allá de ese punto; para, como decía Marx en referencia a la Comuna, dotar a la revolución de un nuevo punto de partida más elevado.

    Salud!
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    Mensaje por gpu Mar Ago 12, 2014 11:25 am

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    Mensaje por Evta Sáb Ago 16, 2014 3:17 pm

    Buenas marxismo_futuro,

    Pese a mi ausencia en los últimos mensajes, debido a diferentes variables logísticas, he de decir que coincido totalmente con lo expuesto por el camarada Defensiva estratégica, no tengo nada más que añadir, salvo un comentario.

    El camarada ya mencionado, y yo, hemos coincidido en otros terrenos de este foro sin mayor resultado debido a la calidad del debate que allá se fraguaba; esperemos que con camaradas como usted, dispersos por las diferentes vías telemáticas y por el propio campo del contacto físico en nuestros círculos más cercanos, el camino hacia la revolución siga dando sus frutos.

    Estando en contacto, como ya se ha mencionado, por otras vías para ejecutar un debate más profuso, quedamos a la espera de que este debate sirva para azuzar la lucha de dos líneas con más potenciales cuadros revolucionarios que puedan verlo.

    Sin más,

    ¡Reciba un afectuoso saludo revolucionario!
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    Mensaje por marxismo_futuro Sáb Ago 16, 2014 8:44 pm

    Saludos, de nuevo, Evta y Defensiva estratégica.

    Como ya hemos comentado, os agradezco vuestra plena disposición al debate, a la ayuda, a las dudas que pudiese y pueda tener. Todo esto, junto a la formación que estoy desarrollando en específico sobre la Línea de Reconstitución y la Nueva Orientación, me lleva a afirmar, en términos generales, la identidad fundamental de posiciones, como dice el camarada Defensiva estratégica, en intención de una ulterior y continua formación.

    Estamos en contacto para lo que sea.

    Un placer.

    ¡Saludos revolucionarios!

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