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    ¿Motivo de la ejecución de Isaak Babel?

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    ¿Motivo de la ejecución de Isaak Babel? Empty ¿Motivo de la ejecución de Isaak Babel?

    Mensaje por GagarinCCCP Vie Mar 20, 2020 6:50 pm

    "Isaak Emanuílovich Bábel fue un escritor, periodista, abogado y activista político soviético nacido en Odesa en el seno de una acomodada familia judía. Los límites impuestos en la Rusia zarista a la educación de los judíos le obligó a estudiar en casa, formándose con un bagaje cultural impresionante. Participó en la revolución de Octubre y desde el primer momento asumió distintas responsabilidades, estando presente en el frente rumano (en una unidad de cosacos en donde realizó acciones militares heroicas, ante el escepticismo de los cosacos, manifiestamente anti-judíos y no especialmente adeptos a la revolución en sus ideas) y en la guerra ruso-polaca de 1920, como comisario político y periodista. Apadrinado y protegido por Máximo Gorki, publicó en 1924 “Caballería roja" en la revista LEF, de Vladímir Maiakovski, a pesar de que su estilo y contenidos no gustaba a los jefes militares y al mariscal Budienny en particular. El propio Stalin medió en el asunto a favor de Bábel. Defensor de los principios de la revolución bolchevique, se forjó enemigos que, tras la muerte de Gorki, consiguieron incluirle mediante falsas denuncias y deformando las razones de sus viajes al extranjero (su mujer e hija vivían en Francia) en un proceso en donde denunció haber sido torturado y fue condenado a muerte, siendo fusilado en enero de 1940 o, según otras fuentes, falleciendo en un campo de trabajo en marzo de ese mismo año. El feroz cerco imperialista y la presencia constante de oportunistas y burócratas contrarrevolucionarios había conducido a algunos sectores de la URSS a un estado de histeria tal que les impedía diferenciar a sus amigos de sus verdaderos enemigos." He encontrado este breve reporte biográfico en el foro y me gustaría saber si alguien pudiera ampliar la información de las causas y motivos que llevaron a la ejecución de este gran literato. Saludos, camaradas.
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    ¿Motivo de la ejecución de Isaak Babel? Empty Re: ¿Motivo de la ejecución de Isaak Babel?

    Mensaje por camaradaneos Sáb Mar 21, 2020 6:46 am

    Según parece a priori hay poca información al respecto, la que hay es semejante a la de este artículo (de información no contrastada) o mas anticomunista si cabe:

    [...]En 1928 Budyonny le acusó de haber mentido sobre los cosacos del Primer Regimiento. «Distorsiones de un autor erotomaníaco», fue una de las imputaciones, «visión pequeño burguesa»… desvaríos de un judío demente», se le inculpó. Nunca estuvo en combate, según Budyonny, siempre se mantuvo en la retaguardia. Una vez más la defensa de Gorky logró extender un manto de inmunidad, pero a partir de entonces Babel entró en un silencio casi total del cual emergió, transitoriamente, en 1934, al celebrarse el Primer Congreso de Escritores Soviéticos, donde pronunció una loa a Stalin en una de las sesiones..

    En 1935 se atrevió a escribir una obra teatral, «Mariya», que fue denunciada y retirada de los teatros. Elaboró un guión de cine, con Eisenstein, que no pudo pasar la censura y hubo que desistir del proyecto. Pero Babel no dejó de viajar dentro de Rusia y continuó escribiendo cuentos que nadie publicaba. Gorky siempre le protegió pero al morir, en 1936, Babel supo que comenzaban los tiempos más duros para él.

    En mayo de 1939 fue arrestado en su villa de Peredelkino, la aldea de los escritores.

    Le pidió a Antonina que le avisara a su amigo, André Malraux, de lo que ocurría. Una de las acusaciones fue de espiar para la inteligencia francesa, para la cual había sido reclutado por Malraux. Ahora se sabe que le ocuparon quince manuscritos y dieciocho libretas de notas que se han perdido para siempre, entre ellos una novela terminada, «Kolya Topuz», y un libro de narraciones, listo para ser publicado: «Nuevos cuentos».

    Ya en prisión trató de ganar indulgencias pidiendo que le permitieran escribir una novela donde describiría «el camino que le llevó a cometer crímenes contra el Estado soviético». Babel fue encerrado en una celda de la Lubyanka donde le hicieron confesar que había entrado en contacto con trotskistas durante sus viajes al exterior y que se sintió atraído hacia los enemigos de su país. También adujo que su «Caballería roja» era una obra que expresaba un estado de ánimo y no era «lo que estaba ocurriendo en la Unión Soviética, de ahí su énfasis en la crueldad de la Guerra Civi l. También confesó haber entregado información a André Malraux sobre la colectivización agrícola. Finalmente admitió haber sabido de un complot para asesinar a Stalin y a Voroshilov.

    El juicio de Isaac Babel tuvo lugar el 26 de enero de 1940 en la oficina de Laurenti Beria, el sucesor de Yagoda. Duró veinte minutos. Por las actas, que ahora se conocen, se sabe que sus últimas palabras fueron: «No soy un espía. Nunca permití ninguna acción contra la Unión Soviética. Me acusé falsamente y me forzaron a acusar a otros. Solamente pido una cosa: ¡déjenme terminar mi trabajo!». A la una y media de la madrugada fue ejecutado.

    Tal vez fue una víctima de las denuncias falsas hechas y procesadas por la reacción consciente de la época que habitaba dentro del aparato del partido, podría ser.

    Según la versión oficial es a partir de sus viajes a parís a ver a su mujer (anticomunista declarada) cuando contacta con agentes del trotskismo y comienza su carrera contrarevolucionaria, esto concuerda con el hecho de que hasta entonces era respaldado por figuras como Stalin o Gorki, además de su trabajo en la checa, es decir no dudo de su pasado como revolucionario. Pero lo que sí llama la atención es que su figura es rehabilitada por Jruschov en 1954, esto para mi es el detalle más relevante.

    Pero la realidad bien pudo ser otra.
    Un saludo
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    Mensaje por RioLena Sáb Mar 21, 2020 12:47 pm

    Es muy difícil conocer las razones de tantas sinrazones que ocurrieron en la URSS y que acabaron con la mayor parte de los revolucionarios comunistas de las primeras hornadas. Nos preguntamos por Babel y podemos hacerlo por docena y docenas y docenas de comunistas que se volvieron contrarrevolucionarios, espías, traidores, trotskistas al servicio del capital extranjero... ¿todos ellos?.

    Los que arriesgaron sus vidas durante años y años en la lucha contra el zar, perseguidos, detenidos, torturados, pasando años en las cárceles, exiliados, perdiendo estudios y vidas profesionales en Rusia, malviviendo, luchando sin descanso, como fieras, para sacar adelante las revoluciones de 1905 y 1917, la guerra civil contra los rusos blancos... ¿de repente se volvieron traidores al proletariado que toda su vida habían defendido?

    Hubo contrarrevolucionarios, traidores, seguro que sí, resentidos por no acceder a parcelas de poder, desilusionados, de estos, muchos, también enfermos mentales, claro, pero yo no llamo stalinismo a la causa desencadenante —bastante utiliza ese término la burguesía y sus acólitos como sinónimo de anticomunismo— pero la rápida deriva de la revolución en Rusia y la instauración como socialismo de algo que no lo era, que solo —aunque podía ser mucho en algunos aspectos para lo que hasta entonces había— se podía tratar de una grotesca caricatura dibujada por un capitalismo de Estado basado en la fusión del Partido con el Estado, el establecimiento de una producción centralizada y militarizada en su organización, además de un nacionalismo exaltado y una moral social pacata, incluso retrógrada. Algo hay que llamarlo, pero, desde luego, a nadie le puede extrañar que provocara el rechazo de los revolucionarios de siempre.

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    Mensaje por camaradaneos Sáb Mar 21, 2020 2:02 pm

    En la lucha de Stalin contra el burocratismo algunos dirigentes del partido denunciaron camaradas sin ningún motivo para dar impresión de que hacían su trabajo.

    Está claro es que era necesario depurar al partido de los elementos hostiles infiltrados, más teniendo en cuenta la previsión de una guerra próxima, los sabotajes a la industria, el espionaje y los agentes de estado extranjeros que se había introducido no solo en las organizaciones de base sinó también en ciertos aparatos de la dirección. Los procesos de Zinóviev y Piatakov habían revelado que esos elementos estaban dispuestos a todo para destruir el régimen socialista. El primer aviso grave fue el asesinato de Kírov. Y siguieron: Bujarin, mas tarde Riutin... esto dio lugar a errores, la mayoría inducidos por los elementos hostiles presentes en la dirección del propio partido, no se si es el caso del tal Isaak Babel.

    Es un período histórico complejo, y si lo enturbias todo aún mas con más de 80 años de propaganda contra Stalin y el proceso es difícil ver algo en claro.

    Un saludo
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    ¿Motivo de la ejecución de Isaak Babel? Empty Re: ¿Motivo de la ejecución de Isaak Babel?

    Mensaje por RioLena Sáb Mar 21, 2020 8:53 pm

    Yo bajé hace muchos años a Stalin del altar de los santos marxistas. Mis dudas acerca de si fue un alumno o continuador de la obra de Lenin o, simplemente, un nacionalista más o menos bienintencionado, continúan sin aclararse.

    De acuerdo en que defendió la URSS en condiciones verdaderamente adversas, ganándose una feroz enemistad entre los imperialistas, que a día de hoy no le han perdonado su victoria sobre el nazismo y el fervor de la clase obrera, pero la capacidad claramente demostrada en la dirección del Partido y el Ejército Rojo durante la guerra, ¿la había perdido de repente en los años treinta?, ¿dejó de darse cuenta de lo que ocurría a su alrededor?, ¿fueron tan inteligentes y ladinos los contrarrevolucionarios que le metieron topos hasta en la sopa?, ¿no pudo manejar las situaciones que se iban sucediendo?. Mal rollo, además, no es asunto de este tema y el Foro está lleno de opiniones al respecto.

    Disculpas por enrollarme.

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    Mensaje por GagarinCCCP Sáb Mar 21, 2020 11:57 pm

    Gracias por su aportes, camaradas. Encontré este reporte biográfico más extenso del susodicho (aunque con un tono mas que anticomunista, advierto). "En 1905, Lenin escribió que su programa político aspiraba a liquidar el orden burgués, implantando “una dictadura nacional-democrática del proletariado y el campesinado”. Cuando los bolcheviques subieron al poder, la “dictadura del proletariado y el campesinado” se disfrazó de “centralismo democrático” para justificar la hegemonía del Partido Comunista sobre la voluntad popular. El gobierno del pueblo se transformó en el brutal sometimiento del pueblo. El Partido Comunista no se concebía a sí mismo como una organización política y social, sino como el instrumento elegido por la historia para materializar la utopía de un porvenir sin propiedad privada, ni clases sociales. Dado que ciertos sectores e individuos opondrían resistencia a esa meta, no cabía otra opción que crear la Checa, un órgano represivo que se encargaría de acallar cualquier brote de disidencia. El escritor y periodista judío Isaak Emmanuílovich Bábel trabajó como traductor en la Checa, sin sospechar que el destino le convertiría en una de las víctimas del terror comunista. Bábel nace en 1894 en el seno de una próspera familia judía afincada en el gueto judío de Odessa. En su hogar, estudia hebreo, arameo, el Talmud y la Biblia. Sobrevive al pogromo de 1905, cuando ciudadanos rusos, griegos y ucranianos asesinaron a cuatrocientos judíos, con el apoyo de la policía y el ejército del zar. A pesar de ser un estudiante brillante, las cuotas restrictivas impuestas a los judíos le impiden matricularse en la Universidad de Odessa. Finalmente, logra una plaza en el Instituto de comercio de Kiev. Escribe sus primeros cuentos en francés, influido por Flaubert y Maupassant, y en 1905 se traslada a San Petersburgo, desafiando la prohibición zarista que obligaba a los judíos a permanecer en su zona de asentamiento.

    Bábel probó suerte con distintos editores, presentándoles sus cuentos. Todos rechazaron su obra, aconsejándole que se dedicara a otros menesteres. Sin desanimarse, logró contactar con Máximo Gorki, que reconoció su talento y publicó algunos de sus relatos en la revista literaria Létopis (Crónicas), animándole a incrementar su experiencia social para conocer al género humano en toda su diversidad. Identificado con los objetivos de la revolución bolchevique, Bábel trabajará como periodista en la Guerra Civil rusa y acompañará al Primer Ejército de Caballería del mariscal Semión Budionni en la Guerra polaco-soviética, escribiendo artículos para el periódico El Jinete Rojo. Su experiencia en el frente polaco le inspira los cuentos que más tarde reunirá en Caballería roja, treinta y cinco piezas breves donde se describe con crudeza goyesca las calamidades de la guerra, provocando la indignación del poder político, que no soporta ser cuestionado en sus gestas épicas. Gracias al apoyo de Gorki, Caballería roja se publica en forma de libro, traduciéndose a varios idiomas. Poco antes habían aparecido las narraciones agrupadas bajo el título Cuentos de Odessa, un afilado retrato de los bajos fondos del gueto judío de Moldavanka, donde el humor y la poesía conviven con una radiografía descarnada de unas vidas sin esperanza. Cuentos de Odessa y Caballería roja consagran a Bábel como una de las voces más poderosas de la literatura rusa del siglo XX, pero también enturbian sus relaciones con las autoridades. No son obras de ficción, sino textos que recrean vivencias reales, con una prosa lírica e introspectiva. Su estilo está muy lejos del realismo socialista.

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    Bábel viaja a París en varias ocasiones, pero acaba regresando a Moscú, describiéndose a sí mismo como un “maestro del silencio” ante la Unión de Escritores Soviéticos. Es una forma de explicar la interrupción de su quehacer literario, pero también una crítica indirecta al régimen soviético. Stalin, que ha adjudicado al escritor la misión de ejercer el papel de “ingeniero de almas”, interpreta sus palabras como una maniobra contrarrevolucionaria, pero la fama de Bábel frena su ira. La muerte de Gorki en 1936 deja al autor de Caballería Roja sin su gran protector. Cuando Stalin decide poner en marcha la Gran Purga, Bábel está entre los nombres que desea acallar y enterrar. Durante la primavera de 1939, el escritor es detenido en su dacha de las afueras de Moscú. Lavrenti Beria, jefe de la NKVD, supervisa la operación. En esos mismos días, serán arrestados el director de teatro Vsévolod Meyerhold y el periodista Mijaíl Koltsov, dos figuras capitales en el panorama cultural de la época. Ambos serán enviados al paredón, tras un juicio sumarísimo y sin ninguna clase de garantías. Acusado de espionaje y traición, Bábel es condenado a muerte. Stalin firma la orden de ejecución. Fusilado al día siguiente, sus libros son retirados de la circulación y se prohíbe mencionar su nombre en público. Sus restos son arrojados a una fosa común y jamás serán encontrados. Desaparecen sus papeles póstumos, pese a los ruegos de Bábel, que escribe una carta al Comisario del Pueblo de Asuntos Interiores, suplicando que le permitan ordenar sus manuscritos y depositarlos en un lugar seguro. Obligado a incriminarse mediante la intimidación y la tortura, acepta públicamente los cargos que le imputan, lamentando su “vida errónea y criminalmente malgastada”, pero pide clemencia para su trabajo literario, fruto de “ocho años de esfuerzo”. Las autoridades ni siquiera le responden. Se pierden de este modo apuntes periodísticos sobre la colectivización en Ucrania, notas para una biografía de Gorki, borradores de decenas de relatos, una obra de teatro casi acabada y un guión cinematográfico. No es la única pérdida. En 1936, Bábel había colaborado con Serguéi Eisenstein en El prado de Bezhin, escribiendo el guión conjuntamente con el director. Basada en un relato de Iván Turguénev, la película será prohibida y destruida. Gracias a la supervivencia de cortes y copias parciales, podrá ser reconstruida en los años sesenta. El odio de Stalin no se calma con la eliminación física de sus antagonistas. Se afana en destruir cualquier rastro del adversario caído en desgracia, alterando el curso de la historia mediante la distorsión sistemática del pasado y el porvenir. Isaak Bábel será rehabilitado en 1954, cuando el deshielo de Nikita Jruschov intenta lavar la cara de la Unión Soviética. Aunque en 1957 aparece en Moscú la primera antología de la obra de Bábel con un prólogo de Ilyá Ehrenburg, habrá que esperar hasta 1990 para que se publique la primera edición no censurada de sus libros.

    ¿Por qué volvió Bábel a la Unión Soviética, descartando instalarse en París, donde su literatura no se habría enfrentado a la represión y la censura? En una carta escrita a su madre en el otoño de 1928, explica sus razones: “A pesar de todo el ajetreo, en mi tierra me siento bien. La vida es mísera y en muchos aspectos triste, pero éste es mi material, mi lengua y mis intereses. Cada día noto más que vuelvo a mi estado normal, en cambio en París había en mí algo extraño, como pegado a mí. Pasear por el extranjero, de acuerdo. Pero donde hay que trabajar es aquí”. ¿Por qué no se sometió a las consignas del realismo socialista, librándose de las acusaciones de humanista burgués y narcisista? Bábel no es un autor de panfletos, sino un artista exigente y minucioso: “Creo que mi lento trabajo se somete a las leyes del arte, y no de la chapuza, del falso orgullo o de la voracidad”. Caballería Roja responde a este planteamiento, moldeando el lenguaje con paciencia, rigor, profundidad y ni un ápice de autocomplacencia. Bábel convierte el testimonio periodístico en literatura de la máxima calidad, abordando los hechos con una perspectiva estética cuidadosamente elaborada.

    El Primer Ejército de Caballería se componía de “kusak” o cosacos, un término de origen turco que puede traducirse como “caballero”, pero que también significa “nómada, hombre libre”. Los cosacos se separaron de las hordas dirigidas por los mongoles para establecerse en las estepas rusas y ucranianas, convirtiéndose en una legendaria fuerza militar al servicio de los terratenientes. Durante la Guerra Civil rusa, combatieron en ambos bandos, destacando por su coraje y ferocidad. Según Nikolái Gógol, siempre les animó “la noble convicción de creer que lo importante era pelear como fuese y donde fuese, pues toda persona de bien no puede vivir sin luchar”. En Tarás Bulba (1835), Gógol no escatima sus rasgos de crueldad con sus enemigos: “mataban niños, amputaban los senos a las mujeres, desollaban a los que dejaban libres arrancándoles la piel hasta las rodillas…”. Los cosacos de Bábel no son menos despiadados. Fusilan a los prisioneros, violan a las mujeres, degüellan a los civiles, saquean a las familias, incendian los pueblos, orinan sobre los cadáveres. Y lo hacen sin mala conciencia, pensando que se limitan a ejecutar las reglas de la guerra. El narrador y testigo de esa violencia es Kiril Vasílievich Liútov, un hombre torpe y menudo con “lentes en la nariz y otoño en el alma”. Es evidente que se trata de un autorretrato, pues Bábel era bajo de estatura, miope e incompetente en las tareas físicas. Quizás por eso llamó a su personaje Liútov, que significa “cruel, implacable, despiadado”. Firmaba sus crónicas para El Jinete Rojo con ese nombre, intentando aparentar la fiereza de un guerrero, pero sólo era un ardid infantil. Bábel hizo todo lo posible para ser aceptado por los cosacos, que le despreciaban por su timidez e inseguridad. No sabemos hasta qué punto se implicó en las atrocidades contra los polacos, pero su relato pone de manifiesto su incomodidad y mala conciencia en un escenario donde la piedad se consideraba una obscena traición.

    Caballería roja recrea el horror de la guerra, sin perder de vista la belleza del mundo: “Campos de púrpuras amapolas florecen a nuestro alrededor, el viento del mediodía juega en el centeno que se torna amarillo, el trigo sarraceno se torna virginal en el horizonte como el muro de un lejano monasterio”. La naturaleza conserva su esplendor, pero parece concertarse con los estragos de la violencia: “El sol naranja rueda por el cielo como una cabeza cortada. […] El olor de la sangre de ayer y de los caballos muertos gotea sobre el fresco atardecer”. Los “estandartes del ocaso” flamean como señales de luto, evocando a los muertos”. El Jinete Rojo, periódico patriota y revolucionario, incita a los cosacos a decapitar a los polacos. No hay compasión en una guerra donde padres e hijos luchan a muerte, olvidándose de sus obligaciones mutuas. Bábel nos cuenta la historia de un padre que tortura y mata a su hijo por combatir en las filas bolcheviques. Su otro hijo vengará su muerte, acabando lenta y dolorosa con su progenitor. Son hechos reales, pero se asemejan a los mitos que inspiraron los grandes relatos de la Antigüedad. La religión no puede estar ausente en este drama. Los cosacos alistados en el Ejército Rojo carecen de Dios. No hacen distinciones entre la iglesia ortodoxa y la iglesia católica. Para ellos, sólo son hidras de la decadencia burguesa y sus templos deben ser saqueados, profanados e incendiados. Liútov nos refiere el caso de “Pan” Apolek, un pintor ambulante que pinta frescos en las iglesias, utilizando las caras de los vecinos para ponerle rostro a los santos. Algunos se escandalizan, pero otros opinan que es una forma de santificar al pueblo, fundiéndolo con la gloria divina. ¿No es un acierto representar al apóstol Pablo como un “tímido cojo de negra barba a mechones, el apestado del pueblo”, y a la pecadora de Magdalena como una “mujercilla escuálida”? En medio del caos, cuando las casas quemadas humean y los supervivientes huelen “a sangre cruda y despojos humanos”, la locura –o picaresca- de “Pan” Apolek introduce una nota de ternura, mostrando que en el corazón de los humildes y sencillos se esconde la última reserva de esperanza. Bábel no formula tesis. Sólo nos relata la tempestad de ruido y furia que acompaña a la guerra.

    Los cosacos se burlan constantemente de Liútov, llamándole “hijito de mamá” con “gafitas en la napia”. No entienden por qué está en el frente: “Os mandan por las buenas, sin enterarse de que aquí a los que gastan gafas les cortan el cuello”. Liútov lleva a cabo gestos de crueldad, como aplastar la cabeza de un ganso –“crujió bajo mi bota, crujió y sangró”- de una campesina anciana y casi ciega, exigiendo inmediatamente que lo cocine, pero eso no le impide conmoverse con las palabras de un rabino sobre la maternidad: “Todo es mortal. Sólo la madre goza de la vida eterna. […] El recuerdo de la madre alimenta en nosotros la compasión, como el océano infinito alimenta los ríos que surcan el mundo habitado…”. Su sensibilidad no logra inmunizarse ante las manifestaciones de belleza en mitad del caos: “Las manchas cuadradas de las amapolas pintan la tierra, y en los oteros brillan las iglesias destruidas”. Los cosacos no le conceden tregua, despreciando sus intentos de congraciarse con ellos. Cuando un cosaco gravemente herido le pide que lo remate para no caer en manos de los polacos, se niega. Otro cosaco, que asume la triste tarea, le escupe en la cara: “¡Sangre de esclavo!”.

    Bábel no oculta el odio de clase de los cosacos, muchas veces antiguos siervos que aprovechan la guerra para reparar agravios. Un cosaco presume de haber pateado durante hora y media a su viejo amo. Descarta dispararle un tiro, pues quiere disfrutar de su sufrimiento el mayor tiempo posible: “Pateo a un enemigo una hora o más de una hora, porque es mi deseo conocer la vida, la vida tal como se halla en nosotros. […] Con un tiro no se llega al alma, no te enteras de dónde se encuentra el alma ni de cómo ésta se muestra”. No hay clemencia para nadie en una espiral de horror que no cesa de girar. En el cementerio judío de Kozin, puede leerse en una lápida enverdecida: “¡Oh muerte, ladrón voraz y codicioso!, ¿por qué no has tenido / piedad de nosotros siquiera una sola vez?”. Polacos, cosacos y campesinos coinciden en el odio a los judíos. Un mujik sostiene que tienen la culpa de todas las desgracias, augurando que después de la guerra sólo quedarán unos pocos con vida. Su deseo de exterminarlos parece una profecía que se cumplirá años más tarde, cuando los nazis perpetren el mayor pogromo de la historia. Contagiado por la barbarie dominante, Liútov implora al destino que le enseñe “el más simple de los saberes: saber matar a un hombre”. Sin embargo, la ternura de una madre con su hijo enfermo, “un niño mudo con la cabeza blanca, hinchada y deforme”, le invita a alejar los malos pensamientos.

    No sirve de nada buscar cobijo en nobles fantasías. El paisaje cada vez se oscurece más, como si un luto eterno hubiera descendido sobre la tierra: “El otoño había cercado nuestros corazones, y los árboles, difuntos desnudos puestos en pie, se balancean en las encrucijadas”. El ánimo sombrío de Liútov, acentuado por su fracaso como soldado, sólo percibe algo de luz en la plenitud del instante: “Los caballos, después de descansar toda la noche, salieron al trote. Entre los negros trenzados de los robles se alzaba un sol llameante. El triunfo de la mañana colmaba todo mi ser”. Bábel no intenta aplacar el espanto del lector ante la inhumanidad de la guerra, pues tiene el corazón en carne viva. La guerra hace sentir que el hombre es superfluo, insignificante, convirtiendo el desprecio por la vida en un absoluto. Las ideologías totalitarias –nazismo, comunismo- rinden culto a la guerra porque su objetivo último es pulverizar el concepto de persona, implantando una dictadura donde ya no existan ciudadanos libres y responsables, sino individuos diluidos en la masa.

    Bábel no pudo vencer al estalinismo como ciudadano, pero sí como escritor, dejándonos un testimonio que revela la miseria de las ideologías totalitarias. Sus restos siguen desaparecidos, pero sus palabras cada día están más vivas."
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    ¿Motivo de la ejecución de Isaak Babel? Empty Re: ¿Motivo de la ejecución de Isaak Babel?

    Mensaje por GagarinCCCP Dom Mar 22, 2020 12:32 am

    Ahora acabo de encontrarme con un informe del proceso judicial bastante detallado: "Uno de los más notables cambios en la Unión Soviética en los últimos años ha sido la “rehabilitación” de varios escritores que sufrieron las purgas y los juicios stalinistas. Entre ellos, uno de los grandes estilistas de la literatura moderna: Isaac Babel. Como lo indica este artículo, aparecido originalmente en la revista Bostonia (julio / agosto de 1990) sólo hasta 1988 se reabrió el expediente de Babel y se supo cómo había muerto exactamente. Es curioso que por ese mismo tiempo, el narrador brasileño Rubem Fonseca se anticipara al regreso de Babel y lo incluyera a él, y al destino aún impreciso de varios manuscritos de Babel, como una de las subtramas de su novela Grandes emociones y pensamientos imperfectos, que la editorial Cal y arena publicará en español este año. De esta misma novela dimos un adelanto en nexos 136, (abril de 1989), al que titulamos precisamente Babel, un maestro del silencio.

    El escritor ruso judío Isaac Babel (1894-1940) es uno de los mejores cuentistas del siglo XX. Su libro más famoso, La caballería roja, narra sus aventuras entre un grupo de cosacos que luchó junto a los bolcheviques en la guerra civil rusa. Sus Cuentos de Odessa y otros relatos son una serie de relatos entrañables sobre la infancia en el ghetto judío de la ciudad, el Moldavanka. En la década de 1930, Babel era una figura respetada en el mundo de las letras, muy conocido entre los escritores de toda Europa central y oriental y entre los escritores más populares de la Unión Soviética. Pero su carrera llegó a un fin prematuro en 1939, cuando fue arrestado casi al término de la Gran Purga de Stalin, en un momento de transición, cuando uno de los verdugos mismos – Nikolai Yezhov- fue arrestado y reemplazado por otro – Lavrenti Beria.

    Las circunstancias que rodearon el arresto y la ejecución de Babel fueron un misterio durante varias décadas. La segunda esposa de Babel, Antonina Pirozkhova, que vivía en Moscú, acudía con frecuencia a la oficina de información de la policía secreta soviética a pedir informes e invariablemente se le aseguraba que Babel estaba confinado en un remoto campo de trabajos forzados. En el verano de 1952, incluso, la llegó a visitar un hombre que afirmaba ser un prisionero liberado de Kolyma Y que le traía saludos de Babel. La primera esposa de Babel, Evgeniya Gronfein, que se mudó a París en los años veinte, escuchó en 1946 lo que según ella era un informe confiable de que Babel había sobrevivido a la segunda Guerra Mundial en un campo de trabajos forzados. Es obvio que estos rumores los difundió la policía secreta soviética. Después del arresto de Lavrenti Beria en 1953, los rumores terminaron. Pero aun después de la rehabilitación formal de Babel en 1954, los detalles de su arresto y ejecución no se revelaron al público.

    No fue sino hasta 1988 que la prensa soviética comenzó a documentar la terrible telaraña de tortura, falsedad y engaño que envolvió a Babel y a los testigos en su contra. Primero el periodista Arkady Vaksberg subrayó los puntos más importantes del caso Babel en un reportaje en Literaturnaia Gazeta (Gaceta Literaria) en mayo de 1988. Luego apareció un artículo más detallado escrito por Vitaly Shentalinsky en Ogonyok (La llama), en septiembre de 1989. Estos largos e intensos artículos se basan en los archivos verdaderos del caso Babel, en su interrogatorio y en las declaraciones de los que ofrecieron evidencias en su contra ya fuera porque eran informantes o porque los torturaron.

    Treinta años atrás, el escritor soviético Ilya Ehrenburg, un amigo cercano de Babel, fue el primero en discutir su destino en una publicación soviética. En sus memorias, People, Years, Life, Ehrenburg sugirió una razón obligada del arresto de Babel: ser amigo de la esposa de Nikolai Yezhov y visitarla a menudo en su departamento.

    A fines de 1937 llegué a Moscú de un viaje a España… Encontré al “sabio rabino” desconsolado, pero su valor, su sentido del humor, nunca lo abandonaron. En mi opinión, Babel era más inteligente que yo, y más inteligente que la mayoría. Conocía a la esposa de Yezhov desde antes de que ella se casara. A veces la visitaba, consciente de que era una imprudencia, pero con el deseo, como me dijo, de encontrar una clave para descifrar el acertijo. Un día me comentó, sacudiendo la cabeza: “No se trata de Yezhov. Claro que Yezhov juega su parte, pero no está en el fondo del asunto”. Yezhov compartió el destino de su predecesor Yagoda. Ocupó su lugar Beria, en cuya época Babel, Meyerhold, Koltsov y muchos otros inocentes murieron.

    El archivo de Babel confirma que su relación personal con Evgeniya Yezhova contribuyó a su arresto. Su fama en la Unión Soviética y los círculos literarios de Europa Occidental no fue suficiente para salvarlo en un momento en que el régimen estaba resuelto a terminar con la vida cultural soviética. Su archivo, como muchos otros, estaba marcado “Consérvese por tiempo indefinido”, pero se necesitó que pasara medio siglo antes de que un grupo de periodistas soviéticos pudiera leerlo para informar al pueblo soviético sobre el destino de uno de sus escritores más talentosos y queridos. Babel fue arrestado el 16 de mayo de 1939 y ejecutado el 27 de enero de 1940. En esos ocho meses, la policía soviética secreta inventó mentiras contra él. Lo que sigue son fragmentos e información de los interrogatorios y los reportes que llevaron a la desaparición de Babel.

    EL ARRESTO

    Babel fue arrestado en su dacha de Peredelkino, la morada del escritor en las afueras de Moscú. Estaba terminando una nueva serie de relatos. Su dacha y su departamento de Moscú fueron registrados de inmediato. Todos sus manuscritos, cuadernos, libretas de notas y correspondencia desaparecieron con su detención. La lista de materiales confiscados se conserva:

    1) diferentes clases de manuscritos: 15 carpetas

    2) cuadernos: 11

    3) libretas de notas: 7

    Las puertas de la prisión de Lubyanka se cerraron y durante 15 años nadie preocupado por Babel pudo averiguar nada sobre él, hasta 1954. Cuando Babel fue puesto bajo custodia ni siquiera existía la orden de arresto. La firmaron aproximadamente un mes después de la detención. La acusación inicial registrada por el teniente de la policía secreta, Serikov, afirma que Babel era “participante activo en una organización de escritores antisoviética”. La acusación se basa en declaraciones obtenidas bajo tortura de diversos amigos y colegas de Isaac Babel.

    El caso se originó supuestamente en 1934, cuando el conocido de Babel, Dmitri Gayevsky, caracterizado por su interrogador como “un terrorista trotskista”, a quien luego juzgaron y ejecutaron, hizo la siguiente declaración: “Debido a que Stalin y el Comité Central encabezado por él eran los únicos organizadores del plan quinquenal, debíamos concentrar nuestras actividades subversivas sobre todo contra Stalin y sus compañeros usando todos los medios posibles. Como no podíamos atacar a Stalin o al Comité Central directamente, teníamos que proceder de manera cuidadosa difundiendo anécdotas, insidias, rumores, mentiras. Primero, había que presentar al enemigo como alguien que sólo merecía desprecio”.

    El 9 de julio de 1937, un escritor arrestado, N. Zarudin, ejecutado posteriormente, hizo la siguiente declaración durante el interrogatorio:

    Voronsky (un importante editor) conversaba con escritores como yo, Katayev, Babel y otros con el fin de fomentar en nosotros odio y hostilidad hacia los líderes del partido comunista. Voronsky preparaba un acto terrorista en contra de Yezhov. Planeaba pretextar una reunión literaria en el departamento de Yezhov. En ella, según un plan previamente elaborado, debían estar presentes no sólo los miembros de la conspiración y los ejecutores, sino también los escritores Pilnyak y Babel.

    Alexander Voronsky era, en la década de 1920, el editor de Krasnaia Nov’ (Tierra Virgen Roja), la mejor revista literaria de la época. Era en efecto un defensor de Leon Trotsky antes de que lo relevaran de sus responsabilidades editoriales, lo enviaran a exilio, le arrestaran y no se volviera a saber nada de él. El otro escritor mencionado en el testimonio de Zarudin, Boris Pilnyak, era una de las figuras literarias más importantes de los años veinte y treinta. También escribió un cuento muy perjudicial a la reputación de Stalin. Hubo un segundo grupo de declaraciones especialmente nocivas para Babel poco antes de su arresto. Las más devastadoras debieron ser las de Semyon Uritsky, editor en jefe del Periódico campesino, un semanario de Moscú. El 11 de mayo de 1939, dijo haber conocido a Babel en el departamento de Evgeniya Yezhova (Hayutina) en Kiselnii Lane.

    Le pregunté sin tapujos a Babel por qué no publicaba nada. Me contestó que un escritor debía ser sincero con lo que escribía, pero que lo que él podía escribir con sinceridad no podía publicarse ahora porque no correspondía a la línea del partido. También me dijo que necesitaba publicar algo porque su silencio se estaba convirtiendo en una declaración antisoviética.

    En una reunión en Moscú, Babel estaba de muy mal humor. Le pregunté la causa. Evgeniya Yezhova contestó por él. Dijo que entre los arrestados y condenados hay personas cercanas a Babel. Luego, cuando vi a Yezhova fuera del Kremlin hablamos de Babel. Me contó que Babel conocía no sólo a los trotskistas del ejército, sino también a los que estaban entre los ucranianos. Y por consiguiente, que el arresto de cualquier comandante militar importante, conduciría al arresto inevitable de Babel. Sólo su fama en Europa podría salvarlo. Yezhova se dejó llevar y comenzó a hablar de asuntos privados. Dijo que su esposo estaba muy celoso de Babel, que recientemente le había armado un escándalo y que hurgaba sus roperos en busca de las cartas que le escribía Babel. Ella atesoraba esas cartas.

    Ese mismo día, el 11 de mayo de 1939, Yezhov, que también habría de ser condenado a muerte, fue interrogado. “Al observar la relación entre Babel y Yezhova, llegué a la conclusión tentativa de que ambos estaban relacionados en una misión de espionaje para el Servicio de Inteligencia Británico”.

    La investigación siguió su curso. El 22 de mayo, tras el arresto de Babel, Uritsky volvió a declarar: “Me reuní con Babel en presencia del Sr. Gladun, el Sr. Utyosov, y otras gentes, y durante la conversación me di cuenta de que Babel en efecto tenía opiniones trotskistas. Expresaba abiertamente su desacuerdo con la linea del partido”. Leonid Utyosov era en ese tiempo el director de la mejor orquesta de jazz de la Unión Soviética. Nunca fue interrogado o reprimido y su nombre no aparece en ninguna otra parte relacionado con el caso.

    Lo de Gladun era diferente. Alexei Fyodorovich Gladun había sido el primer esposo de la Sra. Yezhova. Era un diplomático soviético antes de que lo arrestaran por ser un terrorista trotskista. Como consecuencia, también fue condenado a muerte. Gladun declaró en su interrogatorio que desde 1929 había reclutado a Yezhov, el futuro dirigente de la policía secreta soviética, como miembro de una organización antisoviética con la ayuda de su propia esposa Evgeniya, que era simultáneamente la amante de Yezhov. El 10 de mayo de 1939 Gladun dijo lo siguiente sobre Babel: “Babel estaba molesto con la política del partido hacia la literatura. Publican cualquier basura, pero a mí, Babel, no me publican”

    “. El archivo no contiene ninguna declaración de la figura central de esta extraña conspiración: Evgeniya Hayutina Gladun-Yezhova. Después del arresto de su segundo esposo, Nikolai Yezhov, el jefe de la policía secreta soviética, se suicidó.

    Hubo, sin embargo, otras declaraciones también nocivas para el caso Babel que datan de 1934. Esas no fueron bajo coacción, pero corresponden a policías delatores que estaban entre los amigos y colegas de Babel del Sindicato de Escritores Soviéticos. Las identidades de estos informantes permanecen secretas. Estas son algunas de las declaraciones:

    El 9 de noviembre de 1934, se informó que Babel había dicho:

    La gente ahora está tan acostumbrada a los arrestos como a los cambios de clima. El sometimiento de la intelligentsia y otros miembros del partido es aterrador. Se resignan a la idea de encontrarse tras las rejas. Ese es uno de los rasgos más característicos de nuestro sistema político moderno.

    Cuatro años después, Babel también fue citado denunciando el juicio de Nikolai Bujarin en 1938. Dijo: “Ese es un proceso terrible… A Bujarin, Rykov, Rakovsky, Rozengoltz se les enjuició deliberadamente junto a delincuentes comunes, espías, ex-policías. Morirán con la convicción de que junto con ellos también mueren su ideología y la misma revolución comunista. La razón es que Trotsky pudo persuadirlos de que la victoria de Stalin significaba la muerte de la revolución”.

    Nikolai Bujarin (1888-1938) fue mencionado en el último testamento de Lenin como “el consentido del partido”. Había sido uno de los lideres originales de la Revolución de Octubre, el editor de Pravda y luego de Izvestia y presidente de la Internacional Comunista. Alexei Rykov se convirtió en presidente del gobierno soviético tras la muerte de Lenin. Christian Rakovsky fue el fundador del partido comunista rumano antes de convertirse en uno de los bolcheviques más famosos de Rusia. Arkady Rozengoltz, un compañero cercano de Lenin, era Ministro de Comercio Exterior cuando lo arrestaron. Todos estos hombres fueron acusados en un juicio abierto que se realizó del 2 al 12 de marzo de 1938, antes de que los ejecutaran.

    En febrero de 1939, se informó que Babel había discutido con otras tres figuras públicas importantes, Grigory Sokolnikov, un ministro de finanzas anterior; Kark Radek, un escritor político famoso; y Mijail Koltsov, un periodista soviético muy leído. A Koltsov y Sokolnikov los arrestaron y sentenciaron a muerte; Radek fue asesinado por un compañero de prisión en un campo de trabajos forzados. Según un informante, esto es lo que Babel habría dicho sobre ellos:

    El liderato actual del partido comunista entiende, pero no lo expresa abiertamente, que gente como Rakovsky, Sokolnikov, Radek y Koltsov son muy talentosos y están por encima de las mediocridades que encubren al liderato actual. Pero eso significa que si esa gente se acercara incluso un poco al poder, el liderato sería implacable. “Arréstenlos, mátenlos”. Luego, durante la misma conversación, Babel cambió el tema rápidamente y comenzó a hablar de Yezhov. Dijo conocer las circunstancias de la vida familiar de Yezhov, que podía ver con sus propios ojos cómo arrestaban a los amigos de la casa de Yezhov uno tras otro. Y dijo que también sabía que en alguna cárcel habría un sitio esperándolo a él.

    Como resultado de estas dos líneas de evidencia incriminatoria, 35 días después del arresto real de Babel, el 23 de junio de 1939, se tomó la decisión de detenerlo e iniciar las investigaciones de manera oficial. La orden de arresto estaba firmada por el ya mencionado Serikov, y por su jefe, el conocido torturador y jefe del departamento de investigaciones de la policía secreta, Kobulov. La aprobación final fue dada por Lavrenti Beria, Comisario de Asuntos Internacionales del Pueblo de la Unión Soviética.

    INVESTIGACIÓN, JUICIO, MUERTE

    Babel fue interrogado el 29, 30 y 31 de mayo de 1939, dos semanas después de su detención. La orden de arresto todavía no estaba firmada para esas fechas. Al principio, Babel negó todas las acusaciones, pero después de tres días y tres noches de interrogatorios sin dormir, empezó a confesar. Este es un fragmento de su confesión:

    Durante mucho tiempo estuve relacionado con trotskistas y bajo su influencia política. Mi carrera literaria estaba ligada a Voronsky, de quien me hice amigo en 1923-24 cuando él era editor en jefe de la revista literaria Krasnaia Nov (Tierra Virgen Roja). Compartí las opiniones trotskistas que elaboraba y formulaba Voronsky. Una de ellas era que el escritor debía ser creativo pese a las masas, en oposición al partido. El escritor debe describir la situación del país con generalizaciones falsas y también debe hacer declaraciones hostiles al liderato actual.

    Babel declaró que Voronsky era muy atento con él, que Voronsky escribió muchas reseñas favorables a la obra de Babel, y que lo hizo parte del círculo que lo rodeaba. Entre esas gentes estaban: Vsevolod Ivanov, Boris Pilnyak, Lidia Seyfulina, Sergei Esenin y otros. Más tarde se unieron al grupo el novelista Leonid Leonov y el poeta Eduard Bagritsky. De estos escritores sólo Boris Pilnyak fue ejecutado. El poeta Sergei Esenin se suicidó en 1925. Eduard Bagritsky murió a los 38 años en 1936. Los escritores Ivanov, Seyfulina y Leonov terminaron sus vidas en paz. Leonov todavía vive y fue homenajeado recientemente en su 90 aniversario por el mismo Mijail Gorbachov, que se apareció en su puerta con un ramo de flores.

    Yo y todos los autores mencionados anteriormente estuvimos muy influidos por la ideología de Voronsky. Llevábamos nuestros asuntos literarios de manera muy informal en la suite de Voronsky en el Hotel Nacional.

    En una ocasión, en 1924, Voronsky me invitó a su casa anticipándome que esa tarde Bagritsky leería su largo poema sobre el cosaco Opanas, que acababa de terminar. Voronsky también invitó a Leonid Leonov y Vsevolod Ivanov. En la tarde, cuando llegamos a tomar el té, Voronsky nos dijo que también Trotsky estaba invitado a la lectura. Trotsky llegó pronto junto con Karl Radek. Escuchó a Bagritsky leer su poema, dio una opinión favorable acerca del mismo y luego comenzó a preguntarnos a cada uno por nuestros planes creativos y nuestras biografías. Nunca más volví a ver a Trotsky. En 1927 a Voronsky le quitaron el puesto de editor en jefe del Krasnaia Nov’ y lo exiliaron a la ciudad de Lipetsk, debido a su trotskismo. Allá en Lipetsk, Voronsky enfermó y fui a visitarlo. Pasé varios días con él y supe que Seyfulina había estado con él antes de que yo llegara. Le presté a Voronsky algo de dinero.

    Recuerdo que durante esta entrevista Voronsky me contó que la última tarde que pasó en Moscú, antes del exilio, recibió una llamada repentina de Ordzhonikidze (un comunista georgiano importante y miembro del politburó de Stalin, al que Stalin obligó a suicidarse en 1937) que lo invitaba al Kremlin. Conversaron durante horas, recordando cómo los habían enviado juntos al exilio antes de la revolución. Luego, al despedirse, Ordzhonikidze le dijo de pronto a Voronsky, “¿sabes?, aunque ahora seamos enemigos políticos todavía podemos besarnos. Mi riñón anda mal, así que no volveremos a vernos…”

    “Esos constantes contactos con los trotskistas”, señalaba Babel, “ejercieron influencia sobre mi trabajo creativo”. Confesó que en La caballería roja había descrito toda la crueldad e irracionalidad de la Guerra Civil. Trató de destacar episodios desagradables y no enfatizó el papel del partido comunista en la organización de las unidades de Cosacos Rojos, que carecían de conciencia proletaria. No mostró la verdadera importancia de una parte tan importante del Ejército Rojo como lo era el Primer Ejército Rojo de Caballería. Sus Cuentos de Odessa y otros relatos eran también una especie de escape de la realidad soviética. Babel confesó también que tenía conversaciones antisoviéticas con los escritores Olesha, Valentin Katayev, con el actor Mijoels, y con los directores de cine Alexandrov y Eisenstein. Babel habló específicamente de Olesha.

    Dijo: “Lo conocí en Odessa durante los primeros años posteriores a la revolución. Luego, cuando ambos nos hicimos escritores, también nos hicimos amigos. Y teníamos los mismos gustos y opiniones literarias”. (De entre estas figuras culturales, únicamente Solomon Mijoels, el famoso actor yiddish, fue eliminado. Lo asesinaron en un supuesto accidente de tráfico en 1948). Sobre los juicios políticos que se efectuaban en el país, Babel confesó haber opinado que el hecho de que los líderes militares más inteligentes fueran arrestados representaba no sólo cambios en las personalidades, sino también cambios generacionales. Confesó haber dicho todo esto.

    Y por último confesó también ser espía para Francia y Austria. Admitió que había establecido relaciones secretas en 1933 con el escritor francés André Malraux, con la ayuda de Ilya Ehrenburg. Le daba informes a André Malraux sobre el estado de la aviación soviética, sobre el equipo y la estructura del Ejército Rojo, sobre la economía soviética, sobre los arrestos masivos, y sobre el estado anímico de la intelligentsia. Babel habló también de sus viajes a París. Dijo que en 1932, durante su segundo viaje a esa ciudad, fue invitado del cineasta Granovsky. “Granovsky me invitó a negociar el guión de una película. En el departamento del actor Annenkov, al que yo visitaba con frecuencia en París, me encontré con Boris Souvarine (un historiador franco-soviético y biógrafo de Stalin). Souvarine me pidió libros y periódicos soviéticos. Recuerdo que le interesaba el destino de Radek, Rakovsky, y otros activistas de la Internacional Comunista…”

    Mi primer encuentro con Ilya Ehrenburg fue en un café de París. Era una reunión informal que se convirtió en una verdadera amistad sólo hasta mi regreso a París en 1933. En esa ocasión, Ehrenburg me presentó a André Malraux, de quien tenía una inmejorable opinión, como uno de los mejores representantes de los jóvenes radicales franceses. Malraux me admiraba como escritor y Ehrenburg me aconsejó tratar de reforzar la idea que Malraux tenía de mí.

    Después, Babel habló de Ehrenburg.

    Es comprensible que cuando Ehrenburg me encontró tan sombrío, me incitara a conversaciones antisoviéticas. Esas conversaciones demostraron que Ehrenburg y yo teníamos actitudes políticas similares. Y eso nos llevó a decidir el inicio de una organización que combatiera el sistema político soviético.

    El 15 de junio de 1939, Babel confesó no sólo ser un espía sino también un terrorista. Declaró saber de una conspiración tramada por Yezhov, con quien Babel mantenía relaciones por medio de la Sra. Yezhova. La Sra. Yezhova, a su vez, creó su propio grupo de conspiradores. Babel supo por ella misma que mantenía relaciones con Kosarev, el líder de la joven Liga Comunista, que estaba preparando un atentado contra las vidas de Stalin y Voroshilov. Y Babel estaba completamente de acuerdo con los planes de la Sra. Yezhova.

    Después, el 25 de junio de 1939 volvió a ser interrogado. Abundó: “Mi siguiente reunión con André Malraux en 1935 fue en el Congreso de París para la Defensa de la Cultura. En un principio yo no formaba parte de la delegación soviética y, como supe después, me invitaron junto con Pasternak ante la insistencia de André Malraux. En 1936, vi de nuevo a Malraux en la Unión Soviética en Tesseli, ciudad de Crimea, ante la presencia de Máximo Gorki. Ehrenburg expresó cierta reserva en cuanto al destino próximo de su protector Nikolai Bujarin, Ehrenburg también hizo preguntas sobre la nueva gente en el poder de la Unión Soviética, en especial sobre Yezhov. Durante la última visita de Ilya Ehrenburg, discutimos dos temas. Discutimos los arrestos que, según Ehrenburg, evitarían que los ciudadanos soviéticos se relacionaran con extranjeros. También hablamos de la guerra civil española”.

    Y luego, por último, Babel confesó ser un espía austriaco.

    Seyfulina me presentó a un austriaco llamado Bruno Steiner. Durante la primera Guerra Mundial, Bruno Steiner era oficial del ejército austriaco cuando los rusos lo hicieron prisionero, y finalmente se estableció en la Unión Soviética. Trabajaba en este país como representante comercial de una empresa austriaca. Seyfulina me lo presentó como un viejo amigo y me informó que Steiner tenía una habitación libre en su departamento. Steiner me rentó la habitación y eventualmente iniciamos una vivienda común al compartir gastos. Steiner permaneció en la URSS hasta 1936.

    Este relato fue la única evidencia del papel de Babel como espía austriaco.

    Al parecer este interrogatorio concluyó la investigación y el archivo de Babel debió ser transferido a la Corte. Pero por razones que aún no son del todo claras, el proceso entró de pronto en una demora. Al investigador Serikov se le destituyó del caso de manera abrupta y, tras un breve lapso, se designó a un nuevo investigador llamado Apokov. Al mismo tiempo, aparecieron en el archivo de Babel las firmas de dos investigadores, Schvartsman y Rodos, que después adquirieron fama como los principales torturadores de la NKVD. (Rodos fue mencionado por Kruschov en su discurso secreto en el Congreso del partido de 1956). Casi por la misma época Babel acudió a Beria con la petición de que le permitiera ordenar sus manuscritos. La petición fue denegada. Esos manuscritos contenían ensayos sobre el proceso de colectivización en Ucrania, materiales para un libro sobre Gorki, borradores de varios relatos, parte de una obra de teatro y un guión de cine.

    El 10 de octubre de 1939, Babel fue interrogado por Apokov. Durante este interrogatorio, Babel repudió todas sus confesiones anteriores. “Quiero que el interrogador tome en cuenta que en mis testimonios previos cometí otro delito estando en la cárcel. Hice acusaciones falsas contra mucha gente”. Sin embargo, esta retractación no ejerció influencia en las acusaciones finales contra Babel. Se le acusó de ser miembro activo de una organización trotskista contrarrevolucionaria. Además, se le acusó de ser un espía francés y austriaco y también se dijo que estaba involucrado en conspiraciones contra líderes del partido y del gobierno. Esas acusaciones las firmaron el investigador Apokov y algunos de sus superiores.

    El 5 de noviembre de 1939, Babel le escribió una carta al Procurador General de la Unión Soviética. En ella le pedía que le concediera una cita porque deseaba hacer una importante declaración. El 7 de noviembre de 1939, según testimonio de Pirozkhova, la viuda de Babel, la visitó un joven empleado de la policía secreta que le pidió pantalones, calcetines y pañuelos para Babel. Pirozkhova perfumó los pañuelos. De ese modo intentaba transmitirle a Babel por lo menos el olor de su casa.

    El 21 de noviembre de 1539, Babel envió otra petición al Procurador General. “En mi testimonio hay declaraciones erróneas e invenciones que atribuyen actividades antisoviéticas a gentes que trabajaban honesta y valientemente por el beneficio de la Unión Soviética. Pensar que mis palabras podían herir a mi patria me atormenta. Creo que mi deber es borrar esa terrible mancha de mi conciencia.” Entre tanto, Babel fue transferido de la prisión principal de la policía secreta en la Lubyanka a la cárcel de Butyrki. Desde ahí, Babel envió una tercera carta al procurador. “Envié dos cartas al Procurador General el 5 y el 21 de noviembre. Señalaba en ellas que mi testimonio contenía acusaciones en contra de gente inocente. No sé cuál fue el destino de dichas cartas. Pensar que mi testimonio no ayude a discernir la verdad sino que desvíe la investigación me atormenta todo el tiempo. Adjudiqué acciones antisoviéticas y tendencias antisoviéticas al escritor Ilya Ehrenburg (y a otros escritores y periodistas). Todas esas declaraciones son simples mentiras sin fundamento real. Conocí a todas esas personas como ciudadanos soviéticos honestos y dedicados. Di un falso testimonio contra ellos porque mostré debilidad humana durante el proceso de investigación”.

    El 25 de enero de 1940, Babel apeló al colegio militar de la Suprema Corte. “Di un testimonio falso contra varias personas inocentes y por eso pido que se le permita al procurador la revisión de mis declaraciones antes de pronunciar su sentencia.”

    Babel pidió que citaran a atestiguar a Voronsky, Ehrenburg, Seyfulina y otros que lo conocían bien. También pidió permiso para revisar su propio archivo. Su última petición fue denegada. El 26 de enero de 1940 lo enjuiciaron. El proceso judicial se llevó a cabo en la oficina de Beria en la cárcel de Butyrki. Beria tenía una oficina privada en cada prisión de Moscú. Trabajaba en esas oficinas de noche, interrogando y torturando a sus víctimas, mientras durante el día esas mismas oficinas servían para efectuar procesos judiciales. Babel compareció ante tres miembros del colegio militar de la Suprema Corte. El presidente era Ulrikh y los miembros eran Kandybin y Dmitriev. El caso Babel, como los demás, se resolvió en unos 20 minutos. Babel hizo una declaración breve. “Soy inocente. No soy un espía. Nunca actué en contra de la Unión Soviética. Mentí en mi testimonio sobre mi mismo y sobre otros porque me obligaron a hacerlo”. La sentencia fue de muerte.

    Esa sentencia se llevó a cabo el 27 de enero de 1940 en Moscú. “Información sobre el lugar de entierro no disponible”, según una leyenda en el archivo.

    REHABILITACIÓN

    El 25 de enero de 1954, la esposa de Babel, Antonina Nikolayevna Pirozkhova escribió una carta al Procurador General de la Unión Soviética. “El escritor Babel fue sentenciado a 10 años sin derecho a correspondencia. Según los informes que recibí en todos estos años de la oficina de información del Ministerio del Interior de la Unión Soviética, mi esposo vive y está prisionero en un campo de concentración. Como Babel es un escritor talentoso y como han pasado más de 10 años desde su arresto, me gustaría que Ud. revisara el caso Babel una vez más para mejorar su suerte”.

    Su petición fue concedida y un procurador militar llamado Dolzhenko revisó el caso. En junio de 1954, concedió a Pirozkhova una entrevista. Según ella la conversación fue así:

    P: ¿Revisó el archivo de Babel?

    D: Lo tengo aquí, frente a mí.

    P: ¿Cual es su impresión?

    D: Son puros sinsentidos.

    Aun así, para rehabilitar a un hombre inocente el régimen necesitaba testimonio de por lo menos tres gentes. Estas son tres declaraciones sobre el comportamiento de Babel para la oficina del Procurador.

    EKATERINA PESHKOVA, LA PRIMERA ESPOSA DE MÁXIMO GORKI, DECLARÓ EL 16 DE JULIO DE 1954.

    Conocí al escritor Babel por el tiempo en que Gorki regresó a la Unión Soviética en 1928-1931. Lo vi con frecuencia durante los veranos de 1934 y 1935 cuando visitó a Gorki en su dacha. Babel venia a menudo, y un verano cuando vivía más cerca, llegaba todos los días. Gorki tenía muy buena opinión de Babel como escritor. Admiraba su extraña habilidad con los cuentos. Por otra parte, Gorki pensaba que Babel tenía la facultad para escribir también novelas… Babel era un patriota soviético. Hablaba con admiración sobre los cambios en la gente, los cambios que observaba durante sus frecuentes viajes por el país. Gorki escuchaba siempre con suma atención las historias de Babel. Me sorprendió el arresto de Babel porque siempre supe que era un verdadero soviético.

    TESTIMONIO DE ILYA EHRENBURG, JULIO 16 DE 1954:

    Conocí a Babel de 1926 a 1938. Nos veíamos con frecuencia. Hablé con él muchas veces. Era un escritor soviético honesto que defendía nuestras ideas tanto dentro como fuera del país. Desde un punto de vista ideológico, Babel era un comunista. Siempre reprobó a los trotskistas. Gorki me dijo que pensaba que Babel era un estupendo escritor y un hombre honesto. Yo presenté a Babel con André Malraux. En esa época, Malraux estaba muy ligado a los comunistas franceses. Fue miembro activo de la organización del Congreso de Escritores antifascista en 1935, junto con Henri Barbusse y otras gentes. Después de la guerra, Malraux se volvió anticomunista y seguidor de De Gaulle. Pero cuando Babel lo conoció en París, Malraux disfrutaba de la confianza de los círculos tanto soviéticos como franceses. Considero que Babel es un prosista soviético extraordinario. Sus obras son ampliamente conocidas en el exterior y tanto nuestros amigos como nuestros enemigos consideran su obra como un ejemplo primordial de literatura comunista.

    TESTIMONIO DE VALENTYN KATAYEV, JULIO 24 DE 1954:

    Conocí a Babel de 1919 a 1920 cuando trabajamos juntos en Odessa como activistas. Babel acababa de regresar del Ejército Rojo y estaba escribiendo sus relatos de La caballería roja. Todos disfrutaron esas historias y yo entre ellos. En ese tiempo, Babel ya era un escritor conocido porque Máximo Gorki publicaba sus cuentos en su periódico (pre-revolucionario) Crónica. Babel me sorprendía con la agudeza y peculiaridad de su estilo. Después de mudarme a Moscú en 1922, lo vi a menudo en casa de Mayakovski. Mayakovski admiraba el talento de Babel y publicó su relato “Sal” en su periódico, lo consideraba uno de los escritores más importantes de la época. También Gorki expresó su admiración por Babel en muchas ocasiones. Gorki escogió a Babel de entre otros autores jóvenes como yo e incluso nos aconsejaba estudiar su obra. Babel fue sin duda un defensor del poder soviético, expresaba admiración por la inteligencia de Lenin, y pensaba que la Revolución de Octubre abría una nueva página en la historia del mundo.

    Si pienso en el talento de Babel como escritor, tengo dos opiniones. Hace muchos años, me encantaban los relatos de Babel. Pero ahora, me parece que lo que escribía era pretencioso y algo rebuscado. Pero todo en el mundo cambia y me parece ahora que Babel también habría cambiado su estilo. No me gusta tanto La caballería roja porque ahora veo de manera distinta los acontecimientos de nuestro gran pasado revolucionario… Pero aun así este libro contiene muchas cosas valiosas y patrióticas. Y eso no puede negarse.

    El 18 de diciembre de 1954, el colegio militar de la Suprema Corte declaró: “Muchas gentes que se mencionaron en el testimonio de Babel y que, como él aseveró, estaban involucradas en actividades criminales, como Ehrenburg, Katayev y Leonov, nunca fueron arrestadas ni interrogadas. Uritsky y Gladun repudiaron después sus testimonios y los tacharon de meras invenciones. Los investigadores Rodos y Schvartsman están detenidos actualmente por falsificar los archivos de interrogatorios. De modo que el colegio militar de la Suprema Corte de la Unión Soviética decide: cancelar la sentencia previa del colegio militar de la Suprema Corte del 26 de enero de 1940, respecto a Isaac Babel porque ahora existen nuevas circunstancias. Y así se clausura el archivo”.

    Junto con este reporte, la viuda de Babel recibió la falsa notificación de que Babel había muerto en un campo de trabajos forzados el 17 de marzo de 1941. Hasta ahora, siempre se había dado ésta como su fecha de muerte. Sus manuscritos desaparecieron. Si se hubieran conservado, añadirían nuevas y memorables páginas a la crónica de la Revolución Rusa, con su combinación de entusiasmo masivo, absurdo, ingenuo, y una crueldad pocas veces rebasada.

    “íLuchemos hasta la muerte por la revolución mundial!”, exclama el comisario ruso de Babel mientras lleva a sus tropas a la batalla, en La caballería roja Hoy, a una distancia de 70 años, todo el mundo sabe que la batalla está perdida. La visión de una revolución mundial se desvaneció, mientras la Unión Soviética enfrenta escasez de artículos básicos. Babel podría haber escrito otro buen relato sobre esto. Pero murió hace más de medio siglo, y aunque siguiera vivo, estaría ya muy viejo para hacerlo.

    Cuando su amigo Eduard Bagritsky murió de muerte natural en 1936, escapando así a las garras de la policía secreta, Babel escribió: “Recuerdo mi última charla con Bagritsky. Es tiempo de abandonar las extrañas ciudades, y de volver a casa, a Odessa. De rentar una pequeña casa en las afueras de la ciudad, escribir relatos, envejecer. Nos imaginábamos como dos ancianos caballeros, gordos e inteligentes, tomando el sol de Odessa junto al mar, en el bulevar, admirando a las mujeres que pasaban… Nuestros deseos no llegaron a cumplirse”."
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    ¿Motivo de la ejecución de Isaak Babel? Empty Re: ¿Motivo de la ejecución de Isaak Babel?

    Mensaje por GagarinCCCP Dom Mar 22, 2020 1:03 am

    Por último, parece que Galeano dejó un breve texto sobre el asunto:

    "Isaac Babel era un escritor prohibido. Él explicaba:

    —Es que he inventado un género nuevo: el silencio.

    En 1939, fue preso.

    Al año siguiente, fue juzgado.

    El juicio duró veinte minutos.

    Confesó que había escrito libros en los que su visión pequeñoburguesa distorsionaba la realidad revolucionaria.

    Confesó que había cometido crímenes contra el Estado soviético.

    Confesó que había hablado con espías extranjeros.

    Confesó que en sus viajes al exterior había tenido contactos con trotskistas.

    Confesó que estaba enterado de un complot para asesinar al camarada Stalin, y no lo había denunciado.

    Confesó que se había sentido atraído por los enemigos de la patria.

    Confesó que era falso todo lo que había confesado.

    Lo fusilaron en la noche de ese día.

    Su mujer se enteró quince años después"
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    ¿Motivo de la ejecución de Isaak Babel? Empty Re: ¿Motivo de la ejecución de Isaak Babel?

    Mensaje por camaradaneos Dom Mar 22, 2020 1:59 am

    la “dictadura del proletariado y el campesinado” se disfrazó de “centralismo democrático” para justificar la hegemonía del Partido
    Absurdo

    Para que Gorki lo tubiera "apadrinado" sin duda sería talentoso, no voy yo a juzgar sus fines políticos, creo que para eso habría que leerlo, además sin conocer en profundidad los cargos que le imputaban y como se desarrolló el proceso sería hablar por hablar, pero como dije la rehabilitación de su figura por Jruschov, el mayor contrarrevolucionario de la época, a mi personalmente me da mala espina, que se llamara a si mismo el “maestro del silencio”, nose, llámalo pálpito, pero si me apeteciera leer novelas sobre cosacos me quedo con Shólojov.

    El tema de los topos en el partido y demás puede sonar conspiranoico, pero en el colosal crecimiento de integrantes del partido de la época evidentemente no todos eran bienintencionados, hay datos al respecto. Los elementos hostiles venían de todo el mundo capitalista exterior y de los residuos del zarismo mayoritariamente y no de "los revolucionarios de siempre", creo que si les molestó el capitalismo de estado en que derivó la NEP de Lenin no eran tan revolucionarios, pero sí este no es el sitio para ese (eterno)debate asique mejor no me voy por las ramas Laughing


    Treinta años atrás, el escritor soviético Ilya Ehrenburg, un amigo cercano de Babel, fue el primero en discutir su destino en una publicación soviética. En sus memorias, People, Years, Life, Ehrenburg sugirió una razón obligada del arresto de Babel: ser amigo de la esposa de Nikolai Yezhov y visitarla a menudo en su departamento.
    esto ya lo había leido no se en donde, me suena a cuento chino


    El caso se originó supuestamente en 1934, cuando el conocido de Babel, Dmitri Gayevsky, caracterizado por su interrogador como “un terrorista trotskista”, a quien luego juzgaron y ejecutaron, hizo la siguiente declaración: “Debido a que Stalin y el Comité Central encabezado por él eran los únicos organizadores del plan quinquenal, debíamos concentrar nuestras actividades subversivas sobre todo contra Stalin y sus compañeros usando todos los medios posibles. Como no podíamos atacar a Stalin o al Comité Central directamente, teníamos que proceder de manera cuidadosa difundiendo anécdotas, insidias, rumores, mentiras. Primero, había que presentar al enemigo como alguien que sólo merecía desprecio”.

    El 9 de julio de 1937, un escritor arrestado, N. Zarudin, ejecutado posteriormente, hizo la siguiente declaración durante el interrogatorio:

    Voronsky (un importante editor) conversaba con escritores como yo, Katayev, Babel y otros con el fin de fomentar en nosotros odio y hostilidad hacia los líderes del partido comunista. Voronsky preparaba un acto terrorista en contra de Yezhov. Planeaba pretextar una reunión literaria en el departamento de Yezhov. En ella, según un plan previamente elaborado, debían estar presentes no sólo los miembros de la conspiración y los ejecutores, sino también los escritores Pilnyak y Babel.

    Alexander Voronsky era, en la década de 1920, el editor de Krasnaia Nov’ (Tierra Virgen Roja), la mejor revista literaria de la época. Era en efecto un defensor de Leon Trotsky antes de que lo relevaran de sus responsabilidades editoriales, lo enviaran a exilio, le arrestaran y no se volviera a saber nada de él. El otro escritor mencionado en el testimonio de Zarudin, Boris Pilnyak, era una de las figuras literarias más importantes de los años veinte y treinta. También escribió un cuento muy perjudicial a la reputación de Stalin. Hubo un segundo grupo de declaraciones especialmente nocivas para Babel poco antes de su arresto. Las más devastadoras debieron ser las de Semyon Uritsky, editor en jefe del Periódico campesino, un semanario de Moscú. El 11 de mayo de 1939, dijo haber conocido a Babel en el departamento de Evgeniya Yezhova (Hayutina) en Kiselnii Lane.

    En una reunión en Moscú, Babel estaba de muy mal humor. Le pregunté la causa. Evgeniya Yezhova contestó por él. Dijo que entre los arrestados y condenados hay personas cercanas a Babel. Luego, cuando vi a Yezhova fuera del Kremlin hablamos de Babel. Me contó que Babel conocía no sólo a los trotskistas del ejército, sino también a los que estaban entre los ucranianos. Y por consiguiente, que el arresto de cualquier comandante militar importante, conduciría al arresto inevitable de Babel. Sólo su fama en Europa podría salvarlo.[...]
    esto demuestra que se movía en círculos trotskistas

    Cuatro años después, Babel también fue citado denunciando el juicio de Nikolai Bujarin en 1938. Dijo: “Ese es un proceso terrible… A Bujarin, Rykov, Rakovsky, Rozengoltz se les enjuició deliberadamente junto a delincuentes comunes, espías, ex-policías. Morirán con la convicción de que junto con ellos también mueren su ideología y la misma revolución comunista. La razón es que Trotsky pudo persuadirlos de que la victoria de Stalin significaba la muerte de la revolución”.
    Si esto lo declaró en un juicio no se puede argumentar que lo hizo bajo tortura como con las confesiones del 40

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