Valeria Sleiman y Guido Lissandrello - CEICS
El Aromo n° 82: "Donde el barro se subleva..."
La dinámica facciosa con la que se maneja la izquierda trotskista imposibilita el desarrollo del Partido revolucionario y diluye su fuerza en la acción contra la burguesía. Insistimos en la realización de un congreso único de la izquierda que tenga como objetivo la formación de un Partido Socialista y Revolucionario unificado
Tres son los partidos que conforman el Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT): Izquierda Socialista (IS), Partido Obrero (PO) y Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS). Y tres fueron los encuentros convocados, de octubre a esta parte, individualmente por cada uno de los partidos: el segundo Encuentro Sindical Combativo (ESC), el Congreso de la Izquierda y el Movimiento Obrero (CIMO) y el Acto en Argentinos Juniors. Tres congresos para tres partidos, dejan en claro que el eje no está puesto en el fortalecimiento del FIT. Los debates que se suscitaron en cada uno de ellos, lo confirma. Lo que está en juego es el destino de la herramienta política más avanzada que tiene en sus manos la clase obrera: ¿Cuál va a ser el norte del FIT? ¿Luchará por el gobierno de los trabajadores o es un simple frente electoral? Veamos.
El ESC y el fracaso de la amplitud
La segunda edición del ESC, de la cual se bajó el PTS, fue motorizada por IS. Circunscripto al plano sindical y celebrado por su “amplitud”, el ESC mostró nuevamente la pretensión de aliarse con grupos contrarios al FIT (como el “Perro” Santillán y el Frente Popular Darío Santillán). En las siete comisiones de trabajo y el plenario general de cierre, las discusiones y consignas se mantuvieron en el nivel sindical (participación en luchas, cobro de adicionales para fin de año, reapertura de paritarias, etc.). No hubo un mínimo debate político en torno a la construcción de un partido revolucionario y la conquista del poder por los trabajadores.
Razón y Revolución estuvo presente y planteó la única moción de carácter estrictamente política. Nuestra propuesta era clara: un encuentro que pretende contribuir a la lucha de los trabajadores debe avanzar en el terreno político. Para dar una lucha en ese plano, la clase obrera ya tiene una herramienta: el FIT. Por eso, el ESC debía pronunciarse en su apoyo y llamar a un congreso político del movimiento obrero en su conjunto, que unifique a los tres partidos existentes. Está claro que una perspectiva de este tipo implicaba romper con varias de las agrupaciones que allí se hicieron presentes, más aún cuando la tan mentada “amplitud” ya había dado pruebas de su fracaso en esta misma segunda edición del ESC: de los 2.000 asistentes al primero, solo quedaron 650.
Como contrapartida, en la totalidad de las comisiones se esgrimió una moción contraria a la nuestra (en la mayoría de los casos propuesta por IS, para nuestra sorpresa) consistente en profundizar el encuentro sindical independiente de la política partidaria. Es decir, no solo caían en el macartismo más lamentable, sino que negaban el principio elemental de cualquier marxista: la construcción de un partido. Su excusa es que había presentes “compañeros” del peronismo, del radicalismo e independientes que se acercaban. Queda claro que el ESC repudió la construcción política tanto en sus intervenciones como también en el documento que se publicó, que no solo no alude al FIT o a la propuesta del socialismo, sino que ni siquiera denuncia la naturaleza burguesa del Gobierno ni encarna la diferencia política sustancial que separa la lucha de la izquierda de las burocracias sindicales. Esto es, que buscamos un gobierno socialista de los trabajadores y por eso nuestra lucha no es solo sindical, sino política. En realidad, este encuentro no es “amplio”, sino bien restringido a un programa: el reformista.
Como era de esperarse por sus convocantes, se destacó la presencia de ferroviarios y trabajadores estatales, donde intervienen el “pollo” y el “perro” respectivamente. También se contaron representantes de Luz y Fuerza y algunas cooperativas. La amplitud buscada tampoco sirvió para encolumnar otras fracciones de la clase por fuera de donde estos dirigentes tienen intervención directa. IS depende de la convocatoria del Pollo y, quizás por ello, se refugia en la “amplitud” como forma de poder convocar a otros sectores por fuera de los ferroviarios.
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El Aromo n° 82: "Donde el barro se subleva..."
La dinámica facciosa con la que se maneja la izquierda trotskista imposibilita el desarrollo del Partido revolucionario y diluye su fuerza en la acción contra la burguesía. Insistimos en la realización de un congreso único de la izquierda que tenga como objetivo la formación de un Partido Socialista y Revolucionario unificado
Tres son los partidos que conforman el Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT): Izquierda Socialista (IS), Partido Obrero (PO) y Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS). Y tres fueron los encuentros convocados, de octubre a esta parte, individualmente por cada uno de los partidos: el segundo Encuentro Sindical Combativo (ESC), el Congreso de la Izquierda y el Movimiento Obrero (CIMO) y el Acto en Argentinos Juniors. Tres congresos para tres partidos, dejan en claro que el eje no está puesto en el fortalecimiento del FIT. Los debates que se suscitaron en cada uno de ellos, lo confirma. Lo que está en juego es el destino de la herramienta política más avanzada que tiene en sus manos la clase obrera: ¿Cuál va a ser el norte del FIT? ¿Luchará por el gobierno de los trabajadores o es un simple frente electoral? Veamos.
El ESC y el fracaso de la amplitud
La segunda edición del ESC, de la cual se bajó el PTS, fue motorizada por IS. Circunscripto al plano sindical y celebrado por su “amplitud”, el ESC mostró nuevamente la pretensión de aliarse con grupos contrarios al FIT (como el “Perro” Santillán y el Frente Popular Darío Santillán). En las siete comisiones de trabajo y el plenario general de cierre, las discusiones y consignas se mantuvieron en el nivel sindical (participación en luchas, cobro de adicionales para fin de año, reapertura de paritarias, etc.). No hubo un mínimo debate político en torno a la construcción de un partido revolucionario y la conquista del poder por los trabajadores.
Razón y Revolución estuvo presente y planteó la única moción de carácter estrictamente política. Nuestra propuesta era clara: un encuentro que pretende contribuir a la lucha de los trabajadores debe avanzar en el terreno político. Para dar una lucha en ese plano, la clase obrera ya tiene una herramienta: el FIT. Por eso, el ESC debía pronunciarse en su apoyo y llamar a un congreso político del movimiento obrero en su conjunto, que unifique a los tres partidos existentes. Está claro que una perspectiva de este tipo implicaba romper con varias de las agrupaciones que allí se hicieron presentes, más aún cuando la tan mentada “amplitud” ya había dado pruebas de su fracaso en esta misma segunda edición del ESC: de los 2.000 asistentes al primero, solo quedaron 650.
Como contrapartida, en la totalidad de las comisiones se esgrimió una moción contraria a la nuestra (en la mayoría de los casos propuesta por IS, para nuestra sorpresa) consistente en profundizar el encuentro sindical independiente de la política partidaria. Es decir, no solo caían en el macartismo más lamentable, sino que negaban el principio elemental de cualquier marxista: la construcción de un partido. Su excusa es que había presentes “compañeros” del peronismo, del radicalismo e independientes que se acercaban. Queda claro que el ESC repudió la construcción política tanto en sus intervenciones como también en el documento que se publicó, que no solo no alude al FIT o a la propuesta del socialismo, sino que ni siquiera denuncia la naturaleza burguesa del Gobierno ni encarna la diferencia política sustancial que separa la lucha de la izquierda de las burocracias sindicales. Esto es, que buscamos un gobierno socialista de los trabajadores y por eso nuestra lucha no es solo sindical, sino política. En realidad, este encuentro no es “amplio”, sino bien restringido a un programa: el reformista.
Como era de esperarse por sus convocantes, se destacó la presencia de ferroviarios y trabajadores estatales, donde intervienen el “pollo” y el “perro” respectivamente. También se contaron representantes de Luz y Fuerza y algunas cooperativas. La amplitud buscada tampoco sirvió para encolumnar otras fracciones de la clase por fuera de donde estos dirigentes tienen intervención directa. IS depende de la convocatoria del Pollo y, quizás por ello, se refugia en la “amplitud” como forma de poder convocar a otros sectores por fuera de los ferroviarios.
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