ander escribió:el compañero "armatumente" habla sobre las condiciones objetivas y subjetivas. yo digo lo siguiente: acaso las condiciones objetivas y subjetivas no llevan a que un frente armado revolucionario es necesario? cuantos militantes de la JUCO y lideres sociales han muerto solamente en el 2015? van 118 compañeros y la cuenta va a seguir creciendo si no se establece una defensa, tienes que tener claro que la burguesía por medio de su violencia estructural no va a permitir ninguna opción de cambio!!! ningunaa!!! y que hace la JUCO y el PCC? simplemente hacer denuncias publicas, sacar panfletos de " no nos silenciaran" etc etc. pero en realidad sus acciones son contundentes para solucionar la coyuntura? no crees que es necesario defenderse de los envites del capital? y si se estan defendiendo dígame como lo hacen, porque no lo veo!!!!!!!!!!
Vamos a tomarnos esto con calma. Creo que es suficientemente claro que el PCC y la JUCO han puesto sus muertos (se te olvida que ese número también es de Marcha Patriótica) y que reciben amenazas una y otra vez cada semana; la última de gran magnitud fue el tiroteo contra Imelda Daza durante una charla con militantes de la JUCO. Pero ¿por qué se le apuesta a la salida negociada al conflicto y no a la militar? ¿Por qué se piensa en esa vía y no en otra?
En primer lugar, me basaré en un autor que aunque no es marxista, si parte de ciertos elementos de el marxismo, Nazih Richani. Él habla de que en Colombia se consolidó un "sistema de guerra". Un "sistema", desde los funcionalistas, es un conjunto de elementos que interactúan entre sí y son estables. Los análisis políticos sistémicos, siendo profundamente liberales, tienen alguna que otra utilidad desde la ciencia política (mi campo de estudio). Las insurgencias, los paramilitares y el Estado se encuentran en un "equilibrio negativo", es decir, se matan pero ninguno se logra imponer a otro. Obviamente esto significa que no es posible la vía armada en Colombia si precisamente lo que hay es alargamiento y no victoria posible.
En ese sentido, ya durante el gobierno de Turbay Ayala, Gilberto Vieira White, secretario del PCC de ese entonces, postuló la salida negociada al conflicto social y armado y una apertura democrática. Esto significa que debido a ese equilibrio negativo, la salida debe ser negociada.
Ahora, si lo pensamos en términos de Gramsci ("Análisis de situaciones. Relaciones de fuerza."), lo que se hace es poner la contradicción, expresada fuertemente en la lucha político militar, en un campo mucho más reducido, que es la de la política legal. Eso significa que o 1) acontece un proceso de tensionamiento social que lleve a que los comunistas lleguen al poder mediante una vía legal o 2) se desate un conflicto de aún mayor escala. (Este análisis con categorías de Gramsci es algo más pensado por mí que por mi organización).
Por otra parte, hay que entender la composición del bloque dominante: la burguesía financiera quiere una paz a lo Alianza Democrática M-19: que se salgan de la vía armada para que "no jodan". Es decir: los burgueses financieros quieren que las empresas mineras y petroleras entren a saco al país y que no hayan voladuras de oleoductos o zonas a las que no entren.
La terrateniente se caracterizan por acumular por despojo: roban tierra contratando paramilitares (cosa que también hacen los capitales internacionales, como lo hizo Chiquita Brands), pero es tal la desigualdad en el campo que no es, ni siquiera desde lo más capitalista, productivo: un gini rural de 0,91 es un gravísimo problema.
Aun así, los capitalistas no tienen problema con la guerra. La paz es una demanda de los y las comunistas de Colombia, porque es una crisis de redifinición de la política.
Por otro lado, pensemos que el Estado es desigual en el territorio que controla teóricamente. Mientras en Bogotá el control es claro, en zonas como el Catatumbo, el Estado colombiano no controla e inclusive negocia con los terratenientes y poderes regionales. para poder tener algún mínimo de control.
La reforma agraria, punto uno de la agenda de las negociaciones, es lo que más teme Londoño, Uribe, Lafourie, Ordoñes y Cabal, porque es reestructurar la tenencia y uso de la tierra y por ende, poner en cuestión la fuente económica del poder de las regiones rurales y no desarrolladas de Colombia.
En cuanto a medidas de seguridad, hay cosas que no se pueden contar por la misma.