Wall Street, Nazis y La Revolución Bolchevique

Entrevista realizada en 1980 por Stanley Monteith de Radio Liberty al profesor Antony C. Sutton.

El gran desconocimiento de la historia es lo que hace que se digan burradas como la de que millonarios de Wall Street financiaron a la Revolución Bolchevique. Una tesis que suele sostenerse, especialmente en círculos ultraderechistas y conspiranoicos, como también por historiadores poco serios, como Gary Allen o Antony Sutton.

Ciertamente Wall Street deseaba la caída del zarismo en Rusia, hecho que sucedió en febrero de 1917, cuando el zar fue sustituido por lo que podríamos llamar un gobierno liberal-burgués, el de Kerensky, que probablemente contara con la bendición yanqui. Pero posteriormente, en octubre de 1917 (aprovechando el caos reinante), este gobierno sería tumbado por los bolcheviques; con el que difícilmente EEUU estuviera muy de satisfecho, pues desde 1918 a 1922 financió al conocido como Ejército Blanco, provocando con ello una cruenta guerra civil, tras la cual, al ver que con ella no podía tumbar el gobierno bolchevique recién instaurado, se dedicaría entonces a apoyar al fascismo y a todas las dictaduras anticomunistas de los países cercanos para frenar el avance de lo que denominaban el terror rojo, algo a lo que Estados Unidos denominó el cordón sanitario.

Además, que existan capitalistas y banqueros que financien revoluciones (que los hay) es algo muy viejo. En España, sin ir más lejos, tenemos al multimillonario trotskista Jaume Roures vendiendo libros del Che, Lenin y Marx como suplemento del diario progre-neoliberal Público. Capitalistas anticomunistas como Henry Ford instalaron sus plantas de producción de automóviles en territorio de la URSS durante los los en que el naciente país soviético buscaba industrializarse y salir de su atraso secular. De la misma forma que hay empresarios occidentales que tienen negocios con el régimen de Corea del Norte y no por ello dicho régimen está financiado por capitalistas. Los soviéticos acusaban a los nazis de estar financiados por grandes banqueros y capitalistas, por lo que sólo podían ser a su vez capitalistas y no socialistas como pregonaban. A su vez, los bolcheviques recibieron ayudas financieras (aunque las más decisivas vinieron del Alto Estado Mayor alemán). Sin él, Lenin no habría llegado a Petersburgo en el famoso "tren sellado" ni habría podido hacer toda su masiva propaganda, y no por eso dejaron de ser lo que fueron. Unos banqueros acuden simplemente a la ganancia esperada en determinado régimen o proceso político, y otros pueden incluso simpatizar con lo que ven como un experimento social histórico.