El diario de Asier escribió:¿Los extremos se tocan?Cuando el lector aprecie el título, seguramente no sabrá si hablamos de anatomía, geometría o geomorfología. Quién sabe. Sin embargo, si aclaramos el tema y decimos que hablamos de política, enseguida nos familiarizaremos con la cabecera del texto. Debido a la coyuntura socioeconómica y política que atravesamos y el agravamiento de la lucha de clases, en la cual, como diría Antonio Gramsci,
”el viejo mundo se muere, el nuevo tarda en nacer y en ese claroscuro surgen los monstruos”, es cuando, también, brotan, como champiñones, frases del mismo calibre que el título del texto. Porque los extremos se tocan. Porque tanto comunismo (el nuevo mundo) y el monstruo que surge cuando aún no se ha dado el respectivo salto cualitativo de un sistema económico caducado al que le prosigue (el socialismo), son lo mismo. Comunismo y fascismo son lo equivalente y no hay nada más que decir o argumentar.
Según la definición que da la Real Academia Española (RAE) al término extremo,ma:
(Del lat. extrēmus).
1. adj.
Dicho de una cosa: Que está en su grado más intenso, elevado o activo. Frío, calor extremo.2. adj.
Excesivo, sumo, exagerado.Suponemos que cuando un individuo afirma que tanto el socialismo o el comunismo y el fascismo se tocan y se asemejan porque ambas cosas son ”el extremo” de algo establecido y considerado como idea eterna y estática (obviamente hablamos del capitalismo), probablemente lo diga por ”los métodos exagerados e intensos” de aplicación de uno y otro, desconociendo, evidentemente, de qué habla o cuáles son los métodos que él mismo menciona y directamente desconociendo qué es el comunismo y qué es el fascismo.
”A esa justificación -como dijo Friedrich Engels-
tenemos que contestar con Spinoza: ignorantia non est argumentum, la ignorancia no es argumento”.No vamos a pararnos a analizar los fundamentos filosóficos, políticos y económicos del socialismo científico ya que no creemos que sea necesario entrar en materia tan profunda para aclarar un tema, que a priori debería ser sencillo de hacerlo. Es por ello que, para más de uno, el texto vaya a resultar bastante superficial.
Como hemos mentado anteriormente, cuando alguien, un individuo, afirma con orgullo que tanto comunismo y fascismo son extremos (extremos de una Idea eterna e inmóvil establecida por ”lo natural” y con cierto sabor a Ilustración), lo hace siempre desde la más absoluta ignorancia política. El individuo no sabe que el comunismo es un sistema económico basado en la socialización de los medios de producción, la abolición del trabajo asalariado y la desaparición del Estado y las clases sociales, valga la redundancia, entre otras cosas.
El individuo no sabe que, como dijo Lenin en su famosa obra El Estado y la revolución,
”el comunismo procede del capitalismo, se desarrolla históricamente del capitalismo, es el resultado de la acción de una fuerza social”. Es decir, tanto el socialismo como su ulterior fase, el comunismo, son ”productos” de las contradicciones internas del sistema capitalista, entre otras, la que opone el carácter socialista del trabajo y el carácter privado de apropiación por un puñado de capitalistas. Es decir, lo que es producto del trabajo de muchos trabajadores que trabajan socialmente planificados en una empresa, es después extraído o robado por un puñado de capitalistas. Lo cual confirma brillantemente la contradicción fundamental del capitalismo, mencionada líneas más arriba.
Por otra parte, cuando hablamos de métodos para ”conseguir nuestros propósitos”, es decir, la destrucción del sistema capitalista y todo los aparatos políticos, burocráticos-militares, policiales, judiciales y religiosos, entre otras cosas, que dicho sistema económico engendra, es evidente que afirmamos que lo vamos a llevar a cabo de un modo violento, es decir, mediante la revolución socialista. ¿Significa esto que nos gusta la violencia? La respuesta es, obviamente, negativa. No nos gusta la violencia, no somos fanáticos del sadismo, como la mayoría de movimientos islámicos financiados por el imperialismo Occidental. Sin embargo, somos conscientes de que la única manera de destruir el putrefacto y tiránico sistema económico capitalista, es mediante la violencia organizada. Como diría Engels,
”la violencia es el instrumento con el cual el movimiento social se impone y rompe formas políticas rígidas y muertas”, ”la violencia es -en palabras de Karl Marx-
la comadrona de toda vieja sociedad preñada de otra nueva”.De hecho, la violencia que ejerce la clase obrera organizada y guiada por un Partido Comunista de vanguardia contra la burguesía y su Estado, no es que solo ejerza un papel revolucionario, como la Historia nos lo viene demostrando, sino que también es completamente legítima. La violencia que la clase obrera ejerce contra sus enemigos de clase, contra su contrario, es decir, contra la burguesía, es legítima en la medida que se ejerce conforme a las leyes del desarrollo histórico de la sociedad humana, o también como instrumento del que se vale el proletariado para combatir el terrorismo de Estado, la barbarie del capitalismo, la pobreza a la cual condena el sistema a miles de seres humanos desposeídos y las guerras imperialistas. Por eso es legítima. Porque pasa de ser un acto de resistencia a ser un acto revolucionario que destruye el viejo mundo ya caducado.
El mismísimo militante comunista vasco, Argala, habla sobre la legitimidad de la violencia que ejerce la clase obrera contra las instituciones burguesas y, en general, contra el modo de producción capitalista:
”Condenar cualquier tipo de violencia popular es una brutal necedad y una muestra clara de incapacidad (por parte de quien la condena) para salirse de las perspectivas ideológicas de la clase explotadora. Los pueblos no practican la violencia por gusto de hacerlo sino impulsados por la acuciante necesidad de adquirir un derecho humano: el derecho a la libertad en las relaciones sociales. La violencia popular es siempre defensiva frente a la violencia institucionalizada de la clase explotadora, y por lo tanto completamente legítima”.
Prosigamos. Para destruir el Orden burgués establecido a costa de la miseria de la clase trabajadora, es necesaria la ”implantación” de la dictadura revolucionaria del Proletariado, la cual en palabras de Lenin,
”es la guerra más abnegada y más implacable de la nueva clase contra un enemigo más poderoso, contra la burguesía, cuya resistencia se ve decuplicada por su derrocamiento… La dictadura del proletariado es una lucha tenaz, cruenta e incruenta, violenta y pacífica, militar y económica, pedagógica y administrativa contra las fuerzas y las tradiciones de la vieja sociedad”.Un acto donde una clase derroca a otra, mediante la expropiación directa y masiva de los medios de producción y tierras que posee una minoría compuesta por terratenientes y capitalistas. Un acto donde se promulga la Revolución Cultural a las masas oprimidas, educadas con los nuevos valores comunistas. Un acto que, a fin de cuentas, demuestra el poder de la clase obrera organizada en ejércitos populares.
”Democracia -dice Lenin-
para la mayoría gigantesca del pueblo y represión por la fuerza, es decir, exclusión de la democracia, para los explotadores, para los opresores del pueblo: he ahí la modificación que sufrirá la democracia en la transición del capitalismo al comunismo”.Normalmente, quien condena la violencia popular lo hace haciendo uso de la moral burguesa que se nos inculca, y no desde una perspectiva proletaria. Dicho esto, quedan explicados ”los métodos” y sus porqués que la clase obrera utiliza para llevar a cabo sus propósitos de derrocar y eliminar a sus enemigos de clase. También queda explicado, brevemente, qué es el comunismo.
Por otra parte, el fascismo (lo que el populacho interpreta como el otro extremo, a la derecha), no es una ciencia como el marxismo, ni tampoco un sistema económico como el socialismo. Es decir, la equivalencia del ”los extremos se tocan” pierde fuelle nada más definimos los dos ”extremos”. ”Los métodos” que la gente denuncia al fascismo, son los que también denuncian al socialismo: la violencia y ”la falta de libertades”.
Por ejemplo, ”en la URSS se enaltecía el culto a la personalidad, como en la Alemania nazi”, clama la gente. ”En la URSS adoctrinaban a los niños en los Komsomol (organización juvenil del Partido Comunista de la Unión Soviética), como en la Alemania nazi hacían con las Juventudes Hitlerianas”, claman otros. La verdad es que en dichas afirmaciones nada hay de cierto, pues de sobra se sabe que aquellos que enaltecieron al culto a la persona de Stalin, fueron los mismos que tras la muerte del estadista, llevaron a cabo la famosa ”desestalinización”, es decir, Karl Radek, Nikita Khrushchev y Anastas Mikoyan, al igual que en China con Mao lo hicieron los Lin Piao, Deng Xaoping, etc.
Isaac Don Levine, anticomunista empedernido, escribió en su biografía hostil de Stalin:
“Stalin no busca honores. Aborrece la pompa. Es contrario a todo tipo de demostraciones publicas. Podría llevar en el pecho todas las insignias nominales de un gran estado. Sin embargo, prefiere mantenerse en un segundo plano”.El mismo Secretario General del PCUS, Stalin, el cual puso su cargo a disposición del Partido varias veces y fue reelegido para mantenerse en su puesto, aclaró en sus obras que aborrecía el culto a la personalidad y la devoción hacia las personas:
”Debo decir sinceramente, camaradas, que no me merezco ni la mitad de las cosas lisonjeras que se han dicho aquí sobre mi. Soy, al parecer, un héroe de la Revolución de Octubre, el líder del Partido Comunista Soviético, el líder del Comunismo Internacional, un caballero-guerrero legendario y todo lo demás. Esto es absurdo, camaradas, y la exageración completamente innecesaria”.Dejando a un lado los hechos históricos y las experiencias de la URSS, así como sus logros en materia de Derechos Humanos para la clase obrera, las mujeres, libertades y garantía total para estudiar, recibir atención médica o trabajar, pasaremos a definir el fascismo y el propio lector sacará sus conclusiones finales.
Para empezar, es importante subrayar que fascismo no es Hitler, Mussolini, ni Franco, es decir, fascismo no es un individuo que se sitúa por encima de la sociedad y sus respectivas clases sociales. El fascismo, como hemos dicho antes, no es un sistema económico, ni tampoco una ciencia que analice en la teoría y en la práctica las leyes del desarrollo histórico de la sociedad humana. Independientemente del carácter que puede tomar el fascismo dependiendo de las condiciones concretas del país donde se haya dado, el fascismo no pretende destruir el capitalismo.
Las relaciones de producción de un régimen fascista son claramente capitalistas, un patrón se apodera de la riqueza generada en forma de valores de uso en las mercancías transformadas por sus respectivos trabajadores, es decir, el capitalista roba la plusvalía que sus obreros han generado. En todo régimen fascista sigue imperando, como en cualquier régimen capitalista, la contradicción fundamental entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción (trabajo social-modo privado de apropiación). Siguen existiendo las clases sociales, la explotación del trabajo por el capital y el Estado es abiertamente dirigido por la gran burguesía industrial y grandes terratenientes (véase la Alemania nazi, la España de Franco o Pinochet en Chile). En otras palabras, el carácter de cualquier Estado en un régimen fascista es burgués. Un régimen fascista es abiertamente capitalista. A diferencia de un Estado socialista (como en la URSS), donde éste se organiza mediante el centralismo democrático, los comités de los soviets, asamblearismo, etc. y está dirigido por el Partido de la clase obrera, el Partido Comunista y sus correspondientes puestos.
Dimitrov, comunista húngaro y miembro de la Internacional Comunista, explicó que el fascismo surge
”bajo las condiciones de la profunda crisis económica desencadenada, de la violenta agudización de la crisis general del capitalismo y de la revolucionización de las masas trabajadoras (…)”. Él mismo se ocupó de explicar, como hemos dicho antes, que las dictaduras fascistas
”revisten en los distintos países formas diferentes, según las condiciones históricas, sociales y económicas, las particularidades nacionales y la posición internacional de cada país”. Dicho de otro modo, la dictadura fascista y ultrarreaccionaria de Alemania adoptó formas distintas a la dictadura fascista y ultrarreaccionaria de España, Italia, Chile o la actual Ucrania.
En cuanto a la definición concreta de lo que es el fascismo, diferenciándose de las muchas definiciones que ha dado la burguesía, la cual incluso ha llegado a decir que el fascismo es una forma que adopta el socialismo, debido al corporativismo fascista o la intervención del Estado en la economía. Dimitrov, quien se encargó de definir el fascismo y su carácter de clase ante la Internacional Comunista, caracterizo el fascismo como:
”El fascismo no es una forma de Poder Estatal, que esté, como se pretende, “por encima de ambas clases, del proletariado y de la burguesía”, como ha afirmado, por ejemplo, Otto Bauer. No es “la pequeña burguesía sublevada que se ha apoderado del aparato del Estado”, como declara el socialista inglés Brailsford. No, el fascismo no es un poder situado por encima de las clases, ni el poder de la pequeña burguesía o del lumpenproletariado sobre el capital financiero. El fascismo es el poder del propio capital financiero. Es la organización del ajuste de cuentas terrorista con la clase obrera y el sector revolucionario de los campesinos y de los intelectuales. El fascismo, en política exterior, es el chovinismo en su forma más brutal que cultiva un odio bestial contra los demás pueblos”.En resumidas cuentas, el fascismo es un ”método” de dominación que adopta la gran burguesía, el capital financiero y los grandes terratenientes, para aplastar a la clase obrera y al campesinado, mediante la dictadura terrorista más abierta, reaccionaria y chovinista, cuando las condiciones objetivas y subjetivas del momento vaticinan la próxima revolución socialista y la destrucción del sistema capitalista. ¡Fascismo es la dictadura más bestial que la burguesía ejerce sobre el proletariado, mientras que ellos se reparten el botín de las guerras imperialistas y el saqueo de los pueblos! ¡Fascismo es democracia para los grandes dirigentes de las economías imperialistas! ¡Fascismo es el capital financiero y la gran burguesía armada hasta los dientes contra su propio pueblo! ¡El fascismo arrastra a las masas empobrecidas y desesperadas hacia su campo, mediante el populismo más aberrante, ultranacionalista, racista y anticomunista! Fascismo es capitalismo en crisis, el miedo de la burguesía a ser expropiado por los desposeídos, por los que
no tienen nada que perder, pero que -como dirían Marx y Engels en el Manifiesto Comunista-
tienen un mundo entero por ganar. Por eso Stalin lo resume tan correctamente, en su entrevista con el escritor inglés H. G. Wells (1934):
”El viejo sistema se derrumba y se pudre. Correcto. Pero también es correcto, que se están haciendo nuevos esfuerzos, para, con otros métodos, con todos los medios, proteger este sistema moribundo, y salvarlo (…) Cada vez que los hombres del mundo nuevo llegaron al poder, tuvieron que defenderse de los intentos del mundo viejo de restaurar el viejo orden por la violencia; estos hombres del mundo nuevo siempre han tenido que estar en guardia, siempre dispuestos a rechazar los ataques del mundo viejo al nuevo sistema (…) El fascismo es una fuerza reaccionaria que, utilizando la violencia, intenta conservar el viejo mundo. ¿Qué quiere hacer con los fascistas? ¿Discutir con ellos? ¿Tratar de convencerlos? Pero así, con ellos, no se logra ni lo más mínimo. Los comunistas no glorifican, de ninguna manera, la aplicación de la violencia. Pero ellos, los comunistas, no tienen la intención de dejarse sorprender, no se pueden fiar de que el viejo mundo se saldrá del escenario voluntariamente, ven, que el viejo sistema se defiende por la violencia y, por eso mismo, los comunistas le dicen a la clase obrera: ¡Contestad a la violencia con la violencia, haced todo lo que esté en vuestras fuerzas para impedir que os aplaste el viejo orden moribundo, no dejéis que os aten las manos, aquellas manos, con las que derribaréis el viejo sistema! Ud. ve, por lo tanto, que los comunistas no consideran la sustitución de un sistema social por otro simplemente como un proceso espontáneo y pacífico, sino como un proceso complicado, largo y violento. Los comunistas no pueden cerrar los ojos ante los hechos”.Que la revolución socialista emplee la violencia, como lo hace el fascismo/capitalismo, no significa que persigan el mismo fin o que lo empleen por los mismos motivos. Los primeros utilizan la violencia, no por gusto, sino porque saben que para echar abajo todo el sistema capitalista y todas sus instituciones que hacen uso del terrorismo de Estado para aplastar toda resistencia, es necesario y legítimo hacer uso de la violencia. Los segundos, utilizan la violencia para seguir expoliando pueblos, para seguir masacrando ciudades y enviando a ejércitos masivos de trabajadores en paro a miles y miles de trabajadores más. Por eso el Partido nazi, así como el franquismo o el pinochetismo recibieron miles de millones de dolares para ser financiados por parte de los grandes banqueros y señores de la gran industria americana, francesa, británica y alemana. Porque como diría Bertolt Brecht,
”no hay nada más parecido a un fascista, que un burgués asustado”. La dictadura fascista de Alemania, así como la de España supusieron la supresión total de los derechos laborales que la clase obrera había conseguido durante años de lucha y por otra parte, enriquecieron e hicieron aumentar la tasa de ganancia de la clase burguesa mediante el abaratamiento de mano de obra.
¿Cómo puede ser el socialismo el extremo de esa Idea eterna que el populacho concibe como algo estático (el capitalismo), si en realidad el capitalismo engendra en su interior, cuanto más se agudizan sus propias contradicciones internas, el próximo sistema económico, que no es nada más y nada menos que el socialismo? ¿Acaso no surgió el capitalismo de las entrañas del feudalismo debido a las contradicciones internas del propio sistema que más tarde destruyeron? ¿Cómo puede comprender alguien que la emancipación de la clase obrera sea un acto extremista? ¿Desde cuando es la libertad el extremo de algo?
Lo que en realidad es extremista es el capitalismo, sistema que, como predijo Marx, está condenada a la ruina por sus propias leyes,
”la burguesía cava su propia tumba y simultáneamente elige su sepulturero: el proletariado”. Extremo es el sistema que cada día mata de hambre y enfermedades de laboratorio a miles de niños en África, que condena al desempleo a millones de familias o que destroza mares y montañas con sus guerras imperialistas con el fin de enriquecer a una minoría. ¿Qué libertad existe en los países capitalistas salvo la de votar cada 4 años al representante de un sector de la oligarquía imperialista? ¿Libertad para elegir qué compañía de teléfonos timará al populacho? ¿Libertad para elegir los estereotipos que imponen los medios de comunicación? ¿Libertad para ser comprados y vendidos en el mercado como simple mercancía humana?
Para acabar, recordar la famosa cita del escritor alemán Thomas Mann:
”Colocar en el mismo plano moral el comunismo ruso y el nazifascimo, en la medida en que ambos serían totalitarios, en el mejor de los casos es una superficialidad; en el peor es fascismo. Quien insiste en esta equiparación puede considerarse un demócrata, pero en verdad y en el fondo de su corazón es en realidad ya un fascista, y desde luego sólo combatirá el fascismo de manera aparente e hipócrita, mientras deja todo su odio para el comunismo”.- Asier Azkue
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