Primero que nada, resulta muy significativo el grado en que el profesor Mendel tiene que retorcer o añadir cosas al texto de Marx para convencernos de que significa algo que su autor jamás dijo claramente. Por otra parte, la hueca ampulosidad del discurso de Mendel pasa inadvertida a menos que uno esté familiarizado con los argumentos de los detractores del marxismo. Por ejemplo, a mí me hizo soltar la risa su barroco intento por explicar cómo podría hacerse el cálculo cuantitativo de las cantidades de trabajo invertidas en diferentes productos, pues los detractores de Marx, a diferencia Mendel, no dicen que es difícil, sino que es IMPOSIBLE, y hasta donde yo sé ningún economista marxista ha podido demostrar racionalmente que no es así.
Aunque existen muchos puntos interesantes en la mencionada introducción, voy a enfocarme sobre un fragmento que me parece expresa como pocos la esencia del sueño marxista. Es un pasaje en donde el profesor Mendel explica cómo se realiza la distribución del trabajo entre las distintas ramas productivas en las sociedades primitivas y en las socialistas:
En una sociedad primitiva, o en una socialista plenamente desarrollada, [la] distribución de las aportaciones de trabajo ocurre de una manera planificada conscientemente: en una sociedad primitiva [ocurre] sobre la base de los hábitos, la costumbre, la tradición, los procesos mágicos y rituales, las decisiones de los ancianos, etcétera; en una socialista, sobre la base de una selección democrática de prioridades por la masa de los propios productores-consumidores en asociación.
Relean por favor la última parte y díganme si no es linda. En verdad os digo que la solución para todos nuestros problemas sería que en lugar de confiar en el libre marcado y en la iniciativa privada, los millones de personas oprimidas que habitamos el mundo expropiemos los medios de producción y después hagamos una asamblea y decidamos democráticamente cuáles son nuestras prioridades y que apliquemos todos nuestros esfuerzos productivos en esa dirección. Nadie tendrá que trabajar horas de más, pues sólo trabajaremos lo estrictamente necesario para vivir bien, no como ahora que los procesos productivos obedecen a unos empresarios egoístas que sólo piensan en su beneficio y que quisieran tenernos trabajando 18 horas al día para producir cosas estúpidas y que en realidad no necesitamos. Fuck yeah!
Los socialistas y los marxistas suelen creer esto sinceramente. Sin embargo, estoy convencido de que es así únicamente porque jamás han realizado el ejercicio de imaginar a fondo lo que ocurriría si los procesos productivos fueran planificados "democráticamente". Supongamos que existe un país relativamente pequeño, de unos cinco millones de habitantes, en los que se expropian todas las fábricas y las tierras de cultivo, y supongamos que al iniciar el periodo de siembra esas personas tuvieran que ponerse de acuerdo democráticamente, es decir, en una asamblea a mano alzada, o tachando recuadros en una boleta, acerca de lo que van a producir ese año. Supongamos que hubiera que debatir acerca de la conveniencia de cultivar plátanos en lugar de peras sobre el argumentos de que una de esas frutas es más nutritiva que la otra, o que una requiere menos tiempo para madurar o que, simplemente, una tiene mejor sabor que la otra. Supongamos que un 70% de lo pobladores prefirieran el sabor de las peras aunque son marginalmente menos nutritivas que los plátanos, y entonces, democráticamente, se decidiera que ese sería el cultivo al que se dedicarían durante ese año. El 30% de la población que no gusta de las peras deberá tragárselas, pues esa ha sido la decisión de la mayoría.
Ahora bien, supongamos que ante esa decisión democrática una minoría de fanáticos de los plátanos se manifestara clamorosamente y entonces tuviera que hacerse otra votación para sustraer una porción de tiempo y recursos al cultivo peras y dedicarlo al cultivo de plátanos...
Supongamos que eso tuviera que hacerse en relación con TODOS los productos de la economía del país...
¿Acaso no es evidente lo absurdo de pretender que los procesos productivos sean dirigidos "democráticamente"? Lo anterior es tan evidente que jamás ha sido emprendido por ningún gobierno socialista, los cuales han recurrido más bien a las economías centralmente planificadas, en donde un comité de "expertos" decide "racionalmente" cuáles son las "prioridades de la sociedad".
Los marxista despotrican contra el libre mercado y dicen que sólo lleva al enriquecimiento de unos pocos y al desperdicio de recursos debido a una competencia innecesaria. Eso se acabaría con el socialismo, bajo el cual la sociedad misma (?) o sus representantes democráticamente electos asignarían las labores y acabaran con el trabajo innecesario y, por ende, con la explotación de los trabajadores. En teoría eso fue lo que se intentó en la Unión Soviética y en China... y en ambos casos lo único que resultó fue que el comité central de expertos planificadores se convirtió en una casta dorada corrupta, represora y asesina.
El mercado es la estructura más compleja del universo conocido, y la única forma en que un grupo de "expertos" podría dirigirlo sería reduciéndolo a su mínima expresión y haciendo que todos comiéramos lo mismo y vistiéramos igual y viviéramos en casas idénticas. Pero quien se entrega a ese sueño (que invariablemente acaba en pesadilla) se olvida de que aunque todos tenemos las mismas necesidades básicas no todos queremos satisfacerlas a través de los mismos medios: todos necesitamos comer, pero algunos prefieren comer pescado y otros carne de res, y algunos más prefieren ser estrictamente vegetarianos. Todos somos distintos y todos valoramos las cosas de distinta manera. Las personas no siempre podemos obtener lo que deseamos por más que lo intentemos... pero en el socialismo ni siquiera se nos permite intentarlo, pues alguien más decide con base en su propia experiencia y en su escala de valores muy particular lo que nosotros necesitamos.
No necesitamos votar alzando la mano para decidir "democráticamente" lo que se debe producir, pues ya existe un sistema de votación que, si bien no es perfecto, resulta infinitamente más satisfactorio y eficiente: el libre mercado. En el libre mercado los empresarios trabajan por interés, porque quieren hacerse ricos... pero también es cierto que si alguien logra hacerse rico en el libre mercado es porque le ha proporcionado a la gente un producto o un servicio que satisface sus necesidades y mejora su calidad de vida. El libre mercado es un sistema que, contrario a lo que piensa la mayoría de la gente, disminuye el desperdicio de recursos y permite aprovecharlos de la manera más económica posible gracias a un sofisticado sistema de señales cuyos elementos básicos son las pérdidas y las ganancias: si un empresario obtiene ganancias, eso significa que está haciendo bien las cosas y que su producto o servicio satisface a la gente; por el contrario, si tiene pérdidas, eso significa que lo que está produciendo no es útil o que está consumiendo demasiados recursos y por la tanto no es conveniente su fabricación desde el punto de vista económico. En el libre mercado los consumidores votamos con nuestro dinero para que se produzca lo que realmente nos dará satisfacción.
El libre mercado es un sistema imperfecto, sí, pero es más humano que cualquiera de las farsas y las fantasías "democráticas" que encantan a los marxistas. Las utopías socialistas son el camino hacia la pobreza y la frustración generalizadas.