Sin embargo, las ecuaciones originales de Einstein no permitían un universo estático: la gravedad lleva a un universo inicialmente en equilibrio dinámico a contraerse. Por otro lado, en 1922 el soviético George Friedman formuló la hipótesis de un universo en expansión, pero a causa de su origen, sus trabajos tuvieron escasa repercusión, aunque resultaron confirmados por otros como Hubble. El caso es que no solo los seres vivos evolucionan sino también la materia inerte cambia con el tiempo, algo que también Kant había pronosticado acertadamente mucho antes.
Luego la hipótesis del big-bang fue inventada en 1927 por el sacerdote católico belga Georges Lemaître. Si el universo está en expansión, es lógico suponer que, en el pasado, ocupaba un espacio cada vez más pequeño, hasta que, en algún momento original, todo el universo se encontraría concentrado en una especie de "átomo primitivo". Luego Lemaître lo volvió a explicar en un artículo publicado en Nature el 9 de mayo de 1931 titulado "El comienzo del mundo desde el punto de vista de la teoría cuántica". Posteriormente Lemaître publicó otros artículos sobre el mismo tema en los años sucesivos, y llegó a publicar un libro titulado "La hipótesis del átomo primitivo".
Muchos científicos (entre ellos Einstein) criticaron la hipótesis de Lemaître porque no era más que un planteamiento con apariencia científica de la religión, de la creación del mundo. Pero la crítica de Einstein tampoco era correcta. El 22 de noviembre de 1951, el Papa Pío XII pronunció un discurso ante la Academia Pontificia de Ciencias titulado "Las pruebas de la existencia de Dios a la luz de la ciencia natural moderna" en el que decía que los nuevos conocimientos sobre el origen del universo, probaban la existencia de la creación divina. Sus palabras exactas fueron éstas:
"Parece como si la ciencia moderna, al saltar de un golpe millones de siglos, hubiera logrado asistir a aquel primordial 'Fiat lux!' [¡hágase la luz!], cuando de la nada, estalló con la materia un mar de luz y radiaciones, mientras las partículas de los elementos químicos se rompían y se concentraban en millones de galaxias. ¿Cuál es, por lo tanto, la importancia de la ciencia moderna en relación con el argumento de la existencia de Dios, tomado de la mutabilidad del comos?
"Por medio de investigaciones exactas y detalladas en el macrocosmos y en el microcosmos, la ciencia ha ensanchado y profundizado considerablemente el fundamento empírico sobre el que se basa aquel argumento, y del cual se excluye la existencia de un 'Ens a se' [ente no creado, que debe su existencia a sí mismo], inmutable por su propia naturaleza. Además ella ha seguido el curso y la dirección de la evolución cósmica, y así como ha previsto su término fatal, así también ha señalado su principio en un tiempo de hace unos cinco mil millones de años, confirmando con la exactitud propia de las pruebas físicas la contingencia del universo y la fundada deducción de que, para aquel entonces, el cosmos haya salido de las manos del Creador".
El mes pasado el Papa Benedicto también dijo que detrás de la teoría del big bang está dios. La gran explosión que dio origen al universo fue provocada, como todos los demás fenómenos explicados por la ciencia, por dios: nada ha sido accidental, dijo el Papa en la misa de Epifanía en la Basílica de San Pedro, sino producto de la infinita creatividad del creador.
Pero la fama del big bang no llegó del Vaticano sino de USA a través de un renegado soviético, George Gamow. Las fechas coincidían: era la época de la guerra fría y USA trataba de imponer su dominio en todo el mundo también en el terreno ideológico. Gamow era un científico reaccionario que en 1934 había huído de la URSS para trabajar en USA como "divulgador científico" del estilo de Asimov. Además de participar en el "Proyecto Manhattan", Gamow tiene varias hipótesis seudocientíficas parecidas, todas erróneas.
La hipótesis del big-bang proviene de un acontecimiento cierto, como es la expansión que se observa en las galaxias, que algunos califican como "expansión de todo el universo". Ese es el equívoco. Algunos divulgadores tienen la absurda pretensión de hablar del universo (del todo) en base sólo a la única parte pequeñísima que conocen, que es la más próxima a la Tierra. Eso es absurdo por otra razón añadida: presupone que el universo es homogéneo, igual en todos sus puntos e igual a lo largo del tiempo. Es el error de Einstein porque el universo no forma un sistema, no hay un (único) universo. Por eso Bacon tituló su libro "Sobre el infinito universo y los mundos". El universo es infinito (en el tiempo y en el espacio) e infinitamente complejo.
La parte del universo que la ciencia conoce está en expansión según muestra el efecto Dopppler o de desplazamiento hacia el rojo: a medida que los astros se alejan emiten una luz característica cuya frecuencia está en función de su velocidad y esa velocidad es mayor cuanto más lejos están. Los astros más lejanos se mueven a más velocidad.
Eso supone que en un momento anterior la masa del universo conocido estuvo más concentrada, partiendo de un punto y de un momento en el que explotó, que sería el genésis del universo. Por lo tanto, el universo es finito, tiene alguna clase de límites espaciales o temporales; se creó o "apareció" en un momento determinado. Muchos científicos, la mayoría, entre ellos Einstein, han defendido que existen algún tipo de límites espaciales o temporales al universo.
El big-bang es un caso típico de teoría lineal, simplista y mecanicista; los fenómenos nunca van siempre en la misma dirección, no crecen ni decrecen continuamente, no se expanden o se contraen uniformemente, siempre hay tendencias contrarrestantes, fuerzas opuestas, etc.
Eso se relaciona también con una cierta manera de exponer la física convencional y su primera ley, según la cual la energía de un sistema físico o termodinámico es "constante". En realidad, la energía, lo mismo que la masa, no es constante sino infinita pero a efectos de medición, que es lo que a los físicos les interesa, es lo mismo. Que la energía es infinita significa que el movimiento es infinito, que está en un cambio permanente sin necesidad de ningún motor, ni primario, ni secundario. La energía tampoco tiene límites, no se agotará nunca, como ya dijo Engels acertadamente hace 150 años.
El universo, pues, es infinito en todas las acepciones posibles de la palabra infinito. También es infinitamente complejo: no en todas las partes del universo rigen las mismas leyes físicas y aunque haya regiones del universo en expansión, otras están en contracción. Eso a los físicos les extraña mucho: no entienden que las leyes físicas no tengan una validez universal, pero el propio nacimiento de la Mecánica Cuántica así lo demuestra: en el interior del átomo rigen una serie de leyes que no rigen en otras dimensiones mayores (y a la inversa), actúan fuerzas diferentes, etc. A diferencia de la época de Newton, que unificó la física en unas mismas leyes universales, la física ya no es una ciencia válida para explicar todos los fenómenos físicos sino que está fracturada.
Está a punto de publicarse en la revista "Physical Review Letters", un artículo de un astrofísico australiano, John K.Web, de la Universidad de Nueva Gales del sur, según el cual la constante de estructura fina del universo, llamada técnicamente alfa, no es tal constante sino que varía a lo largo del tiempo y del espacio. El tipo lleva años midiendo las radiaciones emitidas por galaxias muy alejadas (quáseres) en los dos hemisferios, Hawai y Chile, y lo que se pensaba que era una constante no lo es porque la de un hemiferio es un poco mayor y la del otro un poco menor. Esto es decisivo porque alfa depende según una ecuación de otras constantes físicas, por lo que éstas tampoco serían constantes.
Hace unos años Webb ya escribió un adelanto de su tesis, con un título paradógico, que se puede leer aquí:
J.D.Barrow y J.K.Webb: Variación de las constantes, Investigación y Ciencia, núm.347, agosto de 2005, páginas 15 y siguientes.
La constante de estructura fina determina la fuerza de unión de los átomos a sus electrones, y por esto es un factor importante en la frecuencia a la que los átomos absorben luz.
Por consiguiente, si Webb tiene razón, supone que el universo se extiende mucho más allá de lo que los telescopios pueden observar y que las leyes de la física varían en esas regiones, son diferentes, cambian en el tiempo y en el espacio. Por un lado, eso supone que la teoría del big-bang es falsa; por el otro, para quienes tienen dudas, se confirma una vez más el carácter científico del materialismo dialéctico y sus tesis sobre la materia, es espacio, el tiempo y el movimiento.