por JoseKRK Jue Abr 21, 2016 3:38 pm
En la RDA no lo sé, pero en la República Popular de Polonia, sí que era así y no se permitía salir a todo el núcleo familiar a un país no perteneciente a la Comunidad de Países Socialistas.
Y esto lo sé de primera mano, porque yo tuve una relación de pareja con una mujer polaca, divorciada, en los años 80, madre de un hijo de seis años, a la que conocí haciendo ella un curso de postgrado de Español en Madrid (ella era Filóloga de "Iberísitca" -español y portugués-) y, aunque a ella le concedieron en varias ocasiones el permiso para volver a España, jamás se le permitió traer a su hijo, que debía quedarse con sus abuelos. Y su caso no era excepcional, sino la norma.
Los motivos verdaderos por que se hacía eso no puedo saberlos; pero se hacía, al menos en la RPP, aunque por referencias y de manera directa (he vivido en Polonia cerca de siete años, entre 2006 y 2013, con esa mujer precisamente, más de veinte años después de habernos enamorado en España), tengo testimonios de que sucedía también al menos en Hungría y en Checoslovaquia en aquellos mismos años (al menos entre los 70 y los 80); si bien es verdad que desde 1977, aproximadamente, todo ciudadano de los países socialistas europeos, podía viajar por cualquiera de ellos sólo portando su documento de identidad y acompañado de cualquier compatriota o familiar, algo que sólo muy recientemente se consintió en la llamada "Unión Europea" dentro de la "zona Schengen".
Eran lesgilaciones y concepciones diferentes de las de los países no socialistas, sencillamente, que se amparaban en intereses diferentes. Sus motivos tendrían cada uno, como sucede ahora en la "Unión Europea".
Pero también es cierto que en la época de la Guerra Fría, no era nada fácil para ciudadnos de los países "libres" (así se autodenominaban los países capitalistas y los anticomunistas) viajar en grupo familiar a los países socialistas.
Yo creo que todo respondía más bien a que existía de hecho un estado de guerra no reconocido oficialmente entre ambos "bloques". Y en ese estado de cosas, la paranoia institucional está a la orden del día. La desconfianza mutua era extremada. Y había buenas razones para ello, sobre todo por parte de los países socalistas, muy atacados de formas abiertas y encubiertas por los países "libres, decentes y temerosos de Dios".