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    Los procesos electorales y la acción de los comunistas

    Erick_Macay
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    Los procesos electorales y la acción de los comunistas Empty Los procesos electorales y la acción de los comunistas

    Mensaje por Erick_Macay Dom Ago 07, 2016 6:07 pm

    Los procesos electorales y la acción de los comunistas

    Los procesos electorales y la acción de los comunistas 14y23wk

    Parte I

    Miércoles 6 de julio de 2016

    Nuestra participación no debe limitarse a dar una opinión “desde fuera” a favor o en contra de tal o cual candidatura; debe ser una participación activa, formando parte de las fuerzas que –desde las posiciones más avanzadas en estas circunstancias- levantan las reivindicaciones de los trabajadores y el pueblo y del desarrollo soberano del país.

    La razón de la existencia del partido revolucionario del proletariado es organizar a las clases trabajadoras para que lleven a cabo la revolución social. Sobre ello hablamos reiteradamente, pero es necesario insistirlo porque no podemos perder el rumbo; si lo perdemos nos apartamos del objetivo estratégico y, por lo tanto, no lo materializaremos.

    Organizar la revolución implica muchas tareas, que resultan de la concepción que tenemos de qué significa ésta y de cuáles son sus fuerzas motrices y cómo deben actuar. Los marxistas entendemos –y la historia corrobora nuestro punto de vista- que son las masas las hacedoras de todos los procesos económicos, políticos y sociales que se producen en el devenir de la humanidad y, por lo tanto, lo son también de los procesos revolucionarios; a su vez, la misma experiencia histórica nos ha llevado a concluir que, para que la clase obrera y el pueblo conquisten el poder, deben apoyarse en todas las formas de lucha, de manera principal en la violencia organizada de las masas, en la lucha armada revolucionaria a la que deben subordinarse las demás formas de lucha. Ahí está la clave que nos permite entender hacia dónde y cómo debemos desarrollar nuestra actividad política.

    El período actual de nuestra actividad revolucionaria tiene como propósito central acumular el máximo de fuerzas posibles para la conquista del poder. Este proceso se desenvuelve en el contexto de la lucha de clases que se produce en el país, en el que confrontan los intereses de la clase dominante (la burguesía) con los de los trabajadores y el pueblo; y, los intereses del imperialismo con los de la nación ecuatoriana y los pueblos del Ecuador. Esos intereses contrapuestos determinan el contenido del quehacer político de la sociedad y, consecuentemente, de las fuerzas que en ella actúan. Dicho de otra manera, la lucha de uno y otro sector social está determinado por los intereses que defiende y busca imponerlos y lo que sus contradictores hacen para limitarlos o eliminarlos, según el caso.

    En ese escenario de permanente confrontación político-social, que en ocasiones tiene niveles altos y en otros aparentemente se vive una paz social, nuestro Partido y sus fuerzas desarrollan su actividad política, levantando los derechos y reivindicaciones materiales y políticas de los trabajadores y los pueblos; desenmascarando y combatiendo la política de las distintas facciones burguesas y del imperialismo (sea cual sea).

    Esto obliga nuestra participación en la vida política del país de manera activa, constante, multilateral. Defendemos y luchamos por las reivindicaciones de los trabajadores desde el sindicato, de los comerciantes autónomos con sus asociaciones, de los campesinos con sus comunas, de los estudiantes y maestros con sus federaciones, etc.; y lo hacemos presentando pliegos o demandas ante los patronos o autoridades, protestando en las calles, tomando las tierras, con la huelga de hambre, pintando una pared, denunciando los males del capitalismo a través de distintos medios de propaganda. Al calor de esas acciones trabajamos para que más sectores de nuestro pueblo entiendan la necesidad de luchar no solo por sus reivindicaciones materiales, sino también la necesidad de hacer política activa, de orientar sus esfuerzos a poner fin al dominio de quienes ahora tienen el poder; así acumulamos fuerzas para la revolución, fortalecemos la estructura calificando a la militancia actual e incorporando nuevos camaradas a las filas del PCMLE.

    Esa es una forma o un andarivel de nuestro accionar político, pero hasta allí no se reduce toda la vida o el desenvolvimiento de la sociedad. Hay acontecimientos políticos generales –inclusive internacionales- que inciden en la vida del país, sobre los que damos nuestro punto de vista. Tenemos la obligación de hacerlo porque no debemos permitir que las masas tengan únicamente la interpretación que la burguesía y el imperialismo dan a esos hechos, en esa misma interpretación de los fenómenos se produce también una confrontación de clases, una lucha ideológica.

    Uno de esos sucesos políticos que embargan a toda la sociedad son los procesos electorales. Éstos tienen vigencia en la conciencia y en la práctica social del pueblo ecuatoriano, la mayoría de la población participa en ellos de diversa forma; son pocos los que los rechazan o se mantienen al margen de los mismos, lo que no significa que tengan una participación activa, pero, al fin y al cabo, deciden su voto con la esperanza de que su candidato –si triunfa- haga algo para que las cosas cambien en su beneficio.

    Los comunistas no podemos mantenernos al margen de esos procesos, en los que se expresa de manera nítida la confrontación política entre las fuerzas que representan los intereses de distintos sectores sociales. Nuestra participación no debe limitarse a dar una opinión “desde fuera” a favor o en contra de tal o cual candidatura; debe ser una participación activa, formando parte de las fuerzas que –desde las posiciones más avanzadas en estas circunstancias- levantan las reivindicaciones de los trabajadores y el pueblo y del desarrollo soberano del país. Participamos en los procesos electorales para promover, difundir a la clase obrera y el pueblo la posición política y programática de los marxista-leninistas ecuatorianos, para que se conozca nuestro punto de vista frente a la crisis del país y cómo resolverla, para que a su vez conozca la alternativa de cambio definitivo que planteamos para transformar el Ecuador.

    Parte II

    Martes 12 de julio de 2016
    La columna vertebral del Acuerdo Nacional por el Cambio constituyen los sectores que durante todos estos años organizaron e impulsaron la oposición popular al Gobierno; con ese aval y la autoridad ganada en la lucha contra el régimen, las organizaciones populares han tenido la capacidad de convocatoria a otras fuerzas.

    Para el proceso electoral de febrero de 2017, las distintas fuerzas políticas preparan ya su participación. Desde hace dos años corre la candidatura del banquero Guillermo Lasso que, no obstante su intensa promoción, los sondeos de opinión muestran prácticamente un estancamiento; el socialcristianismo promovió a Jaime Nebot y ahora a Cinthya Viteri; el antiguo roldosismo –hoy denominado Fuerza Ecuador- ha propuesto a Dalo Bucaram. Álvaro Noboa, los Gutiérrez, el ex fiscal Washington Pesantez buscan también su participación en esta lid. Esto muestra una evidente dispersión en las fuerzas de la derecha que se encuentra fuera del Gobierno. Éste, por su parte, aún no define su candidato presidencial, pero los mismos estudios de opinión dan cuenta del marcado descenso en el apoyo que anteriormente tuvieron las candidaturas del correísmo.

    De una u otra forma, todos esos sectores representan los intereses de la burguesía y el capital financiero imperialista; políticamente se ubican en el ámbito de la derecha, con matices diferenciadores en determinados aspectos de sus propuestas políticas, pero todos defensores del sistema capitalista imperante.

    En un andarivel totalmente distinto, varias fuerzas políticas y movimientos sociales trabajan por constituir y consolidar un frente político-electoral de centro izquierda, al que han denominado Acuerdo Nacional por el Cambio. Hasta el momento se han incorporado en él las organizaciones integrantes del Colectivo de Dirección Unitaria, entre las que podemos mencionar al FUT, Conaie, Frente Popular; movimientos y partidos políticos como Unidad Popular, Socialismo Revolucionario, Pachakutik, Movimiento Revolucionario de los Trabajadores, Pueblo Positivo, Montecristi Vive y varios movimientos de carácter local; además algunas personalidades como el Gral. Paco Moncayo.

    El Acuerdo Nacional por el Cambio se diferencia de los otros sectores políticos no solo por el contenido de la propuesta programática que persigue reconstruir un país que prácticamente se encuentra en quiebra por acción del correísmo, sino también por la forma cómo ha surgido. Tiene su origen en el llamado que las centrales sindicales y otras organizaciones populares hicieron para elaborar un plan de gobierno para transformar el país, al que se han sumado varias fuerzas y movimientos coincidentes con esos puntos de vista. En términos generales, podemos señalar, la columna vertebral de este frente lo constituyen los sectores que durante todos estos años organizaron e impulsaron la oposición popular al Gobierno; con ese aval y la autoridad ganada en la lucha contra el régimen, las organizaciones populares han tenido la capacidad de convocatoria a otras fuerzas.

    Desde el retorno al régimen constitucional, a fines de los años 70 del siglo pasado, los esfuerzos unitarios de los movimientos de izquierda estuvieron orientados, básicamente, a agrupar a los mismos sectores de las izquierdas. El Frente Unido de Izquierda (1988), la Unidad Plurinacional de las Izquierdas (2013) son ejemplo de ello. Sin embargo, ahora se propone un frente que va desde el centro a la izquierda.

    ¿Por qué ahora se propone ampliar el espectro de fuerzas políticas en este frente electoral y antes no se actuó así? En política, cada acción, cada táctica establecida debe responder al contexto específico que caracteriza el escenario político-social en el que se las va a aplicar. Las condiciones actuales del Ecuador, tras casi una década de dominio del correísmo que lo ha llevado a una situación crítica, plantean la necesidad de estructurar una propuesta político-programática que dé soluciones inmediatas a problemas como los siguientes: la reconstrucción de la economía del país, promoviendo a los pequeños y medianos productores y hasta canalizando inversiones externas a través de empresas de capital mixto con el Estado; la recuperación de derechos democráticos pisoteados por el Gobierno, lo que implica el desmontaje del andamiaje jurídico antidemocrático estructurado por el correísmo; al abultado endeudamiento externo a través de la renegociación de la deuda pública con los acreedores; el combate a la corrupción enquistada desde los más altos niveles del régimen. Estos y otros aspectos son de interés no solo de las fuerzas de izquierda sino también de sectores progresistas; constituyen una necesidad urgente para el desarrollo del país por lo que demanda y posibilita dar forma a un frente como el Acuerdo Nacional por el Cambio.

    Nuestro Partido coincide con la necesidad de estructurar una propuesta electoral como ésta que incorpora a organizaciones populares, a las fuerzas políticas democráticas, progresistas y de izquierda y la apoya. Lo hacemos no solo con la perspectiva de la participación electoral, sino también teniendo presente nuestros objetivos estratégicos, pues, en tanto constituye una nueva batalla política, nos puede –y nos debe- permitir avanzar en la acumulación de fuerzas para la revolución.

    Parte III

    Miércoles 20 de julio de 2016
    Debemos tener la habilidad y capacidad suficientes para, al tiempo que propagamos el Programa de Gobierno presentado por el Acuerdo Nacional por el Cambio, difundir nuestra política revolucionaria, los objetivos estratégicos que como partido comunista perseguimos.

    Señalamos en la edición anterior que la columna vertebral del Acuerdo Nacional por el Cambio constituyen los sectores que durante estos años del correísmo organizaron e impulsaron la oposición popular al régimen. Fue por iniciativa de las agrupaciones integrantes del Frente Popular y del FUT, principalmente, que se convocó a la discusión -al interior del movimiento social- de cómo participar en las elecciones presidenciales del 2017. En el curso de ese debate se delineó una propuesta programática, base para la estructuración de un Programa de Gobierno que haga frente a la crisis del país y adopte medidas para resolver los graves problemas que ni este ni los anteriores gobiernos han podido hacerlo.

    Esa decisión del movimiento popular organizado fue trascendente, pues, se planteó llevar a un nivel más alto la lucha cuotidiana que el movimiento popular desarrolla para defender sus derechos o conquistar nuevas reivindicaciones, al nivel de la acción política, a jugar un papel trascendente en la disputa del gobierno. Desde que se hizo ese llamado hasta el momento se han dado importantes pasos, materializados en la constitución de lo que ahora es el Acuerdo Nacional por el Cambio. A diferencia de procesos anteriores, en los que las organizaciones populares en el curso de las campañas electorales expresaban su apoyo a determinadas candidaturas, en esta ocasión han tenido la iniciativa para constituir un frente político electoral al que se han sumado varias fuerzas políticas progresistas y de izquierda.

    Este frente surgió del movimiento popular y en medio del debate en su interior, esa es su fortaleza y debe continuar actuándose en esa línea de acción. El debate, la discusión con los trabajadores en los sindicatos, con los pobladores en los barrios, con los campesinos en sus comunidades y en otras formas de organización que poseen, con la juventud en sus centros de estudio y vivienda, etc. permiten clarificar con esos sectores el contenido de la propuesta programática y del tipo de Gobierno que el Acuerdo Nacional por el Cambio plantea en la actual coyuntura política.

    En este ejercicio de alto contenido político debemos participar los comunistas con nuestras opiniones, con nuestros puntos de vista respecto de cómo enfrentar los problemas que vive el país, pero también difundiendo nuestros planteamientos estratégicos, es decir, los que tienen que ver con la necesidad de luchar por el triunfo de la revolución y el socialismo.

    Este acercamiento con los sectores populares, en este período en el que la gente tiene mayor disposición para escuchar y expresar opiniones políticas, debe ser aprovechado por nuestro Partido para acumular fuerzas, esto es: para ampliar la influencia política en nuevos sectores, para fortalecer las organizaciones de masas en las que trabajamos, para calificar la actividad de los militantes del Partido, para el reclutamiento de nuevos comunistas. Debemos tener la habilidad y capacidad suficientes para, al tiempo que propagamos el Programa de Gobierno presentado por el Acuerdo Nacional por el Cambio, difundir nuestra política revolucionaria, los objetivos estratégicos que como partido comunista perseguimos. De manera que el PCMLE debe tener presencia en el curso de la campaña con su propia propaganda, difundiendo el periódico En Marcha, con la acción de los voceros públicos, etc.

    Los procesos electorales, como hemos señalado en otras ocasiones, son momentos de intensa confrontación política: las clases sociales presentan sus propuestas políticas y sus candidatos, en torno de éstas se produce una agitación, un alineamiento de los distintos sectores populares. Aunque en este tipo de procesos son los candidatos los que generan simpatía o antipatías, que provocan o inclinan en buena medida la decisión del voto, no hay que perder de vista que todos ellos exponen un discurso, un punto de vista respecto de cómo ejercer el gobierno; ese punto de vista, esa opinión tiene un contenido de clase, obedece a los intereses económicos y políticos que tal o cual sector defiende, sean los intereses de la clase dominante y el capital extranjero, o los intereses de los sectores populares y del desarrollo soberano del Ecuador.

    Allí se produce una intensa confrontación de clase en el terreno ideológico. Por eso los comunistas no debemos dejar el camino libre para que la burguesía difunda cuanto quiera entre las masas para continuar engañándolas, debemos confrontar esas opiniones y esforzarnos por ganar al mayor número posible de hombres y mujeres a las posiciones democráticas, progresistas y de izquierda. Los resultados de esta campaña se miden en votos, por supuesto, pero también en cuánto hemos avanzado en la organización y politización de los trabajadores, la juventud y los pueblos del Ecuador.

    Tenemos por delante una trascendente batalla política. La encaramos con la convicción de la justeza de nuestros planteamientos estratégicos.


    Partido Comunista Marxista Leninista del Ecuador
    PCMLE

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