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    [Colectivo Conciencia e Transformación] Elementos en torno a la construcción del comunismo durante el Ciclo de Octubre

    Buonarrotti
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    Mensaje por Buonarrotti Jue Mayo 05, 2016 5:14 pm

    Texto completo en gallego y castellano: concienciatransformacion.wordpress.com

    Introducción

    Hoy en día, cuando toda una generación de comunistas nacida tras el fin del Ciclo de Octubre se suma a nuestro movimiento, el populismo, tanto de corte socialdemócrata como de corte fascista, el nacionalismo y el oscurantismo religioso, entre otras corrientes burguesas, continuan, revitalizados, ocupando el lugar de referencia ideológico-política para las masas, ese lugar que dejó vacío el marxismo tras la derrota de la ofensiva del proletariado revolucionario. Pero el primer factor que mencionamos tiene por fuerza que hacernos sentir optimistas acerca de las posibilidades que se abren para el comunismo en el objetivo de volver a ocupar la referencialidad para nuestra clase. Así, en efecto, la crisis económica, aunque desgraciadamente para las aspiraciones de los economicistas de diverso pelaje que habitan en el movimiento comunista, no haga bajar de los cielos la redentora revolución, sí sirvió de poderoso acicate para el desplazamiento hacia el ala izquierda de importantes sectores del movimiento comunista en el Estado español. Fenómeno que, por supuesto, sería imposible sin el concurso de aquellos que, tras el arriamiento de la bandera roja del proletariado, allá por los finales de los años 80, tomaron como propósito la noble y revolucionaria tarea de guardarla a buen recaudo, para, permitir, en el futuro, volver a colocarla en el lugar que la historia demanda. Pero más allá de estas, cuando menos, esperanzadoras perspectivas, aún tenemos como labor esencial, en el camino hacia la construcción de la vanguardia marxista-leninista, preguntarnos y, a la vez, contestarnos, por qué fuimos derrotados. Y es como humilde contribución a esta tarea que publicamos este trabajo, con el cual aprovechamos para presentarnos ante la vanguardia comunista de Galicia y del Estado español. Además, no es intrascendente la fecha escogida. Efectivamente, en este año, se cumple el 50 aniversario del inicio de lo que constituyó la cumbre más alta alcanzada por el movimiento comunista en el sendero hacia la emancipación de la humanidad, la Gran Revolución Cultural Proletaria. Y, en coherencia con esto, el análisis de la experiencia revolucionaria china y de la propia Revolución Cultural ocupan un lugar destacado en el texto que sigue.1

    Remitiéndonos concisamente a la historia revolucionaria de nuestra clase, el Ciclo revolucionario de Octubre (1917-1991) supuso la aparición por todo el globo del proletariado como sujeto transformador de la realidad social, como clase revolucionaria e independiente (realmente se puede considerar que esto sucede a mediados del siglo XIX, pero en el movimiento socialdemócrata nunca dejó de estar bajo la influencia de la pequeña burguesía y de la naciente aristocracia obrera), en lucha contra el sistema capitalista vigente y la clase social que lo preserva, la burguesía. Hasta ese período histórico, el proletariado nunca había tomado el poder político en una sociedad2 y había dado comienzo a la intensa labor de ir sentando las bases, en ardua confrontación con su enemigo de clase, de la futura sociedad de la humanidad emancipada, el comunismo.

    Esto situaba al incipiente movimiento comunista en una situación difícil, al carecer de experiencias previas en este terreno de las que extraer las pertinentes lecciones, o, dicho de otro modo, de hacer balance, para afrontar la enorme y grandiosa tarea que tenía por delante con mayores garantías de éxito, lo cual explica en parte ─junto con una serie de limitaciones ideológicas y políticas heredadas del período de conformación del proletariado como clase en si─ el final que tuvieron estos procesos de edificación comunista. Y esto nos impone a nosotros, comunistas del siglo XXI, la imperiosa obligación de hacer lo que por imposibilidad material los comunistas del siglo XX no pudieron hacer: analizar las experiencias socialistas y extraer conclusiones de ellas para incrementar y pulir el acervo que constituye la concepción comunista del mundo y, a su vez, sentar los cimientos para terminar con esta etapa de interregno en la que nos encontramos, poniendo en marcha el segundo Ciclo de la Revolución Proletaria Mundial que pueda, esta vez sí, salir victorioso del largo enfrentamiento de clases, que es la transición socialista, construyendo la sociedad comunista.

    En este período de grandes y profundos cambios revolucionarios que se inicia con la Revolución bolchevique en Rusia y termina con la caída del Muro de Berlín ─más simbólica que realmente, puesto que las grandes derrotas del proletariado revolucionario ya habían sido infringidas antes─ destacan, en un lugar central, los procesos de edificación de la sociedad comunista, transcurridos en varias partes del mundo. Los de mayor significación fueron, incuestionablemente, los que tuvieron lugar en la Unión Soviética y en la China maoísta, tanto por duración en el tiempo como, principal y fundamentalmente, por los elementos ideológico-políticos aportados al marxismo-leninismo en esta trascendental materia. A la Unión Soviética, al ser la primera experiencia socialista, le correspondió la función de sentar las bases de los paradigmas comunistas acerca de esta nuclear cuestión, tanto en los elementos correctos como en las limitaciones; por tanto, ocupa un papel destacado en el balance. En el caso chino, que tomó el testigo de la URSS como faro para el movimiento revolucionario cuando en esta se produce la definitiva victoria de la contrarrevolución en el año 1956, tuvo lugar la realización de un balance parcial de la experiencia anterior, por lo que aporta elementos novedosos que rompen con las tesis limitadas sostenidas por los comunistas soviéticos en su proceso, aunque solo sea en cierto grado. Pero, aun con las limitaciones, sin lugar a dudas, la experiencia china posee una trascendencia fundamental para el futuro Ciclo revolucionario.

    Dejamos conscientemente a un lado los casos de las democracias populares del Este europeo, donde los procesos ya nacieron constreñidos por causa del peculiar modo en el que los comunistas accedieron al poder: más por la fuerza militar del Ejército Rojo que por la existencia de movimientos revolucionarios en esos países (que, dicho sea de paso, eran inexistentes en la mayor parte de ellos). Hay, sin embargo, otra experiencia de edificación del comunismo digna de atención: la albanesa. Pero no entraremos en ella debido a que comparte los elementos centrales con la experiencia soviética, sin olvidar que la albanesa es posterior y, por tanto, tenía la posibilidad material de extraer lecciones y hacer balance sobre la anterior, cosa que no hicieron, limitándose, en cambio, a realizar en lo esencial un calco del proceso soviético añadiéndole elementos menores de carácter maoísta, lo que nos muestra de antemano la debilidad del hoxhismo.3

    Por tanto, en este trabajo, nos centraremos en el estudio de los elementos fundamentales que nos aportan las dos cruciales experiencias revolucionarias de edificación del comunismo realizadas durante el siglo pasado4, ahondado en las diferencias entre ellas y en los fundamentos centrales que es necesario extraer para los venideros procesos de construcción de la sociedad sin clases. Y, por supuesto, también en las limitaciones que las atravesaban y que, finalmente, las hicieron fracasar, llevándolas a la derrota a manos de la burguesía.

    También haremos un breve recorrido por lo que consideramos que fue la gran limitación del marxismo del Ciclo de Octubre, a su vez, hijo del marxismo decimonónico, esto es, el déficit dialéctico, la sustitución de la dialéctica materialista como base filosófica de la Weltanschauung comunista por el materialismo burgués, o lo que es lo mismo, por el materialismo mecanicista, determinista… vulgar, en definitiva. De esta gran limitación se derivan el resto de manifestaciones concretizadas de la estrechez del paradigma marxiano tal y como se presentó en el pasado revolucionario de la última clase de la historia, y aún sigue, actualmente, copando el movimiento comunista, ya sea a nivel estatal o internacional. En dicho sentido, la lucha de dos líneas en torno a la reconstitución de la dialéctica materialista, cobra una capital importancia para los comunistas revolucionarios.

    Es necesario aprender de los errores para no repetirlos en el futuro. Y más aun cuando ese futuro depende de cómo ajustemos las cuentas con el pasado. También nos corresponde señalar que con este trabajo no pretendemos, de ningún modo, agotar la inmensa materia de estudio en este ámbito; tan solo pretendemos comenzar a abrir un poco, y brevemente, el sendero del mismo, sendero que le corresponderá recorrer ya en el futuro, no a un colectivo particular de nuestra Línea, sino al conjunto del Movimiento por la Reconstitución.

    NOTAS

    1. En este sentido, tenemos como objetivo continuar en el ámbito al que nos referimos, el camino iniciado por los camaradas del Movimiento Anti-Imperialista hace una década, con la publicación de dos textos acerca de este movimiento en el número 19 de su órgano de expresión, El Martinete.

    2. Con la excepción de la pequeña experiencia de la Comuna de París, la cual por ser tan breve en espacio y tiempo no pudo dar lugar al primer caso de transformación de la realidad hacia el comunismo.

    3. Sobre la misma recomendamos el trabajo de los camaradas de Nueva Praxis titulado El Partido del Trabajo de Albania y la revolución: una mirada retrospectiva.

    4. No somos desconocedores de que desde la Línea de Reconstitución ya se tiene tratado en buena medida diversos aspectos relacionados con la construcción del comunismo, principalmente en el caso soviético. Por lo tanto en este trabajo no nos extenderemos en cuestiones ya tratadas y procuraremos poner la atención sobre factores menos atendidos hasta el momento. Para el resto recomendamos los trabajos de los camaradas del PCR: Un solo día de frío no basta para congelar el río a tres pies de profundidad, del Colectivo Fénix: Stalin. Del marxismo al revisionismo y de Revolución o Barbarie: Stalin, clases sociales y restauración del capitalismo.

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