Golpe de Estado en Brasil
Por: Abeja Obrera
Los presidentes y presidentas hoy por hoy no pueden hacerse por ninguna otra vía que la democrática, en las urnas y con el voto de los pueblos. El presidente Evo ha sido categórico en su rechazo al atentado contra la democracia desde las primeras manifestaciones formales por parte del Congreso brasilero de hacer realidad el golpe judicial-parlamentario, hace ya varias semanas. Se espera desde Bolivia que las y los presidentes de la región demuestren la misma talla democrática, más aun tratándose del golpe de Estado al país con mayor peso específico económico de este lado del mundo.
La UNASUR, que viene siendo saboteada ya hace varios meses ante todo por Macri, está en la obligación de pronunciarse de manera inmediata para mantener su importancia por un lado y, por el otro, para demostrar que aquello iniciado por Néstor y Lula –esto es integración regional- es la antítesis a la pretensión de los intereses norteamericanos respecto a la región, región que en tiempos neoliberales nunca pudo ni siquiera acercarse a ser un polo cohesionado y fuerte en términos de geopolítica.
A este momento, partiendo de la condena y la defensa irreductible de la voluntad de los pueblos, es decir de la democracia, es menester en primer lugar aclarar que hasta hoy no hay una sola prueba para llevar a Dilma a juicio político, además buena parte de los congresistas que sindicaron a Dilma son sujetos actualmente de diferentes juicios por corrupción y otros delitos. En segundo lugar, anotar que el vicepresidente Temer no ha sido escogido para ser presidente y que no se puede gobernar un país como Brasil con una aprobación que no asciende ni al 2% en las encuestas más solidarias con los golpistas.
De consolidarse después de los 180 días el golpe, no hay otra posibilidad que ir a elecciones de manera inmediata, donde sin dudas el pueblo brasilero le otorgaría el gobierno una vez más al PT.
Quien es el potencial canciller del gobierno golpista brasilero, Serra, es una de las claras representaciones de la arremetida antidemocrática en la región. Fue él quien públicamente ha manifestado su deseo de reprivatizar Petrobras y éste sería su objetivo en la cancillería, una de las estatales más importantes no sólo del continente sino del mundo. Lo anterior no sorprende pues Serra ha sido uno de los principales privatizadores de empresas y recursos en tiempos de Cardoso. Este personaje nefasto, ex candidato perdedor a la presidencia brasilera, anteriormente ya había acusado al gobierno boliviano de omitir acciones en la lucha contra el narcotráfico, afirmando que el 80 o 90% de la cocaína que ingresaba a Brasil era de origen boliviano y que esto no podía suceder sin que el gobierno boliviano fuera cómplice. En ese entonces (2010), un importante político petista, Marco Aurelio García, lo calificó de "exterminador del futuro”. Lamentablemente se está pretendiendo gestar la exterminación del futuro de esta región, en términos de integración regional, de poder económico, de importancia geopolítica y de justicia social. Está llamada la región a defender la democracia y a impedir su exterminación política.
Por: Abeja Obrera
Los presidentes y presidentas hoy por hoy no pueden hacerse por ninguna otra vía que la democrática, en las urnas y con el voto de los pueblos. El presidente Evo ha sido categórico en su rechazo al atentado contra la democracia desde las primeras manifestaciones formales por parte del Congreso brasilero de hacer realidad el golpe judicial-parlamentario, hace ya varias semanas. Se espera desde Bolivia que las y los presidentes de la región demuestren la misma talla democrática, más aun tratándose del golpe de Estado al país con mayor peso específico económico de este lado del mundo.
La UNASUR, que viene siendo saboteada ya hace varios meses ante todo por Macri, está en la obligación de pronunciarse de manera inmediata para mantener su importancia por un lado y, por el otro, para demostrar que aquello iniciado por Néstor y Lula –esto es integración regional- es la antítesis a la pretensión de los intereses norteamericanos respecto a la región, región que en tiempos neoliberales nunca pudo ni siquiera acercarse a ser un polo cohesionado y fuerte en términos de geopolítica.
A este momento, partiendo de la condena y la defensa irreductible de la voluntad de los pueblos, es decir de la democracia, es menester en primer lugar aclarar que hasta hoy no hay una sola prueba para llevar a Dilma a juicio político, además buena parte de los congresistas que sindicaron a Dilma son sujetos actualmente de diferentes juicios por corrupción y otros delitos. En segundo lugar, anotar que el vicepresidente Temer no ha sido escogido para ser presidente y que no se puede gobernar un país como Brasil con una aprobación que no asciende ni al 2% en las encuestas más solidarias con los golpistas.
De consolidarse después de los 180 días el golpe, no hay otra posibilidad que ir a elecciones de manera inmediata, donde sin dudas el pueblo brasilero le otorgaría el gobierno una vez más al PT.
Quien es el potencial canciller del gobierno golpista brasilero, Serra, es una de las claras representaciones de la arremetida antidemocrática en la región. Fue él quien públicamente ha manifestado su deseo de reprivatizar Petrobras y éste sería su objetivo en la cancillería, una de las estatales más importantes no sólo del continente sino del mundo. Lo anterior no sorprende pues Serra ha sido uno de los principales privatizadores de empresas y recursos en tiempos de Cardoso. Este personaje nefasto, ex candidato perdedor a la presidencia brasilera, anteriormente ya había acusado al gobierno boliviano de omitir acciones en la lucha contra el narcotráfico, afirmando que el 80 o 90% de la cocaína que ingresaba a Brasil era de origen boliviano y que esto no podía suceder sin que el gobierno boliviano fuera cómplice. En ese entonces (2010), un importante político petista, Marco Aurelio García, lo calificó de "exterminador del futuro”. Lamentablemente se está pretendiendo gestar la exterminación del futuro de esta región, en términos de integración regional, de poder económico, de importancia geopolítica y de justicia social. Está llamada la región a defender la democracia y a impedir su exterminación política.