Organización de cuadros y organización de masas
Una de las mejores aportaciones que el leninismo dio al socialismo científico fue en aquello relativo a la organización comunista. La fase imperialista del capitalismo requería, para su derrocamiento, una organización comunista capaz de afrontar una serie de dificultades y obstáculos que un destacamento no leninista no sería capaz de superar. Centralismo y disciplina (democrático y consciente, respectivamente) se convierten en dos pilares básicos de estas organizaciones de nuevo tipo.
Toda organización que aspire a ser vanguardia, y debe serlo para hacer la revolución, ha de ser una organización de cuadros. Esto es, un destacamento en el cual sus componentes, la militancia, están imbricados en la estructura de tal forma que, de acuerdo a sus cualidades y posibilidades, están en condiciones de aportar a la organización lo máximo, lo óptimo. El hecho de que la organización sea capaz de realizar esta fusión óptima entre la militancia y la estructura se llama encuadramiento. Los cuadros, por su parte, son revolucionarios y revolucionarias profesionales, es decir, militantes formadas y expertas en alguna tarea revolucionaria, y cuya militancia es una prioridad en sus vidas.
Una organización de cuadros precisa del compromiso entre dos partes: la militancia y la organización.
Por su lado, la militancia tiene la obligación de adquirir la disciplina consciente suficiente para realizar las tareas que asume o se le encomiendan. Debe participar de forma activa en la actividad diaria de la organización, no sólo como deber, sino como necesidad para integrarse en la línea teórica y práctica, en el proyecto político. Debe aportar a la organización aquello que esté dentro de sus posibilidades y capacidades. Debe comprometerse a formarse, en lo teórico y lo práctico. En resumen, los y las militantes deben aspirar a ser cuadros comunistas.
Por otro lado, la organización debe ser capaz de poner los medios y medidas necesarios para que el correcto encuadramiento de la militancia. Debe hacer asumir a la militancia la necesidad y obligatoriedad de la disciplina consciente. Debe asegurar la democracia en la estructura de la organización, facilitar la asistencia a reuniones, fomentar la participación en los debates y la elaboración de línea, y escuchar a la militancia. Debe saber encontrar los puntos fuertes de cada militante y ayudar a mejorar los puntos flacos. Debe asegurarse del cumplimiento de tareas y los planes asumidos y aprobados. Debe esforzarse por formar a la militancia y educarla en el socialismo científico. En resumen, la organización debe aspirar a encuadrar a la militancia.
En una organización de cuadros cada miembro es esencial, no hay nadie prescindible o se debe procurar que no lo haya. Cada miembro es parte activa del engranaje, al que no solo le aporta trabajo, sino creatividad y dinamismo.
Los retos ante los que se encuentra una organización que pretende ser de cuadros exigen el esfuerzo por parte de ésta a la hora de encuadrar a los y las nuevas militantes, así como no descuidar el encuadramiento de la militancia más veterana.
Lo contrario a una organización de cuadros es una organización de masas. Por desgracia, en el campo comunista, tanto nacional como internacional, abundan los casos de organizaciones de masas. Esto suele darse cuando hay tendencia a primar la cantidad a la calidad, cuando se abandonan los objetivos revolucionarios o simplemente cuando no se es consciente de la importancia de las características que debe tener una organización revolucionaria. También es fácil que se dé cuando una organización crece de forma rápida y ese crecimiento cuantitativo no se acompaña de uno cualitativo.
Trabajo y debates en nuestra organización
Actualmente en nuestra organización, nos encontramos con varios retos en este terreno, interrelacionados entre ellos. Por un lado, una cuestión generacional, por otro, en lo relativo a la situación de la clase trabajadora, y por último, sobre las inquietudes políticas y la vida no partidaria.
En cuanto a la cuestión generacional, en nuestro documento congresual nos presentábamos como:
Somos una organización marxista-leninista, enfocada principalmente a la juventud, puesto que la realidad material de nuestra organización es que ésta está formada por jóvenes […]. Sin embargo, puesto que aspiramos a contribuir a la reconstrucción del Partido Comunista en nuestro país, consideramos necesario facilitar la incorporación a nuestra organización a aquellos y aquellas comunistas de mayor edad. Iremos desarrollando línea y espacios de trabajo conforme vayamos teniendo contactos y simpatizantes no juveniles, para organizarlos si pueden ser encuadrados en nuestra estructura. Esta preparación es necesaria, además, para encuadrar a nuestra militancia que a medio-largo plazo dejará de ser joven.
Debido a nuestra anterior etapa como juventud, la estructura de la organización estaba moldeada, en gran parte, a las necesidades y capacidades de la juventud. Juventud en su mayoría estudiantil. El centro de gravedad político se movía en torno al movimiento estudiantil, siendo el ámbito que mayor planificación tenía, del que más experiencias se tenían y del cual se sacaba más rédito. El horario, el formato, el lugar y la duración de las reuniones estaban adaptados a este contexto. La actividad diaria, la línea de trabajo y la cantidad de tiempo dedicado por parte de la militancia a la organización (que era por lo general grande) eran aquellas asumibles por una juventud estudiantil. La militancia trabajadora se adaptaba a los ritmos de las y los estudiantes, su encuadramiento estaba lejos de ser óptimo y la planificación de su trabajo era escasa.
En la época actual, nos encontramos en una transición estudiantil-obrera, en la que gran parte de la militancia ha dejado de estudiar. Es entonces, cuando nos ha tocado, o nos está tocando, realizar un gran esfuerzo en “hacer más obrera” nuestra organización. Entender los ritmos del movimiento obrero y la disponibilidad de la militancia obrera, optimizar el encuadramiento de ésta, ajustar los horarios de las reuniones, el tipo de trabajo a realizar (más tareas sobre el interno de la organización o sobre el externo),… En definitiva, un serie de cuestiones a tener en cuenta, que parecen simplezas, pero que son esenciales a la hora de plantearse ser un organización de cuadros.
Por otro lado, hacíamos mención a la situación de la clase trabajadora en la actualidad y su relación con el encuadramiento. Se dice que la clase obrera industrial es el núcleo de la clase trabajadora en general por su posición en la cadena de producción y su relación con el modo de producción. Pero no sólo eso, es además la que por sus condiciones diarias, tiene una serie ventajas a la hora de organizarse y militar. Suele tener un horario fijo y trabajar en un espacio fijo, suele saber trabajar en grupo, adquiere disciplina por las características de su trabajo, los contratos suelen ser fijos, hay mayor estabilidad laboral y mayor presencia y grado de sindicación (los sindicatos suelen ser más combativos)… Al menos, esa es la tendencia histórica.
No obstante, gran parte de los y las trabajadoras en nuestro país, y sobre todo entre la juventud, y en concreto, el entorno de nuestra organización, pertenecen al sector servicios (hostelería, transporte, comerciales, atención al cliente, dependientes y dependientas,…). La gran mayoría de contratos son temporales, en subcontratas, empresas atomizadas o por ETTs, a tiempo parcial (y con pluriempleo), con horas extras y complementarias no justificadas, con turnos de guardia, con horarios cambiantes que se saben la semana de antes. Esto no crea sólo una mayor inseguridad y miedo a la hora de realizar cualquier tipo de actividad política (ya sea sindical en el centro de trabajo o partidaria fuera de éste), sino que dificulta encuadramiento de estas trabajadoras y trabajadores, porque el tiempo disponible para la militancia se reduce, porque el horario choca con el de la juventud estudiantil y con la clase trabajadora estable (funcionariado, personal público laboral y clase obrera industrial), porque surgen mayores imprevistos en el día a día, y porque su actividad política a su centro de trabajo, en un frente natural como sería el sindicato, se ve mermada, quizás dejando como única opción el sindicalismo fuera de su centro.
Saber encuadrar este tipo de perfiles, junto al sector de la clase en paro, son uno de los retos que nuestro destacamento se plantea como condición necesaria para ser una organización de cuadros, por un lado; y para reconstruir el Partido Comunista, por otro.
Por último, entendemos que es muy positivo para una organización de cuadros conocer el estado de ánimo de su militancia, su situación personal, laboral, social y económica. No porque sea obligación de la organización solucionar todos los problemas que le surjan a su militancia en su vida fuera del partido, sino porque precisamente esta vida externa afecta a la actividad diaria del partido. Saber aumentar o disminuir la carga de trabajo político, ser flexible con las cuotas, poner facilidades a la hora de necesitar un transporte o un material de cara a su trabajo, y generar un ambiente de camaradería y confianza entre la militancia pueden ser buenas medidas. De cara a la militancia que entra nueva, puede ser interesante, averiguar cuáles son sus inquietudes políticas, que les ha movido a organizarse, cuál es su situación y contexto personal, para un mejor y más rápido encuadramiento.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Fuente: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]