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    [OC Revolución] Un año de Alfon, muchos más de represión

    Sabubu
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    Mensaje por Sabubu Vie Jun 17, 2016 8:23 pm

    ¿Alfon es un caso aislado?


    Hoy hace un año de la entrada de Alfon en prisión. Desde la Organización Comunista Revolución queremos lanzar un mensaje de solidaridad con el compañero, que en numerosas ocasiones ha denunciado un montaje policial como el origen de su detención. Desde que fuera condenado a 4 años de prisión por participar en los piquetes de una huelga general, Alfon ha soportado su estancia en prisión en un régimen especial denominado FIES, especialmente reservado para los delincuentes más peligrosos y los terroristas.

    El caso de Alfon quizá haya sido el que más repercusión ha tenido en las redes sociales pero no es el único en el que quienes se han movilizado frente a las consecuencias del sistema capitalista o contra el propio sistema en sí han sido reprimidos de forma inmediata por parte del Estado.

    Casos como los de Andrés Bódalo, los titiriteros, las operaciones Pandora y Araña, el PML(RC) o Nahuel, entre muchos otros, no son más que un reflejo del aumento de la represión que el Estado, como fiel defensor de los intereses de las empresas, ha ejercido sobre quienes nos oponemos a la dictadura del capitalismo.

    ¿A quién reprimen y cómo?


    Todos estos casos se dan en un contexto de crisis en el que la clase obrera y otras capas populares han mantenido un nivel de movilizaciones elevado (el 15M, 22M, mareas, PAH…). Pero sobre todo la clase trabajadora ha contribuido a una elevada conflictividad social en un momento en que las empresas han aprovechado para seguir derribando derechos de trabajadores y trabajadoras y que ha obligado a nuestra clase a ponerse a la defensiva. Esta agudización de la lucha de clases tuvo alguno de los momentos más tensos durante los primeros años de esta década con algunas huelgas generales y miles de manifestaciones al año que acentuaron la actividad represora del Estado y que ahora tiene a más de 300 sindicalistas acusados y acusadas de delitos por participar en los piquetes de las huelgas.

    Este aumento de la represión lo ha llevado a cabo el Estado, como ejecutor de las acciones que benefician a las empresas que lo sostienen y le dan sentido, con el objetivo de introducir el miedo entre la clase trabajadora y otras capas populares movilizadas y detener la lucha en la calle y la progresiva toma de conciencia que, con la ayuda de las organizaciones comunistas, debieran haber ido adquiriendo las masas al experimentar de forma inmediata los límites de la sociedad capitalista.

    Esta agudización represiva se ha llevado a cabo en dos fases con distintos resultados. Durante los primeros años de la crisis, el instrumento utilizado ha sido una mayor actividad de las fuerzas y cuerpos de represión del Estado,  que han tenido una actitud más dura en las huelgas que la observada en épocas anteriores y han denunciado algunas actividades que en el pasado eran toleradas por el Estado en un esfuerzo por mostrar su lado más amable. Una prueba más del aumento de la actividad de estas fuerzas represivas son las numerosas ocasiones en las que los antidisturbios tuvieron que cargar contra manifestantes en claras pruebas del nerviosismo que la movilización genera en la clase burguesa.

    Tras observar el escaso éxito que tuvo esta primera etapa, la burguesía impulsó una serie de cambios normativos con el objetivo de que la represión fuese anterior a la realización de la acción por las consecuencias que podría tener. En este sentido se hicieron la reforma del Código Penal y la denominada Ley Mordaza. Ambas han servido de forma conjunta para criminalizar la movilización y, junto a otros factores, están siendo más efectivas que la anterior etapa.

    El objetivo de estas reformas en la ley fue el de incluir una gran cantidad de nuevas infracciones reprimiendo así las conductas que la clase obrera utilizaba como método de lucha (por ejemplo con la paralización de desahucios) o como defensa frente a los abusos de los cuerpos y fuerzas represivos del Estado (como la prohibición de grabar a la policía). Además, se modifica de esta manera en gran medida la formas de la represión que pasan de ser más directas y virulentas (con cargas de antidisturbios y penas de prisión) a ser económicas imponiendo multas de hasta 600.000 euros.

    ¿Y qué debemos hacer las organizaciones comunistas?


    Así, como podemos observar, el aumento de la represión del Estado está afectando a la lucha de la clase trabajadora, que se encuentra dificultades y trabas para reivindicar sus derechos económicos y políticos. Es por esto que las organizaciones comunistas debemos analizar y tratar esta cuestión como una prioridad para que no suponga un freno a las aspiraciones políticas de la clase obrera.

    Es cierto que la debilidad actual del movimiento comunista en España dificulta la toma de medidas para evitar en gran parte la desmovilización que esta represión produce. Sin embargo, sí creemos que hay una serie de aspectos de los que podemos y debemos encargarnos como organización partidaria o impulsar desde los propios frentes de masas.

    Resulta vital en el actual sistema represivo, en el que se prima el castigo económico, la creación de cajas de resistencia que puedan asumir las multas económicas que reciban quienes militen en un sindicato u otro colectivo para evitar que personas concretas carguen con el peso de la multa y sirva como argumento desmotivador para participar en dicho proyecto.

    Por otro lado es esencial una formación completa de la militancia tanto de los frentes de masas como de las organizaciones partidarias sobre la legalidad represiva para conocer las reglas del juego con las que nos movemos, evitar multas absurdas y tratar de ir siempre un paso por delante de las trampas que inevitablemente nos querrá plantear el Estado burgués.

    Por último, y a modo de conclusión, es importante destacar que este no es un problema coyuntural porque en el gobierno se encuentre este u otro partido político. Es algo estructural, una tendencia que irá a más a medida que la burguesía perciba a la clase obrera como enemigo potencial o realmente peligroso para su posición social. Por ello, deberá ser el Partido Comunista, por ser la herramienta capaz de analizar y tomar medidas de forma más eficaz, el que busque las vías y asegure que la lucha obrera continúe su curso que debe desembocar con la clase trabajadora desempeñando el papel que le corresponde en la historia, tomando el poder.
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