Los revisionistas yugoeslavos alardearon de una "tercera vía" en la construcción del socialismo pero Yugoeslavia no fue nunca un país socialista. El socialismo no consiste en entregar la propiedad de los medios de producción a los que trabajan con ellos, como a veces se dice, sino a todos los trabajadores. Eso se llama "socializar" los medios de producción. En el socialismo no hay propiedad "estatal" de los medios de producción sino de la clase obrera, de todos los trabajadores, lo cual no tiene nada que ever con entregárselos a unos pocos, cualesquiera que sean. El socialismo no tiene nada que ver -en absoluto- con la autogestión, si por eso se entiende que se entreguen las fábricas y empresas a los que trabajan en ellas. En el socialismo el Estado administra, gestiona y controla la propiedad social en nombre de la clase obrera y siempre que el Estado sea un Estado de la clase obrera, que actúa en representación e interés de la clase obrera: de toda la clase obrera, no sólo de unos pocos obreros o de una parte de los obreros.
Como cualquier país capitalista, Yugoeslavia siempre contó con la simpatía de los imperialistas y burgueses, que financiaron sus ruinosas empresas "autogestionarias" con fabulosos empréstitos. ¿Conocéis algún país realmente socialista que se hubiera acogido a la "ayuda" del plan Marshall, en plena guerra fría? Pues Yugoslavia sí. Por eso en Yugoeslavia se desató una inflación galopante en los ochenta. Son las cosas típicas del paraíso autogestionario.
Por eso el país se mantuvo en pie mientras sus trabajadores tenían que emigrar al extranjero, algo insólito que no ocurrió en ningún país realmente socialista: alrededor de 1.400.000 obreros se tuvieron que marchar a otros países capitalistas. Nada que ver con la repugnante burocracia stalinista y el gulag... salvo algunas excepciones, como la creación en 1949 del campo de concentración de Goli Otok (que significa “isla desierta” en servo-croata) para encerrar a los comunistas que trataron de luchar por el socialismo.
La primera vez que algún revisionista habló de socialismo de mercado fue en la Yugoslavia de Tito, no en la China de Deng Xiaoping. Es más, el mercado no era para los revisionistas yugoeslavos “un mal necesario” o un episodio “transitorio”. Ellos se propusieron construir una economía autogestionaria de mercado, y en consecuencia los bienes producidos estaban destinados al intercambio. A su juicio era en el mercado donde podían relacionarse eficazmente los vendedores y los compradores. Cualquier trabajador sabe que una empresa sometida al mercado hay poco margen de decisión; el que manda es el mercado capitalista.
Los revisionistas yugoeslavos pensaban que en su sistema económico, el mercado era la consecuencia lógica de la autogestión. Por eso no socializaron nunca las empresas expropiadas a los antiguos dueños capitalistas. Las pusieron bajo directo control aparente de sus propios trabajadores pero cada empresa autogestionaria debía competir en el mercado como en cualquier otro país capitalista, reduciendo costos y bajando los salarios, es decir, comenzaron a funcionar como nuevas empresas capitalistas.
En Yugoeslavia las empresas autogestionadas empezaron a endeudarse de forma descontrolada para competir, e incluso recurrieron a sus amos imperialistas, a la banca internacional y al FMI y ya se sabe que quien pone el dinero es el que manda, es decir, que la política económica en Yugoeslavia no era nada autogestionaria sino dictada por el FMI, como en cualquier república bananera. De ahí que en los sesenta la economía Yugoslava se vió inundada de inversión extranjera y petrodolares, con déficit de la balanza de pagos, graves problemas de inflación y, finalmente, de recesión económica y desempleo. ¿Alguien conoce a algún país socialista en el cual el número de obreros en paro aumente en lugar de disminuir? En ningún país capitalista europeo hubo más huelgas que en Yugoeslavia.
La creciente desigualdad social y económica, sumado a la recesión económica y la enorme deuda externa fueron las que permitieron a los imperialistas dividir a Yugoslavia en 1991 y la vuelta a un sistema capitalista sin máscaras de ninguna clase.
Otro de los grandes pilares de la autogestión yugoeslavia, como de la España franquista, fue el turismo, por eso es verdad que Yugoeslavia no se pareció en nada a la URSS: se pareció más a la España franquista.
Pero es que la autogestión yugoeslava siempre fue una mentira: los obreros debían indemnizar al Estado por la privatización de "su" empresa. Como en cualquier empresa capitalista la famosa autogestión se limitaba a tareas sindicales, de condiciones de trabajado, higiene y seguridad, además de las tediosas reuniones periódicas informativas. En las grandes empresas los trabajadores elegían a un consejo, que a su vez elegía una gestora y, además, había un director que era quien realmente tomaba las decisiones, y no lo elegían los trabajadores sino la cúpula de la burocracia titista. El director formaba parte de la gestora pero la ley le colocaba por encima de ella.
Como cualquier país capitalista, Yugoeslavia siempre contó con la simpatía de los imperialistas y burgueses, que financiaron sus ruinosas empresas "autogestionarias" con fabulosos empréstitos. ¿Conocéis algún país realmente socialista que se hubiera acogido a la "ayuda" del plan Marshall, en plena guerra fría? Pues Yugoslavia sí. Por eso en Yugoeslavia se desató una inflación galopante en los ochenta. Son las cosas típicas del paraíso autogestionario.
Por eso el país se mantuvo en pie mientras sus trabajadores tenían que emigrar al extranjero, algo insólito que no ocurrió en ningún país realmente socialista: alrededor de 1.400.000 obreros se tuvieron que marchar a otros países capitalistas. Nada que ver con la repugnante burocracia stalinista y el gulag... salvo algunas excepciones, como la creación en 1949 del campo de concentración de Goli Otok (que significa “isla desierta” en servo-croata) para encerrar a los comunistas que trataron de luchar por el socialismo.
La primera vez que algún revisionista habló de socialismo de mercado fue en la Yugoslavia de Tito, no en la China de Deng Xiaoping. Es más, el mercado no era para los revisionistas yugoeslavos “un mal necesario” o un episodio “transitorio”. Ellos se propusieron construir una economía autogestionaria de mercado, y en consecuencia los bienes producidos estaban destinados al intercambio. A su juicio era en el mercado donde podían relacionarse eficazmente los vendedores y los compradores. Cualquier trabajador sabe que una empresa sometida al mercado hay poco margen de decisión; el que manda es el mercado capitalista.
Los revisionistas yugoeslavos pensaban que en su sistema económico, el mercado era la consecuencia lógica de la autogestión. Por eso no socializaron nunca las empresas expropiadas a los antiguos dueños capitalistas. Las pusieron bajo directo control aparente de sus propios trabajadores pero cada empresa autogestionaria debía competir en el mercado como en cualquier otro país capitalista, reduciendo costos y bajando los salarios, es decir, comenzaron a funcionar como nuevas empresas capitalistas.
En Yugoeslavia las empresas autogestionadas empezaron a endeudarse de forma descontrolada para competir, e incluso recurrieron a sus amos imperialistas, a la banca internacional y al FMI y ya se sabe que quien pone el dinero es el que manda, es decir, que la política económica en Yugoeslavia no era nada autogestionaria sino dictada por el FMI, como en cualquier república bananera. De ahí que en los sesenta la economía Yugoslava se vió inundada de inversión extranjera y petrodolares, con déficit de la balanza de pagos, graves problemas de inflación y, finalmente, de recesión económica y desempleo. ¿Alguien conoce a algún país socialista en el cual el número de obreros en paro aumente en lugar de disminuir? En ningún país capitalista europeo hubo más huelgas que en Yugoeslavia.
La creciente desigualdad social y económica, sumado a la recesión económica y la enorme deuda externa fueron las que permitieron a los imperialistas dividir a Yugoslavia en 1991 y la vuelta a un sistema capitalista sin máscaras de ninguna clase.
Otro de los grandes pilares de la autogestión yugoeslavia, como de la España franquista, fue el turismo, por eso es verdad que Yugoeslavia no se pareció en nada a la URSS: se pareció más a la España franquista.
Pero es que la autogestión yugoeslava siempre fue una mentira: los obreros debían indemnizar al Estado por la privatización de "su" empresa. Como en cualquier empresa capitalista la famosa autogestión se limitaba a tareas sindicales, de condiciones de trabajado, higiene y seguridad, además de las tediosas reuniones periódicas informativas. En las grandes empresas los trabajadores elegían a un consejo, que a su vez elegía una gestora y, además, había un director que era quien realmente tomaba las decisiones, y no lo elegían los trabajadores sino la cúpula de la burocracia titista. El director formaba parte de la gestora pero la ley le colocaba por encima de ella.