La canciller europea Federica Mogherini y el canciller cubano Bruno Rodríguez firmaron en Bruselas el bautizado "Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación".
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Cuba y la Unión Europea firmaron en Bruselas su primer acuerdo, que pone fin a 20 años del bloqueo europeo lanzado en 1996 tras la aprobación europea de la "posición común" a instancias del gobierno español del entonces presidente José María Aznar. Cuba deja así de ser una anomalía en las relaciones europeas con los países de América Latina.
La canciller europea Federica Mogherini y el canciller cubano Bruno Rodríguez firmaron en Bruselas el bautizado "Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación", que será la base legal a partir de ahora de las relaciones entre Cuba y los 28 países de la UE.
Mogherini dijo que “Cuba está cambiando profundamente. La Unión Europea está acompañando este proceso conjuntamente con el gobierno cubano. Con el acuerdo, tendremos la oportunidad de llevar la relación entre la Unión Europea y Cuba a un nuevo nivel”.
Rodríguez Parrilla reconoció que la relación “pasó por momentos de desencuentro” y que la eliminación de la ‘posición común’ “restablece la normalización entre la UE y Cuba”. “Para la economía cubana –dijo el canciller- la relación con Europa es una prioridad”, pero recordó que el bloqueo estadounidense, principalmente por las restricciones financieras, “sigue siendo un obstáculo que se interpone en la relación económica entre los países europeos y Cuba”.
La canciller europea hizo una velada referencia al cambio en Washington: “Los dos sabemos bien que el entorno internacional presenta hoy desafíos y nuestro partenariado será aún más importante de lo que ya ha sido hasta ahora”. Rodríguez Parrilla fue más claro: “Las relaciones entre Cuba y Europa felizmente no pasan por Washington”.
El acuerdo, según la Comisión Europea, “facilitará y reforzará el diálogo político, mejorará la cooperación bilateral y el desarrollo”. Europa intenta así mantener su influencia en una Cuba que puede cambiar más rápido tras la muerte de Fidel Castro y el probable endurecimiento de Washington tras la elección de Donald Trump.
Bruselas dice que el acuerdo servirá para que la UE “apoye el proceso de transición de la economía y la sociedad cubanas” e incluye “diálogo en desarrollo sostenible, democracia y derechos humanos”. También incluye apartados sobre comercio y cooperación comercial.
El acuerdo de ayer anula en la práctica la "posición común", que exigía al régimen cubano avances democráticos para mejorar la relación. La UE no aplica esa política de mano dura a otras dictaduras. La muerte de Fidel Castro sirve como cambio de etapa pero el acuerdo firmado estaba negociado desde la visita de Mogherini a La Habana el pasado marzo.
Europa rompió relaciones con el régimen cubano en 1996 tras la llegada al poder en Madrid del primer gobierno conservador desde la instauración de la democracia. La UE aseguró entonces que no habría mejora de las relaciones con Cuba hasta que la isla diera pasos claros hacia la democratización. La Habana consideró que esa postura era una injerencia que impedía normalizar las relaciones.
En 2003 llegaron las sanciones diplomáticas con la llamada ‘Primavera Negra’ y la encarcelación de disidentes. El Parlamento Europeo, en los años siguientes, entregó su Premio Sajarov a la libertad de conciencia a disidentes como Oswaldo Payá, Guillermo Fariñas o la organización de las Damas de Blanco. Se limitaron al mínimo las visitas a la isla.
El cambio en Madrid con la llegada en 2004 del gobierno del socialista Rodríguez Zapatero empezó a provocar el giro. En 2008 se reanudó el diálogo y volvió la cooperación europea a Cuba. Se levantaron las sanciones y se empezó un tímido diálogo en 2010.
En 2012 la entonces canciller europea Catherine Ashton empezó a tantear cómo podía mejorar la relación con Cuba sin molestar a las capitales europeas que querían mantener la mano dura, principalmente los países de Europa del este que pasaron por dictaduras comunistas y en parte los nórdicos y Alemania.
Los checos fueron durante años el gran escollo. Un gobierno tras otro recordaban que, en 1968, Fidel Castro aplaudió cuando los tanques soviéticos aplastaron la Primavera de Praga que acabó con el segundo intento de rebelión democrática en Europa del este tras Budapest en 1956. Castro dijo entonces que los rebeldes eran contrarrevolucionarios que llevaban a Checoslovaquia hacia el capitalismo y a los brazos de los imperialistas. A sus líderes los llamó “fascistas reaccionarios”.
Según los datos de la Oficina Europea de Estadísticas, la UE es el segundo socio comercial de Cuba tras Venezuela con más de 2.700 millones de euros de intercambios en 2015.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]