El nuevo desorden amoroso
Pascal Bruckner y Alain Finkielkraut
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Con motivo de la edición original de este libro, que tan viva repercusión alcanzó en Francia (y posteriormente en muchos otros países, entre ellos España), Xavier Domingo escribió:
«En cada uno de nosotros no hay ni uno ni dos sexos, sino cien mil sexos, escriben en un admirable libro, de entronque fourierista, Pascal Bruckner y Alain Finkielkraut. El libro se titula 'El nuevo desorden amoroso' e invita a la satisfacción tranquila y consciente de cualquier tipo de capricho sexual, pero, al mismo tiempo, se lanza a fuerte campaña contra la religión del osgasmo rechiana que ha venido sirviendo de bandera y consigna para la liberación sexual en los últimos tiempos. De hecho, El nuevo desorden amoroso es un grandioso himno a las inmensas posibilidades amorosas, muy superiores a las del hombre según los autores, que se encierran en la mujer y que el hombre, víctima de infinidad de tabúes, primero religiosos y luego sexualistas, no saben no gozar ni aprovechar ni, sobre todo, imitar. De objeto de placer, escriben los autores, la mujer se está convirtiendo en modelo de placer... Y también, acojamos en nosotros esa turbulencia de lo femenino por más inquietante que sea».
Nuevo desorden amoroso, pues: contra todos los puritanos, desde luego, pero también contra todos los modernos «liberadores del deseo», militantes del goce sin desviaciones ni sentimientos, fanáticos de la salud y de la higiene. Contra esta camarilla de «normalizadores» del movimiento feminista y de forma más general, los movimientos minoritarios (gays, lesbianas, prostitutas, travestis, sadomasoquistas, etc.) reivindican la coexistencia de todas las sexualidades, la polimorfia o, más precisamente, la maleabilidad amorosa.
Pascal Bruckner y Alain Finkielkraut
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Con motivo de la edición original de este libro, que tan viva repercusión alcanzó en Francia (y posteriormente en muchos otros países, entre ellos España), Xavier Domingo escribió:
«En cada uno de nosotros no hay ni uno ni dos sexos, sino cien mil sexos, escriben en un admirable libro, de entronque fourierista, Pascal Bruckner y Alain Finkielkraut. El libro se titula 'El nuevo desorden amoroso' e invita a la satisfacción tranquila y consciente de cualquier tipo de capricho sexual, pero, al mismo tiempo, se lanza a fuerte campaña contra la religión del osgasmo rechiana que ha venido sirviendo de bandera y consigna para la liberación sexual en los últimos tiempos. De hecho, El nuevo desorden amoroso es un grandioso himno a las inmensas posibilidades amorosas, muy superiores a las del hombre según los autores, que se encierran en la mujer y que el hombre, víctima de infinidad de tabúes, primero religiosos y luego sexualistas, no saben no gozar ni aprovechar ni, sobre todo, imitar. De objeto de placer, escriben los autores, la mujer se está convirtiendo en modelo de placer... Y también, acojamos en nosotros esa turbulencia de lo femenino por más inquietante que sea».
Nuevo desorden amoroso, pues: contra todos los puritanos, desde luego, pero también contra todos los modernos «liberadores del deseo», militantes del goce sin desviaciones ni sentimientos, fanáticos de la salud y de la higiene. Contra esta camarilla de «normalizadores» del movimiento feminista y de forma más general, los movimientos minoritarios (gays, lesbianas, prostitutas, travestis, sadomasoquistas, etc.) reivindican la coexistencia de todas las sexualidades, la polimorfia o, más precisamente, la maleabilidad amorosa.