Aunque Lenin había expresado sus deseos de que tras su muerte no se celebrasen memoriales en su nombre y aunque porbostes del régimen soviético se oponían a su glorificación (caso de León Trosky, Bujarin y Kamenev); Iósif Stalin promueve un proceso de ensalzamiento social del personaje, que conduce a la construcción de monumentos y estatuas en su honor por toda la Unión Soviética.
Había comprendido que todo régimen precisa de mártires, de ídolos que adorar, para volverse realmente populares. El punto cumbre es la edificación del Mausoleo de Lenin en la plaza Roja de Moscú y el elemento central de éste es el cadáver embalsamado del líder de los soviets.
Tras la muerte, al cadáver se le había aplicado un sistema de conservación consistente en inyectarle en la aorta seis litros de alcohol, formol y glicerina, destinado a preservar el cuerpo. Pero el rostro de Lenin se resquebrajaba ante la mirada de los miles de soviéticos que confluían a diario en la Sala de las Columnas para despedir a quien siete años antes había encabezado la insurrección que llevó a los bolcheviques al poder y que fundó la Unión Soviética en 1922, tras una cruenta guerra civil cuyo triunfo apenas pudo saborear. Por ello, tres meses después del deceso se opta por otro sistema más radical de embalsamamiento.
A finales de marzo de 1924 los profesores Vorobiov y Zbarski sumergieron por primera vez el cadáver de Lenin en una viscosa mezcla de glicerina y acetato de potasio. En las primeras sesiones le extrajeron los pulmones, el hígado y el bazo, tras lo cual se lavó por completo la caja torácica. Con el consiguiente permiso previo del Partido, se le practicaron incisiones por todo el cuerpo, en el vientre, en los hombros, en las piernas, en la espalda y en las palmas de las manos, para que el bálsamo penetrara y saturase bien todo el cuerpo. Sólo después sumergieron a Lenin en una bañera de caucho colmada del elixir, que estaba compuesto en su mayoría de glicerina y acetato de potasio, agua y cloro de quinina.
Los ojos fueron sustituidos por bolas de cristal y los labios cosidos por debajo del bigote. El cerebro fue extraído, analizado concienzudamente en el intento de encontrar algún indicio del supuesto talento de su propietario y desde 1928 se conserva en una solución de alcohol y formol, dividido en lóbulos y cubierto de parafina, dentro de una caja fuerte en el Instituto de Investigación Cerebral de la URSS.
Los conservadores aplicaban el líquido milagroso en la cara y en las manos, tres o cuatro veces por semana. Una vez al año, el mausoleo cerraba durante mes y medio para poder sumergir el cuerpo en el baño e impregnarlo con el preparado químico.
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