Portal
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
A principios del siglo pasado, el imperialismo japonés ocupó militarmente a Corea y aplicó la dominación militar. Los revolucionarios coreanos se levantaron en la lucha para rescatar al país.
Entre ellos figura el inmortal combatiente revolucionario Kim Chol Ju.
A 10 y pico años de edad se incorporó a la revolución, comenzando por ingresar a la Unión de Niños Saenal, la primera organización infantil revolucionaria del país.
Desplegó actividades artísticas de propaganda para ilustrar a diversos sectores del pueblo, y editaba y distribuía el periódico “Saenal”, incentivando a las masas populares a la lucha antijaponesa.
Posteriormente se encargó de labores de la Unión de Juventud Comunista y con sus miembros iba a menudo a las masas populares para desplegar actividades políticas contribuyendo grandemente a echar cimiento de masas para la lucha armada antijaponesa.
Se entregó a las labores para fundar la Guerrilla Popular Antijaponesa. Explicaba entre jóvenes sobre la orientación del Presidente Kim Il Sung para una lucha armada, y les educaba incansablemente, ingresando a muchos de ellos en la UJC y los forjó a través de la lucha práctica.
En abril de 1932 el Presidente Kim Il Sung fundó la Guerrilla Popular Antijaponesa y el compañero Kim Chol Ju se dio por entero a expandirla y fortalecerla. Para eso hacía falta primero engrosar las filas de combatientes y adquirir armas. En cumplimiento de las palabras del Presidente de resolver cada cual armas para sí mismo, se puso en la delantera de la lucha por arrebatar armas del enemigo.
Un ejemplo: en la primavera de 1933 él actuaba en la UJC en Antu. De las organizaciones inferiores 15 miembros fueron seleccionados para ingresar en la Guerrilla. Pensó que ellos debían resolver sus armas por sí mismos y con ellos atacó a un cuartel enemigo con una táctica admirable y arrebató muchas armas.
El aceptaba y cumplía a cabalidad e incondicionalmente las tareas que el Presidente asignaba.
En cierta ocasión él visitó al Presidente y le pidió su alistamiento en la Guerrilla. Pero éste le dijo que las actividades clandestinas eran tan importantes como la lucha armada y le aconsejó que desplegara con escala la labor de la UJC, y a pesar de su deseo ardiente, desistió de su intento. El era el hermano menor del Presidente, pero las palabras de él no las aceptaba como indicaciones de su hermano, sino como la orden de la revolución.
Esto era su último encuentro con el Presidente. Siguiendo la voluntad de éste consolidó y expandió las organizaciones de la UJC en diversas partes, y desplegaba las luchas para arrebatar armas, combatir contra terratenientes crueles y liquidar lacayos del imperialismo japonés.
Hizo también notables aportes para formar un frente común antijaponés.
Gracias a él, el comandante de una tropa antijaponesa de chinos, que se oponía sin más ni menos a los coreanos, posteriormente se ingresó en el Partido Comunista, diciendo que si no fuera por el camarada Kim Chol Ju no era posible saludar un día glorioso como aquel.
El participó en los combates de Yangcaogou, Badaogou, Dadianzi, Fuerhe, Chechangzi, etc., donde demostró su valentía sin igual. El 14 de junio de 1935 cayó en un combate cerca de Chechangzi. Entonces tenía 19 años de edad. Aunque era corta su vida, siendo como era un destacado combatiente fiel al Líder, pervive para siempre en el corazón del pueblo.
El Presidente, recordando dolorosamente la despedida de él, escribió en sus memorias “En el Transcurso del Siglo”: “Cada vez que evoco aquel otoño en la orilla del triste y desolado lago, me arrepiento con profundo dolor por no haber estrechado por más tiempo y más calurosamente aquella mano del hermanito, que había cogido y soltado calladamente la mía. Aun hoy pienso que fue una separación demasiado desgarradora.
Si hubiera aceptado la solicitud de Chol Ju, quizás no se habría ido de este mundo tan temprano, antes de cumplir los 20 años. Vivió como un fuego y se apagó también así.”
A principios del siglo pasado, el imperialismo japonés ocupó militarmente a Corea y aplicó la dominación militar. Los revolucionarios coreanos se levantaron en la lucha para rescatar al país.
Entre ellos figura el inmortal combatiente revolucionario Kim Chol Ju.
A 10 y pico años de edad se incorporó a la revolución, comenzando por ingresar a la Unión de Niños Saenal, la primera organización infantil revolucionaria del país.
Desplegó actividades artísticas de propaganda para ilustrar a diversos sectores del pueblo, y editaba y distribuía el periódico “Saenal”, incentivando a las masas populares a la lucha antijaponesa.
Posteriormente se encargó de labores de la Unión de Juventud Comunista y con sus miembros iba a menudo a las masas populares para desplegar actividades políticas contribuyendo grandemente a echar cimiento de masas para la lucha armada antijaponesa.
Se entregó a las labores para fundar la Guerrilla Popular Antijaponesa. Explicaba entre jóvenes sobre la orientación del Presidente Kim Il Sung para una lucha armada, y les educaba incansablemente, ingresando a muchos de ellos en la UJC y los forjó a través de la lucha práctica.
En abril de 1932 el Presidente Kim Il Sung fundó la Guerrilla Popular Antijaponesa y el compañero Kim Chol Ju se dio por entero a expandirla y fortalecerla. Para eso hacía falta primero engrosar las filas de combatientes y adquirir armas. En cumplimiento de las palabras del Presidente de resolver cada cual armas para sí mismo, se puso en la delantera de la lucha por arrebatar armas del enemigo.
Un ejemplo: en la primavera de 1933 él actuaba en la UJC en Antu. De las organizaciones inferiores 15 miembros fueron seleccionados para ingresar en la Guerrilla. Pensó que ellos debían resolver sus armas por sí mismos y con ellos atacó a un cuartel enemigo con una táctica admirable y arrebató muchas armas.
El aceptaba y cumplía a cabalidad e incondicionalmente las tareas que el Presidente asignaba.
En cierta ocasión él visitó al Presidente y le pidió su alistamiento en la Guerrilla. Pero éste le dijo que las actividades clandestinas eran tan importantes como la lucha armada y le aconsejó que desplegara con escala la labor de la UJC, y a pesar de su deseo ardiente, desistió de su intento. El era el hermano menor del Presidente, pero las palabras de él no las aceptaba como indicaciones de su hermano, sino como la orden de la revolución.
Esto era su último encuentro con el Presidente. Siguiendo la voluntad de éste consolidó y expandió las organizaciones de la UJC en diversas partes, y desplegaba las luchas para arrebatar armas, combatir contra terratenientes crueles y liquidar lacayos del imperialismo japonés.
Hizo también notables aportes para formar un frente común antijaponés.
Gracias a él, el comandante de una tropa antijaponesa de chinos, que se oponía sin más ni menos a los coreanos, posteriormente se ingresó en el Partido Comunista, diciendo que si no fuera por el camarada Kim Chol Ju no era posible saludar un día glorioso como aquel.
El participó en los combates de Yangcaogou, Badaogou, Dadianzi, Fuerhe, Chechangzi, etc., donde demostró su valentía sin igual. El 14 de junio de 1935 cayó en un combate cerca de Chechangzi. Entonces tenía 19 años de edad. Aunque era corta su vida, siendo como era un destacado combatiente fiel al Líder, pervive para siempre en el corazón del pueblo.
El Presidente, recordando dolorosamente la despedida de él, escribió en sus memorias “En el Transcurso del Siglo”: “Cada vez que evoco aquel otoño en la orilla del triste y desolado lago, me arrepiento con profundo dolor por no haber estrechado por más tiempo y más calurosamente aquella mano del hermanito, que había cogido y soltado calladamente la mía. Aun hoy pienso que fue una separación demasiado desgarradora.
Si hubiera aceptado la solicitud de Chol Ju, quizás no se habría ido de este mundo tan temprano, antes de cumplir los 20 años. Vivió como un fuego y se apagó también así.”
