Sindicalismo y represión: La matanza de los mineros del Lena
Vicente Roig
publicado en el blog 'Universidad Obrera' en 2017
Se cumplen 100 años de la revolución bolchevique que demostró para la historia a la clase obrera de todo el mundo que era posible la toma del poder, la dictadura del proletariado y la construcción del socialismo. A día de hoy los herederos del revisionismo soviético y su adaptación europea, los eurocomunistas, responsables directos de la caída de la URSS y la destrucción del movimiento comunista. Los mismos partidos PCE y PCPE en España que con su línea ideológica, su estrategia y táctica política y su práctica de todos los días traicionan la esencia revolucionaria del marxismo-lenismo desempolvarán las banderas comunistas, escondidas el resto del año, para apropiarse de la experiencia revolucionaria más importante edificada por la clase obrera con fines oportunistas. Más allá de actos folclóricos y cuatro citas mutiladas de Lenin, los revisionistas son incapaces de los sacrificios que exige una revolución y que matanzas como la de los mineros del Lena nos recuerdan, únicamente viven de llevar la revolución en la boca. Sin embargo los comunistas consecuentes, lejos de apropiarnos a nivel propagandístico para lograr el imposible de limpiar su maltrecha imagen, debemos servirnos de la historia del movimiento obrero ruso en un sentido militante para aprender de los errores y los aciertos. Poner los cimientos, hoy de la revolución inevitable del mañana ese es el único homenaje posible a la revolución bolchevique.
La revolución bolchevique no es una gesta heroica de Lenin y Stalin, es una gesta de las clases populares que se lanzaron en armas para tomar el poder bajo la dirección de dirigentes ejemplares como Lenin y Stalin por supuesto, pero sin la lucha de mineros como los de Lena hubiera sido imposible alcanzar los triunfos posteriores. La carnicería de 500 obreros, entre asesinados y heridos, en las minas de oro a orillas del río Lena en Siberia cuando el ejército zarista abrió fuego contra los huelguistas nos revela las consecuencias del sindicalismo consecuente y lo que implica la represión para los revolucionarios. Como este ejemplo podríamos escribir sobre cientos, pues la historia de la lucha y las conquistas obreras está repleta de héroes anónimos que antepusieron los interés colectivos a su propia vida: los 5 condenados a muerte tras la huelga general en Chicago por la jornada de 8 horas es motivo para conmemorar el 1 de Mayo como día del trabajador. Las trabajadoras en huelga asesinadas el 8 de marzo de 1908 quemadas vivas en una fábrica textil en Nueva York… etc. Ahora bien, nos centraremos en los acontecimientos del 4 de Abril del Lena por su significado histórico, por las huelgas políticas que desencadenaron y por las enseñanzas que extrajeron los bolcheviques de estos acontecimientos.
“Las matanzas del Lena rompieron el hielo del silencio, y el río del movimiento popular se puso en marcha. ¡Se puso en marcha!… Todo lo que había de malo y de funesto en el régimen actual, todo lo que martirizaba a la atormentadísima Rusia, todo venía a condensarse en un punto: en los acontecimientos del Lena. Esa es la razón de por qué fueron precisamente las descargas del Lena las que dieron la señal para el movimiento de huelgas y manifestaciones” - Stalin
Las condiciones laborales de los mineros del Lena representaba la realidad de toda la clase obrera: 16 horas de trabajo en condiciones infrahumanas donde muchos de ellos se dejaban la vida para un mísero salario que les permitía malvivir. Por el contrario, los capitalistas ingleses propietarios de las minas y sus correligionarios rusos extraían 7 millones de rublos en beneficio a costa del pan y la vida de los propios mineros. Ante esta situación casi la totalidad de ellos, un total de 6.000 obreros se lanzaron a la huelga a sabiendas de que significaba el hambre y muy posiblemente la muerte si el zar desplegaba su ejército. Como finalmente pasó. En aquella época ser sindicalista no era firmar convenios más ventajosos o firmar despidos, ni piquetes informativos o mesas de negociación con el gobierno, ser sindicalista era ser un luchador. No se sentaban en las mesas del ministerio ni en los despachos de sus dirigentes burócratas, se dejaban la vida en la misma fábrica porque entendían que sus condiciones de vida no eran una cuestión de su trabajo o de su rama sino que era la situación y la lucha de la clase obrera en su conjunto. Las huelgas no eran un instrumento propagandístico en manos de vividores para justificar su existencia, era la herramienta más eficaz para conseguir conquistas económicas y que los propietarios perdieran los beneficios que nacen de su trabajo porque la burguesía no regala nada, no cede si no ve la posibilidad de perder sus privilegios al completo. Los obreros del Lena comprendían que no habría jornada de 8 horas ni libertades democráticas sin acabar con el régimen zarista que las huelgas debían de ser políticas y que los obreros de distintas ramas y regiones se lanzarían junto a ellos por solidaridad obrera.
Los acontecimientos del Lena revelaban que las fuerzas revolucionarias estaban vivas, que en el seno de la clase obrera se había acumulado una masa formidable de energía revolucionaria. En las huelgas del Primero de Mayo de 1912 tomaron parte cerca de 400.000 obreros. Estas huelgas presentaban un carácter netamente político y se desarrollaron bajo las consignas revolucionarias bolcheviques: República democrática, jornada de 8 horas, confiscación de todas las tierras de los terratenientes. Estas consignas fundamentales estaban concebidas en el sentido de unir, bajo ellas, para el asalto revolucionario contra la autocracia, no sólo a las grandes masas obreras, sino también a los campesinos y a los soldados.
Historia del PC (b) , CC del PCUS 1938
Durante 1905 a 1907 la insurrección armada de obreros y campesinos para destruir la autocracia zarista fracasó, pese a representar una etapa necesaria en la que la revolución expuso netamente enseñanzas políticas imprescindibles a las masas, pero que su vigencia nos sirve a todos los que luchamos por la revolución socialista como es la vacilación de la burguesía liberal y las capas medias que claman la revolución pero la temen en su momento decisivo para conservar sus privilegios. Nos enseñó que la clase obrera es la única consecuente hasta el final y que solo su hegemonía y alianza con el campesinado sirven como garantía de éxito para la revolución. Demostró que la clase obrera necesita de un destacamento de vanguardia, un núcleo dirigente, el estado mayor de la revolución, el elemento más consciente de la clase obrera, el Partido Comunista. El Partido Comunista no podía ser un partido de masas cualquiera en la línea de lo que promulgaba la II internacional, tenía que estar pertrechado por cuadros, profesionales de la revolución que dediquen su vida al completo a la causa, bajo el centralismo democrático como forma organizativa y con una misma línea ideológica y de acción: el marxismo-leninismo.
“No es posible vencer al enemigo, si no se sabe atacar certeramente. No es posible evitar un descalabro en caso de derrota, si no se sabe retroceder certeramente, replegándose sin pánico y en perfecto orden”.
Historia del PC (b), CC del PCUS 1938
Después de la derrota asentada en la revolución durante 1905 y 1907 y el descenso de la lucha del movimiento obrero que conllevó trajo un contexto como en la actualidad de desmovilización que permitió a la reacción encarcelar, torturar y asesinar a los elementos más conscientes y combativos de nuestra clase. Todo tipo de claudicadores vieron la oportunidad de desenmascarase y atacar todos los fundamentos ideológicos del marxismo. Poco se alejan los precursores de la “libertad de crítica” de los socialistas del S.XXI o los posmodernos progresistas de la actualidad, muchas son las similitudes entre los Jruschov, Carrillo y Togilliati que destruyeron el movimiento comunista internacional de nuestra época y los Bernstein, Kautskys y Martinov de su época. Sin embargo los bolcheviques nunca se quebrantaron, no doblegaron la bandera de la revolución del marxismo-leninismo. Refutaron todas y cada una de las corrientes oportunistas sin renunciar al programa del Partido. Supieron adaptar los métodos de lucha a la nueva realidad táctica para avanzar en la revolución y depurar el Partido en 1912 de los mencheviques e izquierdistas “ostrovistas” construyendo el partido de vanguardia. Así es como se prepararon los bolcheviques para expulsar del movimiento obrero a los traidores de la revolución y arrebatarles los espacios legales donde parasitaban: los sindicatos, los periódicos de masas y la Duma.
El PC (b) supo combinar acertadamente el trabajo legal para reforzar el aparato clandestino que es el que le permitió tomar el poder: la construcción del Pravda como el periódico obrero de masas con mayor tirada, la agitación política desde la Duma en constante vínculo con los centros obreros le permitió reforzar el vínculo con la clase obrera y certeramente replegarse para lanzarse a la ofensiva en los momentos decisivos que estaban por llegar con el comienzo de la Gran Guerra.
Vicente Roig
publicado en el blog 'Universidad Obrera' en 2017
Se cumplen 100 años de la revolución bolchevique que demostró para la historia a la clase obrera de todo el mundo que era posible la toma del poder, la dictadura del proletariado y la construcción del socialismo. A día de hoy los herederos del revisionismo soviético y su adaptación europea, los eurocomunistas, responsables directos de la caída de la URSS y la destrucción del movimiento comunista. Los mismos partidos PCE y PCPE en España que con su línea ideológica, su estrategia y táctica política y su práctica de todos los días traicionan la esencia revolucionaria del marxismo-lenismo desempolvarán las banderas comunistas, escondidas el resto del año, para apropiarse de la experiencia revolucionaria más importante edificada por la clase obrera con fines oportunistas. Más allá de actos folclóricos y cuatro citas mutiladas de Lenin, los revisionistas son incapaces de los sacrificios que exige una revolución y que matanzas como la de los mineros del Lena nos recuerdan, únicamente viven de llevar la revolución en la boca. Sin embargo los comunistas consecuentes, lejos de apropiarnos a nivel propagandístico para lograr el imposible de limpiar su maltrecha imagen, debemos servirnos de la historia del movimiento obrero ruso en un sentido militante para aprender de los errores y los aciertos. Poner los cimientos, hoy de la revolución inevitable del mañana ese es el único homenaje posible a la revolución bolchevique.
La revolución bolchevique no es una gesta heroica de Lenin y Stalin, es una gesta de las clases populares que se lanzaron en armas para tomar el poder bajo la dirección de dirigentes ejemplares como Lenin y Stalin por supuesto, pero sin la lucha de mineros como los de Lena hubiera sido imposible alcanzar los triunfos posteriores. La carnicería de 500 obreros, entre asesinados y heridos, en las minas de oro a orillas del río Lena en Siberia cuando el ejército zarista abrió fuego contra los huelguistas nos revela las consecuencias del sindicalismo consecuente y lo que implica la represión para los revolucionarios. Como este ejemplo podríamos escribir sobre cientos, pues la historia de la lucha y las conquistas obreras está repleta de héroes anónimos que antepusieron los interés colectivos a su propia vida: los 5 condenados a muerte tras la huelga general en Chicago por la jornada de 8 horas es motivo para conmemorar el 1 de Mayo como día del trabajador. Las trabajadoras en huelga asesinadas el 8 de marzo de 1908 quemadas vivas en una fábrica textil en Nueva York… etc. Ahora bien, nos centraremos en los acontecimientos del 4 de Abril del Lena por su significado histórico, por las huelgas políticas que desencadenaron y por las enseñanzas que extrajeron los bolcheviques de estos acontecimientos.
“Las matanzas del Lena rompieron el hielo del silencio, y el río del movimiento popular se puso en marcha. ¡Se puso en marcha!… Todo lo que había de malo y de funesto en el régimen actual, todo lo que martirizaba a la atormentadísima Rusia, todo venía a condensarse en un punto: en los acontecimientos del Lena. Esa es la razón de por qué fueron precisamente las descargas del Lena las que dieron la señal para el movimiento de huelgas y manifestaciones” - Stalin
Las condiciones laborales de los mineros del Lena representaba la realidad de toda la clase obrera: 16 horas de trabajo en condiciones infrahumanas donde muchos de ellos se dejaban la vida para un mísero salario que les permitía malvivir. Por el contrario, los capitalistas ingleses propietarios de las minas y sus correligionarios rusos extraían 7 millones de rublos en beneficio a costa del pan y la vida de los propios mineros. Ante esta situación casi la totalidad de ellos, un total de 6.000 obreros se lanzaron a la huelga a sabiendas de que significaba el hambre y muy posiblemente la muerte si el zar desplegaba su ejército. Como finalmente pasó. En aquella época ser sindicalista no era firmar convenios más ventajosos o firmar despidos, ni piquetes informativos o mesas de negociación con el gobierno, ser sindicalista era ser un luchador. No se sentaban en las mesas del ministerio ni en los despachos de sus dirigentes burócratas, se dejaban la vida en la misma fábrica porque entendían que sus condiciones de vida no eran una cuestión de su trabajo o de su rama sino que era la situación y la lucha de la clase obrera en su conjunto. Las huelgas no eran un instrumento propagandístico en manos de vividores para justificar su existencia, era la herramienta más eficaz para conseguir conquistas económicas y que los propietarios perdieran los beneficios que nacen de su trabajo porque la burguesía no regala nada, no cede si no ve la posibilidad de perder sus privilegios al completo. Los obreros del Lena comprendían que no habría jornada de 8 horas ni libertades democráticas sin acabar con el régimen zarista que las huelgas debían de ser políticas y que los obreros de distintas ramas y regiones se lanzarían junto a ellos por solidaridad obrera.
Los acontecimientos del Lena revelaban que las fuerzas revolucionarias estaban vivas, que en el seno de la clase obrera se había acumulado una masa formidable de energía revolucionaria. En las huelgas del Primero de Mayo de 1912 tomaron parte cerca de 400.000 obreros. Estas huelgas presentaban un carácter netamente político y se desarrollaron bajo las consignas revolucionarias bolcheviques: República democrática, jornada de 8 horas, confiscación de todas las tierras de los terratenientes. Estas consignas fundamentales estaban concebidas en el sentido de unir, bajo ellas, para el asalto revolucionario contra la autocracia, no sólo a las grandes masas obreras, sino también a los campesinos y a los soldados.
Historia del PC (b) , CC del PCUS 1938
Durante 1905 a 1907 la insurrección armada de obreros y campesinos para destruir la autocracia zarista fracasó, pese a representar una etapa necesaria en la que la revolución expuso netamente enseñanzas políticas imprescindibles a las masas, pero que su vigencia nos sirve a todos los que luchamos por la revolución socialista como es la vacilación de la burguesía liberal y las capas medias que claman la revolución pero la temen en su momento decisivo para conservar sus privilegios. Nos enseñó que la clase obrera es la única consecuente hasta el final y que solo su hegemonía y alianza con el campesinado sirven como garantía de éxito para la revolución. Demostró que la clase obrera necesita de un destacamento de vanguardia, un núcleo dirigente, el estado mayor de la revolución, el elemento más consciente de la clase obrera, el Partido Comunista. El Partido Comunista no podía ser un partido de masas cualquiera en la línea de lo que promulgaba la II internacional, tenía que estar pertrechado por cuadros, profesionales de la revolución que dediquen su vida al completo a la causa, bajo el centralismo democrático como forma organizativa y con una misma línea ideológica y de acción: el marxismo-leninismo.
“No es posible vencer al enemigo, si no se sabe atacar certeramente. No es posible evitar un descalabro en caso de derrota, si no se sabe retroceder certeramente, replegándose sin pánico y en perfecto orden”.
Historia del PC (b), CC del PCUS 1938
Después de la derrota asentada en la revolución durante 1905 y 1907 y el descenso de la lucha del movimiento obrero que conllevó trajo un contexto como en la actualidad de desmovilización que permitió a la reacción encarcelar, torturar y asesinar a los elementos más conscientes y combativos de nuestra clase. Todo tipo de claudicadores vieron la oportunidad de desenmascarase y atacar todos los fundamentos ideológicos del marxismo. Poco se alejan los precursores de la “libertad de crítica” de los socialistas del S.XXI o los posmodernos progresistas de la actualidad, muchas son las similitudes entre los Jruschov, Carrillo y Togilliati que destruyeron el movimiento comunista internacional de nuestra época y los Bernstein, Kautskys y Martinov de su época. Sin embargo los bolcheviques nunca se quebrantaron, no doblegaron la bandera de la revolución del marxismo-leninismo. Refutaron todas y cada una de las corrientes oportunistas sin renunciar al programa del Partido. Supieron adaptar los métodos de lucha a la nueva realidad táctica para avanzar en la revolución y depurar el Partido en 1912 de los mencheviques e izquierdistas “ostrovistas” construyendo el partido de vanguardia. Así es como se prepararon los bolcheviques para expulsar del movimiento obrero a los traidores de la revolución y arrebatarles los espacios legales donde parasitaban: los sindicatos, los periódicos de masas y la Duma.
El PC (b) supo combinar acertadamente el trabajo legal para reforzar el aparato clandestino que es el que le permitió tomar el poder: la construcción del Pravda como el periódico obrero de masas con mayor tirada, la agitación política desde la Duma en constante vínculo con los centros obreros le permitió reforzar el vínculo con la clase obrera y certeramente replegarse para lanzarse a la ofensiva en los momentos decisivos que estaban por llegar con el comienzo de la Gran Guerra.