por Claudio Forján Dom Feb 11, 2018 6:58 pm
La respuesta es relativamente sencilla a nivel intuitivo, pero tremendamente difícil de demostrar, pues como dice PequeñoBurgués habría que examinar a fondo la economía nipona.
Pero primero examinemos lo que es el PIB y qué mide exactamente. En primer lugar, el PIB es inexacto a la hora de medir una economía como la soviética. Ésta era una economía administrada y desmonetizada. Es decir, la mayor parte de la circulación de los bienes y servicios tenía lugar sin que mediara una relación monetaria de compra-venta. Además, los precios no eran fijados por el mercado, sino por los organismos de planificación, salvo excepciones muy concretas circunscritas a una parte de los bienes de consumo. El PIB, en cambio, lo que mide es lo que se produce en un país determinado durante un periodo determinado a precios de mercado. Así que siempre es un indicador a mirar con ciertas reservas si con él se comparan economías tan diferentes como la soviética y la japonesa.
Y ahora voy a intentar responder a la pregunta. Los bolcheviques siempre veron la necesidad de cooperar económicamente con Occidente, así como de obtener tecnología y conocimiento occidentales. No porque creyeran que el capitalismo fuese superior al socialismo, sino porque la URSS arrancó de una sociedad semifeudal que estaba menos desarrollada que los países capitalistas occidentales. Para alcanzar el socialismo era necesario asimilar lo más avanzado que el capitalismo había creado. Ello está presente en los escritos de Lenin y Stalin. Si el primero habla en 1918 en plena polémica con el ala izquierdista del partido bolchevique sobre la necesidad de importar el taylorismo a la Rusia soviética, el segundo en su entrevista con H. G. Wells dice que "no es poco lo que los soviéticos aprendemos de los capitalistas". De hecho, tenemos a la URSS de posguerra civil en los años 20 recibiendo a empresas occidentales como el grupo Rockefeller para explotar yacimientos de petróleo en el Cáucaso y miles de ingenieros norteamericanos trabajando en la gestión de las fábricas soviéticas de los años 30. El caso es que a pesar de las promesas apalabradas entre Stalin y Roosevelt sobre cooperación económica entre EEUU y la URSS tras la Segunda Guerra Mundial (la URSS estuvo presente en la conferencia de Bretton-Woods de 1944, en la que se fijó el dólar como divisa mundial y se ancló su valor al oro, del que la URSS poseía enormes reservas), la Guerra Fría llevó a EEUU y al capitalismo occidental a establecer una especie de embargo contra la URSS en los sectores que se consideraban susceptibles de ser destinados a uso militar. Ello restringía la cooperación económica entre la URSS y occidente e impedía el acceso soviético a tecnología punta occidental. Japón, en cambio, creo que no tuvo este problema, por haber sido ocupado por EEUU y entrado en su esfera de influencia. De hecho, pese a que inicialmente los estadounidenses querían reducir completamente tanto Alemania como Japón al estatus de países agrícolas, la Guerra Fría les hizo cambiar de idea hacia la potenciación de su industria, dado que estaban en la frontera con el "mundo comunista". El comercio no es sólo intercambio de bienes y servicios, sino también de ideas. Del contacto comercial dos economías no sólo adquieren los materiales que no tienen; también terminan adquiriendo el conocimiento que hay detrás de ellos. La URSS trató de sortear estas trabas a través del espionaje industrial (buena parte del presupuesto del KGB y el GRU o servicio de inteligencia militar se destinaban a ello) o usando países satélites a modo de pantalla, como es el caso de Rumania que, pese a su aparente independencia respecto a la URSS (Ceausescu condenó la intervención del Pacto de Varsovia en Checoslovaquia en 1968), pasaba "por debajo de la mesa" las patentes y secretos industriales de empresas occidentales que invertían en el país. También hubo intentos de normalización de las relaciones primero entre Jruschov y Kennedy, luego entre Brezhnev y Nixon y también por parte de Andrópov que Reagan rechazó. Pero estos mecanismos no eran suficientes para contrarrestar los efectos del bloqueo. Japón, por el contrario, si no recuerdo mal en los 70 y 80 vive el inicio de la expansión internacional de sus corporaciones. Sobre todo en el Sudeste Asiático y EEUU. Allí a las multinacionales japonesas se les abrieron las puertas de par en par, incluso a costa de dañar polos industriales como el de Detroit. Comparemos esta libertad para la expansión del capitalismo japonés con las restricciones a la cooperación económica con la URSS. Yo creo que ahí está la clave, como han apuntado algunos foreros.