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Esta carta de Mao Zedong a Chiang Ching de 1966 que recoge de los medios chinos y comenta Enver Hoxha en 1973 es muy interesante ya que:
1) Demuestra una vez más que Mao Zedong nadaba entre las diferentes facciones del partido y hacía de intermediario entre ellas:
«Los radicales desean una alianza con la Unión Soviética, una alianza como la existente actualmente entre Estados Unidos y Gran Bretaña, mientras que los liberales califican la política internacional soviética de «demente». (...) Chou dijo que Mao Zedong se mantiene al margen de las disputas de partido, que utiliza a Chou, Liu Shao-chi y otros liberales y radicales para fines específicos a su antojo. Que Mao es un genio en escuchar argumentos de diferentes lados, y luego traducir las ideas en las políticas de trabajo prácticos». (Edmund Clubb; El Cónsul General en Pekín (Clubb) a la Secretaría de Estado, emitido el 1 de junio de 1949, recibido el 2 de junio de 1949)
Esto asimismo lo registró Enver Hoxha por la teoría y la práctica de los revisionistas chinos en varios de sus escritos:
«Al parecer, la táctica de las dos líneas, o de muchas líneas, en el Partido Comunista de China es una práctica corriente y se ha elevado a principio. Sin duda, estas diferentes líneas también tienen sus líderes y sus seguidores, que se refugian bajo la bandera de Mao Tsetung. Mao Zedong «aprueba a medias» a una de ellas y le da un «tiempo para que demuestre su exactitud». Si el tiempo no la confirma, él se vuelve a la otra línea, dándole también «un tiempo para que demuestre su exactitud». Y así sucesivamente. En cada cambio de postura Mao pronuncia una «frase», una «cita», y el mundo chino gira en torno a ellas, las personas reflexionan y toman un camino: unos toman el del poder, los demás, durante cierto tiempo, el de la «escuela de reeducación». (...) Los demás son rehabilitados y posteriormente entran en el partido y el Estado para volver a ceder más tarde sus cargos a los demás». (Enver Hoxha; La táctica de muchas líneas en China – una práctica elevada a principio; Reflexiones sobre China, 21 de agosto de 1973)
2) Él mismo [Mao] intenta parecer modesto y rechazar el culto a la personalidad, pero a falta de mejores se autocalifica de «héroe». El culto a Mao Zedong y la promoción del Pensamiento Mao Zedong como guía del partido ya aparece en los años 40 y quedaron tipificados en el VIIº Congreso del PCCh de 1945, lo que valió las críticas de los marxista-leninistas soviéticos y el retiro del término hasta después de la muerte de Stalin. Hay que decir que Mao Zedong tampoco hizo nada para detener el culto a la personalidad ni después de esta carta a su mujer en 1966:
«El Presidente Mao Zedong es el genio más grande. Sus instrucciones son clarividentes y grandes previsiones científicas. Al principio con frecuencia no entendemos plenamente muchas de estas instrucciones o incluso estamos muy lejos de entenderlas». (Pekín Informa; Vol.11, Nº11, 15 de marzo de 1968)
Ni tampoco después de la liquidación de Lin Piao, al que acusaba falsamente de ser el culpable de promoverlo, basándose como vemos adhesión a las ideas Mao Zedong en el mero voluntarismo y los actos de fe.
3) Él mismo [Mao] califica a la Revolución Cultural de un «golpe de Estado» algo que era fácil de deducir pues dicho movimiento no contó con el partido ni con el proletariado sino con el espontaneismo de los estudiantes:
«Los revisionistas chinos, como pragmáticos que son, colocan a la cabeza de la «revolución», según el caso, unas veces al campesinado, otras al ejército, en ocasiones a los estudiantes, etc». (Enver Hoxha; El imperialismo y la revolución, 1978)
Y finalmente con la intervención decisiva de una parte del ejército con Lin Piao a la cabeza:
«Ahora aparece más claro que en este camino es el ejército chino quien juega el papel decisivo. El está con Mao y Mao está con él. Resulta que el ejército es quien «representa» y «aplica» de la manera más «correcta» la línea de Mao, el pensamiento de Mao. Por eso el ejército es el «principal dirigente ideológico y político en los momentos actuales». El partido y el pueblo pasan a segundo plano, «¡el partido debe aprender del ejército y ser guiado por él!». (...) En todos estos actos, así como en todos los artículos y especialmente en los del ejército, resalta el hecho de que no sólo no se dice nada del partido y de su papel en el ejército, sino que, además del culto a Mao, se va desarrollando el culto a Lin Piao. En la prensa se leen cosas como que «el ejército es guiado y avanza bajo la dirección personal de Lin Piao». (Enver Hoxha; Muy asombroso; Reflexiones sobre China, Tomo I, 6 de octubre de 1966)
Estas propias palabras de Mao sobre la Revolución Cultural como un golpe de Estado tiran abajo toda la historiografía del propio maoísmo que había mitificado este movimiento como un movimiento de masas cuando fue un golpe palaciego.
4) Él mismo [Mao] reconoce que su eclecticismo es tal, que sus palabras pueden ser usadas en el presente y el futuro por las diferentes facciones de izquierda y derecha en el partido algo que igualmente era evidente:
«Se debe tener en cuenta que en el Partido Comunista de China en el cual no existía el centralismo democrático real, el modo en que combatían las llamadas dos líneas siempre eran las luchas entre las personas clave en el partido y el gobierno chinos por el poder en China. La línea perdedora siempre estaba llena de todo tipo de acusaciones muy poco creíbles e incluso absurdas. En realidad estas luchas nunca tuvieron –incluso en la época de la «Revolución Cultural»– un carácter de principios. (...) Existen diferencias significativas entre las políticas de Mao Zedong y sus actuales partidarios. No hay duda de que había, si se quiere, en China una constante lucha entre dos líneas, pero desde luego no era una pelea entre una línea proletaria y una línea burguesa, sino la lucha entre dos líneas burguesas, capitalistas. (…) Sobre todo a la pequeña burguesía parece agradarle la negación del papel dirigente de la clase obrera y su partido; esto es algo que en China no sólo se produjo durante la llamada «Revolución Cultural», sino que es un componente vital del Pensamiento Mao Zedong». (Ernst Aust; Informe en el IVº Congreso del Partido Comunista Alemán/Marxista-Leninista; Recopilación de citas de Ernst Aust sobre la cuestión alemana y sobre el revisionismo alemán, diciembre de 1978)
Esta carta tuvo tal impacto que fue recogida por los principales medios burgueses de aquel entonces como Le Monde, Time, y otros.
Esta carta de Mao Zedong a Chiang Ching de 1966 que recoge de los medios chinos y comenta Enver Hoxha en 1973 es muy interesante ya que:
1) Demuestra una vez más que Mao Zedong nadaba entre las diferentes facciones del partido y hacía de intermediario entre ellas:
«Los radicales desean una alianza con la Unión Soviética, una alianza como la existente actualmente entre Estados Unidos y Gran Bretaña, mientras que los liberales califican la política internacional soviética de «demente». (...) Chou dijo que Mao Zedong se mantiene al margen de las disputas de partido, que utiliza a Chou, Liu Shao-chi y otros liberales y radicales para fines específicos a su antojo. Que Mao es un genio en escuchar argumentos de diferentes lados, y luego traducir las ideas en las políticas de trabajo prácticos». (Edmund Clubb; El Cónsul General en Pekín (Clubb) a la Secretaría de Estado, emitido el 1 de junio de 1949, recibido el 2 de junio de 1949)
Esto asimismo lo registró Enver Hoxha por la teoría y la práctica de los revisionistas chinos en varios de sus escritos:
«Al parecer, la táctica de las dos líneas, o de muchas líneas, en el Partido Comunista de China es una práctica corriente y se ha elevado a principio. Sin duda, estas diferentes líneas también tienen sus líderes y sus seguidores, que se refugian bajo la bandera de Mao Tsetung. Mao Zedong «aprueba a medias» a una de ellas y le da un «tiempo para que demuestre su exactitud». Si el tiempo no la confirma, él se vuelve a la otra línea, dándole también «un tiempo para que demuestre su exactitud». Y así sucesivamente. En cada cambio de postura Mao pronuncia una «frase», una «cita», y el mundo chino gira en torno a ellas, las personas reflexionan y toman un camino: unos toman el del poder, los demás, durante cierto tiempo, el de la «escuela de reeducación». (...) Los demás son rehabilitados y posteriormente entran en el partido y el Estado para volver a ceder más tarde sus cargos a los demás». (Enver Hoxha; La táctica de muchas líneas en China – una práctica elevada a principio; Reflexiones sobre China, 21 de agosto de 1973)
2) Él mismo [Mao] intenta parecer modesto y rechazar el culto a la personalidad, pero a falta de mejores se autocalifica de «héroe». El culto a Mao Zedong y la promoción del Pensamiento Mao Zedong como guía del partido ya aparece en los años 40 y quedaron tipificados en el VIIº Congreso del PCCh de 1945, lo que valió las críticas de los marxista-leninistas soviéticos y el retiro del término hasta después de la muerte de Stalin. Hay que decir que Mao Zedong tampoco hizo nada para detener el culto a la personalidad ni después de esta carta a su mujer en 1966:
«El Presidente Mao Zedong es el genio más grande. Sus instrucciones son clarividentes y grandes previsiones científicas. Al principio con frecuencia no entendemos plenamente muchas de estas instrucciones o incluso estamos muy lejos de entenderlas». (Pekín Informa; Vol.11, Nº11, 15 de marzo de 1968)
Ni tampoco después de la liquidación de Lin Piao, al que acusaba falsamente de ser el culpable de promoverlo, basándose como vemos adhesión a las ideas Mao Zedong en el mero voluntarismo y los actos de fe.
3) Él mismo [Mao] califica a la Revolución Cultural de un «golpe de Estado» algo que era fácil de deducir pues dicho movimiento no contó con el partido ni con el proletariado sino con el espontaneismo de los estudiantes:
«Los revisionistas chinos, como pragmáticos que son, colocan a la cabeza de la «revolución», según el caso, unas veces al campesinado, otras al ejército, en ocasiones a los estudiantes, etc». (Enver Hoxha; El imperialismo y la revolución, 1978)
Y finalmente con la intervención decisiva de una parte del ejército con Lin Piao a la cabeza:
«Ahora aparece más claro que en este camino es el ejército chino quien juega el papel decisivo. El está con Mao y Mao está con él. Resulta que el ejército es quien «representa» y «aplica» de la manera más «correcta» la línea de Mao, el pensamiento de Mao. Por eso el ejército es el «principal dirigente ideológico y político en los momentos actuales». El partido y el pueblo pasan a segundo plano, «¡el partido debe aprender del ejército y ser guiado por él!». (...) En todos estos actos, así como en todos los artículos y especialmente en los del ejército, resalta el hecho de que no sólo no se dice nada del partido y de su papel en el ejército, sino que, además del culto a Mao, se va desarrollando el culto a Lin Piao. En la prensa se leen cosas como que «el ejército es guiado y avanza bajo la dirección personal de Lin Piao». (Enver Hoxha; Muy asombroso; Reflexiones sobre China, Tomo I, 6 de octubre de 1966)
Estas propias palabras de Mao sobre la Revolución Cultural como un golpe de Estado tiran abajo toda la historiografía del propio maoísmo que había mitificado este movimiento como un movimiento de masas cuando fue un golpe palaciego.
4) Él mismo [Mao] reconoce que su eclecticismo es tal, que sus palabras pueden ser usadas en el presente y el futuro por las diferentes facciones de izquierda y derecha en el partido algo que igualmente era evidente:
«Se debe tener en cuenta que en el Partido Comunista de China en el cual no existía el centralismo democrático real, el modo en que combatían las llamadas dos líneas siempre eran las luchas entre las personas clave en el partido y el gobierno chinos por el poder en China. La línea perdedora siempre estaba llena de todo tipo de acusaciones muy poco creíbles e incluso absurdas. En realidad estas luchas nunca tuvieron –incluso en la época de la «Revolución Cultural»– un carácter de principios. (...) Existen diferencias significativas entre las políticas de Mao Zedong y sus actuales partidarios. No hay duda de que había, si se quiere, en China una constante lucha entre dos líneas, pero desde luego no era una pelea entre una línea proletaria y una línea burguesa, sino la lucha entre dos líneas burguesas, capitalistas. (…) Sobre todo a la pequeña burguesía parece agradarle la negación del papel dirigente de la clase obrera y su partido; esto es algo que en China no sólo se produjo durante la llamada «Revolución Cultural», sino que es un componente vital del Pensamiento Mao Zedong». (Ernst Aust; Informe en el IVº Congreso del Partido Comunista Alemán/Marxista-Leninista; Recopilación de citas de Ernst Aust sobre la cuestión alemana y sobre el revisionismo alemán, diciembre de 1978)
Esta carta tuvo tal impacto que fue recogida por los principales medios burgueses de aquel entonces como Le Monde, Time, y otros.
Última edición por Enver19 el Mar Mayo 22, 2018 8:06 am, editado 1 vez