Por Euskal Herria Socialista
Desde los inicios del movimiento homosexual europeo, activistas como Karl-Heinrich Ulrichs y Magnus Hirschfeld se acercaron a la izquierda en búsca de apoyo. Durante la década de 1860, Ulrichs escribió a Karl Marx y le envió una serie de libros sobre la emacipación del uranismo (homosexualidad/transgénero) y en 1869 Marx le pasó uno de los libros de Ulrichs a Engels. Engels respondió a Marx asqueado en una carta personal, arremetiendo contra «pederastas» que son «extremadamente contra natura» y describió la plataforma de defensa de los derechos de los homosexuales de Ulrichs como «convertir obscenidades en teorías».
Tanto Ulrichs como Marx conocían el caso de Jean Baptista von Schweitzer, un importante sindicalista que había sido acusado de intentar inducir al sexo a un adolescente en un parque en 1862. El líder socialdemócrata Ferdinand Lassalle defendió a Schweitzer con el argumento de que, mientras personalmente consideraba la homosexualidad como algo sucio, el movimiento sindicalista necesitaba demasiado el liderazgo de Schweitzer como para abandonarlo, y los gustos sexuales personales no tenían «absolutamente nada que ver con el carácter político de un hombre». Por otro lado, Marx sugirió que Engels debía emplear el asunto para difamar a Schweitzer: «Debes conseguir que algunos chistes sobre él lleguen a Siebel, para que los entregue a diversos periódicos.» Sin embargo, Schweitzer continuaría hasta convertirse en el presidente del Allgemeinen Deutschen Arbeitervereins («Unión general de trabajadores de Alemania») y el primer parlamentario socialdemócrata elegido en Europa.
Engels condenó la homosexualidad entre hombres en la antigua Grecia en dos pasajes distintos de El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, describiéndola como «moralmente deteriorada», «abominable», «despreciable» y «degradante». Marx aparentemente compartía el punto de vista de Engels, escribiendo que «la relación de un hombre con una mujer es la relación más natural de un ser humano con un ser humano» y describiendo al autor de textos fomentando la libertad sexual como un Schwanzschwulen («estúpido maricón»). De acuerdo con los autores socialistas Hekma, Oosterhuis y Steakley, Marx y Engels veían cualquier forma de sexualidad fuera del matrimonio heterosexual monógamo como una forma de degeneración, fomentada por el capitalismo, que podía ser curada con el socialismo. De acuerdo con Engels, los «principios morales naturales» florecerían en el futuro socialista, cuando «la monogamia [heterosexual] finalmente se convierta en realidad —también para el hombre—, en lugar de la decadencia» y los homosexuales simplemente desaparecerían.
El libro Woman under Socialism (1879) de August Bebel, la «obra que trata principalmente sobre sexualidad más leída por los militantes de base del SPD», era incluso más explícito en sus advertencias a los socialistas sobre los peligros de la homosexualidad. Bebel atribuía este «crimen contra natura», tanto en hombres como en mujeres, a la indulgencia sexual y los excesos, describiéndolo como un vicio de las clases altas metropolitanas y extranjeras."
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Desde los inicios del movimiento homosexual europeo, activistas como Karl-Heinrich Ulrichs y Magnus Hirschfeld se acercaron a la izquierda en búsca de apoyo. Durante la década de 1860, Ulrichs escribió a Karl Marx y le envió una serie de libros sobre la emacipación del uranismo (homosexualidad/transgénero) y en 1869 Marx le pasó uno de los libros de Ulrichs a Engels. Engels respondió a Marx asqueado en una carta personal, arremetiendo contra «pederastas» que son «extremadamente contra natura» y describió la plataforma de defensa de los derechos de los homosexuales de Ulrichs como «convertir obscenidades en teorías».
Tanto Ulrichs como Marx conocían el caso de Jean Baptista von Schweitzer, un importante sindicalista que había sido acusado de intentar inducir al sexo a un adolescente en un parque en 1862. El líder socialdemócrata Ferdinand Lassalle defendió a Schweitzer con el argumento de que, mientras personalmente consideraba la homosexualidad como algo sucio, el movimiento sindicalista necesitaba demasiado el liderazgo de Schweitzer como para abandonarlo, y los gustos sexuales personales no tenían «absolutamente nada que ver con el carácter político de un hombre». Por otro lado, Marx sugirió que Engels debía emplear el asunto para difamar a Schweitzer: «Debes conseguir que algunos chistes sobre él lleguen a Siebel, para que los entregue a diversos periódicos.» Sin embargo, Schweitzer continuaría hasta convertirse en el presidente del Allgemeinen Deutschen Arbeitervereins («Unión general de trabajadores de Alemania») y el primer parlamentario socialdemócrata elegido en Europa.
Engels condenó la homosexualidad entre hombres en la antigua Grecia en dos pasajes distintos de El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, describiéndola como «moralmente deteriorada», «abominable», «despreciable» y «degradante». Marx aparentemente compartía el punto de vista de Engels, escribiendo que «la relación de un hombre con una mujer es la relación más natural de un ser humano con un ser humano» y describiendo al autor de textos fomentando la libertad sexual como un Schwanzschwulen («estúpido maricón»). De acuerdo con los autores socialistas Hekma, Oosterhuis y Steakley, Marx y Engels veían cualquier forma de sexualidad fuera del matrimonio heterosexual monógamo como una forma de degeneración, fomentada por el capitalismo, que podía ser curada con el socialismo. De acuerdo con Engels, los «principios morales naturales» florecerían en el futuro socialista, cuando «la monogamia [heterosexual] finalmente se convierta en realidad —también para el hombre—, en lugar de la decadencia» y los homosexuales simplemente desaparecerían.
El libro Woman under Socialism (1879) de August Bebel, la «obra que trata principalmente sobre sexualidad más leída por los militantes de base del SPD», era incluso más explícito en sus advertencias a los socialistas sobre los peligros de la homosexualidad. Bebel atribuía este «crimen contra natura», tanto en hombres como en mujeres, a la indulgencia sexual y los excesos, describiéndolo como un vicio de las clases altas metropolitanas y extranjeras."
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