La prosperidad urbana y la innovación tecnológica en China
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Observatorio de la Política China, 29 de julio de 2018
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Hay dos áreas donde China ha evidenciado un impresionante desarrollo en estos últimos años: el dinamismo de sus ciudades y la capacidad innovadora de sus empresas.
A comienzos de década, Joseph Stiglitz señalaba que la dos fuerzas más significativas de prosperidad global en el siglo XXI serían la innovación tecnológica y la urbanización en China. El régimen chino ha hecho su tarea para transformar en realidad la predicción de Stiglitz. Ello se ha traducido en un esfuerzo muy claro para incrementar la competitividad internacional de sus ciudades, colocándolas entre las más dinámicas del mundo. Un conjunto amplio de medidas han buscado facilitar la posibilidad de hacer negocios en ellas y de atraer grandes capitales globales.
De acuerdo a un informe de 2018 de la consultora internacional AT Kearney, las ciudades chinas resultan mucho más competitivas que las de cualquier otra región del mundo. Más aún, el número de urbes de ese país incluidas en el Índice Global de Ciudades Globales, correspondiente a 2018, evidencia un salto de gran magnitud en relación al Índice del año 2008. Durante ese lapso, China pasó de tener 7 ciudades listadas a las 27 que tiene hoy día. Tal índice mide aspectos tales como actividad empresarial, capital humano, experiencia para lidiar con culturas diversas e intercambio de información.(Briony Harris, “Chinas cities are rapidly becoming more competitive. Here’s why”, World Economic Forum, 15 June, 2018).
De otro lado, el Monitor de Ciudades Globales del Instituto Brookings realiza un reporte anual en el que señala los resultados económicos de las 300 principales economías metropolitanas del mundo. En 2014, China logró que casi 50 de sus ciudades fueran incluidas en dicho reporte, sin embargo en 2018 el número de sus urbes allí listadas había alcanzado a las 103. Ello es más de lo que Estados Unidos, Canadá y Europa juntos pudieron mostrar. Más aún, de acuerdo al propio Instituto Brookings (el centro de análisis e investigación más prestigioso del mundo), 5 de las ciudades chinas se encuentran entre las 10 economías metropolitanas más pujantes del mundo. Ello sobrepasa, con creces, lo que cualquier otro lugar del mundo está en oniciones de exhibir. (Sifan Liu and Joseph Padilla, “Meet the five urban China”, Brookings, June 20, 2018).
Sin embargo, la capacidad de innovación de sus empresas no desmerece a la vitalidad de sus ciudades. De acuerdo a MIT Sloan Management Review(la revista académica de la escuela de negocios del Instituto Tecnológico de Massachusetts): “Las empresas chinas han evolucionado desde la etapa de la mano de obra intensiva para convertirse en el rostro más innovador de la economía mundial. Durante los últimos cinco años éstas han innovado como nunca antes. En 2016 el Centro Nacional de Computación en Wuxi, China, presentó la computadora más veloz del mundo de 10,65 millones de CPU. Entre tanto, la compañía Ehang Inc., basada enGuangzhou, lanzóel primer dron tripulado del mundo, el Ehang 184, capaz de transportar autónomamente a una persona en el aire por 23 minutos. Estos dos ejemplos se unen a muchos otros en un amplio espectro de industrias. Ha llegado la hora de que las compañías occidentales se cuiden. Esta no es la China a la que se habían acostumbrado y las ramificaciones de ello son profundas” (Dan Prud’homme and Max Von Zedtwitz, “The Changing Face of Innovation in China”. (Summer 2018, Volume 59, Number 4).
Todo lo anterior es el resultado de la ambiciosa política tecnológica del régimen chino, que incluye iniciativas como las siguientes: concentrar esfuerzos y sinergias en diecisiete sectores productivos específicos; invertir masivamente en investigación y desarrollo; promover activamente la transferencia de tecnología extranjera; comprar empresas extranjeras con tecnología útil; brindar atractivos paquetes económicos para propiciar el regreso de científicos chinos residentes en el exterior; invertir masivamente en la formación de recursos humanos, etc.
Al final del día los impresionantes avances tecnológicos chinos se hacen sentir en los sectores más diversos: Inteligencia Artificial, robótica, nanotecología, tecnologías energéticas verdes, bioingeniería, etc. Nuevamente, de acuerdo a la revista del Instituto Tecnológico de Massachusetts antes citada: “Las empresas de mundo entero están empezando a reconocer estos cambios. En un sondeo realizado en 2014, dos tercios de lo altos ejecutivos de empresas extranjeras consultadas reconocieron que las empresas chinas eran tanto o más innovadoras que las propias”.
El impresionante dinamismo y capacidad innovadora de las ciudades y de las empresas chinas, constituyen el nuevo rostro de ese país. Un país cuya economía deberá estar duplicando en tamaño a la de Estados Unidos y ser mayor a la de toda Europa junta para 2050. Sin embargo, muchos se empeñan aún en ver a China como una simple economía de enclave sustentada en la mano de obra intensiva. Es hora de sacudir esa visión.
A comienzos de década, Joseph Stiglitz señalaba que la dos fuerzas más significativas de prosperidad global en el siglo XXI serían la innovación tecnológica y la urbanización en China. El régimen chino ha hecho su tarea para transformar en realidad la predicción de Stiglitz. Ello se ha traducido en un esfuerzo muy claro para incrementar la competitividad internacional de sus ciudades, colocándolas entre las más dinámicas del mundo. Un conjunto amplio de medidas han buscado facilitar la posibilidad de hacer negocios en ellas y de atraer grandes capitales globales.
De acuerdo a un informe de 2018 de la consultora internacional AT Kearney, las ciudades chinas resultan mucho más competitivas que las de cualquier otra región del mundo. Más aún, el número de urbes de ese país incluidas en el Índice Global de Ciudades Globales, correspondiente a 2018, evidencia un salto de gran magnitud en relación al Índice del año 2008. Durante ese lapso, China pasó de tener 7 ciudades listadas a las 27 que tiene hoy día. Tal índice mide aspectos tales como actividad empresarial, capital humano, experiencia para lidiar con culturas diversas e intercambio de información.(Briony Harris, “Chinas cities are rapidly becoming more competitive. Here’s why”, World Economic Forum, 15 June, 2018).
De otro lado, el Monitor de Ciudades Globales del Instituto Brookings realiza un reporte anual en el que señala los resultados económicos de las 300 principales economías metropolitanas del mundo. En 2014, China logró que casi 50 de sus ciudades fueran incluidas en dicho reporte, sin embargo en 2018 el número de sus urbes allí listadas había alcanzado a las 103. Ello es más de lo que Estados Unidos, Canadá y Europa juntos pudieron mostrar. Más aún, de acuerdo al propio Instituto Brookings (el centro de análisis e investigación más prestigioso del mundo), 5 de las ciudades chinas se encuentran entre las 10 economías metropolitanas más pujantes del mundo. Ello sobrepasa, con creces, lo que cualquier otro lugar del mundo está en oniciones de exhibir. (Sifan Liu and Joseph Padilla, “Meet the five urban China”, Brookings, June 20, 2018).
Sin embargo, la capacidad de innovación de sus empresas no desmerece a la vitalidad de sus ciudades. De acuerdo a MIT Sloan Management Review(la revista académica de la escuela de negocios del Instituto Tecnológico de Massachusetts): “Las empresas chinas han evolucionado desde la etapa de la mano de obra intensiva para convertirse en el rostro más innovador de la economía mundial. Durante los últimos cinco años éstas han innovado como nunca antes. En 2016 el Centro Nacional de Computación en Wuxi, China, presentó la computadora más veloz del mundo de 10,65 millones de CPU. Entre tanto, la compañía Ehang Inc., basada enGuangzhou, lanzóel primer dron tripulado del mundo, el Ehang 184, capaz de transportar autónomamente a una persona en el aire por 23 minutos. Estos dos ejemplos se unen a muchos otros en un amplio espectro de industrias. Ha llegado la hora de que las compañías occidentales se cuiden. Esta no es la China a la que se habían acostumbrado y las ramificaciones de ello son profundas” (Dan Prud’homme and Max Von Zedtwitz, “The Changing Face of Innovation in China”. (Summer 2018, Volume 59, Number 4).
Todo lo anterior es el resultado de la ambiciosa política tecnológica del régimen chino, que incluye iniciativas como las siguientes: concentrar esfuerzos y sinergias en diecisiete sectores productivos específicos; invertir masivamente en investigación y desarrollo; promover activamente la transferencia de tecnología extranjera; comprar empresas extranjeras con tecnología útil; brindar atractivos paquetes económicos para propiciar el regreso de científicos chinos residentes en el exterior; invertir masivamente en la formación de recursos humanos, etc.
Al final del día los impresionantes avances tecnológicos chinos se hacen sentir en los sectores más diversos: Inteligencia Artificial, robótica, nanotecología, tecnologías energéticas verdes, bioingeniería, etc. Nuevamente, de acuerdo a la revista del Instituto Tecnológico de Massachusetts antes citada: “Las empresas de mundo entero están empezando a reconocer estos cambios. En un sondeo realizado en 2014, dos tercios de lo altos ejecutivos de empresas extranjeras consultadas reconocieron que las empresas chinas eran tanto o más innovadoras que las propias”.
El impresionante dinamismo y capacidad innovadora de las ciudades y de las empresas chinas, constituyen el nuevo rostro de ese país. Un país cuya economía deberá estar duplicando en tamaño a la de Estados Unidos y ser mayor a la de toda Europa junta para 2050. Sin embargo, muchos se empeñan aún en ver a China como una simple economía de enclave sustentada en la mano de obra intensiva. Es hora de sacudir esa visión.