Muy buenas a todos;
Ciertamente el OP hace preguntas muy relevantes que deben ser debatidas para así llegar a una síntesis según el posicionamiento político del que hablemos.
Como responder a las dos últimas preguntas es algo que podría llevarnos decenas de páginas de hilo en debatir, me voy a centrar más bien en la izquierda y me voy a complementar de los comentarios de los "compañeres" -IonaYakir, YO TE INVOCO, jajaja- para desarrollar mi punto de vista.
En mi opinión la polarización del espectro político, más que ambigua, me parece inconclusa. Desde los albores del parlamentarismo y el sistema consultivo que utilizan los monarcas despóticos, la división dentro de las mismas divisiones que se hacían en estos arcos ya era evidente y mostraba cómo desde incluso unas izquierdas y unas derechas ya existía una división evidente; más aún si cabe en la izquierda, que en la derecha.
Mientras que la derecha parece homogénea -y no digo que lo sea-, la izquierda se repliega sobre su misma en un crisol de variaciones que van desde el anarquismo (*) al apoyo declarado y contundente de la centro-izquierda al libre mercado tomando como máxima económica el pensamiento keynesiano o neo-keynesiano, pasando por el marxismo -y sus decenas de variantes- o el socialismo -y sus decenas de variantes-
No existen, desde mi punto de vista, reformas o acciones que sean exclusivas en una ideología o que no tome pensamientos de otra. Así, uno puede echarse una tarde de risas viendo cómo el Canal Historia, Discovery o National Geographic asemeja el marxismo con el fascismo -incluso en alguno los denominaría como pares- por el hecho de que ambos tengan un fuerte componente estatalista. Tanto el marxismo como el fascismo enuncian un fuerte componente de Estado, el cual según el primero debería ser transitorio, para asimilación y educación de la clase trabajadora y su prole, mientras que el segundo debería ser permanente y generalmente dirigido por un líder fuerte y un respeto absoluto a la jerarquía, movilizando a la población como sujeto militante completo que debe ser dirigido por un infalible caudillo.
Sin lugar a dudas, y desde siempre, el espectro político se ha dividido en izquierda y derecha, en pobres y ricos, los de arriba y los de abajo..., y todo esto no es más que la clara división social que gira en torno a la propiedad de los medios de producción y su estado de desarrollo ya enunciada por muchos filósofos, economistas y políticos en la antigüedad y sintetizada de forma magistral y en mi opinión, verídica e inconfundible, por K. Marx. La historia del ser humano, en definitiva, ha sido soportada por la lucha de clases. Con todo esto, creo que debería reconducirse el debate a tres tipo de partidos o ideologías: proletarias, mixtas y burguesas -aunque quizás, el componente mixto siempre se incline por el sistema reaccionario imperante-.
Por otra parte, también cabe destacar el componente emancipador que suelen tener las ideologías revolucionarias frente al tradicionalismo religioso -cristianismo, islam u otros y desde siempre, gran aliado de los intereses de las clases dominantes- y las costumbres arraigadas desde siglos y defendidas como "buenas" o "merecedoras de la eternidad".
Qemesé, ¿podrías explicarme qué es eso de "economia social de mercado"? supongo que te refieres el capitalismo de toda la vida, pero me ha parecido curioso el término, quizás académico, quizás "social" en el sentido de economía mixta o quizás el capitalismo como un ente que lo engloba todo.
Qemesé escribió:No es una caída o fallo del modelo económico, es un fallo de la doctrina social qaue se está aplicando
También me gustaría que me explicases esto. Aunque según lo he entendido, permíteme que te responda.
Desde el marxismo, entendemos que la sociedad gira en torno a una lucha de clase que se da desde los principios sociales -que no socialistas- del ser humano y que se ha arrastrado así hasta el día de hoy, donde el capitalismo ha sobrevivido a la primera revolución proletaria a gran escala contra su explotador inherente: el burgués. A su vez, determinada sociedad o modelo social desde el pensamiento de K. Marx es analizado desde un punto de vista social y otro económico formando una pirámide: la infraestructura -en la base, principal motor de la sociedad y las relaciones entre las dos clases existentes- y la superestructura -religión, leyes, modelo de gobierno...-; la superestructura se desarrolla según el desarrollo de la infraestructura de forma que se adecúa a su evolución y funcionamiento. La superestructura va a encadenada a la infraestructura de la misma forma que ambas están atadas al burgués, sus intereses y sus gustos subjetivos o inter-subjetivos.
El éxito y el fracaso del capitalismo ya serían analizados en la famosa obra de K. Marx, "El capital". El éxito del capitalismo es el desarrollo asombroso de los medios de producción y la evolución impresionante de la técnica. El éxito del capitalismo como modelo internacionalista -o globalista- es que lo lleva a todo el planeta y lo conecta de tal forma que lo único que hace es monopolizar en la mano de unos pocos burgueses los recursos mundiales. Su éxito, igualmente, es su fracaso, de la misma forma que la salvadora y garante de victoria de la burguesía frente a la aristocracia, como ha sido la clase trabajadora, también sera su verduga; igualmente, se ha analizado como el capitalismo es un sistema económico que no funciona. De la misma manera que se ponen parches y se cambian los muelles a un juguete que jamás funciono realmente, así es el capitalismo: solo se desarrolla de forma artificial, mostrando una supuesta apariencia de creación de riqueza y mejora real de la vida común, mientras lo que hace es permitir que toda la riqueza generada por la clase trabajadora se concentre en las pocas manos de siempre, y el proletariado sufra, cíclicamente, los excesos y vicios de la burguesía frente al quehacer económico y no tan económico. El capitalismo es cíclicamente ineficiente, cíclicamente fracasado y cíclicamente beneficioso para la burguesía y dañino para los legítimos herederos de los medios de producción: el proletariado.
Una última cosa por remarcar, es, por supuesto, el lío de nombres, denominaciones y siglas que hay dentro de la izquierda. Ya ni es la diferencia entre izquierda y derecha o la división dentro de la izquierda, sino ya de por sí dentro del movimiento obrero o el marxismo: hoxhaístas, trotskistas, luxemburguistas, revisionistas, titoístas, maoístas, "jucheístas", "Dengxiaopinguistas" y hasta se puede flipar en colores con el "nacional-comunismo", aquel que lleva una cruz ortodoxa haciendo gala junto a un retrato de N. Lenin por las calles de Moscú. El problema, de base, es la ortodoxia y el dogmatismo de ciertos grupúsculos que se encierran en sí mismos para adorar a sus ídolos predilectos, tomando sus palabras como verdades científicas sin revisión o pensamiento crítico y que se afanan a lo que uno pudo hacer o decir siglo atrás con total irrelevancia a la actualidad: es una enfermedad de base dentro de los colectivos fuertemente escorados a extremismos religiosos, más que políticos. Todo esto no es si no el abandono de la forma clásica de ver la religión para tomar otra, con los mismos dogmas y verdades incuestionables que en el fondo todos buscamos pero que no nos paramos a pensar que ni el dogmatismo jamás ha sido beneficioso y que la centralización en líderes lo único que hace es dar vida limitada a un proyecto, exitosa, fracasada o criminal.
Al fin y al cabo, solo somos seres humanos limitados, pero con capacidades ilimitadas.