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    El método de Marx

    Makarenko1812
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    Mensaje por Makarenko1812 Vie Feb 22, 2019 6:45 pm

    arcabreque escribió:Una de las principales cuestiones a tener en cuenta por el estudioso del marxismo consiste en alcanzar una comprensión certera del método descubierto por Marx. Este es por su puesto el materismo dialéctico. Pero la cuestión se vuelve compleja cuando caemos en cuenta de que el método en cuestión nunca es explicado ni por Marx, ni por Engels.
    La forma más certera de desentrañar el método es mediante la lectura del Capital. Teniendo en cuenta que su exposición fue realizada en un orden inverso para dar una mayor facilidad de comprensión al que lo lee. Lo particular reside es en que Marx no tiene un objetivo presupuesto en el estudio, o sea el no dice "El capitalismo es malo, ahora sigo a demostrarlo", de este modo el que busca encuentra pues lejos de ajustar su criterio a la realidad intentaría meter por la fuerza a la realidad dentro de su criterio. Por el contrario Marx se plantea "voy a estudiar el modo de producción capitalista" sin anteponer una causa final a ese estudio. De este modo estudia al objeto en su movimiento real y no en el movimiento que él opina que debería tener.  El método es un no-método, no existe una causa final que conduzca la investigación del objeto, ni existen reglas preelaboradas que haya que aplicar arbitrariamente al objeto, modificando su realidad. Solo hay que tener en cuenta un detalle, la dialéctica desde una visión materialista. Partiendo del presupuesto dado de que el ser social determina la conciencia social EN ÚLTIMA INSTANCIA. Esto nos lleva a la solución hegeliana invertida del problema fundamental de la filosofía. El ser y el pensar son idénticos pero el ser es lo que determina el pensar solo en última instancia. La substancia de la realidad es la materia, pero el conocimiento verdadero de esta solo se da en la identificación del ser con el pensar, solo hay está la verdad. De aquí que cuando se analiza un objeto el pensamiento ha de fluir de acuerdo al modo del conocer. Se parte de lo concreto, de la generalidad del objeto que ya es conocida, luego el análisis va descendiendo y haciendo abstracción de los diferentes elementos que componen el fenómeno en cuestión, se detiene en el análisis de cada una de sus partes en abstracto, de cada elemento particular del todo que se estudia, proceso que desvela la esencia del fenómeno y de aquí se retorna a lo general contraponiendo el movimiento abstracto de cada punto particular en sus relaciones con el resto para descubrir las contradicciones que surgen en su interacción y concretarlas en nuevas conclusiones generales y leyes que rigen el fenómeno en cuestión. El método no es más que el mismo conocer, que la única forma que tiene el pensamiento de llegar a la verdad, logrando coincidir con la realidad objetiva. Por último queda un último elemento y es comprobar la adecuación de las conclusiones generales sacadas con la realidad material. Esto es ya más sencillo, el único criterio de la verdad totalmente seguro con que cuenta el hombre es la práctica. La praxis es la única capaz de demostrar el adecuamiento de un razonamiento al mundo real y objetivo.




    Sé que el tema tiene unos meses ya pero aprovecho para aclarar que, aunque es cierto que Marx no dedica demasiado espacio para explicar su método sí que lo hace en los Grundrisse. Concretamente en el apartado 3) de la Introducción titulado "El método de la economía política" trata sucintamente estos puntos de los que habéis estado hablando

    Más específicamente trata este doble recorrido que comentáis desde las representaciones que se nos aparecen como más generales y que mejor conocemos (la población, ejemplifica él) que no son sino abstracciones si no nos atenemos a las relaciones particulares que las conforman. Así, como si de la cúspide de una pirámide se tratase descubrimos los elementos que componen a la abstracción " población" (las clases sociales,la distribución geográfica, la ocupación...) para ir desmenuzándola en fragmentos más pequeños. Me parece que es un proceso similar al de la mayéutica platónica en que un concepto es revisado mediante el descarte (la resta, en definitiva) de aquello que  sabemos que no es. Es similar también a la noción de holización en partes formales en Bueno. En Marx evidentemente se requiere de procedimientos de comprobación empírica (no se queda en la "especulación" lógica de Platón). Es un camino de lo "macro" a lo "micro". La descomposición en partes (fase analítica en Bueno) para, desde esas partes y sus relaciones, recomponer el edificio (el todo, lo concreto; fase sintética en Bueno), con lo que habremos conocido más al final de nuestro camino (con la reconstrucción) que en su principio. En este sentido, me parece a mí, el conocimiento es producción de conocimiento pues no supone sólo aprehender la realidad (esto último es lo que creería un positivista) si no que supone generar un conocimiento y volcarlo de nuevo al mundo; transformándolo (¿Acaso sería igual el mundo veinte años después del viaje de Darwin en el Beagle?)

    Por último, no estoy de acuerdo con uno de los puntos que menciona acabreque. Al aproximarnos a un objeto de estudio no nos es posible hacerlo de forma neutral pues nuestras nociones (sean mejores o peores es imposible operar sin ellas) condicionan la aproximación al objeto de estudio. Eso no significa que debamos volcar nuestros pre-juicios al objeto de estudio, en cambio, deberemos refinar nuestro conocimiento sobre la materia modificando esos pre-juicios si averiguásemos que, en definitiva, son erróneos. Es el camino similar que hemos recorrido antes, obteniendo un conocimiento en el proceso final distinto del que hemos partido. Otro asunto es en qué medida ciencias naturales y ciencias sociales realizan, o no, este camino de igual manera.

    Bueno simplemente eso. Que en ese corto fragmento Marx si que concreta algo más su método.
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    Mensaje por MISHA Dom Feb 24, 2019 3:19 pm

    Te animo, Erlender, a ser constante en la lectura y estudio crítico de Marx, Engels, Lenin y Stalin, así como en la militancia práctica y colectiva que hayas elegido o te haya correspondido como frente en la lucha social. Todo ello con decisión pero también con paciencia y con templanza, porque la Revolución no se hace en un día, ni por una única persona, ni un revolucionario se forja con prisas. Además, es inevitable cometer algunos errores y sufrir algunas derrotas, como humanos que somos no estamos exentos de esa amarga pero implacable realidad. Pero si algo podemos aprender de los grandes revolucionarios es que ser invencible no consiste en acertar y ganar siempre, sino que ser invencible consiste en no rendirse nunca y saber rectificar y rectificarse cuando así se deba. Por otra parte, te menciono a los autores, que quizás ya conozcas, Bonifati Kedrov y John Desmond Bernal, cuyas figuras y trabajo quizás te resulten de interés, considerando tu mención a la ciencia, así como los libros "La noción de ciencia en Manuel Sacristán", de José Sarrión Andaluz (Editorial Dykinson) y "El valor de la ciencia" de Salvador López Arnal (Editorial El Viejo Topo). A continuación, pongo el enlace para acceder a un trabajo "El concepto de ciencia en Marx) del propio Manuel Sacristán. Saludos comunistas.

    Manuel Sacristán. El trabajo científico de Marx y su noción de ciencia.
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    Mensaje por Enderler Lun Feb 25, 2019 8:59 pm

    Buenas noches, Misha. Te confesaré que, después de toda una vida leyendo y leyendo y leyendo, estoy un poco saturado de teoría. A mí me llegó la hora de aplicarla en un trabajo más concreto.

    Todos esos autores que mencionas escribieron sobre filosofía y metodología de la ciencia, lo que no tiene mucho que ver con la práctica científica cuando te enfrentas a una investigación. Yo estoy interesado en la transición de la formación socioeconómica esclavista a la feudal, y después de esta a la capitalista, y lo que hasta ahora he visto confirma tu afirmación de que la Revolución no se hace en un día; más bien en un plazo que oscila entre los cuatro y los siete siglos. Y encima el elemento revolucionario está presente ya al comienzo de cada formación concreta, pero es absolutamente inidentificable excepto a toro pasado, cuando analizas el proceso histórico en todo su desarrollo.

    Creo que es importante identificar los elementos que impulsaron esas transiciones, ver si hay rasgos que se repiten ocultos en contextos muy diferentes y si estarían presentes en el capitalismo, y todo eso sin apartarse del método científico -sea lo que sea lo que este término designe-. Es un asunto muy complejo sobre el que -por desgracia- no se debate, y si no lo hacemos nos va a tocar vivir otros 200 años de luchas puramente defensivas.

    P.S.: He cometido una evidente injusticia con Desmon al equiparar su obra completa a la de los otros autores. Este si que tiene una obra impresionante de carácter científico, y se dice que no recibió el Premio Nobel por meterse a enredar en política... jajajaja. Y además gafó a su alumna Rosalind Franklin, que aportó más que nadie a resolver la estructura del ADN y la excluyeron del Nobel que sí le dieron a sus compañeros Watson y Crick. El mundo está lleno de miserables.
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    Mensaje por Enderler Mar Feb 26, 2019 10:11 am

    LA TRANSICIÓN ESCLAVISMO-FEUDALISMO


    Hablar de cómo el sistema esclavista evolucionó hacia el feudalismo en nuestra región es hablar de la historia del Imperio Romano entre los siglos II y V de nuestra era y de las características de su sistema económico. Por un lado, el sistema productivo romano dependía del trabajo de ingentes masas de esclavos proporcionados en abundancia por las guerras de conquista, particularmente durante el periodo que va desde el siglo II a.C. al II d.C. Por otro lado la economía romana fue siempre fuertemente deficitaria y dependió de la explotación intensiva de los territorios conquistados, tanto de sus recursos como de las poblaciones, que eran capturadas y trasladadas a Roma como parte del botín para su venta en los mercados de esclavos. Como veremos, estos dos factores estuvieron en la raíz de las sucesivas crisis y, particularmente, en la del siglo III d.C., que es considerada tradicionalmente como causa y comienzo de la decadencia y posterior caída del Imperio de Occidente –versión también muy discutible de la Historia–.

    El esclavismo en Roma

    La esclavitud es ante todo una condición jurídica y considerar a los esclavos como una clase social acarrea dificultades importantes a pesar del papel que desempeñaron en el sistema de relaciones de producción de la antigüedad. Esta dificultad se deriva, sobre todo, del carácter extremadamente heterogéneo que presentan en su conjunto. En la minería, por ejemplo, encontramos las condiciones de trabajo más duras, hasta el extremo de que hay evidencias de que se utilizó como una forma de aplicar la pena de muerte. En el extremo opuesto tenemos a los esclavos urbanos, tanto en el ámbito doméstico como al servicio del Estado: criados, maestros de los hijos de las elites, médicos, artesanos, administradores o funcionarios públicos. Entre estos últimos se daban casos de altos funcionarios poseedores de importantes fortunas y propiedades rurales, dueños a su vez de esclavos a su servicio.

    La gran masa de esclavos trabajaba en las explotaciones agrícolas, en la industria y el comercio, y constituía la base productiva del Imperio. Sus condiciones de vida podían ser muy diferentes dependiendo de la actitud de propietarios y capataces o del trabajo concreto que realizaran. Las diferencias en las condiciones materiales de existencia y en el papel que desempeñaban en la producción hace muy complicado, en resumidas cuentas, considerarlos como una clase social.

    El comercio de esclavos era también un importante motor económico por sí mismo. Durante la Guerra de las Galias, entre el 58 y el 61 a.C., Julio César subastó alrededor de un millón de prisioneros; ya en el siglo II d.C. el mercado de la isla de Delos, durante las fiestas anuales, subastaba por encima de los 2.000 esclavos diarios, alcanzándose en una ocasión la cifra de 10.000. Dado que los mercados de esclavos se celebraban por todo el imperio podemos hacernos una idea de su importancia económica. No podemos olvidar, sin embargo, que la productividad del sistema esclavista –su capacidad para producir bienes- es muy deficiente.

    La economía romana

    La extensa red de calzadas y de rutas marítimas permitía el desplazamiento a gran escala de las mercancías desde los centros de producción a los mercados donde podían alcanzar precios más favorables. Así, los productos de las provincias occidentales llegaban a los territorios de África y Asia y, a la inversa, artículos de alto precio de las provincias orientales se podían adquirir en Hispania o Britania, incluyendo las artesanías y las sedas procedentes de China. Sin embargo, tal como se ha indicado anteriormente, la economía de Roma siempre fue defici- taria y fuertemente dependiente de la expansión territorial. Al detenerse esta, era inevitable que los problemas llegaran.

    La crisis del siglo III d.C.

    La crisis del siglo III, que se extendió desde el año 235 al 284, supone un punto de inflexión en la historia del Imperio Romano, que llegó incluso a fragmentarse temporalmente en tres unidades políticas independientes. Generalmente se considera como el comienzo del declive y la posterior caída del Imperio, y entre sus causas se indican un periodo de incursiones bárbaras tanto en la frontera europea como en el este y la corrupción de las legiones y sus mandos; las fronteras fueron desguarnecidas y el ejército utilizado por sus generales para autoproclamarse emperadores, con la consecuente generalización de las guerras civiles. Esto se vio favorecido por el hecho de que Roma no desarrolló un derecho constitucional: nunca legisló ni la forma del Estado ni la sucesión de su jefatura.

    Todo esto sucedió realmente, pero lo cierto es que los factores que desencadenaron la crisis venían incubándose desde mucho tiempo atrás.  

    En el siglo II d.C., bajo el reinado de Adriano, el imperio alcanza su máxima extensión. En el este los partos, pese a la pérdida de Mesopotamia, consiguen establecer la frontera en el río Tigris. En Europa Roma se ha retirado de la provincia de Germania Magna y ha fijado el límite en los ríos Rin y Danubio, y poco ha tenido que ver en ello la derrota del año 9 d.C. en Teutoburgo; de hecho, durante los años posteriores Roma castiga duramente a los rebeldes germanos y en el año 16 ha recuperado la totalidad del terreno perdido. Simplemente, las cuentas no salen: Germania Magna consume mucho más dinero del que produce, no hay perspectivas de que esto vaya a cambiar dadas las características del territorio y la población y, como toda empresa que no funciona, es abandonada.

    Con el fin de la expansión territorial se interrumpen tanto lo que parecía una fuente inagotable de esclavos de los que dependía el modo de producción, como las riquezas procedentes del expolio de las regiones recién conquistadas y que servían para mantener tanto el aparato del Estado como el propio Imperio. Se inicia así un periodo caracterizado por importantes cambios en el tejido económico y por una serie ininterrumpida de devaluaciones de la moneda que pretenden financiar el déficit endémico del Imperio. El único resultado será una hiperinflación descontrolada.

    Las consecuencias serán devastadoras y se prolongarán en el tiempo. Para cuando, cincuenta años más tarde, una serie de enérgicos emperadores procedentes del ejército –¡cómo no!– consiguen reunificar el Imperio y restaurar las fronteras, las extensas redes mercantiles, dependientes de una moneda con valor real fácilmente transportable y de la seguridad proporcionada por fuerzas militares y de policía, han saltado por los aires y no volverán a recuperarse por completo. El desabastecimiento en las ciudades, tanto por la escasez de suministros como por los altos precios, produce un movimiento en masa de todas las capas sociales al campo. A lo largo del siglo IV avanzará la ruralización y el despoblamiento de los núcleos urbanos, muchos de los cuales desaparecerán por completo. Los que sobreviven se ven obliga- dos a rodearse de murallas –algo que nunca habían necesitado– ante la incapacidad creciente del Imperio para garantizar su defensa. Hacia finales de siglo Roma había perdido definitivamente el control efectivo sobre la mayor parte de las provincias occidentales.


    El colonato

    Con todo, los cambios más significativos se estaban produciendo en el modo productivo. Los grandes propietarios siempre habían producido aquellas mercancías que les aseguraban mayores beneficios en el comercio de larga distancia, algo imposible ya con la desaparición de las extensas redes comerciales del pasado. La respuesta fue producir bienes para el propio consumo o, como mucho, para el comercio local, y el desarrollo de una economía autárquica.

    La fuerza de trabajo acusó los cambios con especial intensidad. No sólo había desaparecido el suministro de esclavos, cuyo número descendía paulatinamente con el paso del tiempo, sino que además estos tenían que ser mantenidos independientemente de su productividad, y esta se había desplomado. El sistema del colonato vino a salvar la situación.

    El colonato era un sistema que estaba presente en África desde tiempos prerromanos, y Roma lo conservó precisamente porque en aquellas provincias el esclavismo planteaba problemas importantes. Un colono era simplemente un hombre libre que explotaba una parcela por la que pagaba un arriendo a su propietario; el colono podía ser más o menos rentable en función de los términos establecidos entre él y el terrateniente, pero no suponía una carga para este, por lo que la nueva situación económica facilitó su extensión fuera de su ámbito de origen.

    Los aristócratas romanos que habían abandonado las ciudades y se habían refugiado en sus extensas propiedades tenían a su disposición no sólo sus propios esclavos, sino también grandes masas de hombres libres que, al igual que ellos, se habían trasladado al campo, así como a los pequeños agricultores independientes a los que la prolongada crisis había arruinado. Tal exceso de oferta no podía sino empeorar las condiciones del arrendamiento; los nuevos colonos tuvieron que renunciar a muchos de sus derechos de ciudadanía. A menudo el precio del arriendo suponía entregar al propietario la mayor parte del producto de su trabajo, reteniendo sólo lo necesario para su subsistencia, así como trabajar gratuitamente un determinado número de días en las tierras que el señor había conservado para explotarlas directamente.

    En el año 284 sube al poder el emperador Diocleciano, que puso en marcha una serie de extensas reformas políticas y económicas. La recaudación de impuestos era un problema que tenía que ser abordado con urgencia debido a que, al déficit endémico, se sumó la pérdida de control sobre amplios territorios. Una de las soluciones adoptadas fue cobrar los impuestos directamente a los colonos en lugar de a los grandes propietarios. Para asegurar la recaudación tomó una serie de medidas que supusieron la liquidación prácticamente definitiva del viejo modo de producción esclavista.

    Por un lado protegió a los colonos, impidiendo que los propietarios pudieran expulsarlos de las tierras que trabajaban. Por el otro prohibió que los colonos abandonaran la tierra sin el permiso de los propietarios, y además hizo su condición hereditaria; sus hijos también serían colonos, pero no solo dependientes de un señor, sino también de la propia tierra que trabajaban: siervos de la gleba.

    Se había llegado al final de un largo proceso iniciado en los siglos I y II con el fin de la expansión territorial romana. A partir del siglo IV el Imperio Romano, sostenido por las reformas de Diocleciano, aún se mantendrá en pie durante otros 1.200 años, ahora con su capital en Constatinopla y reducido a sus provincial orientales. Sin embargo, los elementos más importantes del próximo periodo histórico, la Edad Media, ya han aparecido y no harán más que consolidarse: ciudades mucho más pequeñas fuertemente amuralladas, señores que tienen que establecer con sus vecinos un nuevo sistema de relaciones basado en el vasallaje, una economía autárquica y con unas relaciones comerciales reducidas a su mínima expresión y, sobre todo, un modo de producción nuevo basado en la explotación de la tierra por personas ligadas a ellas de manera indisoluble.

    Conclusiones

    El relato nos permite entrever algunos elementos de la mayor importancia, indicios de las fuerzas que impulsan los grandes cambios históricos y la construcción de formas sociales nuevas.

    En primer lugar no estamos ante un proceso desencadenado por una invasión extranjera, como sucediera en el caso de las civilizaciones americanas ante la llegada de los europeos a aquel continente; incas y aztecas no evolucionaron hacia formas socioeconómicas y políticas nuevas, sino que sus estructuras sociales fueron arrasadas violentamente por un sistema que se había desarrollado muy lejos de sus fronteras. En el caso de Roma fueron factores endógenos, internos, derivados de la propia naturaleza del modo de producción esclavista y del desarrollo histórico del Imperio Romano.

    En segundo lugar, estos factores iniciales fueron de carácter fundamentalmente económico y sus consecuencias se encadenaron en el tiempo dando forma a un proceso en el que cada etapa estaba fuertemente condicionada por los acontecimientos precedentes y había pocas opciones entre las que elegir. Podemos ver esto con claridad, por ejemplo, tanto en las sucesivas devaluaciones monetarias como en la sustitución de los esclavos por colonos en el proceso productivo.

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