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    Del Frente Anti Macri al Frente Patriótico - Por Razon y Revolucion

    Marx 12
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    Mensaje por Marx 12 Dom Dic 02, 2018 5:54 pm


    En la tarde del próximo viernes 30/11, la izquierda marchará en unidad con los que quieren el retorno del kirchnerismo para repudiar la presencia del G20. No hay demasiado para especular, sencillamente basta con ver la lista de los firmantes de la convocatoria.[1] A un lado, el trotskismo (PO, PTS, IS, NMAS, MST) y otras fuerzas menores. Del otro, el Frente Patria Grande en pleno (CTEP, MP La Dignidad, Patria Grande), los socios piqueteros de Grabois (Corriente Clasista Combativa) y sectores integrantes del 21F (CTA Autónoma y CTA de los Trabajadores). No faltan tampoco los que si bien se han reconciliado recientemente con Cristina, ponen huevos también en la canasta de la candidatura de Solá: el Movimiento Evita y sus aliados de En Marcha (el PCR, Somos de Victoria Donda y Unidad Popular).
    La composición no arroja dudas. Están allí los que trabajan en el retorno de Cristina en 2019. Es decir, se va a marchar contra el G20 con gente que reivindica gobiernos que formaron parte del G20 y que volverían a hacerlo si pudiesen. Recordemos que Cristina participó anualmente de todas las cumbres desde que estas existen (2008 en Washington, 2009 en Londres y Pittsburgh, 2010 en Toronto y en Seúl, 2011 en Cannes, 2012 en Los Cabos, 2013 en San Petesburgo, 2014 en Brisbane y 2015 en Antalya). Allí compartió mesa con George Bush, Barack Obama Silvio Berlusconi, Recep Tayyip Erdogan, Angela Merkel, François Hollande, David Cameron y Vladímir Putin, entre otros. Es decir, con los máximos líderes de países responsables de intervenciones militares y enormes masacres sociales en Medio Oriente y África. También se codeó con Enrique Peña Nieto el mismo año en que desaparecían los 43 normalistas de Ayotzinapa, y con dictadores famosos por los números de decapitaciones anuales a opositores, como el rey saudí, Abdalá bin Abdelaziz.
    En sus intervenciones allí frecuentemente se despachaba contra el “anarcocapitalismo”, la falta de regulaciones y la expansión de la especulación financiera, frente a la cual defendía el “capitalismo en serio” basado en la producción industrial (que no es un discurso muy diferente al que nos tiene acostumbrados el trotskismo…). Sin embargo, su preocupación central en todo momento fue la de incrementar las posibilidades de endeudamiento externo, sobre todo hacia el final de su mandato, cuando las finanzas locales mostraban su agotamiento. De allí que insistiera en cada ocasión en una “democratización” y “reforma” del FMI, para facilitar el “acceso de los mercados emergentes a nuevos créditos del Fondo sin condicionalidades o con bajas condicionalidades”. La foto de Kicillof abrazado a Lagarde en la cumbre de 2015 hizo muy gráficas estas pretensiones. En definitiva, el kirchnerismo participaba del G20, no podía ser de otra manera, con la agenda de la burguesía nacional, que requería del endeudamiento para seguir reproduciéndose. A pesar de que ahora organice “Contra cumbres”, Cristina fue una fiel integrante del G20. Ello puede explicar por qué el kirchnerismo más duro (La Cámpora, Nuevo Encuentro, etc.) no pisa la calle este viernes.
    Podría pensarse, sin embargo, que las consignas son decididamente de independencia de clase y que quienes construyen el “hay 2019” fueron arrastradas hacia ellas. Nada de eso. Encabeza la movilización un “No al G20”, seguido de “Abajo el acuerdo Macri – FMI”, “Fuera Trump y demás líderes imperialistas”, “Fuera Bolsonaro”, “Por el no pago de la deuda externa”, “No al ajuste, la entrega y la represión”. Como se ve, predominan aquellas consignas de corte decididamente nacionalista, pues el foco está puesto en la presencia de agentes externos (G20, FMI, Trump, Líderes imperialistas). E incluso, democráticas, ¿qué explica la inclusión de una subconsigna dedicada exclusivamente a Bolsonaro, sino la idea, común a los K y a la izquierda, que representa algún tipo de “fascismo”? Si se lo mira bien, siquiera son “antimacristas”, porque no se responsabiliza políticamente a nadie por el ajuste y la represión. En sentido estricto, la única crítica a Macri es haber firmado un acuerdo con el FMI. El PTS muestra con crudeza todas estas ideas nacionalistas cuando en sus spots llama a movilizar contra los que “no son bienvenidos porque comandan el FMI y el saqueo de Argentina”. Una invitación abierta al frente patriótico.
    El FIT pretende delimitarse realizando un acto antes de la movilización (en el mismo punto de partida), convocando a las 14hs., cuando la marcha arranca a las 15hs. Con esos tiempos, no hay ningún acto. Es un simple saludo a la bandera. Luego, tal como dice La Izquierda Diario, van confluir “con los distintos sectores que se movilizarán contra el G20”.[2] ¿Cuál es el punto de discordia? Ninguno muy importante evidentemente, porque van a marchar juntos. El PO dice que “no suscribe el documento ‘consensuado’ por la mayoría de los grupos que participan de la marcha, debido a que han decidido no denunciar la complicidad del PJ y sus gobernadores con el ajuste macrista ni la participación de CFK y los gobiernos ‘nac&pop’ de la última década en el G20.”[3] Es curioso. No suscriben un documento que no denuncia al kirchnerismo (lo que viene a confirmar el contenido K de la marcha), pero sí suscriben a las consignas… que tampoco lo denuncian. Y, para colmo, van a marchar codo a codo con sectores que están construyendo el retorno del kirchnerismo. Todo muy coherente y lógico… En definitiva, no va a haber ninguna acción independiente.
    Así planteada, la marcha es un acto de encubrimiento doble. Por un lado, la perspectiva nacionalista de la movilización oculta el problema de clase. Al igual que como hace algunas semanas se denunciaba el “presupuesto del FMI”, ahora la mira está puesta en el G20. Sin embargo, el ajuste y la miseria a la que está sometida el conjunto de la clase obrera argentina no es resultado de una opresión externa. No se trata de la oposición entre un capitalismo “soberano” y uno “sometido” o “dependiente” o “semicolonial”. El ajuste no es impulsado por potencias extranjeras que, movidas por no se sabe qué genio maligno, quieren arruinar al país. Muy por el contrario, es producto de la necesidad de subsistencia de la burguesía nacional que, en un capitalismo como el argentino, requiere de enormes sumas en subsidios para reproducirse. El FMI no viene a liquidar a la Argentina, sino a salvarla. De allí que habilita a la Argentina a endeudarse por sumas que nunca acaba de pagar. La crisis no la paga la “nación”, sino la clase obrera, su cinturón es el que se ajusta cada vez más y la deja al borde del estrangulamiento.
    Por otro lado, se encubre el rol del kirchnerismo en todo este desfalco. Peor aún, se compra su lectura, según la cual hay un capitalismo bueno, el que ellos habrían encarnado, y uno malo, el neoliberal, el sometido, el de Macri. De hecho, la marcha no hace más que forjar en los hechos el pedido de Cristina en su “Contra-Cumbre”: un frente contra el “neoliberalismo”. Si se va Trump, si no viene el G20, si no se acuerda con el FMI, la realidad sería otra. Eso dicen las consignas. Y la lista de firmantes agrega que los sectores vinculados al Papa y a Cristina son compañeros de ruta, con ellos podemos luchar. Entonces, no solo se los exonera de su responsabilidad en la crisis actual, sino que se les lava la cara y se los construye para el 2019.
    En lugar de plegarse al kirchnerismo física y políticamente, y claudicar frente al nacionalismo, la izquierda debería explicar lo obvio. La miseria a la que estamos sometidos tiene un único culpable, el capitalismo y quienes lo dirigen, la burguesía y sus políticos. No hay dentro de él ninguna variante “progresiva” y no hay otro capitalismo posible en la Argentina, sencillamente porque toda la clase capitalista está compuesta por parásitos ineficientes. Como el problema está allí, son responsables todos los que gobernaron y todos los que intentan gobernarla bajo las mismas bases sociales: Macri, Cristina, Massa, Urtubey y toda la cantinela. La única salida realmente posible está en manos de la clase obrera y en una sociedad a su imagen y semejanza, el socialismo. Eso es lo que hay que explicar en este momento. La izquierda, sin embargo, parece empecinada en construir a sus propios verdugos.
    Razón y Revolución

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