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4 efectos que tendría la extinción de las abejas
En los últimos años, la abeja es una de las especies más amenazadas por el impacto de los seres humanos. Si atendemos a diferentes estudios existentes los pesticidas pueden afectar directamente a las poblaciones de abejas.
Está demostrado que los insecticidas del tipo de los neonicotinoides, los que suelen utilizarse comúnmente en los cultivos de plantas de cierta importancia económica, esto es, las plantas que se utilizan para el consumo humano, como la soja o el trigo, provocan que las abejas pierdan su habilidad para navegar, lo que supone que pierden su rumbo no pudiendo de esta forma llegar de regreso a sus colmenas.
En la práctica, este fenómeno ha provocado una reducción de hasta un 85 por ciento en la producción de abeja reina de una forma colectiva. Sin la existencia de estas abejas reina es muy difícil que pueda existir producción de miel. La caída en la población de las abejas conlleva efectos muy graves, ya que de ella depende el desarrollo de múltiples especies florales a través de la polinización.
La utilización de pesticidas cumple con la función de evitar insectos que son dañinos para la producción agrícola. El problema es que no se tiene en cuenta que las abejas son esenciales para la polinización, el cual es un proceso vital para la correcta reproducción de ciertas plantas.
Las abejas son algo más que simples productoras de la tan preciada miel; su papel como polinizadoras es de vital importancia en la naturaleza, dado que mantiene equilibrado el ecosistema que les rodea. No solo por eso, si también por la trascendencia que tiene en la economía. Del 90 por ciento de los cultivos que son destinados al consumo humano, el 70 por ciento está polinizado por abejas.
Einstein dijo una vez que “si las abejas desaparecieran del todo, a la humanidad le quedarían 4 años de vida”. Esta frase puede resultar un poco extrema, pero no por ello deja de ser cierto que la erradicación de las abejas sí supondría un gran reto para la humanidad: la alimentación, la biodiversidad e incluso nuestra economía se verían seriamente afectadas.
¿Qué ocurriría si no hubiera abejas? Algunas de las consecuencias serían las siguientes:
1. Falta de un equilibrio ecológico esencial
La complicada red de vida existente en la Tierra se vería seriamente afectada. Las abejas y otros animales llevan a cabo una de las funciones más fundamentales y fascinantes para la vida tal como nosotros la conocemos: la polinización, pieza clave para que las especies vegetales sigan reproduciéndose.
Huelga decir que de ellas dependen grandes beneficios para el medio ambiente y nuestros ecosistemas como la manutención de la calidad del aire y de un clima adecuado.
2. Adiós a la biodiversidad
La biodiversidad es una inversión de futuro, una de nuestras mejores herramientas para afrontar los desafíos presentes y futuros e incluso garantizar la preservación de valores tan esenciales para el bienestar pero a veces infravalorados como los valores estéticos. Su pérdida es una de las grandes amenazas que sufre el planeta. Según la FAO, existen estimaciones de que se pierde entre el 1 y el 10 por ciento de la biodiversidad cada 10 años.
Las abejas ya representan una gran parte de la biodiversidad del planeta. En la Tierra existen entre 20.000 y 30.000 tipos de abejas y sólo en España más de 1.000.
Cerca del 90 por ciento de las plantas silvestres dependen de los insectos polinizadores para subsistir. En algunos casos estas relaciones de dependencia son tan importantes que una planta no podría existir sin un insecto polinizador específico y viceversa.
3. Amenaza de la seguridad y diversidad de alimentos
La diversidad agrícola y de la alimentación humana depende en gran parte de los insectos polinizadores. En Europa, el 84 por ciento de las 264 especies de cultivo y más de 4.000 variedades vegetales existen debido a la polinización por insectos. De hecho algunos cultivos como la manzanas, los melocotones o los calabacines son totalmente inviables sin ella. En el hipotético caso de que quisiéramos mantener polinizándolos manualmente, se convertirían en un lujo inalcanzable para la mayoría.
Obviamente no sólo nuestra seguridad alimentaria se vería amenazada, también la de muchos animales y seres vivos.
Sin abejas, nos tendríamos que conformar con una dieta más bien aburrida y, sobre todo, carente de nutrientes esenciales para nuestra salud. Nuestra dieta sería mucho más limitada y la variedad de alimentos a la que tendríamos acceso, muchísimo más reducida. Imagina comer siempre los mismos alimentos una y otra vez, igual que hacen los canes con su comida para perros, aunque estos tengas todos los nutrientes necesarios en ella. Cierto que es posible encontrar un equlibrio y fuentes de nutrientes y proteínas esenciales en otros alimentos, pero es innegable que sería más complicado, además de la reducción en la riqueza y sabores de los alimentos de los que gozamos hoy en día.
4. Futuro amargo
La miel sigue siendo el único edulcorante para algunas poblaciones humanas en el mundo, y además de eso también es el sostén de muchas familias que encuentran en sus excedentes la única manera de mejorar su economía familiar.
Incluso en España la miel es una fuente de empleo sostenible y también el sostén de algunas familias. Somos el país de la Unión Europea en el sector apícola está más profesionalizado, y además el mayor productor comunitario de miel y también polen.
Protejamos las abejas
Todo lo mencionado no es tan lejano como pueda parecer. Las abejas deben enfrentarse a muchas amenazas, en gran medida por las prácticas de la agricultura industrial como la utilización masiva de los monocultivos y plaguicidas. Sus poblaciones están claramente en declive en la mayor parte del planeta, y algunas especies de abejas se encuentran ya incluso al borde de la extinción.
4 efectos que tendría la extinción de las abejas
En los últimos años, la abeja es una de las especies más amenazadas por el impacto de los seres humanos. Si atendemos a diferentes estudios existentes los pesticidas pueden afectar directamente a las poblaciones de abejas.
Está demostrado que los insecticidas del tipo de los neonicotinoides, los que suelen utilizarse comúnmente en los cultivos de plantas de cierta importancia económica, esto es, las plantas que se utilizan para el consumo humano, como la soja o el trigo, provocan que las abejas pierdan su habilidad para navegar, lo que supone que pierden su rumbo no pudiendo de esta forma llegar de regreso a sus colmenas.
En la práctica, este fenómeno ha provocado una reducción de hasta un 85 por ciento en la producción de abeja reina de una forma colectiva. Sin la existencia de estas abejas reina es muy difícil que pueda existir producción de miel. La caída en la población de las abejas conlleva efectos muy graves, ya que de ella depende el desarrollo de múltiples especies florales a través de la polinización.
La utilización de pesticidas cumple con la función de evitar insectos que son dañinos para la producción agrícola. El problema es que no se tiene en cuenta que las abejas son esenciales para la polinización, el cual es un proceso vital para la correcta reproducción de ciertas plantas.
Las abejas son algo más que simples productoras de la tan preciada miel; su papel como polinizadoras es de vital importancia en la naturaleza, dado que mantiene equilibrado el ecosistema que les rodea. No solo por eso, si también por la trascendencia que tiene en la economía. Del 90 por ciento de los cultivos que son destinados al consumo humano, el 70 por ciento está polinizado por abejas.
Einstein dijo una vez que “si las abejas desaparecieran del todo, a la humanidad le quedarían 4 años de vida”. Esta frase puede resultar un poco extrema, pero no por ello deja de ser cierto que la erradicación de las abejas sí supondría un gran reto para la humanidad: la alimentación, la biodiversidad e incluso nuestra economía se verían seriamente afectadas.
¿Qué ocurriría si no hubiera abejas? Algunas de las consecuencias serían las siguientes:
1. Falta de un equilibrio ecológico esencial
La complicada red de vida existente en la Tierra se vería seriamente afectada. Las abejas y otros animales llevan a cabo una de las funciones más fundamentales y fascinantes para la vida tal como nosotros la conocemos: la polinización, pieza clave para que las especies vegetales sigan reproduciéndose.
Huelga decir que de ellas dependen grandes beneficios para el medio ambiente y nuestros ecosistemas como la manutención de la calidad del aire y de un clima adecuado.
2. Adiós a la biodiversidad
La biodiversidad es una inversión de futuro, una de nuestras mejores herramientas para afrontar los desafíos presentes y futuros e incluso garantizar la preservación de valores tan esenciales para el bienestar pero a veces infravalorados como los valores estéticos. Su pérdida es una de las grandes amenazas que sufre el planeta. Según la FAO, existen estimaciones de que se pierde entre el 1 y el 10 por ciento de la biodiversidad cada 10 años.
Las abejas ya representan una gran parte de la biodiversidad del planeta. En la Tierra existen entre 20.000 y 30.000 tipos de abejas y sólo en España más de 1.000.
Cerca del 90 por ciento de las plantas silvestres dependen de los insectos polinizadores para subsistir. En algunos casos estas relaciones de dependencia son tan importantes que una planta no podría existir sin un insecto polinizador específico y viceversa.
3. Amenaza de la seguridad y diversidad de alimentos
La diversidad agrícola y de la alimentación humana depende en gran parte de los insectos polinizadores. En Europa, el 84 por ciento de las 264 especies de cultivo y más de 4.000 variedades vegetales existen debido a la polinización por insectos. De hecho algunos cultivos como la manzanas, los melocotones o los calabacines son totalmente inviables sin ella. En el hipotético caso de que quisiéramos mantener polinizándolos manualmente, se convertirían en un lujo inalcanzable para la mayoría.
Obviamente no sólo nuestra seguridad alimentaria se vería amenazada, también la de muchos animales y seres vivos.
Sin abejas, nos tendríamos que conformar con una dieta más bien aburrida y, sobre todo, carente de nutrientes esenciales para nuestra salud. Nuestra dieta sería mucho más limitada y la variedad de alimentos a la que tendríamos acceso, muchísimo más reducida. Imagina comer siempre los mismos alimentos una y otra vez, igual que hacen los canes con su comida para perros, aunque estos tengas todos los nutrientes necesarios en ella. Cierto que es posible encontrar un equlibrio y fuentes de nutrientes y proteínas esenciales en otros alimentos, pero es innegable que sería más complicado, además de la reducción en la riqueza y sabores de los alimentos de los que gozamos hoy en día.
4. Futuro amargo
La miel sigue siendo el único edulcorante para algunas poblaciones humanas en el mundo, y además de eso también es el sostén de muchas familias que encuentran en sus excedentes la única manera de mejorar su economía familiar.
Incluso en España la miel es una fuente de empleo sostenible y también el sostén de algunas familias. Somos el país de la Unión Europea en el sector apícola está más profesionalizado, y además el mayor productor comunitario de miel y también polen.
Protejamos las abejas
Todo lo mencionado no es tan lejano como pueda parecer. Las abejas deben enfrentarse a muchas amenazas, en gran medida por las prácticas de la agricultura industrial como la utilización masiva de los monocultivos y plaguicidas. Sus poblaciones están claramente en declive en la mayor parte del planeta, y algunas especies de abejas se encuentran ya incluso al borde de la extinción.