Discurso de Lenin sobre el papel del Partido Comunista
V. I. LENIN
Publicado el 5 de agosto de 1920 - Nº 5 del Boletín del II Congreso de la Internacional Comunista
publicado en la web en diciembre de 2018 por Universidad Obrera
V. I. LENIN
Publicado el 5 de agosto de 1920 - Nº 5 del Boletín del II Congreso de la Internacional Comunista
publicado en la web en diciembre de 2018 por Universidad Obrera
Camaradas:
Quisiera hacer algunas observaciones que guardan relación con los discursos de los camaradas Tanner y Mclaine. Tanner dice que está a favor de la dictadura del proletariado, pero la concibe de un modo completamente distinto a como la concebimos nosotros. Dice que nosotros entendemos en realidad por dictadura del proletariado la dictadura de su minoría organizada y consciente.
Y en efecto, en la época del capitalismo, cuando las masas obreras son sometidas a una incesante explotación y no pueden desarrollar sus capacidades humanas, lo más característico para los partidos políticos obreros es justamente que sólo pueden abarcar a una minoría de su clase.
El partido político puede agrupar tan sólo a una minoría de la clase, puesto que los obreros verdaderamente conscientes en toda sociedad capitalista, no constituyen sino una minoría de todos los obreros. Por eso nos vemos precisados a reconocer que solo esta minoría consciente puede dirigir a las grandes masas obreras y llevarlas tras de sí. Y si el camarada Tanner dice que es enemigo del partido, pero al mismo tiempo está a favor de que la minoría de los obreros mejor organizados y más revolucionarios señale el camino a todo el proletariado, yo digo que en realidad no existe diferencia entre nosotros. ¿Que representa una minoría organizada? Si esta minoría es realmente consciente, si sabe llevar tras de si a las masas, si es capaz de dar respuesta a cada una de las cuestiones planteada en el orden del día, entonces de minoría, es, en esencia, el partido. Y si camaradas como Tanner, a los que tomamos particularmente en consideración, por tratarse de representantes del movimiento de masas, cosa que difícilmente se puede decir de los representantes del Partido Socialista Británico.
Si tales camaradas están a favor de que exista una minoría que luche decididamente por la dictadura del proletariado y que eduque en este sentido a las masas obreras, esa minoría no es, en esencia, otra cosa que el partido.
El camarada Tanner dice que esa minoría debe organizar y llevar tras de sí a todas las masas obreras. Si el camarada Tanner y otros camaradas del grupo Shop Stewards y de la organización” Los trabajadores industriales del Mundo” (IWW) reconocen esto, y cada día, en las conversaciones con ellos, vemos que en efecto lo reconocen, si aprueban una situación en que la minoría comunista consciente de la clase obrera lleva tras de si al proletariado, deben convenir en que el sentido de todas nuestras resoluciones es precisamente ése.
Y entonces la única diferencia existente entre nosotros consiste en que ellos evitan emplear la palabra “partido”, porque entre los camaradas ingleses existe una especie de prevención contra el partido político. Conciben el partido político algo así como los partidos de Gompers y de Henderson, partidos de policastros parlamentarios, traidores a la clase obrera. Y si conciben el parlamentarismo como el inglés y el norteamericano de nuestros días, también nosotros somos enemigos de ese parlamentarismo y de esos partidos políticos. Necesitamos partidos nuevos, unos partidos distintos. Necesitamos partidos que estén en contacto efectivo y permanente con las masas y sepan dirigirlas.
Paso a la tercera cuestión que desearía tratar aquí en relación con el discurso del camarada Maclaine. Este propugna que el Partido Comunista Inglés se adhiera al Partido Laborista. Ya me he manifestado a ese respecto en mi tesis sobre el ingreso en la III Internacional. En mi folleto, esta cuestión queda pendiente. Sin embargo, después de hablar con muchos camaradas, he llegado al convencimiento de que la decisión de quedarse en el partido Laborista es la única táctica acertada. Pero interviene el camarada Tanner y afirma: No seáis demasiado dogmáticos. Esta expresión es totalmente inoportuna. El camarada Ramsay dice: Dejar que los comunistas ingleses resolvamos esta cuestión ¿Que sería la Internacional si cualquiera pequeña fracción dijese: Algunos de nosotros estamos a favor de esto y otros están en contra?
Dejadnos que resolvamos nosotros mismos ¿Para qué harían falta entonces la Internacional, el Congreso y toda esta discusión? El camarada Mclaine ha hablado únicamente del papel del partido político. Pero este atañe también a los sindicatos y al parlamentarismo. Es totalmente exacto que la mayor parte de los mejores revolucionarios se oponen a la adhesión del Partido Laborista, puesto que están en contra del parlamentarismo como medio de lucha. Por eso, tal vez sea lo mejor someter esta cuestión a estudio de una comisión. Ella debe examinarla, estudiarla, y la cuestión debe ser resuelta sin falta en el presente Congreso de la Internacional Comunista. No podemos estar de acuerdo con que esta cuestión afecte sólo a los comunistas ingleses. Debemos decir, en general, que táctica es la certera.
Ahora me detendré en algunos argumentos del camarada Mclaine en torno al problema relativo al Partido Laborista Inglés. Es preciso decir abiertamente: el Partido Comunista sólo puede adherirse al Partido laborista a condición de que conserve plena libertad de crítica y pueda aplicar su propia política. Esto es lo más importante. Cuando el camarada Serrati habla a este propósito de colaboración de clases, yo afirmo: esto no es colaboración de clases. Si los camaradas italianos consienten la presencia en su partido de oportunistas como Turati y Cía., es decir, de elementos burgueses, esto sí que es colaboración de clases. Pero en el caso que nos ocupa, en relación con el Partido Laborista Inglés, se trata sólo de la colaboración de la minoría avanzada de los obreros ingleses con su mayoría aplastante.
Son miembros del Partido Laborista todos los afiliados a los sindicatos. Es una estructura muy original, que no encontramos en ningún otro país. Esta organización abarca a cuatro millones de obreros de seis o siete millones de miembros de los sindicatos. No se les pregunta cuáles son sus convicciones políticas. Que me demuestre el camarada Serrati que se nos impide utilizar allí el derecho de crítica. Cuando lo demostréis, solo entonces demostraréis que el camarada Mclaine se equivoca. El Partido Socialista Británico puede decir con toda libertad que Henderson es un traidor, y, sin embargo, sigue dentro del Partido Laborista. También aquí se hace efectiva la colaboración de vanguardia de la clase obrera con los obreros atrasados, con la retaguardia.
Esta colaboración revista una importancia tan grande para todo el movimiento, que insistimos categóricamente en que los comunistas ingleses sean el eslabón de enlace entre el partido, es decir, entre la minoría de la clase obrera, y toda la masa restante de los obreros. Si la minoría no sabe dirigir a las masas y vincularse estrechamente con ellas, no es un partido y, en general, no tiene ningún valor, aunque se denomine partido o Comité Nacional de consejos de delegados de fábrica en Inglaterra tienen su Comité Nacional, su dirección central, y esto ya es un paso para la constitución de un partido. Por consiguiente, si no se desmiente que el Partido Laborista Inglés está compuesto de proletario, esto es una colaboración de la vanguardia de la clase obrera con los obreros atrasados y si esta colaboración no se hace efectiva de modo sistemático, entonces el Partido Comunista no ofrece ningún valor, y entonces no se puede hablar de dictadura del proletariado, y si nuestros camaradas italianos carecen de argumentos más convincentes tendremos que decidir aquí más tarde y de modo definitivo la cuestión sobre la base de la que sabemos, y llegaremos a la conclusión de que la adhesión al Partido Laborista es una táctica atinada.
Los camaradas Tanner y Ramsay nos dicen que la mayoría de los comunistas ingleses no se mostrará de acuerdo con la adhesión, pero, ¿debemos estar de acuerdo sin falta con la mayoría? De ningún modo. Si la mayoría no ha comprendido aún que táctica es la acertada, tal vez se pueda esperar. Incluso la existencia de todos los miembros del Congreso, y sobre la base de los argumentos esgrimidos aquí, no iréis a insistir en que acordemos aquí la creación inmediata en todos los países de un Partido Comunista único. Esto es imposible.
Pero sí podemos expresar abiertamente nuestra opinión y trazar directrices. El problema abordado por la delegación inglesa debemos estudiarlo en una comisión especial, y después de esto debemos decidir: La táctica acertada es el ingreso en el Partido Laborista. Si la mayoría estuviese contra esto, debemos organizar aparte la minoría. Esto tendría una importancia educativa. Si las masas obreras inglesas tienen aún fe en la táctica anterior, comprobaremos nuestras conclusiones en el próximo Congreso.
Pero no podemos decir que esta cuestión afecte sólo a Inglaterra: eso sería limitar las peores costumbres de la II Internacional.
Debemos expresar abiertamente nuestra opinión. Si los comunistas ingleses no llegan a un acuerdo y si no crean un partido de masas, la escisión será inevitable de uno u otro modo.
Quisiera hacer algunas observaciones que guardan relación con los discursos de los camaradas Tanner y Mclaine. Tanner dice que está a favor de la dictadura del proletariado, pero la concibe de un modo completamente distinto a como la concebimos nosotros. Dice que nosotros entendemos en realidad por dictadura del proletariado la dictadura de su minoría organizada y consciente.
Y en efecto, en la época del capitalismo, cuando las masas obreras son sometidas a una incesante explotación y no pueden desarrollar sus capacidades humanas, lo más característico para los partidos políticos obreros es justamente que sólo pueden abarcar a una minoría de su clase.
El partido político puede agrupar tan sólo a una minoría de la clase, puesto que los obreros verdaderamente conscientes en toda sociedad capitalista, no constituyen sino una minoría de todos los obreros. Por eso nos vemos precisados a reconocer que solo esta minoría consciente puede dirigir a las grandes masas obreras y llevarlas tras de sí. Y si el camarada Tanner dice que es enemigo del partido, pero al mismo tiempo está a favor de que la minoría de los obreros mejor organizados y más revolucionarios señale el camino a todo el proletariado, yo digo que en realidad no existe diferencia entre nosotros. ¿Que representa una minoría organizada? Si esta minoría es realmente consciente, si sabe llevar tras de si a las masas, si es capaz de dar respuesta a cada una de las cuestiones planteada en el orden del día, entonces de minoría, es, en esencia, el partido. Y si camaradas como Tanner, a los que tomamos particularmente en consideración, por tratarse de representantes del movimiento de masas, cosa que difícilmente se puede decir de los representantes del Partido Socialista Británico.
Si tales camaradas están a favor de que exista una minoría que luche decididamente por la dictadura del proletariado y que eduque en este sentido a las masas obreras, esa minoría no es, en esencia, otra cosa que el partido.
El camarada Tanner dice que esa minoría debe organizar y llevar tras de sí a todas las masas obreras. Si el camarada Tanner y otros camaradas del grupo Shop Stewards y de la organización” Los trabajadores industriales del Mundo” (IWW) reconocen esto, y cada día, en las conversaciones con ellos, vemos que en efecto lo reconocen, si aprueban una situación en que la minoría comunista consciente de la clase obrera lleva tras de si al proletariado, deben convenir en que el sentido de todas nuestras resoluciones es precisamente ése.
Y entonces la única diferencia existente entre nosotros consiste en que ellos evitan emplear la palabra “partido”, porque entre los camaradas ingleses existe una especie de prevención contra el partido político. Conciben el partido político algo así como los partidos de Gompers y de Henderson, partidos de policastros parlamentarios, traidores a la clase obrera. Y si conciben el parlamentarismo como el inglés y el norteamericano de nuestros días, también nosotros somos enemigos de ese parlamentarismo y de esos partidos políticos. Necesitamos partidos nuevos, unos partidos distintos. Necesitamos partidos que estén en contacto efectivo y permanente con las masas y sepan dirigirlas.
Paso a la tercera cuestión que desearía tratar aquí en relación con el discurso del camarada Maclaine. Este propugna que el Partido Comunista Inglés se adhiera al Partido Laborista. Ya me he manifestado a ese respecto en mi tesis sobre el ingreso en la III Internacional. En mi folleto, esta cuestión queda pendiente. Sin embargo, después de hablar con muchos camaradas, he llegado al convencimiento de que la decisión de quedarse en el partido Laborista es la única táctica acertada. Pero interviene el camarada Tanner y afirma: No seáis demasiado dogmáticos. Esta expresión es totalmente inoportuna. El camarada Ramsay dice: Dejar que los comunistas ingleses resolvamos esta cuestión ¿Que sería la Internacional si cualquiera pequeña fracción dijese: Algunos de nosotros estamos a favor de esto y otros están en contra?
Dejadnos que resolvamos nosotros mismos ¿Para qué harían falta entonces la Internacional, el Congreso y toda esta discusión? El camarada Mclaine ha hablado únicamente del papel del partido político. Pero este atañe también a los sindicatos y al parlamentarismo. Es totalmente exacto que la mayor parte de los mejores revolucionarios se oponen a la adhesión del Partido Laborista, puesto que están en contra del parlamentarismo como medio de lucha. Por eso, tal vez sea lo mejor someter esta cuestión a estudio de una comisión. Ella debe examinarla, estudiarla, y la cuestión debe ser resuelta sin falta en el presente Congreso de la Internacional Comunista. No podemos estar de acuerdo con que esta cuestión afecte sólo a los comunistas ingleses. Debemos decir, en general, que táctica es la certera.
Ahora me detendré en algunos argumentos del camarada Mclaine en torno al problema relativo al Partido Laborista Inglés. Es preciso decir abiertamente: el Partido Comunista sólo puede adherirse al Partido laborista a condición de que conserve plena libertad de crítica y pueda aplicar su propia política. Esto es lo más importante. Cuando el camarada Serrati habla a este propósito de colaboración de clases, yo afirmo: esto no es colaboración de clases. Si los camaradas italianos consienten la presencia en su partido de oportunistas como Turati y Cía., es decir, de elementos burgueses, esto sí que es colaboración de clases. Pero en el caso que nos ocupa, en relación con el Partido Laborista Inglés, se trata sólo de la colaboración de la minoría avanzada de los obreros ingleses con su mayoría aplastante.
Son miembros del Partido Laborista todos los afiliados a los sindicatos. Es una estructura muy original, que no encontramos en ningún otro país. Esta organización abarca a cuatro millones de obreros de seis o siete millones de miembros de los sindicatos. No se les pregunta cuáles son sus convicciones políticas. Que me demuestre el camarada Serrati que se nos impide utilizar allí el derecho de crítica. Cuando lo demostréis, solo entonces demostraréis que el camarada Mclaine se equivoca. El Partido Socialista Británico puede decir con toda libertad que Henderson es un traidor, y, sin embargo, sigue dentro del Partido Laborista. También aquí se hace efectiva la colaboración de vanguardia de la clase obrera con los obreros atrasados, con la retaguardia.
Esta colaboración revista una importancia tan grande para todo el movimiento, que insistimos categóricamente en que los comunistas ingleses sean el eslabón de enlace entre el partido, es decir, entre la minoría de la clase obrera, y toda la masa restante de los obreros. Si la minoría no sabe dirigir a las masas y vincularse estrechamente con ellas, no es un partido y, en general, no tiene ningún valor, aunque se denomine partido o Comité Nacional de consejos de delegados de fábrica en Inglaterra tienen su Comité Nacional, su dirección central, y esto ya es un paso para la constitución de un partido. Por consiguiente, si no se desmiente que el Partido Laborista Inglés está compuesto de proletario, esto es una colaboración de la vanguardia de la clase obrera con los obreros atrasados y si esta colaboración no se hace efectiva de modo sistemático, entonces el Partido Comunista no ofrece ningún valor, y entonces no se puede hablar de dictadura del proletariado, y si nuestros camaradas italianos carecen de argumentos más convincentes tendremos que decidir aquí más tarde y de modo definitivo la cuestión sobre la base de la que sabemos, y llegaremos a la conclusión de que la adhesión al Partido Laborista es una táctica atinada.
Los camaradas Tanner y Ramsay nos dicen que la mayoría de los comunistas ingleses no se mostrará de acuerdo con la adhesión, pero, ¿debemos estar de acuerdo sin falta con la mayoría? De ningún modo. Si la mayoría no ha comprendido aún que táctica es la acertada, tal vez se pueda esperar. Incluso la existencia de todos los miembros del Congreso, y sobre la base de los argumentos esgrimidos aquí, no iréis a insistir en que acordemos aquí la creación inmediata en todos los países de un Partido Comunista único. Esto es imposible.
Pero sí podemos expresar abiertamente nuestra opinión y trazar directrices. El problema abordado por la delegación inglesa debemos estudiarlo en una comisión especial, y después de esto debemos decidir: La táctica acertada es el ingreso en el Partido Laborista. Si la mayoría estuviese contra esto, debemos organizar aparte la minoría. Esto tendría una importancia educativa. Si las masas obreras inglesas tienen aún fe en la táctica anterior, comprobaremos nuestras conclusiones en el próximo Congreso.
Pero no podemos decir que esta cuestión afecte sólo a Inglaterra: eso sería limitar las peores costumbres de la II Internacional.
Debemos expresar abiertamente nuestra opinión. Si los comunistas ingleses no llegan a un acuerdo y si no crean un partido de masas, la escisión será inevitable de uno u otro modo.
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