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¿Por qué la Fundación Ford o la Fundación Rockefeller financian el feminismo con cantidades multimillonarias?
Por CAR
La pregunta que deberían hacerse todos aquellos que apoyan el feminismo y al mismo tiempo dicen estar en contra del capitalismo (o incluso dicen ser comunistas) es: ¿por qué grandes entidades capitalistas como la Fundación Ford o la Fundación Rockefeller financian con cantidades multimillonarias exactamente el mismo ideario feminista que ellos?
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Avanzar los derechos de las mujeres, cambiar el mundo (acto organizado por la Fundación Ford)
Foro de líderes sobre igualdad de género y empoderamiento de las mujeres en aras del desarrollo sostenible (patrocinado por la Fundación Rockefeller y la Fundación Ford)
Fundación Ford ofrece subvenciones en áreas de igualdad de género y justicia
La competitividad y la búsqueda del máximo beneficio que caracterizan al capitalismo, así como la mercantilización y cosificación del individuo a la que inevitablemente esto conduce, son las causas de la mayor parte de los problemas que sufren hoy las mujeres. El feminismo, al ser una ideología burguesa incapaz de plantearse la superación del orden establecido, sólo puede aspirar a su reforma, por lo que es incapaz de abordar de un modo sincero y radical las verdaderas causas del problema. Eso lo saben las grandes corporaciones capitalistas, por lo que, con el objetivo de evitar una solución revolucionaria al problema, prefieren promocionar soluciones que, por su propia naturaleza reformista, eviten cuestionar el orden establecido gracias al cual se enriquecen; soluciones que nunca resolverán el problema que dicen combatir, pero que servirán para engañar a las mujeres con falsas ilusiones (como, por ejemplo, facilitando el ascenso de mujeres a puestos de poder), que, al mismo tiempo, serán muy útiles para hacer que las mujeres se conviertan en defensoras del mismo sistema que las oprime a ellas... y a la inmensa mayoría de los hombres.
No es el hombre el responsable de la opresión de la mujer, sino el capitalismo que mercantiliza y cosifica la vida humana y, por lo tanto, las relaciones entre mujeres y hombres. Por lo que la liberación de la mujer no será posible aliándose con el capitalismo (o con el Estado, que protege al capitalismo) en contra del hombre (eso sólo perpetuará el problema), sino yendo de la mano de éste contra el capitalismo que oprime a ambos.
De un modo igualmente inútil e "improductivo" aborda el capitalismo otros problemas que el mismo genera debido a su carácter deshumanizador y destructivo, como los problemas medioambientales o los que sufren ciertas personas por motivos étnicos, por su orientación sexual o por discapacidades físicas o mentales. Es decir, el sistema que crea las condiciones para la discriminación (competitividad, máxima rentabilidad, etc.) anima a los colectivos discriminados a vincularse a él, fortaleciendo con esta alianza el sistema y sentando las bases para aumentar los niveles de discriminación en un futuro. Es el cuento de nunca acabar.
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Pretender acabar con la discriminación y la opresión sin acabar primero con el capitalismo, es igual de absurdo que luchar por la paz sin cuestionar el imperialismo.
¿Por qué la Fundación Ford o la Fundación Rockefeller financian el feminismo con cantidades multimillonarias?
Por CAR
La pregunta que deberían hacerse todos aquellos que apoyan el feminismo y al mismo tiempo dicen estar en contra del capitalismo (o incluso dicen ser comunistas) es: ¿por qué grandes entidades capitalistas como la Fundación Ford o la Fundación Rockefeller financian con cantidades multimillonarias exactamente el mismo ideario feminista que ellos?
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Fundación Ford ofrece subvenciones en áreas de igualdad de género y justicia
La competitividad y la búsqueda del máximo beneficio que caracterizan al capitalismo, así como la mercantilización y cosificación del individuo a la que inevitablemente esto conduce, son las causas de la mayor parte de los problemas que sufren hoy las mujeres. El feminismo, al ser una ideología burguesa incapaz de plantearse la superación del orden establecido, sólo puede aspirar a su reforma, por lo que es incapaz de abordar de un modo sincero y radical las verdaderas causas del problema. Eso lo saben las grandes corporaciones capitalistas, por lo que, con el objetivo de evitar una solución revolucionaria al problema, prefieren promocionar soluciones que, por su propia naturaleza reformista, eviten cuestionar el orden establecido gracias al cual se enriquecen; soluciones que nunca resolverán el problema que dicen combatir, pero que servirán para engañar a las mujeres con falsas ilusiones (como, por ejemplo, facilitando el ascenso de mujeres a puestos de poder), que, al mismo tiempo, serán muy útiles para hacer que las mujeres se conviertan en defensoras del mismo sistema que las oprime a ellas... y a la inmensa mayoría de los hombres.
No es el hombre el responsable de la opresión de la mujer, sino el capitalismo que mercantiliza y cosifica la vida humana y, por lo tanto, las relaciones entre mujeres y hombres. Por lo que la liberación de la mujer no será posible aliándose con el capitalismo (o con el Estado, que protege al capitalismo) en contra del hombre (eso sólo perpetuará el problema), sino yendo de la mano de éste contra el capitalismo que oprime a ambos.
De un modo igualmente inútil e "improductivo" aborda el capitalismo otros problemas que el mismo genera debido a su carácter deshumanizador y destructivo, como los problemas medioambientales o los que sufren ciertas personas por motivos étnicos, por su orientación sexual o por discapacidades físicas o mentales. Es decir, el sistema que crea las condiciones para la discriminación (competitividad, máxima rentabilidad, etc.) anima a los colectivos discriminados a vincularse a él, fortaleciendo con esta alianza el sistema y sentando las bases para aumentar los niveles de discriminación en un futuro. Es el cuento de nunca acabar.
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Pretender acabar con la discriminación y la opresión sin acabar primero con el capitalismo, es igual de absurdo que luchar por la paz sin cuestionar el imperialismo.