Proletariado – Lumpen – Burguesía – Pueblo – Nación – Nacionalismo – Cultura...
Definiciones del Diccionario marxista de la web Nuevo Curso – Izquierda comunista española
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•Proletariado
El proletariado es la clase trabajadora característica del modo de producción capitalista. Por el lugar que ocupa en él -producir plusvalía mediante su trabajo colectivo- es al mismo tiempo una clase explotada, universal y revolucionaria.
El proletariado clase universal
El proletariado es una clase universal en dos sentidos:
Existe en todo el mundo, como producto que es de un capitalismo que hace mucho que conquistó ya todo el planeta, y lo que le define como tal -ser producto de la relación capital trabajo- es idéntico en cualquier lugar; por eso tiene unos únicos intereses en todo el planeta.
Cuando lucha como clase no reclama ningún tipo de privilegio particular que prepare una nueva forma de explotación, reclama necesidades universales, humanas y genéricas; anticipando una sociedad, el comunismo, en el que la producción se convierte en una actividad consciente y colectiva orientada no por el capital y su lógica de acumulación sino por la satisfacción de esas propias necesidades.
El proletariado como clase revolucionaria
Por ser una clase universal, la perspectiva comunista está presente en cada una de sus expresiones de lucha, se desarrolle o no esa perspectiva. Por eso es la clase revolucionaria del modo de producción capitalista al margen de las subidas y bajadas de su conciencia de clase.
No se trata de saber lo que tal o cual proletario, o aun el proletariado íntegro, se propone momentáneamente como fin. Se trata de saber lo que el proletariado es y lo que debe históricamente hacer de acuerdo a su ser. Su finalidad y su acción histórica le están trazadas, de manera tangible e irrevocable, en su propia situación de existencia, como en toda la organización de la sociedad burguesa actual. - Marx y Engels. La sagrada familia, 1844
El proceso de constitución en clase
Históricamente la clase apareció como clase «en relación al capital», es decir, como masa explotada y productora de plusvalía. Fueron las primeras luchas que fueron más allá de la fábrica o la reivindicación local -la jornada de 8 horas por ejemplo- las que dieron por primera vez el salto del proletariado a clase para sí, clase capaz de entenderse, expresarse y luchar como tal por encima de las divisiones impuestas por la producción o el aparato ideológico del sistema. El proletariado se constituye entonces «en clase y por tanto en partido político», como describirá el Manifiesto Comunista, en la medida en que su lucha le convierte en un sujeto político propio e independiente de cualquier fracción de la burguesía.
Este movimiento de afirmación a través de la lucha de clases, se dio en paralelo a la aparición de las primeras expresiones políticas y programáticas de los trabajadores. Minorías como los «comunistas icarianos» en Francia o la «Liga de los Justos» en Alemania, que evolucionaron a partir de 1847 para destilar una teoría científica de la perspectiva comunista: el marxismo. Desde ese momento queda claro que el proletariado necesita constituirse en clase dominante de la sociedad mediante la toma del poder político, para acabar con la relación capital-trabajo y desmercantilizar la sociedad. Es decir, el proceso de constitución del proletariado comienza con su existencia sociológica como clase para el capital, se desarrolla con su aparición como sujeto político y culmina, tras la revolución, con su conversión en clase dominante.
Conciencia de clase
Ese proceso de constitución en clase hasta convertirse en clase dominante, para poder acabar con la base material misma de la existencia de divisiones sociales, es en realidad un proceso de toma de conciencia.
La conciencia de clase del proletariado no es otra cosa que la conciencia de la necesidad y la posibilidad del comunismo. Es conciencia de la necesidad que viene históricamente determinada por la incapacidad del capitalismo para seguir desarrollando las fuerzas productivas a disposición de nuestra especie; y conciencia de la posibilidad que su lugar en la producción y su propio desarrollo político como clase le permiten.
Como clase explotada, el proletariado está privado de los medios de producción, entre ellos de los medios de producción intelectual. Por eso, esa conciencia de clase no se expresa como un «estado de opinión», sino como una dialéctica que es la misma esencia del proceso de constitución en clase, entre sus minorías más conscientes y activas -que forman incluso en los peores momentos un «partido en devenir»- y el curso de sus luchas. El proceso se resuelve con la constitución de la clase como partido dirigente de la sociedad gracias a la constitución previa de un partido de clase que se convierte en la fracción dirigente de la clase en su conjunto.
La clase se define por su relación con el futuro
Lo que define pues a la clase en cada momento de su desarrollo es la relación con el futuro, el Comunismo, a través del programa de clase y el instrumento que lo materializa, el partido.
El concepto de clase no debe pues suscitar en nosotros una imagen estática, sino una imagen dinámica. Cuando distinguimos una tendencia social, un movimiento hacia determinadas finalidades, podemos reconocer la existencia de una clase en el verdadero sentido de la palabra. Sin embargo, entonces existe, de manera substancial si no aún de manera formal, el partido de clase. Un partido vive cuando viven una doctrina y un método de acción. Un partido es una escuela de pensamiento político y, por consiguiente, una organización de lucha. El primero es un hecho de conciencia, el segundo es un hecho de voluntad, más precisamente, de tendencia a una finalidad. Sin estos dos caracteres nosotros no poseemos ni siquiera la definición de una clase. El frío registrador de datos puede, repitámoslo, constatar afinidades en las condiciones de vida de agrupamientos más o menos grandes, pero sin aquéllos ninguna huella se graba en el devenir de la historia. - Amadeo Bordiga. Partido y Clase, 1921
•Lumpemproletariado
Masa de desclasados, excluida y deslindada del proletariado, que se nutre económicamente de los tráficos ilegales, la economía criminal, la mendicidad, el patronazgo estatal o privado o una combinación de todas ellas.
Proletariado vs lumpen
El lumpen no son los «vagos y maleantes» pre-proletarios arrancados de los campos y las tierras comunales, son un producto desarraigado de la descomposición de la sociedad burguesa.
El lumpenproletariado, ese producto pasivo de la putrefacción de las capas más bajas de la vieja sociedad, puede a veces ser arrastrado al movimiento por una revolución proletaria; sin embargo, en virtud de todas sus condiciones de vida está más bien dispuesto a venderse a la reacción para servir a sus maniobras. - Carlos Marx y Federico Engels. Manifiesto Comunista, 1847
Por su actividad económica, a menudo relacionada con el crimen organizado, y su individualismo están más cerca de la pequeña burguesía que del proletariado. Marx ironiza sobre la relación especular entre la burguesía especuladora y el lumpen dado el carácter parasitario y nihilista de ambas clases.
Mientras la aristocracia financiera hacía las leyes, regentaba la administración del Estado, disponía de todos los poderes públicos organizados y dominaba a la opinión pública mediante la situación de hecho y mediante la prensa, se repetía en todas las esferas, desde la corte hasta el café borgne, la misma prostitución, el mismo fraude descarado, el mismo afán por enriquecerse, no mediante la producción, sino mediante el escamoteo de la riqueza ajena ya creada. Y señaladamente en las cumbres de la sociedad burguesa se propagó el desenfreno por la satisfacción de los apetitos más malsanos y desordenados, que a cada paso chocaban con las mismas leyes de la burguesía; desenfreno en el que, por ley natural, va a buscar su satisfacción la riqueza procedente del juego, desenfreno por el que el placer se convierte en crápula y en el que confluyen el dinero, el lodo y la sangre. La aristocracia financiera, lo mismo en sus métodos de adquisición, que en sus placeres, no es más que el renacimiento del lumpemproletariado en las cumbres de la sociedad burguesa. - Carlos Marx. El 18 brumario de Luis Bonaparte.
Políticamente forman un grupo peligroso, enfrentados y a menudo intrumentalizados contra de los movimientos de clase de los trabajadores. La mera relación con el lumpen o los intentos por organizarlo en «patotas» bajo el liderazgo autoritario de algún líder obrero, son considerados traición desde los primeros momentos de la afirmación política de los trabajadores.
El lumpemproletariado, esa escoria integrada por los elementos desmoralizados de todas las capas sociales y concentrada principalmente en las grandes ciudades, es el peor de los aliados posibles. Ese desecho es absolutamente venal y de lo más molesto. Cuando los obreros franceses escribían en los muros de las casas durante cada una de las revoluciones: «Mort aux voleurs!» ¡Muerte a los ladrones!, y en efecto fusilaban a más de uno, no lo hacían en un arrebato de entusiasmo por la propiedad, sino plenamente conscientes de que ante todo era preciso desembarazarse de esta banda. Todo líder obrero que utiliza a elementos del lumpemproletariado para su guardia personal y que se apoya en ellos, demuestra con este solo hecho que es un traidor al movimiento. - Federico Engels. Prefacio a La guerra campesina en Alemania.
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•Proletariado
El proletariado es la clase trabajadora característica del modo de producción capitalista. Por el lugar que ocupa en él -producir plusvalía mediante su trabajo colectivo- es al mismo tiempo una clase explotada, universal y revolucionaria.
El proletariado clase universal
El proletariado es una clase universal en dos sentidos:
Existe en todo el mundo, como producto que es de un capitalismo que hace mucho que conquistó ya todo el planeta, y lo que le define como tal -ser producto de la relación capital trabajo- es idéntico en cualquier lugar; por eso tiene unos únicos intereses en todo el planeta.
Cuando lucha como clase no reclama ningún tipo de privilegio particular que prepare una nueva forma de explotación, reclama necesidades universales, humanas y genéricas; anticipando una sociedad, el comunismo, en el que la producción se convierte en una actividad consciente y colectiva orientada no por el capital y su lógica de acumulación sino por la satisfacción de esas propias necesidades.
El proletariado como clase revolucionaria
Por ser una clase universal, la perspectiva comunista está presente en cada una de sus expresiones de lucha, se desarrolle o no esa perspectiva. Por eso es la clase revolucionaria del modo de producción capitalista al margen de las subidas y bajadas de su conciencia de clase.
No se trata de saber lo que tal o cual proletario, o aun el proletariado íntegro, se propone momentáneamente como fin. Se trata de saber lo que el proletariado es y lo que debe históricamente hacer de acuerdo a su ser. Su finalidad y su acción histórica le están trazadas, de manera tangible e irrevocable, en su propia situación de existencia, como en toda la organización de la sociedad burguesa actual. - Marx y Engels. La sagrada familia, 1844
El proceso de constitución en clase
Históricamente la clase apareció como clase «en relación al capital», es decir, como masa explotada y productora de plusvalía. Fueron las primeras luchas que fueron más allá de la fábrica o la reivindicación local -la jornada de 8 horas por ejemplo- las que dieron por primera vez el salto del proletariado a clase para sí, clase capaz de entenderse, expresarse y luchar como tal por encima de las divisiones impuestas por la producción o el aparato ideológico del sistema. El proletariado se constituye entonces «en clase y por tanto en partido político», como describirá el Manifiesto Comunista, en la medida en que su lucha le convierte en un sujeto político propio e independiente de cualquier fracción de la burguesía.
Este movimiento de afirmación a través de la lucha de clases, se dio en paralelo a la aparición de las primeras expresiones políticas y programáticas de los trabajadores. Minorías como los «comunistas icarianos» en Francia o la «Liga de los Justos» en Alemania, que evolucionaron a partir de 1847 para destilar una teoría científica de la perspectiva comunista: el marxismo. Desde ese momento queda claro que el proletariado necesita constituirse en clase dominante de la sociedad mediante la toma del poder político, para acabar con la relación capital-trabajo y desmercantilizar la sociedad. Es decir, el proceso de constitución del proletariado comienza con su existencia sociológica como clase para el capital, se desarrolla con su aparición como sujeto político y culmina, tras la revolución, con su conversión en clase dominante.
Conciencia de clase
Ese proceso de constitución en clase hasta convertirse en clase dominante, para poder acabar con la base material misma de la existencia de divisiones sociales, es en realidad un proceso de toma de conciencia.
La conciencia de clase del proletariado no es otra cosa que la conciencia de la necesidad y la posibilidad del comunismo. Es conciencia de la necesidad que viene históricamente determinada por la incapacidad del capitalismo para seguir desarrollando las fuerzas productivas a disposición de nuestra especie; y conciencia de la posibilidad que su lugar en la producción y su propio desarrollo político como clase le permiten.
Como clase explotada, el proletariado está privado de los medios de producción, entre ellos de los medios de producción intelectual. Por eso, esa conciencia de clase no se expresa como un «estado de opinión», sino como una dialéctica que es la misma esencia del proceso de constitución en clase, entre sus minorías más conscientes y activas -que forman incluso en los peores momentos un «partido en devenir»- y el curso de sus luchas. El proceso se resuelve con la constitución de la clase como partido dirigente de la sociedad gracias a la constitución previa de un partido de clase que se convierte en la fracción dirigente de la clase en su conjunto.
La clase se define por su relación con el futuro
Lo que define pues a la clase en cada momento de su desarrollo es la relación con el futuro, el Comunismo, a través del programa de clase y el instrumento que lo materializa, el partido.
El concepto de clase no debe pues suscitar en nosotros una imagen estática, sino una imagen dinámica. Cuando distinguimos una tendencia social, un movimiento hacia determinadas finalidades, podemos reconocer la existencia de una clase en el verdadero sentido de la palabra. Sin embargo, entonces existe, de manera substancial si no aún de manera formal, el partido de clase. Un partido vive cuando viven una doctrina y un método de acción. Un partido es una escuela de pensamiento político y, por consiguiente, una organización de lucha. El primero es un hecho de conciencia, el segundo es un hecho de voluntad, más precisamente, de tendencia a una finalidad. Sin estos dos caracteres nosotros no poseemos ni siquiera la definición de una clase. El frío registrador de datos puede, repitámoslo, constatar afinidades en las condiciones de vida de agrupamientos más o menos grandes, pero sin aquéllos ninguna huella se graba en el devenir de la historia. - Amadeo Bordiga. Partido y Clase, 1921
•Lumpemproletariado
Masa de desclasados, excluida y deslindada del proletariado, que se nutre económicamente de los tráficos ilegales, la economía criminal, la mendicidad, el patronazgo estatal o privado o una combinación de todas ellas.
Proletariado vs lumpen
El lumpen no son los «vagos y maleantes» pre-proletarios arrancados de los campos y las tierras comunales, son un producto desarraigado de la descomposición de la sociedad burguesa.
El lumpenproletariado, ese producto pasivo de la putrefacción de las capas más bajas de la vieja sociedad, puede a veces ser arrastrado al movimiento por una revolución proletaria; sin embargo, en virtud de todas sus condiciones de vida está más bien dispuesto a venderse a la reacción para servir a sus maniobras. - Carlos Marx y Federico Engels. Manifiesto Comunista, 1847
Por su actividad económica, a menudo relacionada con el crimen organizado, y su individualismo están más cerca de la pequeña burguesía que del proletariado. Marx ironiza sobre la relación especular entre la burguesía especuladora y el lumpen dado el carácter parasitario y nihilista de ambas clases.
Mientras la aristocracia financiera hacía las leyes, regentaba la administración del Estado, disponía de todos los poderes públicos organizados y dominaba a la opinión pública mediante la situación de hecho y mediante la prensa, se repetía en todas las esferas, desde la corte hasta el café borgne, la misma prostitución, el mismo fraude descarado, el mismo afán por enriquecerse, no mediante la producción, sino mediante el escamoteo de la riqueza ajena ya creada. Y señaladamente en las cumbres de la sociedad burguesa se propagó el desenfreno por la satisfacción de los apetitos más malsanos y desordenados, que a cada paso chocaban con las mismas leyes de la burguesía; desenfreno en el que, por ley natural, va a buscar su satisfacción la riqueza procedente del juego, desenfreno por el que el placer se convierte en crápula y en el que confluyen el dinero, el lodo y la sangre. La aristocracia financiera, lo mismo en sus métodos de adquisición, que en sus placeres, no es más que el renacimiento del lumpemproletariado en las cumbres de la sociedad burguesa. - Carlos Marx. El 18 brumario de Luis Bonaparte.
Políticamente forman un grupo peligroso, enfrentados y a menudo intrumentalizados contra de los movimientos de clase de los trabajadores. La mera relación con el lumpen o los intentos por organizarlo en «patotas» bajo el liderazgo autoritario de algún líder obrero, son considerados traición desde los primeros momentos de la afirmación política de los trabajadores.
El lumpemproletariado, esa escoria integrada por los elementos desmoralizados de todas las capas sociales y concentrada principalmente en las grandes ciudades, es el peor de los aliados posibles. Ese desecho es absolutamente venal y de lo más molesto. Cuando los obreros franceses escribían en los muros de las casas durante cada una de las revoluciones: «Mort aux voleurs!» ¡Muerte a los ladrones!, y en efecto fusilaban a más de uno, no lo hacían en un arrebato de entusiasmo por la propiedad, sino plenamente conscientes de que ante todo era preciso desembarazarse de esta banda. Todo líder obrero que utiliza a elementos del lumpemproletariado para su guardia personal y que se apoya en ellos, demuestra con este solo hecho que es un traidor al movimiento. - Federico Engels. Prefacio a La guerra campesina en Alemania.