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    Proletariado – Lumpen – Burguesía – Pueblo – Nación – Nacionalismo – Cultura... Definiciones del Diccionario marxista de la web Nuevo Curso – Izquierda comunista española

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    RioLena
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    Mensaje por RioLena Lun Ene 14, 2019 4:25 pm

    Proletariado – Lumpen – Burguesía – Pueblo – Nación – Nacionalismo – Cultura...

    Definiciones del Diccionario marxista de la web Nuevo Curso – Izquierda comunista española


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    •Proletariado

    El proletariado es la clase trabajadora característica del modo de producción capitalista. Por el lugar que ocupa en él -producir plusvalía mediante su trabajo colectivo- es al mismo tiempo una clase explotada, universal y revolucionaria.

    El proletariado clase universal

    El proletariado es una clase universal en dos sentidos:

    Existe en todo el mundo, como producto que es de un capitalismo que hace mucho que conquistó ya todo el planeta, y lo que le define como tal -ser producto de la relación capital trabajo- es idéntico en cualquier lugar; por eso tiene unos únicos intereses en todo el planeta.
    Cuando lucha como clase no reclama ningún tipo de privilegio particular que prepare una nueva forma de explotación, reclama necesidades universales, humanas y genéricas; anticipando una sociedad, el comunismo, en el que la producción se convierte en una actividad consciente y colectiva orientada no por el capital y su lógica de acumulación sino por la satisfacción de esas propias necesidades.

    El proletariado como clase revolucionaria

    Por ser una clase universal, la perspectiva comunista está presente en cada una de sus expresiones de lucha, se desarrolle o no esa perspectiva. Por eso es la clase revolucionaria del modo de producción capitalista al margen de las subidas y bajadas de su conciencia de clase.

    No se trata de saber lo que tal o cual proletario, o aun el proletariado íntegro, se propone momentáneamente como fin. Se trata de saber lo que el proletariado es y lo que debe históricamente hacer de acuerdo a su ser. Su finalidad y su acción histórica le están trazadas, de manera tangible e irrevocable, en su propia situación de existencia, como en toda la organización de la sociedad burguesa actual. - Marx y Engels. La sagrada familia, 1844

    El proceso de constitución en clase

    Históricamente la clase apareció como clase «en relación al capital», es decir, como masa explotada y productora de plusvalía. Fueron las primeras luchas que fueron más allá de la fábrica o la reivindicación local -la jornada de 8 horas por ejemplo- las que dieron por primera vez el salto del proletariado a clase para sí, clase capaz de entenderse, expresarse y luchar como tal por encima de las divisiones impuestas por la producción o el aparato ideológico del sistema. El proletariado se constituye entonces «en clase y por tanto en partido político», como describirá el Manifiesto Comunista, en la medida en que su lucha le convierte en un sujeto político propio e independiente de cualquier fracción de la burguesía.

    Este movimiento de afirmación a través de la lucha de clases, se dio en paralelo a la aparición de las primeras expresiones políticas y programáticas de los trabajadores. Minorías como los «comunistas icarianos» en Francia o la «Liga de los Justos» en Alemania, que evolucionaron a partir de 1847 para destilar una teoría científica de la perspectiva comunista: el marxismo. Desde ese momento queda claro que el proletariado necesita constituirse en clase dominante de la sociedad mediante la toma del poder político, para acabar con la relación capital-trabajo y desmercantilizar la sociedad. Es decir, el proceso de constitución del proletariado comienza con su existencia sociológica como clase para el capital, se desarrolla con su aparición como sujeto político y culmina, tras la revolución, con su conversión en clase dominante.

    Conciencia de clase

    Ese proceso de constitución en clase hasta convertirse en clase dominante, para poder acabar con la base material misma de la existencia de divisiones sociales, es en realidad un proceso de toma de conciencia.

    La conciencia de clase del proletariado no es otra cosa que la conciencia de la necesidad y la posibilidad del comunismo. Es conciencia de la necesidad que viene históricamente determinada por la incapacidad del capitalismo para seguir desarrollando las fuerzas productivas a disposición de nuestra especie; y conciencia de la posibilidad que su lugar en la producción y su propio desarrollo político como clase le permiten.

    Como clase explotada, el proletariado está privado de los medios de producción, entre ellos de los medios de producción intelectual. Por eso, esa conciencia de clase no se expresa como un «estado de opinión», sino como una dialéctica que es la misma esencia del proceso de constitución en clase, entre sus minorías más conscientes y activas -que forman incluso en los peores momentos un «partido en devenir»- y el curso de sus luchas. El proceso se resuelve con la constitución de la clase como partido dirigente de la sociedad gracias a la constitución previa de un partido de clase que se convierte en la fracción dirigente de la clase en su conjunto.

    La clase se define por su relación con el futuro

    Lo que define pues a la clase en cada momento de su desarrollo es la relación con el futuro, el Comunismo, a través del programa de clase y el instrumento que lo materializa, el partido.

    El concepto de clase no debe pues suscitar en nosotros una imagen estática, sino una imagen dinámica. Cuando distinguimos una tendencia social, un movimiento hacia determinadas finalidades, podemos reconocer la existencia de una clase en el verdadero sentido de la palabra. Sin embargo, entonces existe, de manera substancial si no aún de manera formal, el partido de clase. Un partido vive cuando viven una doctrina y un método de acción. Un partido es una escuela de pensamiento político y, por consiguiente, una organización de lucha. El primero es un hecho de conciencia, el segundo es un hecho de voluntad, más precisamente, de tendencia a una finalidad. Sin estos dos caracteres nosotros no poseemos ni siquiera la definición de una clase. El frío registrador de datos puede, repitámoslo, constatar afinidades en las condiciones de vida de agrupamientos más o menos grandes, pero sin aquéllos ninguna huella se graba en el devenir de la historia. - Amadeo Bordiga. Partido y Clase, 1921

    •Lumpemproletariado

    Masa de desclasados, excluida y deslindada del proletariado, que se nutre económicamente de los tráficos ilegales, la economía criminal, la mendicidad, el patronazgo estatal o privado o una combinación de todas ellas.

    Proletariado vs lumpen

    El lumpen no son los «vagos y maleantes» pre-proletarios arrancados de los campos y las tierras comunales, son un producto desarraigado de la descomposición de la sociedad burguesa.

    El lumpenproletariado, ese producto pasivo de la putrefacción de las capas más bajas de la vieja sociedad, puede a veces ser arrastrado al movimiento por una revolución proletaria; sin embargo, en virtud de todas sus condiciones de vida está más bien dispuesto a venderse a la reacción para servir a sus maniobras. - Carlos Marx y Federico Engels. Manifiesto Comunista, 1847

    Por su actividad económica, a menudo relacionada con el crimen organizado, y su individualismo están más cerca de la pequeña burguesía que del proletariado. Marx ironiza sobre la relación especular entre la burguesía especuladora y el lumpen dado el carácter parasitario y nihilista de ambas clases.

    Mientras la aristocracia financiera hacía las leyes, regentaba la administración del Estado, disponía de todos los poderes públicos organizados y dominaba a la opinión pública mediante la situación de hecho y mediante la prensa, se repetía en todas las esferas, desde la corte hasta el café borgne, la misma prostitución, el mismo fraude descarado, el mismo afán por enriquecerse, no mediante la producción, sino mediante el escamoteo de la riqueza ajena ya creada. Y señaladamente en las cumbres de la sociedad burguesa se propagó el desenfreno por la satisfacción de los apetitos más malsanos y desordenados, que a cada paso chocaban con las mismas leyes de la burguesía; desenfreno en el que, por ley natural, va a buscar su satisfacción la riqueza procedente del juego, desenfreno por el que el placer se convierte en crápula y en el que confluyen el dinero, el lodo y la sangre. La aristocracia financiera, lo mismo en sus métodos de adquisición, que en sus placeres, no es más que el renacimiento del lumpemproletariado en las cumbres de la sociedad burguesa. - Carlos Marx. El 18 brumario de Luis Bonaparte.

    Políticamente forman un grupo peligroso, enfrentados y a menudo intrumentalizados contra de los movimientos de clase de los trabajadores. La mera relación con el lumpen o los intentos por organizarlo en «patotas» bajo el liderazgo autoritario de algún líder obrero, son considerados traición desde los primeros momentos de la afirmación política de los trabajadores.

    El lumpemproletariado, esa escoria integrada por los elementos desmoralizados de todas las capas sociales y concentrada principalmente en las grandes ciudades, es el peor de los aliados posibles. Ese desecho es absolutamente venal y de lo más molesto. Cuando los obreros franceses escribían en los muros de las casas durante cada una de las revoluciones: «Mort aux voleurs!» ¡Muerte a los ladrones!, y en efecto fusilaban a más de uno, no lo hacían en un arrebato de entusiasmo por la propiedad, sino plenamente conscientes de que ante todo era preciso desembarazarse de esta banda. Todo líder obrero que utiliza a elementos del lumpemproletariado para su guardia personal y que se apoya en ellos, demuestra con este solo hecho que es un traidor al movimiento. - Federico Engels. Prefacio a La guerra campesina en Alemania.
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    Mensaje por RioLena Lun Ene 14, 2019 4:33 pm

    •Burguesía

    Clase explotadora del modo de producción capitalista que organiza y dirige el proceso de producción de plusvalía y la acumulación de capital.

    Origen y evolución

    La burguesía nace como una clase mercantil ligada al comercio de larga distancia. Los mercaderes y cambistas medievales usarán sus beneficios para, progresivamente, hacerse con el control de los gremios y artesanos, empezando la producción de plusvalía. No será sin embargo hasta que consiga la conversión de la tierra en mercancía, que podrá extender el ciclo de acumulación y reordenar la sociedad sobre sí misma y las necesidades derivadas de la reproducción del capital. Las masas campesinas expulsadas del campo se convertirán en la base del primer proletariado moderno y la condición que hizo posible para la burguesía la industrialización masiva de la producción.
    De los siervos de la Edad Media surgieron los vecinos libres de las primeras ciudades; de este estamento urbano salieron los primeros elementos de la burguesía.

    El descubrimiento de América y la circunnavegación de África ofrecieron a la burguesía en ascenso un nuevo campo de actividad. Los mercados de la India y de China, la colonización de América, el intercambio de las colonias, la multiplicación de los medios de cambio y de las mercancías en general imprimieron al comercio, a la navegación y a la industria un impulso hasta entonces desconocido y aceleraron, con ello, el desarrollo del elemento revolucionario de la sociedad feudal en descomposición.

    La antigua organización feudal o gremial de la industria ya no podía satisfacer la demanda, que crecía con la apertura de nuevos mercados. Vino a ocupar su puesto la manufactura. El estamento medio industrial suplantó a los maestros de los gremios; la división del trabajo entre las diferentes corporaciones desapareció ante la división del trabajo en el seno del mismo taller.

    Pero los mercados crecían sin cesar; la demanda iba siempre en aumento. Ya no bastaba tampoco la manufactura. El vapor y la maquinaria revolucionaron entonces la producción industrial. La gran industria moderna sustituyó a la manufactura; el lugar del estamento medio industrial vinieron a ocuparlo los industriales millonarios — jefes de verdaderos ejércitos industriales—, los burgueses modernos. La gran industria ha creado el mercado mundial, ya preparado por el descubrimiento de América. El mercado mundial aceleró prodigiosamente el desarrollo del comercio, de la navegación y de los medios de transporte por tierra. Este desarrollo influyó, a su vez, en el auge de la industria, y a medida que se iban extendiendo la industria, el comercio, la navegación y los ferrocarriles, desarrollábase la burguesía, multiplicando sus capitales y relegando a segundo término a todas las clases legadas por la Edad Media.

    La burguesía moderna, como vemos, es ya de por sí fruto de un largo proceso de desarrollo, de una serie de revoluciones en el modo de producción y de cambio. Cada etapa de la evolución recorrida por la burguesía ha ido acompañada del correspondiente progreso político. Estamento oprimido bajo la dominación de los señores feudales; asociación armada y autónoma en la comuna, en unos sitios República urbana independiente; en otros, tercer estado tributario de la monarquía; después, durante el período de la manufactura, contrapeso de la nobleza en las monarquías estamentales o absolutas y, en general, piedra angular de las grandes monarquías, la burguesía, después del establecimiento de la gran industria y del mercado universal, conquistó finalmente la hegemonía exclusiva del poder político en el Estado representativo moderno. - Carlos Marx y Federico Engels. Manifiesto del Partido Comunista, 1847

    A lo largo del siglo XIX, corazón del periodo ascendente del capitalismo, conforme extiende el mercado mundial, la burguesía se hará con el poder en prácticamente todos los países donde el capitalismo se ha convertido en el articulador de la sociedad. Encontrará sin embargo un límite objetivo a su expansión revolucionaria por el mundo en la dimensión de los mercados extra-capitalistas restantes y su capacidad para absorber y realizar plusvalía. El capitalismo entra en su fase imperialista y las necesidades de la acumulación transforman su organización interna y la propia forma de la burguesía.

    ¿Qué significa, en última instancia, el fenómeno económico de la sociedad por acciones? Representa, por un lado, la unificación de una cantidad de fortunas pequeñas en un gran capital para la producción. Representa, por otro, la separación de la producción de la posesión capitalista. Es decir, denota que se le ha ganado una doble victoria al modo capitalista de producción: pero todavía sobre bases capitalistas.

    ¿Qué significan, pues, las estadísticas que cita Bernstein, según las cuales un número creciente de accionistas participan en las empresas capitalistas? Las estadísticas demuestran, precisamente, esto: en la actualidad una empresa capitalista no corresponde, como antes, a un único propietario de capital sino a una serie de capitalistas. En consecuencia, la noción económica de «capitalista» ya no corresponde a un individuo aislado. El capitalista industrial de hoy en día es una persona colectiva, compuesta de cientos, inclusive miles de individuos. La categoría de «capitalista» se ha vuelto una categoría social. Se ha «socializado», en el marco de la sociedad capitalista. - Rosa Luxemburgo. Reforma o revolución, 1901

    Esta tendencia a la «socialización» del concepto de capitalista se radicalizará con la entrada del capitalismo en decadencia. A partir de 1914 la fusión de la burguesía industrial en torno a la banca y del capital financiero resultante en el estado, refugio de los últimos restos de la aristocracia, se convierte en generalización del capitalismo de estado en todo el mundo. Bajo distintas formas que van desde la estatalización casi total del capital nacional bajo los regímenes stalinistas al «liberalismo» nominal de los EEEUU, la burguesía se transforma en «burguesía de estado». Su poder como clase no viene ya definido por la propiedad individual de los medios de producción, desdibujada ya con el cambio de estructura de propiedad que fue la explosión de las sociedades por acciones, sino por su posición colectiva como gestora del estado y de un capital nacional que definitivamente ya no «cabe» en sus fronteras.

    •Pequeña burguesía

    Estamento intermedio de la sociedad capitalista que participa de la explotación del trabajo, pero se enfrenta de forma permanente a los efectos de la concentración de capital, intentando evitar su proletarización.

    Carácter reaccionario de la pequeña burguesía

    El papel de los pequeños capitales en el gran marco de la acumulación capitalista es más sutil y complejo que lo que suele considerarse, pero no por ello menos precario ni sostenible a medio plazo.

    De acuerdo con Marx, la misión de los pequeños capitales en la marcha general del desarrollo capitalista es ser los pioneros del avance técnico, y ello en dos sentidos: introduciendo nuevos métodos de producción en ramas ya arraigadas de la producción y creando ramas nuevas todavía no explotadas por los grandes capitales. Es completamente falso creer que la historia de la mediana empresa capitalista es una línea recta hacia su gradual desaparición. Por el contrario, el curso real de su desarrollo es puramente dialéctico y se mueve constantemente entre contradicciones. Las capas medias capitalistas, al igual que la clase obrera, se encuentran bajo la influencia de dos tendencias opuestas, una que tiende a elevarla y otra que tiende a hundirla. La tendencia descendente es el continuo aumento en la escala de la producción, que periódicamente supera las dimensiones de los capitales medios, expulsándolos repetidamente de la arena de la competencia mundial. La tendencia ascendente es la desvalorización periódica de los capitales existentes, que durante cierto tiempo rebaja la escala de la producción, en proporción al valor de la cantidad mínima de capital necesaria, y además paraliza temporalmente la penetración de la producción capitalista en nuevas esferas. No hay que imaginarse la lucha entre la mediana empresa y el gran capital como una batalla periódica en la que la parte más débil ve mermar directamente el número de sus tropas cada vez más, sino, más bien, como una siega periódica de pequeñas empresas, que vuelven a surgir con rapidez solamente para ser segadas de nuevo por la guadaña de la gran industria. Ambas tendencias juegan a la pelota con las capas medias capitalistas, pero al final acaba por triunfar la tendencia descendente, a diferencia de lo que ocurre con el proletariado. - Rosa Luxemburgo. Reforma o revolución, 1901

    Cuanto más precaria es la situación de los capitales pequeños y medios en su competencia contra las capacidades de la producción a gran escala, mayor es la fuerza con que la pequeña burguesía debe compensar la ventaja del gran capital del único modo posible: aumentando la plusvalía absoluta.

    El enfrentamiento «dual» de la pequeña burguesía, a un tiempo contra el gran capital («los de arriba», la «aristocracia financiera», el «1%», etc.) y por encuadrar en el pueblo y aumentar la explotación de los trabajadores, forma parte de la cotidianidad del conflicto social. Los tenderos luchan contra la apertura de supermercados y grandes superficies y contra que los ya existentes puedan abrir los fines de semana porque la concentración de capital que hay en ellos les saca de la competencia por precio. Luchan contra su proletarización mientras niegan a sus empleados las condiciones básicas del proletario de cualquier cadena. Igual que los propietarios de licencias de taxi reclaman protección frente a Uber mientras pagan a destajo a sus asalariados o el agricultor exige precios garantizados y protesta contra la dependencia de las empresas de semillas y fertilizantes, mientras explota en las peores condiciones a trabajadores inmigrantes con y sin papeles.

    Es esa relación dual, al mismo tiempo enfrentada a «su» proletariado y al gran capital, la que le lleva una y otra vez a mirar para atrás a reclamar que vuelvan las condiciones anteriores, que la acumulación del capital respete y conserve su estatus y que se vuelva a una supuesta armonía de clases en el magma indiferenciado del pueblo.

    Es un fenómeno presente en el capitalismo desde sus albores. Mientras del ya realmente inexistente artesanado cabía tener esperanza en que adoptara «no sus intereses presentes, sino sus intereses futuros, por cuanto abandonan sus propios puntos de vista para adoptar los del proletariado», lo que define políticamente a la pequeña burguesía industrial, comercial o campesina es que su pánico a la proletarización se acaba traduciendo en una posición necesariamente reaccionaria incluso en el capitalismo ascendente.

    Los estamentos medios —el pequeño industrial, el pequeño comerciante, el artesano, el campesino—, todos ellos luchan contra la burguesía para salvar de la ruina su existencia como tales estamentos medios. No son, pues, revolucionarios, sino conservadores. Más todavía, son reaccionarios, ya que pretenden volver atrás la rueda de la Historia. - Manifiesto del Partido Comunista. Carlos Marx y Federico Engels, 1848.


    Última edición por RioLena el Lun Ene 14, 2019 4:43 pm, editado 1 vez
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    Mensaje por RioLena Lun Ene 14, 2019 4:37 pm

    La pequeña burguesía en el capitalismo de Estado

    La socialización de la figura del capitalista que arranca con fuerza con el imperialismo llega al paroxismo con la universalización del capitalismo de estado, verdadera socialización de la burguesía como un todo alrededor del estado. Esta concentración, que arranca con el siglo, transforma también a buena parte de la pequeña burguesía. Pero el paso del «capitán de industria» al «manager», del orgulloso propietario al «pequeño accionista», de la pequeña propiedad rural a la «plaza en propiedad» del funcionario estatal o el profesor universitario, tampoco ofrecen una protección permanente frente a la proletarización. El discurso pequeñoburgués no cambia en su sustancia.

    La pequeña burguesía no solo se verá atribulada por la tendencia perenne a la crisis, sino que se convertirá en un elemento centrífugo cada vez más activo en el estado. Por eso, el carácter reaccionario de sus ideologías se dispara en la decadencia capitalista hasta convertirse incluso en disfuncional para la propia burguesía como un todo. No olvidemos que más allá de comerciantes y pequeños industriales, la pequeña burguesía es la «clase intelectual» por excelencia, fabricante de ideologías a la carta, salsa y espíritu de todos los movimientos culturales.

    Las imágenes que se hace como clase expresan su resistencia, pero también su incapacidad para superar el capitalismo. La pequeña burguesía se expresa de formas tan sofisticadas como, a veces, excéntricas. En todas ellas aparece una y otra vez la idea del imposible paso atrás, la «vuelta» a una imposible conciliación de clases -bajo el nacionalismo más o menos popular o la imaginación de un mundo mercantilizado donde nunca hubiera existido acumulación. Es decir, oscilará entre los mil sabores de una liberación nacional que solo puede ser ya reaccionaria, y proponernos «decrecer» hacia una sociedad que, en vez de liberar las gigantescas fuerzas productivas y el conocimiento que el capitalismo nos ha legado, las rechace en mayor o menor medida.


    •Pueblo

    Nombre que recibe el cuerpo social formado por las clases oprimidas de la sociedad burguesa cuando es liderado de forma efectiva por la pequeña burguesía.

    Origen

    Las nuevas clases poseedoras del final del régimen feudal, que acumulan poder económico basado en la propiedad privada y no en el monopolio de la fuerza política, se organizan como cuerpo político opuesto al poder absolutista del Antiguo Régimen. En Inglaterra formaran la «Sociedad Civil» en el siglo XVII bajo el liderazgo de la nobleza terrateniente aburguesada y en Francia -inspirados en el modelo inglés- el «Tercer Estado» en el XVIII, directamente bajo el liderazgo de la burguesía. Se constituyen en nación y como tal reclaman el poder sobre el estado al clero y la nobleza. La nación pasa de reconocer al Soberano a exigir para sí la «soberanía».

    En el desarrollo de las tareas nacionales-democráticas propias de la revolución burguesa, no tardarán en aparecer roces y conflictos entre la burguesía propiamente dicha -dada a pactar transiciones suaves con las clases hasta entonces dominantes- y la pequeña burguesía. Esta, asustada de las consecuencias de la acumulación para su propia situación -la perspectiva de la proletarización- denunciará a la burguesía como una nueva «aristocracia del dinero», reverdeciendo la utopía del igualitarismo de la «sociedad civil», el magma indiferenciado de las «clases oprimidas», en un momento en el que el artesanado es todavía el segmento más amplio del proletariado.

    Nace entonces el «pueblo», como pretendido sujeto de la vida política dentro del sistema burgués y materialización del programa burgués, no en oposición a él sino, como no podía ser de otra manera, como radicalización del programa realmente ejecutado por la burguesía. Es por eso que el pueblo se convertirá, casi inmediatamente, en el punto de desarrollo del nacionalismo: refuerzo del estado burgués y el mercado que al mismo tiempo que reclama un imposible protagonismo en la «soberanía» que ponga a cubierto del avance de la acumulación capitalista a las clases intermedias.

    En ese afán por desarrollar espacios organizativos propios en el estado burgués, la pequeña burguesía encontrará un terreno común con el proletariado en las primeras revoluciones burguesas, precisamente porque el proletariado es consciente de que cuanto más claro y radical sea el triunfo de la burguesía contra las clases feudales, antes llegará el momento de su propio enfrentamiento abierto con la burguesía.

    En Alemania está todavía por delante la lucha decisiva entre la burguesía y la monarquía absoluta. Pero, como los comunistas no pueden contar con una lucha decisiva con la burguesía antes de que ésta llegue al poder, les conviene a los comunistas ayudarle a que conquiste lo más pronto posible la dominación, a fin de derrocarla, a su vez, lo más pronto posible. Por tanto, en la lucha de la burguesía liberal contra los gobiernos [absolutistas], los comunistas deben estar siempre del lado de la primera, precaviéndose, no obstante, contra el autoengaño en que incurre la burguesía y sin fiarse en las aseveraciones seductoras de ésta acerca de las benéficas consecuencias que, según ella, traerá al proletariado la victoria de la burguesía. Las únicas ventajas que la victoria de la burguesía brindará a los comunistas serán: 1) diversas concesiones que aliviarán a los comunistas la defensa, la discusión y la propagación de sus principios y, por tanto, aliviarán la cohesión del proletariado en una clase organizada, estrechamente unida y dispuesta a la lucha, y 2) la seguridad de que el día en que caigan los gobiernos absolutistas, llegará la hora de la lucha entre los burgueses y los proletarios. A partir de ese día, la política del partido de los comunistas será aquí la misma que en los países donde domina ya la burguesía. - Federico Engels. Principios del Comunismo, 1847

    •Nación

    Nombre del cuerpo social generado por la burguesía cuando lidera de forma efectiva el conjunto de la sociedad en un territorio determinado. Desde un punto de vista materialista la nación emerge en paralelo a la constitución de un mercado nacional y se orienta a la consolidación del poder de la burguesía mediante un estado nacional.

    •Nacionalismo

    Ideología política del proceso de constitución de la nación que define a ésta como un sujeto histórico por encima de las clases sociales, que quedarían reducidas a componentes de la nación con intereses y tareas nacionales específicas, es decir, con intereses y deberes propios en la consolidación del poder estatal del capital nacional. Necesariamente incluirá, con más o menos intensidad, la reivindicación de una «cultura nacional» y de las tareas democráticas bajo la forma de reivindicación/afirmación de la «soberanía nacional».

    •Liberación nacional

    estatal. Históricamente se produjo como segregación de regiones con un desarrollo burgués característico respecto a imperios y estados feudales o como reacción burguesa frente a la dominación de su territorio por un ocupante o colonizador.

    Consideraciones

    El objetivo de la liberación nacional es la emancipación de la burguesía de un marco político y jurídico que constriñe el desarrollo del capital. No tiene, por tanto, un sentido históricamente progresivo per se, sino solo cuando existe la posibilidad de un desarrollo independiente del capital nacional que a su vez haga posible la extensión y desarrollo del proletariado en un nuevo territorio. Estas condiciones desaparecen paulatinamente bajo el imperialismo y definitivamente con la entrada del capitalismo en decadencia.
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    Mensaje por RioLena Lun Ene 14, 2019 4:41 pm

    •Tareas nacionales/democráticas

    Hitos básicos que permiten el desarrollo del capital nacional y la consolidación de su dominio mediante un estado nacional propio. El más importante de ellos, la consecución de la unidad del mercado nacional que permite a la burguesía afrontar la producción en masa. Este implica la abolición de las trabas jurídicas a la mercantilización de las relaciones sociales (conversión de la tierra y la fuerza de trabajo en mercancía), de las trabas al comercio (aduanas internas, barreras lingüísticas, etc.) y la sustitución de estructuras estatales feudales basadas en derechos y privilegios señoriales por un aparato estatal centrado en la defensa de los intereses del capital nacional tanto en el interior como el exterior de sus fronteras.

    Dimensión «democrática» de las tareas nacionales

    En la consecución de sus tareas revolucionarias, nacionales, la burguesía necesita constituir la nación, liderar al conjunto social contra las clases y el estado estamentales dominantes hasta entonces. Donde además de un campesinado autónomo, existían una pequeña burguesía y un incipiente proletariado, incluyó concesiones para estas clases en su programa ofreciéndoles posibilidades legales de representación en el estado y de auto organización para sus intereses. Estos elementos programáticos que forman parte de lo que la burguesía necesita para poder constituir una nación es lo que se conoce como «tareas democráticas de la revolución burguesa».

    ¿Tuvo el proletariado «tareas nacionales» o «democráticas»?

    El Proletariado, durante el capitalismo ascendente, apoyó el ascenso a clase nacional de la burguesía como fase de su propia extensión y desarrollo como clase mundial. Pero ya desde 1847, en vísperas de la revolución del 48, los comunistas alertaron a los trabajadores del peligro de creer que las tareas de la burguesía fueran las propias o hacerse ilusiones sobre el contenido de las concesiones arrancadas a la que estaba llamada a convertirse en nueva clase dominante.

    En Alemania está todavía por delante la lucha decisiva entre la burguesía y la monarquía absoluta. Pero, como los comunistas no pueden contar con una lucha decisiva con la burguesía antes de que ésta llegue al poder, les conviene a los comunistas ayudarle a que conquiste lo más pronto posible la dominación, a fin de derrocarla, a su vez, lo más pronto posible. Por tanto, en la lucha de la burguesía liberal contra los gobiernos [absolutistas], los comunistas deben estar siempre del lado de la primera, precaviéndose, no obstante, contra el auto-engaño en que incurre la burguesía y sin fiarse en las aseveraciones seductoras de ésta acerca de las benéficas consecuencias que, según ella, traerá al proletariado la victoria de la burguesía. Las únicas ventajas que la victoria de la burguesía brindará a los comunistas serán: 1) diversas concesiones que aliviarán a los comunistas la defensa, la discusión y la propagación de sus principios y, por tanto, aliviarán la cohesión del proletariado en una clase organizada, estrechamente unida y dispuesta a la lucha, y 2) la seguridad de que el día en que caigan los gobiernos absolutistas, llegará la hora de la lucha entre los burgueses y los proletarios. A partir de ese día, la política del partido de los comunistas será aquí la misma que en los países donde domina ya la burguesía. - Federico Engels. Principios del Comunismo, 1847


    •Cultura

    Fenómeno ideológico que, alentado por la burguesía, le permitirá la «nacionalización», esto es la absorción y dirección bajo su programa, de clases sociales con intereses locales -pequeña burguesía, campesinado, artesanado- o universales -y por tanto anacionales- como el proletariado, dentro del sujeto político llamado «nación». Para ello la burguesía revolucionaria no solo creará el concepto de cultura sino que homogeneizará lenguas, inventará tradiciones a partir de restos feudales y constituirá modelos de comportamiento a la medida de las necesidades del mercado nacional. Para ello se dotará de expresiones artísticas, medios de comunicación e incluso modos de representación.

    Orígenes

    El concepto de cultura comenzó como una metáfora ilustrada: la persona se «cultivaba» mediante el estudio y el acceso al conocimiento y como cualquier campo cuanto más trabajo y fertilizantes incorporara tal cultivo («cultura»), más frutos ofrecería. Es con el nacimiento del romanticismo alemán cuando la cultura toma por primera vez adjetivo y comienza a ser «nacional». Ya no es el reflejo de la exposición individual al conocimiento, sino un fenómeno colectivo: el reflejo, común a todos los miembros de la colectividad nacional, de un «espíritu popular» que transitaría la historia materializando la esencia nacional a lo largo del tiempo.

    La definición y exaltación de la «cultura nacional» fue el «descubrimiento» del «ADN» de un sujeto político nuevo capaz de envolver e involucrar a todas las clases sociales: la nación. La cultura nacional fue el elemento definitorio de la nación, la madre de las esencias del nacionalismo, la ideología del ascenso de la burguesía como clase política en Alemania, el invernadero ideal en el que germinó su liderazgo social.

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