Los «Legionarios de Cristo» reconocen en un informe público que su Fundador fue un depredador sexual de niños
Eugenio Fernández
Canarias Semanal - diciembre 2019
No son los cronistas anticlericales del rojerío los que lo denuncian. Han sido los propios miembros de la secta católica de la Congregación de los "Legionarios de Cristo" los que, por fin, reconocen que desde el año 1941 a la actualidad, 175 menores de edad fueron víctimas de los abusos sexuales, cometidos por un total de 33 sacerdotes de una Congregación que si a la Iglesia Católica le quedara un mínimo de decencia, procedería a su inmediata disolución.
Pero la cosa no se ha quedado en este explícito reconocimiento, expresado a través de un informe público por los jefes de la Congregación, sino que los mismos "legionarios" se han visto obligados a aceptar públicamente que el fundador de esa orden religiosa, Marcial Maciel Degollado, violó a más de 60 menores, niños y niñas, a lo largo de varias décadas. Y todo ello con el silencio cómplice de la curia vaticana, que ya era conocedora entonces de lo que sucedía tras los muros de la Congregación.
En efecto, en un informe oficial de esta ultra reaccionaria Congregación católica, bendecida y blindada particularmente por el Papa Juan Pablo VI y por la curia de Roma, se asegura que desde 1941 a la actualidad, casi 200 menores de edad fueron víctimas del abuso sexual por parte de 33 sacerdotes de esa "sacrosanta" Congregación.
Resulta escalofriante constatar en ese mismo informe que de esos 11 menores violados por el mismo padre fundador Maciel, se convirtieron posteriormente ellos mismos en abusadores. Once de las víctimas, que posteriormente fueron ordenados como "sacerdotes legionarios", terminarían convirtiéndose en abusadores sexuales, siguiendo de esta manera, la práctica que habían aprendido de su superior.
Como consuelo, el informe asegura que en la actualidad, ninguno de los 11 sacerdotes involucrados en esta cadena macabra ejerce públicamente el ministerio sacerdotal en la Congregación, y que tres de ellos ya han fallecido. No obstante, en el informe de los "legionarios" ni se habla de llevar ante la justicia a los pederastas, ni siquiera de que sean sancionarlos eclesiasicamente como corresponde.
Aunque ahora el informe oficial de la Congregación "deplora" los abusos sexuales cometidos durante años , pese a las denuncias e investigaciones de los medios de comunicación al respecto, tanto la Congregación citada como el propio Vaticano habían venido negándose a aceptar lo que para todo el mundo era una evidencia.
Según el mismo informe, el cardenal Angelo Sodano, que durante el ejercicio como Secretario de Estado de Juan Pablo II, se había convertido en un cruzado protector del fundador Maciel y de sus prácticas. El propio Juan Pablo II, tan elogiado por los medios de comunicación occidentales por su acendrado anticomunismo militante, había calificado al depredador pederasta Maciel como "un guía eficaz de la juventud".
Sólo después de la actuación, forzada por el escándalo, del Papa Benedicto XVI, se condenó al religioso "a una vida de retiro y de oración", evitando de esa forma, gracias a las prerrogativas judiciales eclesiásticas, un proceso en toda regla contra el depredador. Sólo ahora, con la tardía decisión del Papa Francisco, han sido dadas a conocer las magnitudes reales de la tragedia, provocada por una Iglesia cuya jerarquía aún continúa resistiéndose en España a ventilar los crímenes sexuales contra menores cometidos bajo el amparo y protección de sus atrios.
Eugenio Fernández
Canarias Semanal - diciembre 2019
No son los cronistas anticlericales del rojerío los que lo denuncian. Han sido los propios miembros de la secta católica de la Congregación de los "Legionarios de Cristo" los que, por fin, reconocen que desde el año 1941 a la actualidad, 175 menores de edad fueron víctimas de los abusos sexuales, cometidos por un total de 33 sacerdotes de una Congregación que si a la Iglesia Católica le quedara un mínimo de decencia, procedería a su inmediata disolución.
Pero la cosa no se ha quedado en este explícito reconocimiento, expresado a través de un informe público por los jefes de la Congregación, sino que los mismos "legionarios" se han visto obligados a aceptar públicamente que el fundador de esa orden religiosa, Marcial Maciel Degollado, violó a más de 60 menores, niños y niñas, a lo largo de varias décadas. Y todo ello con el silencio cómplice de la curia vaticana, que ya era conocedora entonces de lo que sucedía tras los muros de la Congregación.
En efecto, en un informe oficial de esta ultra reaccionaria Congregación católica, bendecida y blindada particularmente por el Papa Juan Pablo VI y por la curia de Roma, se asegura que desde 1941 a la actualidad, casi 200 menores de edad fueron víctimas del abuso sexual por parte de 33 sacerdotes de esa "sacrosanta" Congregación.
Resulta escalofriante constatar en ese mismo informe que de esos 11 menores violados por el mismo padre fundador Maciel, se convirtieron posteriormente ellos mismos en abusadores. Once de las víctimas, que posteriormente fueron ordenados como "sacerdotes legionarios", terminarían convirtiéndose en abusadores sexuales, siguiendo de esta manera, la práctica que habían aprendido de su superior.
Como consuelo, el informe asegura que en la actualidad, ninguno de los 11 sacerdotes involucrados en esta cadena macabra ejerce públicamente el ministerio sacerdotal en la Congregación, y que tres de ellos ya han fallecido. No obstante, en el informe de los "legionarios" ni se habla de llevar ante la justicia a los pederastas, ni siquiera de que sean sancionarlos eclesiasicamente como corresponde.
Aunque ahora el informe oficial de la Congregación "deplora" los abusos sexuales cometidos durante años , pese a las denuncias e investigaciones de los medios de comunicación al respecto, tanto la Congregación citada como el propio Vaticano habían venido negándose a aceptar lo que para todo el mundo era una evidencia.
Según el mismo informe, el cardenal Angelo Sodano, que durante el ejercicio como Secretario de Estado de Juan Pablo II, se había convertido en un cruzado protector del fundador Maciel y de sus prácticas. El propio Juan Pablo II, tan elogiado por los medios de comunicación occidentales por su acendrado anticomunismo militante, había calificado al depredador pederasta Maciel como "un guía eficaz de la juventud".
Sólo después de la actuación, forzada por el escándalo, del Papa Benedicto XVI, se condenó al religioso "a una vida de retiro y de oración", evitando de esa forma, gracias a las prerrogativas judiciales eclesiásticas, un proceso en toda regla contra el depredador. Sólo ahora, con la tardía decisión del Papa Francisco, han sido dadas a conocer las magnitudes reales de la tragedia, provocada por una Iglesia cuya jerarquía aún continúa resistiéndose en España a ventilar los crímenes sexuales contra menores cometidos bajo el amparo y protección de sus atrios.