¿Qué fue realmente el Pacto de No Agresión germano-soviético de 1939?
Publicado en la web de la Asociación de amistad hispano-soviética en diciembre de 2019
•en el Foro en 5 mensajes
La resolución del Parlamento Europeo del 18 de septiembre de 2019, además de volver a equiparar el nazismo y el estalinismo o comunismo, afirma que “hace 80 años, el 23 de agosto de 1939, la Unión Soviética comunista y la Alemania nazi firmaron un Tratado de no Agresión, conocido como el Pacto Molotov-Ribbentrop, y sus protocolos secretos, por el que Europa y los territorios de Estados independientes se repartían entre estos dos regímenes totalitarios y se agrupaban en torno a esferas de interés, allanando así el camino al estallido de la Segunda Guerra Mundial”[1].
Para contrastar esta aseveración gratuita y calumniosa, publicamos a continuación el relato de los hechos que condujeron a la firma de dicho Tratado de No Agresión, expuesto por Harpal Brar en su obra “Trotskismo o leninismo”.
De hecho, las únicas personas, hasta ahora, que han atacado a Stalin por el pacto de no agresión germano-soviético y la conducción de la línea política soviética durante el período mencionado por el M. F. [antes y durante la Segunda Guerra Mundial] han sido los trotskistas y los imperialistas. El hecho de que estas personas se hayan sentido obligadas a atacar la política soviética es perfectamente comprensible.
La política soviética torció los planes del imperialismo: éste esperaba aplastar el bolchevismo, pero se vio atrapado en una guerra muy difícil contra sí mismo. Los imperialistas de Gran Bretaña, que esperaban empujar a la Alemania nazi contra la Rusia soviética, ahora se veían obligados a luchar contra esa misma Alemania nazi. Las actividades políticas soviéticas y de la Internacional Comunista contribuyeron en gran medida a una situación en la que los imperialistas de varios países se verían obligados a librar una guerra de destrucción entre ellos, en lugar de unirse en una guerra de destrucción contra la URSS Socialista.
A la luz de estos elementos, ¿es sorprendente que los imperialistas ataquen al camarada Stalin, PC(b)US y a la Comintern? ¿Podemos esperar que los imperialistas vayan a estar agradecidos al PC(b)US, a la Comintern y a Stalin por haber debilitado al imperialismo?
En cuanto a los trotskistas, hemos demostrado en nuestras publicaciones anteriores [2] que en la década de 1930 se habían convertido en una agencia del fascismo y trabajaban por la derrota de la URSS. No era sorprendente entonces que los trotskistas atacaran a la “burocracia estalinista” por desconcertar los planes de los agentes trotskistas del fascismo.
Hasta el presente, sin embargo, los marxistas-leninistas y progresistas de todo el mundo han considerado la conducción de la política soviética y de la Internacional Comunista durante el período en cuestión como un modelo de aplicación de las tácticas leninistas a una situación internacional extremadamente complicada y peligrosa, un modelo que llevaría a la derrota del fascismo y al debilitamiento del imperialismo internacional.
Hoy, parece que hay adultos “marxistas-leninistas” dentro del movimiento anti-revisionista británico que consideran las “actividades políticas soviéticas y de la Internacional Comunista entre noviembre de 1939 y junio de 1941 como nada menos que un abandono del internacionalismo proletario”. De esto, solo podemos sacar una conclusión: que estos “marxistas-leninistas” no son realmente marxistas-leninistas, sino trotskistas disfrazados y agentes del imperialismo dentro del movimiento anti-revisionista, personas que todavía hoy están enojadas y aún no han perdonado al camarada Stalin por haber dirigido la lucha contra el imperialismo y haber debilitado a este mismo imperialismo.
Resumen de los hechos relacionados con el Pacto de no agresión germano-soviético
Veamos algunos hechos indiscutibles que resumen muy brevemente la posición de la URSS en la cuestión de la guerra contra el imperialismo.
Primero: se trataba de un intento de la Unión Soviética de no encontrarse implicada en una guerra contra el imperialismo.
Segundo: dado que no dependía enteramente de ella evitar tal guerra, si el imperialismo hubiera estado dispuesto para librar una guerra contra la Unión Soviética, ésta no debía encontrarse en una situación que le obligara a luchar en solitario, y menos a enfrentar los ataques combinados de los principales países imperialistas: Alemania, Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos, Italia y Japón.
Tercero: para este fin, las divisiones entre los Estados imperialistas fascistas, por un lado, y los Estados imperialistas democráticos, por otro lado, debían explotarse al máximo. Estas divisiones entre los dos grupos del imperialismo no fueron producto de la imaginación de Stalin. Eran reales y radicaban en los intereses materiales de los dos grupos de Estados en cuestión. El desarrollo desigual del capitalismo empuja a algunos Estados a adelantarse y otros a rezagarse. La antigua división del mundo ya no corresponde al equilibrio de fuerzas, lo que hace necesaria una nueva división del mundo. Esto fue precisamente lo que estuvo en juego en la Primera Guerra Mundial; y era precisamente lo que querían Alemania, Italia y Japón, que habían dado un salto en el desarrollo capitalista de sus economías, mientras que los antiguos países imperialistas, y especialmente Gran Bretaña y Francia, se habían quedado atrás en el desarrollo capitalista de sus economías, en comparación con los recién llegados, entre ellos Alemania, y estaban plenamente satisfechos con la antigua división del mundo. Al exigir una nueva división, los Estados fascistas estaban invadiendo los intereses materiales de los Estados imperialistas democráticos. Entonces la URSS tenía posibilidades de sacar provecho de este conflicto de intereses.
Cuarto: con este fin, la URSS, siguiendo una política exterior muy complicada, hizo todo lo que podía para concluir un pacto de seguridad colectiva con los Estados imperialistas democráticos, a fin de desalentar cualquier agresión por parte de los Estados fascistas, pacto que garantizaría una acción colectiva contra los agresores, en caso de tal agresión.
Quinto: cuando los Estados democráticos imperialistas, sumergidos en su odio al comunismo, se negaron a firmar un pacto de seguridad colectiva con la URSS y siguieron su política de apaciguamiento de los Estados fascistas –especialmente de la Alemania nazi- en un esfuerzo por dirigir su agresión hacia el Este, es decir, contra la Unión Soviética, ésta última fue obligada a probar otro método que protegiera los intereses de la madre patria socialista del proletariado internacional. La URSS dio la vuelta a la situación creada por la política exterior de los Estados imperialistas democráticos al firmar, el 23 de agosto de 1939, el pacto de no agresión germano-soviético.
Sexto: al firmar este pacto, la URSS garantizaba no solamente que no iba a luchar sola contra Alemania, sino que esta última también lucharía contra las mismas potencias que habían intentado, con su negativa a acordar la seguridad colectiva, enrolar a la URSS en una guerra contra Alemania. El 1 de septiembre de 1939, Hitler invadía Polonia. Dos días después, el ultimátum anglo-francés expiraba, y Gran Bretaña y Francia entraban en guerra contra Alemania.
Séptimo: las disposiciones del protocolo secreto complementario contemplaban proteger las “zonas de interés” soviéticas que, como se verá, resultaron vitales para las defensas soviéticas cuando la guerra golpeó realmente a la URSS.
Finalmente: el pacto de no agresión germano-soviético le valió a la Unión Soviética un período de dos años extremadamente provechoso, que le permitió reforzar sus defensas antes de entrar en una guerra de la que sabía que no podría mantenerse a salvo por mucho tiempo.
A fin de cuentas, cuando la guerra le fue impuesta a la Unión Soviética, ésta contribuyó de la manera más heroica a la gloriosa victoria final de los aliados contra la Alemania nazi y sus propios aliados. El Ejército Rojo y el pueblo soviético demostraron su tenacidad, así como la tenacidad y superioridad del sistema socialista al derrotar a los nazis en la URSS y al perseguirlos implacablemente hasta Berlín, liberando así a un país tras otro de la ocupación de la dictadura nazi e instaurando el socialismo en Europa Oriental.
Todos los historiadores y políticos revolucionarios y burgueses honestos están de acuerdo con el resumen presentado hasta aquí. Solo los anticomunistas más rabiosos, y especialmente los trotskistas, se atreven a cuestionarlo. Lo que sigue confirma la recapitulación anterior.
Publicado en la web de la Asociación de amistad hispano-soviética en diciembre de 2019
•en el Foro en 5 mensajes
La resolución del Parlamento Europeo del 18 de septiembre de 2019, además de volver a equiparar el nazismo y el estalinismo o comunismo, afirma que “hace 80 años, el 23 de agosto de 1939, la Unión Soviética comunista y la Alemania nazi firmaron un Tratado de no Agresión, conocido como el Pacto Molotov-Ribbentrop, y sus protocolos secretos, por el que Europa y los territorios de Estados independientes se repartían entre estos dos regímenes totalitarios y se agrupaban en torno a esferas de interés, allanando así el camino al estallido de la Segunda Guerra Mundial”[1].
Para contrastar esta aseveración gratuita y calumniosa, publicamos a continuación el relato de los hechos que condujeron a la firma de dicho Tratado de No Agresión, expuesto por Harpal Brar en su obra “Trotskismo o leninismo”.
De hecho, las únicas personas, hasta ahora, que han atacado a Stalin por el pacto de no agresión germano-soviético y la conducción de la línea política soviética durante el período mencionado por el M. F. [antes y durante la Segunda Guerra Mundial] han sido los trotskistas y los imperialistas. El hecho de que estas personas se hayan sentido obligadas a atacar la política soviética es perfectamente comprensible.
La política soviética torció los planes del imperialismo: éste esperaba aplastar el bolchevismo, pero se vio atrapado en una guerra muy difícil contra sí mismo. Los imperialistas de Gran Bretaña, que esperaban empujar a la Alemania nazi contra la Rusia soviética, ahora se veían obligados a luchar contra esa misma Alemania nazi. Las actividades políticas soviéticas y de la Internacional Comunista contribuyeron en gran medida a una situación en la que los imperialistas de varios países se verían obligados a librar una guerra de destrucción entre ellos, en lugar de unirse en una guerra de destrucción contra la URSS Socialista.
A la luz de estos elementos, ¿es sorprendente que los imperialistas ataquen al camarada Stalin, PC(b)US y a la Comintern? ¿Podemos esperar que los imperialistas vayan a estar agradecidos al PC(b)US, a la Comintern y a Stalin por haber debilitado al imperialismo?
En cuanto a los trotskistas, hemos demostrado en nuestras publicaciones anteriores [2] que en la década de 1930 se habían convertido en una agencia del fascismo y trabajaban por la derrota de la URSS. No era sorprendente entonces que los trotskistas atacaran a la “burocracia estalinista” por desconcertar los planes de los agentes trotskistas del fascismo.
Hasta el presente, sin embargo, los marxistas-leninistas y progresistas de todo el mundo han considerado la conducción de la política soviética y de la Internacional Comunista durante el período en cuestión como un modelo de aplicación de las tácticas leninistas a una situación internacional extremadamente complicada y peligrosa, un modelo que llevaría a la derrota del fascismo y al debilitamiento del imperialismo internacional.
Hoy, parece que hay adultos “marxistas-leninistas” dentro del movimiento anti-revisionista británico que consideran las “actividades políticas soviéticas y de la Internacional Comunista entre noviembre de 1939 y junio de 1941 como nada menos que un abandono del internacionalismo proletario”. De esto, solo podemos sacar una conclusión: que estos “marxistas-leninistas” no son realmente marxistas-leninistas, sino trotskistas disfrazados y agentes del imperialismo dentro del movimiento anti-revisionista, personas que todavía hoy están enojadas y aún no han perdonado al camarada Stalin por haber dirigido la lucha contra el imperialismo y haber debilitado a este mismo imperialismo.
Resumen de los hechos relacionados con el Pacto de no agresión germano-soviético
Veamos algunos hechos indiscutibles que resumen muy brevemente la posición de la URSS en la cuestión de la guerra contra el imperialismo.
Primero: se trataba de un intento de la Unión Soviética de no encontrarse implicada en una guerra contra el imperialismo.
Segundo: dado que no dependía enteramente de ella evitar tal guerra, si el imperialismo hubiera estado dispuesto para librar una guerra contra la Unión Soviética, ésta no debía encontrarse en una situación que le obligara a luchar en solitario, y menos a enfrentar los ataques combinados de los principales países imperialistas: Alemania, Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos, Italia y Japón.
Tercero: para este fin, las divisiones entre los Estados imperialistas fascistas, por un lado, y los Estados imperialistas democráticos, por otro lado, debían explotarse al máximo. Estas divisiones entre los dos grupos del imperialismo no fueron producto de la imaginación de Stalin. Eran reales y radicaban en los intereses materiales de los dos grupos de Estados en cuestión. El desarrollo desigual del capitalismo empuja a algunos Estados a adelantarse y otros a rezagarse. La antigua división del mundo ya no corresponde al equilibrio de fuerzas, lo que hace necesaria una nueva división del mundo. Esto fue precisamente lo que estuvo en juego en la Primera Guerra Mundial; y era precisamente lo que querían Alemania, Italia y Japón, que habían dado un salto en el desarrollo capitalista de sus economías, mientras que los antiguos países imperialistas, y especialmente Gran Bretaña y Francia, se habían quedado atrás en el desarrollo capitalista de sus economías, en comparación con los recién llegados, entre ellos Alemania, y estaban plenamente satisfechos con la antigua división del mundo. Al exigir una nueva división, los Estados fascistas estaban invadiendo los intereses materiales de los Estados imperialistas democráticos. Entonces la URSS tenía posibilidades de sacar provecho de este conflicto de intereses.
Cuarto: con este fin, la URSS, siguiendo una política exterior muy complicada, hizo todo lo que podía para concluir un pacto de seguridad colectiva con los Estados imperialistas democráticos, a fin de desalentar cualquier agresión por parte de los Estados fascistas, pacto que garantizaría una acción colectiva contra los agresores, en caso de tal agresión.
Quinto: cuando los Estados democráticos imperialistas, sumergidos en su odio al comunismo, se negaron a firmar un pacto de seguridad colectiva con la URSS y siguieron su política de apaciguamiento de los Estados fascistas –especialmente de la Alemania nazi- en un esfuerzo por dirigir su agresión hacia el Este, es decir, contra la Unión Soviética, ésta última fue obligada a probar otro método que protegiera los intereses de la madre patria socialista del proletariado internacional. La URSS dio la vuelta a la situación creada por la política exterior de los Estados imperialistas democráticos al firmar, el 23 de agosto de 1939, el pacto de no agresión germano-soviético.
Sexto: al firmar este pacto, la URSS garantizaba no solamente que no iba a luchar sola contra Alemania, sino que esta última también lucharía contra las mismas potencias que habían intentado, con su negativa a acordar la seguridad colectiva, enrolar a la URSS en una guerra contra Alemania. El 1 de septiembre de 1939, Hitler invadía Polonia. Dos días después, el ultimátum anglo-francés expiraba, y Gran Bretaña y Francia entraban en guerra contra Alemania.
Séptimo: las disposiciones del protocolo secreto complementario contemplaban proteger las “zonas de interés” soviéticas que, como se verá, resultaron vitales para las defensas soviéticas cuando la guerra golpeó realmente a la URSS.
Finalmente: el pacto de no agresión germano-soviético le valió a la Unión Soviética un período de dos años extremadamente provechoso, que le permitió reforzar sus defensas antes de entrar en una guerra de la que sabía que no podría mantenerse a salvo por mucho tiempo.
A fin de cuentas, cuando la guerra le fue impuesta a la Unión Soviética, ésta contribuyó de la manera más heroica a la gloriosa victoria final de los aliados contra la Alemania nazi y sus propios aliados. El Ejército Rojo y el pueblo soviético demostraron su tenacidad, así como la tenacidad y superioridad del sistema socialista al derrotar a los nazis en la URSS y al perseguirlos implacablemente hasta Berlín, liberando así a un país tras otro de la ocupación de la dictadura nazi e instaurando el socialismo en Europa Oriental.
Todos los historiadores y políticos revolucionarios y burgueses honestos están de acuerdo con el resumen presentado hasta aquí. Solo los anticomunistas más rabiosos, y especialmente los trotskistas, se atreven a cuestionarlo. Lo que sigue confirma la recapitulación anterior.
Última edición por RioLena el Jue Dic 26, 2019 9:02 pm, editado 2 veces