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El peor viaje del mundo
Apsley Cherry-Garrard - publicado en 1922
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«La exploración polar es la forma más radical y más solitaria de pasarlo mal que se ha concebido», escribió Apsley Cherry-Garrard al empezar este libro estremecedor. Cherry-Garrard había participado en la expedición de Scott al Polo Sur (1910- 1913) y formaba parte del grupo de búsqueda que halló su cadáver congelado en los tramos finales del trayecto de regreso. La expedición había estado signada por el infortunio desde el comienzo. En una etapa previa orientada a estudiar el pingüino emperador, Cherry y otros dos hombres habían sufrido condiciones tan espantosas que, ya al borde de la congelación y la locura, empezaron «a considerar la muerte como a una amiga». El itinerario hacia el Polo, más terrible aún, habría de verse ensombrecido además por la noticia de que Amundsen se les había adelantado por sólo unas semanas. A partir de las anotaciones que dejó Scott, sus compañeros y, sobre todo, de su propia experiencia, Apsley Cherry-Garrard restituyó aquellos tres años de penalidades y heroísmo con tales dotes narrativas, que Paul Theroux no vacila en comparar sus pasajes más atroces con las narraciones de Edgar Allan Poe.
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«La exploración polar es la forma más radical y más solitaria de pasarlo mal que se ha concebido», escribió Apsley Cherry-Garrard al empezar este libro estremecedor. Cherry-Garrard había participado en la expedición de Scott al Polo Sur (1910- 1913) y formaba parte del grupo de búsqueda que halló su cadáver congelado en los tramos finales del trayecto de regreso. La expedición había estado signada por el infortunio desde el comienzo. En una etapa previa orientada a estudiar el pingüino emperador, Cherry y otros dos hombres habían sufrido condiciones tan espantosas que, ya al borde de la congelación y la locura, empezaron «a considerar la muerte como a una amiga». El itinerario hacia el Polo, más terrible aún, habría de verse ensombrecido además por la noticia de que Amundsen se les había adelantado por sólo unas semanas. A partir de las anotaciones que dejó Scott, sus compañeros y, sobre todo, de su propia experiencia, Apsley Cherry-Garrard restituyó aquellos tres años de penalidades y heroísmo con tales dotes narrativas, que Paul Theroux no vacila en comparar sus pasajes más atroces con las narraciones de Edgar Allan Poe.
