Justicieros y comunistas. Selección de textos
Karl Marx, Friedrich Engels y Otros
colección Socialismo y Libertad - El Sudamericano
El comunismo es un sistema según el cual la tierra debe ser propiedad común de todos los hombres, y todo el mundo debe trabajar, “producir”, con arreglo a sus capacidades y disfrutar, “consumir”, con arreglo a sus fuerzas; los comunistas pretenden, por tanto, echar a tierra toda la organización social del pasado y levantar sobre sus ruinas una nueva.
El socialismo, que deriva su nombre de la palabra latina socialis, o sea lo que afecta a la sociedad, estudia, como ya su propio nombre indica, la organización de la sociedad, las relaciones de unos hombres con otros; pero no erige ningún sistema nuevo, sino que se ocupa predominantemente a poner parches en el viejo edificio, a taponar y ocultar a la vista las grietas abiertas por el tiempo, y a lo sumo, a levantar, un nuevo piso sobre los viejos y carcomidos cimientos llamados capital; el término socialismo no tiene un sentido concreto y fijo, sino que puede significarlo todo y no significa nada, corren a agruparse bajo sus banderas e increpan a los comunistas, que no quieren perder el tiempo en apuntalar el viejo edificio y concentran todos sus esfuerzos en levantar otro nuevo, todas esas cabezas confusas, todos esos filántropos sentimentales, todas esas gentes a quienes gustaría hacer algo, pero que carecen de arrojo para hacer nada. A nadie que sepa razonar puede ocultársele que el entretenerse en remendar y repintar un sistema social totalmente podrido es perder lastimosamente el tiempo. Es necesario, pues, que nos aferremos a la palabra “comunismo” y la inscribamos audazmente en nuestras banderas, contando luego los militantes que se congreguen en torno a ella; no podemos callar cuando oímos, como tantas veces se oye en la actualidad, que el comunismo y el socialismo son en el fondo lo mismo, cuando se nos invita a cambiar el nombre de comunistas, que todavía asusta a tantos espíritus medrosos, por el de socialistas, sino que debemos levantar nuestra enérgica protesta contra semejante disparate.
Por lo que toca a la implantación del comunismo, hay que saber ante todo, pues es la cuestión fundamental, si éste puede implantarse inmediatamente o si hay que admitir un período de transición durante el cual se eduque al pueblo para él; y necesitamos además saber, caso de que sea así, cuánto habrá de durar ese período; en segundo término, hay que preguntarse si el régimen comunista puede y debe implantarse de una vez o si se deberá comenzar con pequeños ensayos; y, finalmente, ¿deberá implantarse por la fuerza o dejar que la transformación se desarrolle por la vía pacífica? - Karl Marx. 1847
formato pdf de gran calidad - 232 páginas
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Karl Marx, Friedrich Engels y Otros
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El comunismo es un sistema según el cual la tierra debe ser propiedad común de todos los hombres, y todo el mundo debe trabajar, “producir”, con arreglo a sus capacidades y disfrutar, “consumir”, con arreglo a sus fuerzas; los comunistas pretenden, por tanto, echar a tierra toda la organización social del pasado y levantar sobre sus ruinas una nueva.
El socialismo, que deriva su nombre de la palabra latina socialis, o sea lo que afecta a la sociedad, estudia, como ya su propio nombre indica, la organización de la sociedad, las relaciones de unos hombres con otros; pero no erige ningún sistema nuevo, sino que se ocupa predominantemente a poner parches en el viejo edificio, a taponar y ocultar a la vista las grietas abiertas por el tiempo, y a lo sumo, a levantar, un nuevo piso sobre los viejos y carcomidos cimientos llamados capital; el término socialismo no tiene un sentido concreto y fijo, sino que puede significarlo todo y no significa nada, corren a agruparse bajo sus banderas e increpan a los comunistas, que no quieren perder el tiempo en apuntalar el viejo edificio y concentran todos sus esfuerzos en levantar otro nuevo, todas esas cabezas confusas, todos esos filántropos sentimentales, todas esas gentes a quienes gustaría hacer algo, pero que carecen de arrojo para hacer nada. A nadie que sepa razonar puede ocultársele que el entretenerse en remendar y repintar un sistema social totalmente podrido es perder lastimosamente el tiempo. Es necesario, pues, que nos aferremos a la palabra “comunismo” y la inscribamos audazmente en nuestras banderas, contando luego los militantes que se congreguen en torno a ella; no podemos callar cuando oímos, como tantas veces se oye en la actualidad, que el comunismo y el socialismo son en el fondo lo mismo, cuando se nos invita a cambiar el nombre de comunistas, que todavía asusta a tantos espíritus medrosos, por el de socialistas, sino que debemos levantar nuestra enérgica protesta contra semejante disparate.
Por lo que toca a la implantación del comunismo, hay que saber ante todo, pues es la cuestión fundamental, si éste puede implantarse inmediatamente o si hay que admitir un período de transición durante el cual se eduque al pueblo para él; y necesitamos además saber, caso de que sea así, cuánto habrá de durar ese período; en segundo término, hay que preguntarse si el régimen comunista puede y debe implantarse de una vez o si se deberá comenzar con pequeños ensayos; y, finalmente, ¿deberá implantarse por la fuerza o dejar que la transformación se desarrolle por la vía pacífica? - Karl Marx. 1847
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